Reducción de gastos militares en la región
Abr-20-09 - por Rosendo Fraga
La crisis global ha generado reducciones de gastos militares en algunos países, aunque EEUU aumenta 5%, China 15% y Rusia otro tanto, con la modernización de los misiles nucleares como proyecto central.
Pero América Latina, región que no tiene conflictos bélicos importantes ni riesgos estratégicos relevantes, parece encaminarse hacia una cierta reducción de los gastos militares.
Comenzando con el gasto militar chileno -que es el tercero en términos absolutos y el segundo como porcentaje del PBI-, los recursos para reequipamiento derivan de los ingresos por las exportaciones de cobre. El precio de este mineral se ha reducido en los últimos meses por la menor demanda derivada de la recesión internacional y ello probablemente disminuirá los recursos destinados a reequipamiento, en comparación con los invertidos en los años anteriores.
Chile, cuyo gasto militar tiene como referencia hipotéticos conflictos con Argentina por un lado y con Perú y Bolivia por el otro, si bien ha apoyado los esfuerzos por dar mayor transparencia a los gastos militares, ha demostrado poco interés en los acuerdos que intentan coordinarlos.
Pero tampoco lo ha hecho Brasil, único país latinoamericano con vocación de actor global y que aspira a tener un poder militar que lo proyecte como potencia mundial, como sucede con los otros tres países del llamado grupo BRIC (Rusia, India y China). Ni Colombia ni Venezuela tienen intereses en este tipo de coordinación, por lo cual ésta es realmente hipotética o teórica.
Argentina, que es el país de la región que más ha reducido su gasto militar, es el único que muestra cierto interés por impulsar una política de coordinación regional en esta materia. En el caso argentino, en el último mes el gasto en defensa ha sido reducido en 304 millones, cifra que representa el 50% del gasto operativo previsto para el año. Es el caso extremo en la región.
El gasto militar en América del Sur se incrementó en 2008 respecto a 2007 en términos reales y no sólo nominales. Pero igualmente sigue siendo el más bajo de mundo en términos de PBI, ya que la región gasta sólo el 2% del mismo en defensa.
La necesidad de modernizar armamentos tiene más que ver con la necesidad de tener personal adecuadamente adiestrado antes que con un conflicto regional, aunque con algunas excepciones, como la de Venezuela o la de Colombia (por causas diferentes o incluso opuestas), ya que el primero es el mayor adversario de los EEUU al sur del Canal de Panamá y el segundo el mayor aliado.
Es cierto que la brecha tecnológica se hace cada día más grande con las potencias militares extrarregionales -Brasil intenta cerrarla con el proyecto del submarino nuclear y el acuerdo con Francia-, pero también lo es que la guerra asimétrica -entre un país con baja tecnología militar y otro con alta- muestra que esta brecha en los hechos puede achicarse. Irak, Afganistán y los piratas somalíes son ejemplos al respecto.
La modernización de las organizaciones militares requiere bajos recursos, pero es muy resistida por el espíritu burocrático y corporativo que suelen tener las Fuerzas Armadas. En cambio el reequipamiento requiere más recursos, pero genera menos resistencias. Una disminución de los recursos afecta más el reequipamiento que la modernización de las organizaciones.
La caída del precio del petróleo hasta ahora no ha reducido las compras militares de Venezuela en Rusia, China y Bielorrusia, y la caída de las exportaciones brasileñas hasta ahora no ha demorado el proyecto del submarino nuclear. Pero sí se ha producido un ajuste drástico del presupuesto en el año en curso en la Argentina, el que afectará el funcionamiento de las Fuerzas Armadas.
La inexistencia de Fuerzas Armadas en Costa Rica y Panamá es más formal que real. Tienen Guardias Nacionales que cuentan con blindados. La realidad es que más del 90% de los países del mundo tienen Fuerzas Armadas y ningún país piensa en disolverlas. El principado de Luxemburgo en Europa tiene Fuerzas Armadas. Es que estas son también un símbolo de la soberanía estatal y por esta razón ningún estado opta por su disolución. Por ello no veo cambios sustanciales acerca de la existencia o inexistencia de las Fuerzas Armadas de Guatemala, Honduras o El Salvador. Los países caribeños, en su mayoría de poca población, en general también tienen Fuerzas Armadas y no piensan en disolverlas, aunque su valor sea más bien simbólico.
En el otro extremo, es la dimensión del país lo que lleva a Brasil a tener un poder miliar propio importante. Ha impulsando la creación del Consejo de Defensa de UNASUR, el que hasta ahora tiene más valor diplomático que militar. En la medida que Brasil desarrolle de hecho un rol de potencia regional, y dada la fuerte asimetría en dimensión con los demás países de la región, su capacidad miliar puede transformarse en el largo plazo en eje de un sistema militar regional.
En México, las Fuerzas Armadas se encuentran cada vez más comprometidas en la lucha contra el narcotráfico, lo que también sucede en Colombia y en Brasil, aunque en menor medida. La realidad es que a medida que el narcotráfico se transforma en una amenaza para la soberanía estatal, el rol de los militares en este campo se transforma en inevitable, pese a las doctrinas vigentes.
Pero en países como Argentina, Chile y Uruguay, los militares no tienen por ahora un rol contra el narcotráfico, porque este no ha llegado a tener una dimensión militar.
Desde el punto de vista político e ideológico, Chávez desde Venezuela está proyectando un nuevo modelo, en el cual las Fuerzas Armadas pasan a formar parte de proyecto político-estatal, aunque este proyecto también incluye milicias armadas en paralelo. Hay alguna similitud con el modelo cubano y Bolivia incorpora algunos elementos de este modelo, aunque muy tímidamente