Surfeando las nubes
Acaba de nacer una aerolínea en EE UU. Eso es ya noticia en un sector donde es más habitual hablar de cierres, reestructuraciones y fusiones que de la creación de nuevas compañías. Se llama SurfAir y opera de momento en California. Pero la verdadera novedad está en el modelo de negocio que utilizan. Lo comparan con el de Netflix, el popular videoclub en Internet. En otras palabras, el usuario paga una cuota fija de 1.650 dólares al mes y eso le permite volar de forma ilimitada entre cuatro ciudades: Los Ángeles, San Francisco, Monterey y Santa Bárbara. Utiliza pequeños aviones de hélice con capacidad para transportar ocho pasajeros y su servicio se limita a aeropuertos en los suburbios de estas grandes ciudades, para esquivar a la vez la congestiones del tráfico aéreo y las colas en los controles de seguridad de la TSA.
Como hizo en sus orígenes Netflix para evitar que se le desbordara el servicio de entregas de DVD por correo, el viajero de SurfAir no puede tener más de cuatro tarjetas de embarque al mismo tiempo. Así se consigue que cualquier socio pueda tener un asiento disponible. Lo que está por ver ahora es si en una negocio como el de la aviación la nueva aerolínea es capaz de hacerse con el número de usuarios necesario para operar y mantener los aviones. Eso, como saben las grandes compañías, no es fácil por mucho que se dirija a un público con unos ingresos de 300.000 dólares anuales de media. De momento cuenta con 150 miembros fundadores y hay 4.500 personas en lista de espera. El primer vuelo tuvo lugar en la tarde del miércoles entre Los Ángeles y Silicon Valley. En el futuro pretenden llevar el servicio a Las Vegas.
Hay muchos escépticos con SurfAir. El de la aviación es un negocio arriesgado, que repele a inversores de la talla de Warren Buffett. El fundador de SurfAir, Wade Eyerly, lo sabe. Pero en esta compañía emergente están convencidos de que su modelo de negocio funcionará en California, por su tamaño y por la densidad de población. Y si el cliente considera que su tiempo vale dinero, el servicio encaja con sus necesidades. E incluso comparando precios, sale a cuenta para un viajero que vuela dos veces a la semana. Un billete comprado con bastante antelación para volar entre Los Ángeles y San Francisco cuesta 250 dólares y se dobla cuando se hace sin mucho margen de tiempo. Es decir, con tres viajes imprevistos al mes ya compensa. El abono al "todo lo que puedas volar" se renueva mensualmente, lo que les va a obligar a cuidar mucho al cliente.
elpais.es
Acaba de nacer una aerolínea en EE UU. Eso es ya noticia en un sector donde es más habitual hablar de cierres, reestructuraciones y fusiones que de la creación de nuevas compañías. Se llama SurfAir y opera de momento en California. Pero la verdadera novedad está en el modelo de negocio que utilizan. Lo comparan con el de Netflix, el popular videoclub en Internet. En otras palabras, el usuario paga una cuota fija de 1.650 dólares al mes y eso le permite volar de forma ilimitada entre cuatro ciudades: Los Ángeles, San Francisco, Monterey y Santa Bárbara. Utiliza pequeños aviones de hélice con capacidad para transportar ocho pasajeros y su servicio se limita a aeropuertos en los suburbios de estas grandes ciudades, para esquivar a la vez la congestiones del tráfico aéreo y las colas en los controles de seguridad de la TSA.
Como hizo en sus orígenes Netflix para evitar que se le desbordara el servicio de entregas de DVD por correo, el viajero de SurfAir no puede tener más de cuatro tarjetas de embarque al mismo tiempo. Así se consigue que cualquier socio pueda tener un asiento disponible. Lo que está por ver ahora es si en una negocio como el de la aviación la nueva aerolínea es capaz de hacerse con el número de usuarios necesario para operar y mantener los aviones. Eso, como saben las grandes compañías, no es fácil por mucho que se dirija a un público con unos ingresos de 300.000 dólares anuales de media. De momento cuenta con 150 miembros fundadores y hay 4.500 personas en lista de espera. El primer vuelo tuvo lugar en la tarde del miércoles entre Los Ángeles y Silicon Valley. En el futuro pretenden llevar el servicio a Las Vegas.
Hay muchos escépticos con SurfAir. El de la aviación es un negocio arriesgado, que repele a inversores de la talla de Warren Buffett. El fundador de SurfAir, Wade Eyerly, lo sabe. Pero en esta compañía emergente están convencidos de que su modelo de negocio funcionará en California, por su tamaño y por la densidad de población. Y si el cliente considera que su tiempo vale dinero, el servicio encaja con sus necesidades. E incluso comparando precios, sale a cuenta para un viajero que vuela dos veces a la semana. Un billete comprado con bastante antelación para volar entre Los Ángeles y San Francisco cuesta 250 dólares y se dobla cuando se hace sin mucho margen de tiempo. Es decir, con tres viajes imprevistos al mes ya compensa. El abono al "todo lo que puedas volar" se renueva mensualmente, lo que les va a obligar a cuidar mucho al cliente.
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