Georgina Elustondo
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El problema de la seguridad aérea, "degradada" según los pilotos y los controladores y "decididamente en jaque" según la denuncia del cineasta Enrique Piñeyro, siguió ayer escalando posiciones en la agenda del Presidente: tras decidir por decreto el traspaso del control del tráfico aerocomercial a manos civiles y la creación de la Administración Nacional de Aviación Civil, Néstor Kirchner admitió ayer que "la estructura aérea está quebrada" y ordenó alquilar dos radares para reforzar el sistema de control y garantizar la seguridad de los vuelos.
El presidente tomó la decisión en Chubut, antes de partir hacia Buenos Aires. Le ordenó al jefe de Gabinete, Alberto Fernández, y a la ministra de Defensa, Nilda Garré, que "alquilen dos radares más para que no haya ningún tipo de dudas y todos los argentinos estén absolutamente seguros" respecto al tránsito aéreo. Desde el sector aerocomercial se interpretó esta medida como un reconocimiento de los problemas que venían denunciando, pero en Defensa rechazaron esa lectura: "No se puede seguir con esta incertidumbre. Es un tema de seguridad pública, y a veces es tan importante el calor como la sensación térmica", se defendieron.
A última, todavía no se sabía a qué empresa ni de qué país alquilarán los radares, ni el tiempo que demandará tenerlos. Ayer se hicieron los primeros contactos con empresas de Israel y EE.UU.. Es más: curiosamente, y a pesar de que el Presidente reconoció el "quiebre" de la estructura aérea y ordenó una movida que insumirá millones de pesos, tanto en Defensa como en la Fuerza Aérea seguían insistiendo en que todo "funciona bien".
El problema de los radares arrancó el 1º de marzo, cuando un rayo dañó el radar de Ezeiza. Desde entonces, controladores, pilotos y hasta Aerolíneas Argentinas dijeron que el sistema había dejado de ser confiable. Pero la crisis estalló el jueves, cuando los pilotos de Austral, nucleados en la Unión de Aviadores de Líneas Aéreas (UALA), anunciaron que dejaban de volar por las repetidas fallas en los sistemas.
Diego Serra, titular del gremio, insistió en que la medida "no era un paro sino una decisión profesional y responsable para velar por la seguridad de los pilotos y los pasajeros", y explicó que, de los dos radares, "sólo funciona el secundario", y a medias: "Se cae a cada rato y eso genera un desfasaje entre la representación que aparece en pantalla y la posición real de las naves".
¿La decisión del Presidente resolvió el problema que denuncian? "No, no cambió absolutamente nada —subrayó ayer Serra a Clarín—. Salimos a volar porque el Gobierno asumió la responsabilidad de garantizar la seguridad y Fuerza Aérea se comprometió a trabajar como corresponde. Se coordinó el tipo de procedimiento y se acordó que ante un mínimo desfasaje se pasará a modo manual para asegurar las operaciones, aunque genere demoras".
Lo que los pilotos lograron, según celebran por lo bajo, es que la "Fuerza Aérea reconociera que los radares andan mal", algo que en Defensa seguían desmintiendo aún ayer. "El radar principal utilizado en el Aeropuerto de Ezeiza y en Aeroparque funciona con normalidad", insistieron, y aseguraron que es "muy seguro" viajar en Argentina.
También el comodoro Jorge Reta, vocero de Fuerza Aérea, afirmó a Clarín que tanto los aviones verificadores como el radar "funcionan bien". Aún así, y a pesar de los acuerdos, la preocupación sigue y tanto UALA como la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA) se declararon en estado de alerta y movilización y dijeron que "las demoras continuarán" en las dos aeroestaciones porque "los elementos de ayuda y control aéreos se han degradado".
En tanto, los retrasos siguieron ayer en Aeroparque debido a la reprogramación de los vuelos cancelados el jueves. Hubo vuelos con más de tres horas de demora. "Esperamos que mañana (por hoy, sábado) esté normalizado, pero si vuelven a surgir desfasajes con el radar, dejaremos de volar", advirtió Serra.