Asuntos Aeroespaciales


El telescopio espacial James Webb, que se espera que ayude en la búsqueda de señales de vida extraterrestre, ha completado con éxito las pruebas finales en las instalaciones de la empresa Northrop Grumman, informa la NASA. Las pruebas estuvieron destinadas a garantizar que el observatorio científico espacial más complejo del mundo funcione tal y como se ha diseñado una vez esté en el espacio.

Actualmente se están dando todos los pasos necesarios para preparar el aparato para transportarlo con seguridad a través del canal de Panamá hasta su lugar de lanzamiento en Kourou, Guayana Francesa, en la costa noreste de Sudamérica. Además, en el Centro de Operaciones de la Misión (MOC) se están llevando a cabo ensayos de lanzamiento en vivo con el objetivo de preparar el día del lanzamiento.

"El telescopio espacial James Webb de la NASA ha alcanzado un punto de inflexión importante en su camino hacia el lanzamiento con la finalización de la integración y las pruebas del observatorio (...) Estamos muy contentos de ver que Webb está listo para el lanzamiento y que pronto estará en ese viaje científico", dijo Gregory L. Robinson, director del programa Webb en la sede de la NASA en Washington.

Se espera que el telescopio espacial James Webb sea lanzado a finales de octubre de 2021 desde el puerto espacial de Kourou. Después del lanzamiento, Webb se someterá a un periodo de puesta en marcha de seis meses. Tras un viaje de 26 minutos a bordo del vehículo de lanzamiento Ariane 5, la nave se separará del cohete y su panel solar se desplegará automáticamente.

Con un costo de 8.800 millones de dólares, el aparato, que es 100 veces más potente que el telescopio Hubble, tendrá como objetivo estudiar exoplanetas y sistemas planetarios, así como las más antiguas y distantes galaxias.

El telescopio Webb es producto de un esfuerzo conjunto de la NASA, la ESA (Agencia Espacial Europea) y la Agencia Espacial Canadiense, con contribuciones de miles de científicos, ingenieros y otros profesionales de más de 14 países, apunta la agencia espacial estadounidense. Se espera que sea el principal observatorio de ciencias espaciales a nivel mundial y que ayude a desentrañar las misteriosas estructuras y orígenes de nuestro universo.
 

El tercer lanzamiento del cohete Rocket 3.3, designado 'LV0006', de la 'startup' espacial Astra, que se llevó a cabo este sábado en el complejo de puertos espaciales del Pacífico (isla Kodiak, en Alaska) resultó en una falla de motor, que obligó a poner fin a la misión, informa el portal Nasaspaceflight.

Menos de un segundo después del despegue, un motor de la primera etapa falló, lo que provocó un ascenso lateral junto a la plataforma. El LV0006 se recuperó en un momento y alcanzó aproximadamente los 50 kilómetros de altitud antes de que el equipo apagara los motores, poniendo fin a la misión.


"Sufrimos dificultades técnicas, pero logramos 2,5 minutos de datos de vuelo. Cada lanzamiento, ya sea exitoso o no, es una oportunidad para aprender. Nuestro equipo estudiará los datos y utilizará esta información en nuestro próximo lanzamiento", escribió la compañía en su cuenta de Twitter.

Cabe señalar que este fue el tercer lanzamiento de Astra, el primero con carga útil a bordo. La misión forma parte del programa de la Fuerza Espacial de EE.UU.
 

El equipo científico de la primera misión de la NASA para estudiar de cerca Titán, la luna más intrigante de Saturno, ha revelado sus principales objetivos en un artículo en The Planetary Science Journal. La misión, denominada Dragonfly ('Libélula'), será la primera que explore de cerca esa luna e identifique la composición detallada de su superficie rica en materia orgánica.

Según la NASA, la superficie de Titán es uno de los lugares más parecidos a la Tierra de todo el Sistema Solar, aunque sus temperaturas son mucho más frías y tiene una química diferente.

En el marco de la nueva misión se prevé enviar a la superficie de Titán un módulo de aterrizaje reubicable en forma de helicóptero, cuyo lanzamiento está programado para mediados de la década de 2030.


Ilustración de Dragonfly en la superficie de Titán.NASA / Johns Hopkins / APL

"Titán representa la utopía de un explorador. Las preguntas científicas que tenemos para Titán son muy amplias porque aún no sabemos mucho sobre lo que realmente ocurre en su superficie. Por cada pregunta que respondimos durante la exploración de Titán desde la órbita de Saturno por parte de la misión Cassini, surgieron 10 nuevas", dijo Alex Hayes, director del Centro de Astrofísica y Ciencia Planetaria de la Universidad de Cornell, en EE.UU.

La misión se centrará en la búsqueda de biofirmas químicas, la investigación del ciclo del metano y el análisis de la química prebiótica que ocurre tanto en la superficie como en la atmósfera de Titán.

Misiones anteriores​

Gracias a los datos de radar y señales infrarrojas recabados por la misión Cassini de la NASA, que concluyó en septiembre de 2017, se logró identificar decenas de unidades geológicas en la superficie del satélite, como llanuras, lagos, cráteres, dunas, áreas de terreno ondulado y unos enigmáticos 'laberintos'. No obstante, la espesa atmósfera de Titán impidió observar con detalle su superficie.


Al mismo tiempo, la sonda Huygens aterrizó en Titán en 2005 cerca de la región de Xanadu tras separarse del orbitador Cassini y también aportó datos importantes sobre la luna. Ahora la baja gravedad de Titán y su atmósfera cuatro veces más densa que la de la Tierra facilitarán a un vehículo aéreo la exploración de ese satélite natural.

"Lo más emocionante para mí es que hemos hecho predicciones sobre lo que ocurre a escala local en la superficie y sobre cómo funciona Titán como sistema, y las imágenes y mediciones de Dragonfly nos dirán hasta qué punto son correctas o incorrectas", dijo Hayes.

Se prevé que durante su misión Dragonfly pase un día completo en Titán (equivalente a 16 días terrestres) en una sola ubicación realizando experimentos y observaciones científicas, para luego volar hacia otro emplazamiento. El equipo científico tendrá que tomar decisiones sobre lo que la nave espacial hará a continuación basándose en las lecciones aprendidas en la ubicación anterior.


Ilustración del concepto de la misión Dragonfly de descenso, aterrizaje, operaciones de superficie y vuelo en Titán.NASA / Johns Hopkins / APL


Mundo único​

Los científicos aseguran que la mayor luna de Saturno es un mundo asombroso que puede dar claves para ayudarnos a comprender el origen de la vida en nuestro planeta. Titán está cubierto de compuestos orgánicos protegidos por una atmósfera espesa de nitrógeno.

En la superficie de la luna hay grandes mares de gas natural líquido, mientras que por debajo de su corteza se extiende un mundo oceánico. Además, tiene un sistema meteorológico como el de la Tierra, aunque llueve metano en lugar de agua.

Se sugiere que los compuestos orgánicos de la superficie y la atmósfera de Titán pueden ser algunos de los componentes básicos del Sistema Solar que podrían ayudarnos a comprender el origen de la vida en nuestro propio planeta.


Ilustración de Dragonfly en la superficie de Titán.NASA / Johns Hopkins / APL
 



La oficina de diseño de cohetes Progress, que forma parte de la corporación espacial rusa Roscosmos, ha completado el diseño conceptual del cohete portador Amur, el primero en la industria espacial del país en utilizar metano como combustible, informó este martes la agencia TASS.

Desde el servicio de prensa de la compañía han indicado que los planos preliminares fueron enviados a otras corporaciones del sector espacial ruso para someterlos a la revisión de expertos. Y añadieron que hasta el momento el proyecto ha recibido observaciones positivas.

Sin embargo, la compañía ha precisado que en el diseño podría ser perfeccionado y sufrir ajustes en función a las opiniones y sugerencias que reciba.



El año pasado, Roscosmos, firmó un contrato con Progress para desarrollar un cohete propulsado a metano. Una de sus especificaciones indicaba que el mismo tendrá una primera etapa reutilizable y que el mismo se llamaría en honor a la región de Amur, donde se sitúa el cosmódromo Vostochny.

Se prevé que el modelo llegue a reemplazar al legendario Soyuz-2 en calidad del principal cohete portador del país.

De acuerdo con Roscosmos, la lanzadera Amur tendrá un "nivel de confiabilidad sin precedentes" y podrá ser utilizada hasta 100 veces. Cada lanzamiento costará 22 millones de dólares, mientras que el costo total del proyecto desde el boceto preliminar hasta el primer lanzamiento será de 1.000 millones de dólares.

"Hemos simplificado significativamente el diseño y reducido la cantidad de unidades de ensamblado. En comparación con el Soyuz, serán aproximadamente la mitad", adelantó el año pasado Alexander Bloshenko, director ejecutivo de la corporación estatal.

"Esto es importante desde el punto de vista de la confiabilidad. Nos gustaría que nuestro cohete estuviese libre de problemas, como un rifle de asalto Kaláshnikov", añadió.

El proyecto incluso recibió halagos de Elon Musk, director ejecutivo de SpaceX —pionero en el ámbito de cohetes reutilizables—, quien aconsejó, sin embargo, que Rusia se encaminara hacia la construcción de naves con "reutilización completa".
 

En los años 1940, el escritor estadounidense Isaac Asimov, famoso por sus obras de ciencia ficción, barajó la idea de que algún día la humanidad podría construir una central eléctrica espacial. Al parecer, la sorprendente predicción del autor se hará realidad, esta vez, con la ayuda de los expertos chinos.

El gigante asiático ha anunciado sus planes de lanzar una flota de paneles solares de más de un kilómetro de largo al espacio para 2030 y enviar la energía de regreso a la Tierra, reseña South China Morning Post. Los informes sugieren que una vez que esté en pleno funcionamiento, aproximadamente para 2050, la central solar espacial enviará una cantidad similar de electricidad como una central nuclear.

El concepto básico incluye una estación espacial con paneles solares para convertir la energía solar en energía eléctrica. Luego, se usará un transmisor de microondas o un emisor láser para enviar energía a un colector en la Tierra, donde una estación volverá a convertir la energía de microondas en energía eléctrica.


Como parte de este ambicioso proyecto, Pekín ya ha iniciado la construcción de una base de pruebas en el área de Bishan en la ciudad de Chongqing, en el suroeste del país, donde investigarán cómo transmitir la energía acumulada en los satélites de forma inalámbrica. La instalación ocupará unas 13,3 hectáreas y se usará para lanzar entre cuatro y seis globos capaces de recoger luz solar y de transformarla en microondas antes de enviarla a la Tierra.

Para construir una planta de energía solar en órbita, se necesitarán hasta cien lanzamientos del cohete súper pesado Changzheng-9 (Larga Marcha 9) fabricado en China. La estructura espacial colgará inmóvil a una altitud de 35.700 kilómetros, donde no se requieren ajustes orbitales constantes.


Tener una matriz de paneles solares en órbita geoestacionaria permitiría a la central evitar la sombra de la Tierra y recolectar la luz solar las 24 horas, los 7 días de la semana.

El proyecto comenzará, según reportes, con una prueba de prototipo en 2022. La generación de energía en órbita de un megavatio está programada para alrededor de 2030. La planta alcanzará su capacidad máxima cuando comience a recibir gigavatios de energía, lo que sucederá alrededor de 2050. Aún no está claro cuánto costará el lanzamiento u operación de la estación de energía espacial completa.
 
Todo bien con la NASA, pero aguante ROvERTITO
 
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