Hoy, 2 de Abril honramos a los héroes. Cada sociedad los necesita. Y cada sociedad los tiene. Los tiene tambien la Argentina, pero no los reconoce… sin darse cuenta del perjuicio que con ello se autoinflige. Hay dos clases de héroes. Quienes brillan en los campos de batalla en defensa de su país. Y quienes viven en la sociedad civil haciendo su trabajo sin alharaca, desapercibidos por la mayoría de nosostros, pero que hacen una gran diferencia en la vida del prójimo. Esteban Vilgre La Madrid es la encarnación de ambas clases de heroismo. El joven subteniente de Malvinas se destacó combatiendo en las cercanías de Monte Tumbledown. Su valor, incluso, ha sido destacado en los libros de dos autores ingleses: Mike Seear y Martin Middlebrook. Pero no menos heroico fue su desempeño en la posguerra, principalmente como jefe del Centro de Salud de las Fuerzas Armadas, donde se dedicó por entero a organizar la curación de las heridas del alma de nuestros combatientes. Nunca tendremos la cantidad exacta de soldados que salvó del suicidio, ni a cuantos veteranos ayudó a reencausar sus vidas, pero sabemos que fueron legión. Vilgré La Madrid es una persona abnegada que realizó acciones extraordinarias. Su vida nos recuerda el alto propósito que debería guiar la nuestra: el servicio. Hombres como él dan forma a la definición de la palabra heroismo. Simbolizan el honor, el deber y el verdadero ser argentino. ¿Qué es lo que inspira a seres como Vilgré La Madrid? ¿Es el sentido de la obligación? ¿La determinación? ¿La perseverancia? Todos esos factores juegan su rol. Pero hay otro elemento clave, vital y no mensurable, que es el amor. Amor a la patria, que se traduce en amor al prójimo. En este 2 de abril , ¡gloria y honor a nuestros guereros de Malvinas! Y especialmente a aquellos que siguieron combatiendo, - con otras armas, - también en la paz.