La NASA celebra el año del Dragon
La cápsula estadounidense Dragon sin tripulantes a bordo fue lanzada con éxito desde Cabo Cañaveral, en Florida.
Este aparato diseñado por la compañía privada SpaceX debe sustituir en un futuro previsible a los transbordadores espaciales Shuttle, retirados de servicio.
La Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA) de EEUU renuncia a los servicios de grandes corporaciones aeronáuticas y espaciales apostando por una compañía privada con ideas de negocio creativas en el ámbito de exploración del espacio.
Segundo vuelo de Dragon
La nave Dragon entró con éxito en una órbita intermedia. Esto sucedió después de una serie de demoras durante unos seis meses como mínimo. Se retrasaron o cancelaron varios lanzamientos y sufrieron mucho los nervios de los diseñadores de este aparato.
En reiteradas ocasiones se hizo intentos de lanzar Dragon a la órbita, pero en el último momento sucedía algo y esto no se hacía realidad. El 19 de mayo, la nave ya estaba a punto de lanzarse, pero se produjo un fallo en el equipo automático y el lanzamiento volvió a cancelarse.
Los expertos descubrieron defectos en una de las válvulas. El fundador y director general de SpaceX, Elon Musk, bromeó diciendo que la nave habría podido lanzarse con esta válvula, pero el problema consiste en que mientras que es posible suspender el lanzamiento, las tecnologías actuales no permiten que el cohete lanzado pudiera regresar a Tierra. Por eso sería mejor esperar.
Al fin y al cabo, el pasado 22 de mayo por la mañana se logró lanzar la cápsula con éxito. La separación del propulsor tuvo lugar al cabo de unos 10 minutos y la nave Dragon con un cargamento de apenas 520 kilos a bordo destinado a la tripulación de la Estación Espacial Internacional (ISS) entró en una órbita intermedia.
El carguero debe acercarse a la ISS y realizar el acoplamiento cinco días después del lanzamiento.
Al inició, se preveía realizar las pruebas en dos etapas: el vuelo orbital con las maniobras en el espacio lejos de la ISS (COTS Demo Flight 2) y el acoplamiento (COTS Demo Flight 3). Pero debido a que el lanzamiento fue pospuesto en varias ocasiones, se decidió llevar a cabo ambas misiones a la vez (COTS Demo Flight 2+).
El sector privado irrumpe en la exploración del espacio
La corporación SpaceX fue fundada en 2002 por el millonario estadounidense de origen surafricano, Elon Musk, creador del sistema de pago electrónico PayPal. Los negocios se desarrollaron rápidamente.
SpaceX diseñó el cohete portador Falcon. Entre 2006 y 2009 fueron efectuados cinco lanzamientos del cohete. Los dos últimos resultaron exitosos.
En junio de 2010, SpaceX logró lanzar con éxito la versión actual del cohete, Falcon IX. Al mismo tiempo, continúan los trabajos de la adaptación del cohete a la nave espacial Dragon.
Es un éxito fantástico para personas que hace cinco o seis años no esperaban nada más que quedarse con una decena de cajas llena de documentos inacabados y una larga explicación de motivos del incumplimiento de la misión.
Dragon ya ha volado al espacio. El 8 de diciembre de 2010, el cohete Falcon IX puso en órbita la cápsula en un vuelo no tripulado de tres horas. La nave estaba cargada, entre otras cosas, con queso francés, lo que fue apreciado más que nada por la comunidad internacional.
Junto con la nave Dragon, Musk también lanzó al espacio una carga comercial: varios pequeños satélites, incluido uno para el Departamento de Defensa de EEUU.
La NASA da luz verde
Un escéptico podría preguntar quién necesita todo esto. Pero resulta que lo necesita la NASA.
En diciembre de 2008, SpaceX firmó un contrato con la agencia espacial estadounidense para realizar 12 vuelos hacia la Estación Espacial Internacional y transportar en total 20 toneladas de carga. El importe del contrato asciende a 1.600 millones de dólares, pero se pronostica que su monto puede incrementarse hasta 3.100 millones.
¿Qué podía hacer la NASA tras el cese de los vuelos de los transbordadores estadounidenses Shuttle cuando el estado de nuevos programas ‘estatales’ es deplorable? De hecho, EEUU no tenía aparatos para transportar cargas y personas a la Estación Espacial Internacional, a excepción de las naves rusas Soyuz. Pero parecía imposible entregar este elemento crítico de la infraestructura nacional en las manos de su socio estratégico poco controlable.
SpaceX no es la única compañía privada que muestra interés por el negocio espacial. La empresa Orbital Sciences asimismo logró firmar un contrato con la agencia espacial estadounidense para realizar 8 vuelos hacia la Estación Espacial Internacional. Orbital Sciences dispone de su propio cohete portador Antares (anterior Taurus II), equipado con los propulsores diseñados en Rusia NК-33.
Aunque la construcción de la nave Cygnus no se ha finalizado todavía y no se ha efectuado pruebas del cohete, los dirigentes de la empresa prometieron iniciar ensayos en el verano u otoño de 2012.
Dragon es fruto de cooperación del sector público y privado
Durante los últimos años, se ha suscitado una polémica en torno al fenómeno de la empresa SpaceX. ¿Es posible considerar que se ha iniciado la época de la astronáutica privada? No hay una respuesta definitiva, porque la situación es ambigua.
Por un lado, podemos observar todos los indicios del inicio de nuevo negocio por una empresa privada en las mejores tradiciones de Silicon Valley (Valle del Silicio) en California, lo que no sorprende, teniendo en cuenta una rica experiencia de Musk.
Un grupo ambicioso de científicos jóvenes llenos de entusiasmo hace lo que le gusta, es decir, desarrolla y fabrica aparatos espaciales. No se trata de un contrato para la fabricación de varios detalles complementarios sino de un sistema de transporte general que incluye el cohete portador y la nave. Para realizarlo son necesarios ingenieros muy competentes.
Por otro lado, un observador imparcial diría que SpaceX se basa no solo en sus propias fuerzas. Aunque los propulsores del cohete son de fabricación propia, fueron diseñados a base de antiguos proyectos de la NASA. Además, SpaceX puede utilizar la infraestructura desarrollada por el gobierno, en primer lugar, las plataformas de lanzamiento.
Los ingenieros que trabajan en la empresa no fueron contratados por casualidad. Las autoridades federales que entienden la importancia de este proyecto, de hecho, crearon una organización en la que los entusiastas pueden mostrar la iniciativa y dar rienda suelta a su imaginación. Esto puede ayudar al Estado a ahorrar muchos recursos.
El Gobierno de EEUU está harto de cooperar con grandes corporaciones aeronáuticas y espaciales que se burocratizaron y se convirtieron en una carga insoportable para el presupuesto federal.
Después de la ola de fusión de empresas que tuvo lugar en las décadas de los ochenta y noventa, el sector quedó monopolizado. ¿Quién podría pronosticar en los sesenta que unos 40 años después Boeing absorbería a Rockwell, McDonnel Douglas, North American y Hughes Aircraft? ¿Y que estas empresas pretenden realizar una gran parte del programa espacial nacional para compensar los éxitos que consiguieron con los programas Apollo y Space Shuttle?
Así las cosas, SpaceX es un buen ejemplo de la política innovadora e industrial de EEUU, que pudo encontrar a tiempo el personal competente y darle la posibilidad de trabajar.
Este equipo de entusiastas jóvenes no podrá convertirse en breve en una empresa espacial independiente del Estado. Para hacerlo es necesario, como mínimo, disponer de su propio cosmódromo, un Centro de Control de Vuelos y contratos para el lanzamiento de carga útil, así como el derecho de actuar según su parecer.
Mientras, el Gobierno puede aprovechar su entusiasmo y competencia para modernizar el sector espacial de EEUU.
http://www.sp.rian.ru/opinion_analysis/20120525/153848095.html