Cascos Azules Argentinos en Operaciones

Un bravo para nuestra gente de las FFAA que nos representan en las misiones de paz.



Distinguieron a los cascos azules argentinos que participan de la misión de paz en Chipre

El Ministerio de Defensa informa que los cascos azules argentinos que participan de la Fuerza de las Naciones Unidas para el Mantenimiento de la Paz en Chipre (UNFICYP) fueron distinguidos por Naciones Unidas por su desempeño en la misión.

http://www.mindef.gov.ar/plantillaNoticia.php?notId=940
 
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Argentinian Field Hospital ceases operations, celebrates 13 years of service to MINUSTAH

UN MILITARY COMPONENT - HAITI·SÁBADO, 19 DE AGOSTO DE 2017
By Maj. Tristan Hinderliter, MINUSTAH Military Public Information Office
PORT-AU-PRINCE, Haiti – MINUSTAH’s Argentinian Field Hospital, the mission’s primary medical provider since the unit joined the coalition in 2004, ceased operations on Aug. 15, ending 13 years of peacekeeping in this Caribbean country.
The hospital’s closure is part of the military component drawdown, which will be completed by Oct. 15, the date the U.N. Security Council established as the end of the peacekeeping mission here.
Over the years the hospital has treated more than 200,000 patients and participated in dozens of aeromedical evacuations. Hospital personnel also conducted extensive community outreach activities, particularly at local schools and orphanages.
MINUSTAH commemorated the hospital’s cease of operations with a ceremony on Aug. 18 attended by several dignitaries, including Alejandro Escobal, the ambassador of Argentina to Haiti, and Djibril Ly, the mission’s Rule of Law director and acting Special Representative of the Secretary General.
“Your work, at this final stage of the mission, contributes to the efforts of MINUSTAH to maintain a secure environment that will facilitate a smooth transition from MINUSTAH to MINUJUSTH, and ensure the continuation of the democratic stabilization process without interruption,” Ly told the troops in formation.
“We thank you and your colleagues of the 24 contingents that preceded you for the quality of service that you have provided to MINUSTAH, and hence to Haiti,” he added. “Health is one of the fundamental bases of the civilization, together with education, labor, justice and security.”
The role of the hospital has been to provide Level II care to all UN personnel, as well as to the Haitian population in case of emergencies and catastrophes. After the devastating earthquake of January 2010, the Argentinian Field Hospital provided life-saving care to the many injured personnel on the MINUSTAH staff and were also first responders to numerous Haitians in need of urgent medical care.
More recently, following Hurricane Matthew in October 2016, the hospital took immediate action to send a 20-person team to Jérémie, in the hard-hit Grand’Anse department, to support mission personnel and to conduct local medical outreach.
Nearly 1,000 Argentinian troops have served in the mission over the years. The final 66 troops serving in this last rotation, the 25th from Argentina, will depart in the coming weeks.
Although all foreign military forces will leave Haiti by Oct. 15, a UN mission will remain in the country. MINUSTAH will be succeeded by the United Nations Mission for Justice Support in Haiti. MINUJUSTH will seek to build on the success of MINUSTAH and will focus on helping the government of Haiti strengthen rule-of-law institutions, develop and support the Haitian National Police, and conduct human rights monitoring and reporting.


Argentinian troops stand in formation at the unit’s cease of operations ceremony, Aug. 18, 2017. (Photo by Benoit Martin, UN Police Component PIO)


The MINUSTAH Force Commander, Lt Gen Ajax Porto Pinheiro, addresses troops at the Argentinian Field Hospital cease of operations ceremony, Aug. 18, 2017. (Photo by Benoit Martin, UN Police Component PIO)


Argentinian troops lower the UN flag during their cease of operations ceremony Aug. 18, 2017. (Photo by Benoit Martin, UN Police Component PIO)


Djibril Ly, the mission’s Rule of Law director and acting Special Representative of the Secretary General, presents a UN service medal to the Argentinian Field Hospital Commander, Col. Fernando Correa, during the unit's cease of operations ceremony, Aug. 18, 2017. (Photo by Benoit Martin, UN Police Component PIO)


 
capacidad y Profesionalismo de la Infanteria Mecanizada, durante el ataque de la Guardia Nacional Croata al Ejercito Popular Yugoslavo
 
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3 de mayo [ editar ]
La rendición de la Brigada RSK 51 y las autoridades civiles en Pakrac el 3 de mayo de 1995.
El 3 de mayo, Croacia y la RSK llegaron a un acuerdo, mediado por el representante personal del Secretario General de las Naciones Unidas, Yasushi Akashi , para poner fin a las hostilidades a más tardar a las 16:00 horas ese mismo día. En consecuencia, el Estado Mayor de la RSK dio instrucciones al 18º Cuerpo de Eslava del Oeste para que cesara el fuego a las 3 p.m. Babić, a su vez, ordenó al teniente coronel Stevo Harambašić, comandante de la 51.ª división de infantería de la RSK, que entregara 7.000 soldados y civiles rodeados por la HV al sur de Pakrac al batallón argentino de la ONURC, según lo acordado con las autoridades croatas. [93] Harambašić y alrededor de 600 soldados se rindieron el 3 de mayo, mientras que muchos más permanecieron en la montaña Psunj al este y sureste de Pakrac. [91] La rendición fue aceptada por el jefe de policía de Pakrac, Nikola Ivkanec. [94]
 
a partir del minuto 16, Infante, para que guarden el desempeño de la Infanteria Mecanizada en la ONU, aunque seguro que lo piratea la Comision del Arma como propia

 

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General Pérez Aquino, protagonista de la paz en Colombia
Elegido por la ONU para liderar la misión de observadores en tierras colombianas, el militar argentino Javier Pérez Aquino supervisó el desarme de las FARC, la guerrilla más antigua de Latinoamérica, hoy desmovilizada y reconvertida en partido político. Por Patricia Fernández Mainardi
10 de febrero de 2018



El General Perez Aquino durante la operación de la ONU en Colombia. Foto: Archivo DEF, gentileza EMCO.

Con 58 años y una trayectoria de 36 en las Fuerzas Armadas, el general de brigada Javier Pérez Aquino fue el elegido por las Naciones Unidas para conducir la misión de paz que supervisó el cese de fuego, el fin de las hostilidades y el abandono de las armas en Colombia, tras el acuerdo firmado por las FARC con el gobierno de ese país.

Egresado del Colegio Militar de la Nación y perteneciente al arma de infantería, es licenciado en Estrategia y Organización y especialista en Conducción y Gestión Estratégica. Fue jefe del Estado Mayor de la Fuerza de Despliegue Rápido del Ejército, director del Centro de Atención a las Emergencias Humanitarias del Estado Mayor Conjunto y comandante de la Brigada de Monte XII de Misiones, entre otras funciones durante su destacada carrera. En 1993 fue observador militar en la Misión de Naciones Unidas para Irak y Kuwait (UNIKOM).



La integración con las comunidades fue total. Foto: Archivo DEF, gentileza EMCO.

En junio de 2016, fue designado como coordinador del Mecanismo de Monitoreo y Verificación de la Misión de Naciones Unidas en Colombia, donde estuvo al frente de 450 observadores que certificaron la entrega de 7132 armas de las FARC. "En un principio, iba a venir como segundo de la misión, pero luego me eligieron para competir por el primer lugar, es decir, como jefe de observadores", explicó Pérez Aquino. "El jefe del Ejército [Diego Suñer] me llamó para avisarme que había sido elegido y, a los cuatro días, ya estaba participando de las conversaciones en La Habana", añadió, al tiempo que destacó "el compromiso de la Argentina con el proceso de paz en Colombia".

-¿Qué papel jugó la ONU en el fin del conflicto en Colombia?
-Se le solicitó que verificara el acuerdo entre las FARC y el gobierno colombiano. Esa fue nuestra misión. Tuvimos que supervisar el cese de fuego, el fin de las hostilidades y también el abandono de las armas. En ese ínterin, también solucionar controversias y problemas. Cuando el Consejo de Seguridad de la ONU autorizó la misión, sucedieron dos cosas inéditas. Por un lado, se firmó un mandato autorizándola antes de que se firmara el acuerdo entre el Gobierno y las FARC, para lo cual desplegamos los observadores, ya que teníamos que estar listos para empezar a verificar, aunque fuera con lo mínimo, después de la firma. Eso fue una exigencia muy grande. El otro aspecto inédito fue que consistió en un mecanismo tripartito. Nunca antes se había llevado adelante una misión de paz donde estuvieran involucradas las dos partes del conflicto y además Naciones Unidas. Para que se dimensione la situación, en una carpa convivían integrantes de las FARC, representantes del mecanismo de verificación; a pocos metros de allí, un capitán colombiano que hacía un par de meses había estado combatiendo contra la guerrilla; y, metros más adelante, un mayor argentino que fue a participar de la misión de paz.

Nunca antes se había llevado adelante una misión de paz donde estuvieran involucradas las dos partes del conflicto y además Naciones Unidas.​
-¿Cómo fue el proceso de preparación previa?
-Desde el 2012 las partes tuvieron sucesivas reuniones en La Habana. En enero de 2016 hicieron el pedido formal a la ONU para que participara, pidieron este mecanismo de verificación y estuvieron planificando cómo hacerlo. La única forma de llevar adelante una tarea como éstas es con una buena capacitación y una muy buena selección de la gente, fundamentalmente. Por ejemplo, en el gobierno de Colombia se trató de elegir gente que no tuviera hechos dudosos, por un lado, y que tampoco tuviera familiares víctimas del conflicto ni que hubieran vivido hechos traumáticos, como por ejemplo, que le hubieran matado un compañero al lado de él. Creo que la capacitación y la selección han sido las claves.

-¿Cómo estaba integrada la Misión?
-Contábamos con 450 observadores militares y policiales de distintos países. Prácticamente todos latinoamericanos, excepto países limítrofes, y algunos países europeos, como Gran Bretaña, Noruega, Suecia, Rusia, España y Portugal. Se sumaron 60 civiles, voluntarios de ONU, y algunos miembros permanentes de Naciones Unidas. De los 450 observadores, 93 eran argentinos. Eso mostró el liderazgo de Argentina en esta misión y el compromiso del gobierno de Argentina con este proceso de paz. Es una muestra de la vocación de paz que tiene Argentina. Desde el punto de vista de las FF.AA., es algo muy positivo porque se ha demostrado el prestigio que tienen, con la calidad del trabajo que hacen, reconocido por todos. Eso es un logro muy grande. Realmente el desempeño de los argentinos en esta misión ha sido excelente.

-Los argentinos gozan de muy buena reputación en las misiones de la ONU. ¿Cuál es la clave?
-La educación, la capacidad de adaptación y el respeto. Esas son las claves del éxito. Los observadores argentinos son muy profesionales, con una capacidad increíble para respetar a la gente. Uno lo ve en el trato diario. Son gente querible. Siempre describo el trato en mi oficina, los argentinos tratan con cariño y respeto a todos.
La participación de la Argentina demostró el liderazgo de nuestro país y el compromiso del gobierno argentino con el proceso de paz.



De manera progresiva, las FARC fueron entregando sus armas. Foto: Archivo DEF, gentileza EMCO.

-¿Participaron mujeres?
-Fue un objetivo de Jean Arnault, jefe de la Misión de las Naciones Unidas en Colombia, el contar con la mayor cantidad de mujeres posible. Después, yo descubrí que, en esta misión, las mujeres fueron fundamentales. Además, el 40% de los miembros de las FARC que participaron del mecanismo fueron mujeres. Cuando empezó el proceso, muchas quedaron embarazadas y eso creó un ambiente muy empático. Una anécdota: fuimos a una caleta en un lugar en medio de la nada y nos quedamos a dormir ahí. Había una observadora chilena y una chica de las FARC. Dormíamos tirados en el piso y ellas terminaron durmiendo una al lado de la otra, charlando, conversando con gran cercanía. Eso es clave para un proceso de pacificación. Hablando de igualdad de género, es impresionante la capacidad de las mujeres de las FARC. Son mujeres muy sacrificadas, muy fuertes, de mucho trabajo.

-¿Cuáles fueron las etapas de la Misión?
-Primero hubo una etapa previa, en la que participé junto a otro grupo de Naciones Unidas asesorando en la organización y en la creación del acuerdo y los protocolos que determinaron cómo se iba a desarrollar la misión. Después vino la etapa de preparación, cuando uno todavía no sabía cómo iba a funcionar la organización tripartita. La tercera etapa fue la ejecución del proceso. Al principio tuvimos enormes problemas logísticos porque la decisión política fue empezar inmediatamente, con todas las contrataciones y el esfuerzo logístico que ello implicaba. Fue increíble el esfuerzo de todos los observadores para desplegarse en lugares aislados, en el medio de la nada, con mínimas comodidades y comunicaciones. Fue un compromiso fantástico. Luego, lentamente, fuimos mejorando.



La recepción de las armas de las FARC. Foto: Archivo DEF, gentileza EMCO.

-¿Qué tareas tenían que cumplir?
-Verificamos el cese del fuego. Fue un esfuerzo logístico y de seguridad impresionante. Las FARC de todo Colombia tenían que reunirse en 26 lugares, a muchos de los cuales solo se accedía por río. Entonces, se requerían embarcaciones, camiones, camionetas, y la gente iba con todo el armamento y la munición. Fue increíble. Las FARC no podían salir de una zona determinada y la fuerza pública tampoco podía entrar; nosotros estábamos cerca, para monitorear que eso se cumpliera. Debo destacar que no solo hubo un cese del fuego, sino también de las hostilidades. Históricamente siempre se acusó, tanto a la Fuerza Pública como a las FARC, de ejercer hostilidades en la población civil. Entonces esto también es una misión de derechos humanos. Además nos dieron otras tareas. Cuando llegamos, el gobierno se comprometió en darle la logística a las FARC, tanto en salud, comida y construcción de campamentos, y nosotros también teníamos que controlar eso.
Fue increíble el esfuerzo de todos los observadores para desplegarse en lugares aislados, en el medio de la nada, con mínimas comodidades y comunicaciones.

-¿Cómo fue la entrega de las armas?
-En Colombia se la conoció como la "dejación" de las armas. Cuando entraron las FARC al campamento, lo hicieron con armas. Ahí fue el primer trabajo: les pusimos un sticker con un código de barras a cada una. Monitoreamos que esas armas se mantuvieran ahí. Después, sobre la base de una línea de tiempo, empezaron a entregar esas armas en forma progresiva. Luego continuó otro trabajo, que consistió en ir a las caletas. Creo que fue el trabajo de mayor esfuerzo y de mayor peligrosidad. Eran depósitos escondidos de armas, explosivos y municiones, la mayoría en lugares escondidos, en medio de la montaña y de la selva. Llevamos las armas a la sede, y los explosivos y las municiones los destruimos en el mismo lugar. Eran explosivos inestables enterrados hacía más de cinco o diez años. La gente trabajó de forma muy profesional y no tuvimos inconvenientes en el desarrollo de nuestra tarea de observadores.

*La versión original de esta nota fue publicada en la Revista DEF N.° 117

https://www.infobae.com/def/interna...ez-aquino-protagonista-de-la-paz-en-colombia/
 
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