Irak padeció otro domingo sangriento
Agencias EFE y AP
Bagdad. Al menos tres ataques con coches bomba y ejecuciones de marcado signo sectario provocaron la muerte de 75 personas en un Irak que se encuentra al borde de la guerra civil.
La explosión de tres coches bomba causó ayer 33 muertos en Bagdad y en la ciudad chiíta de Kerbala, el mismo día que la policía encontró en la capital los cadáveres de 42 personas con señales de haber sido torturadas antes de ser asesinadas, informaron fuentes del Ministerio del Interior iraquí.
Mientras tanto, el primer ministro designado, Jawad al Maliki, se esfuerza por formar un nuevo gobierno.
El atentado más sangriento de ayer se registró en Kerbala, a unos 110 kilómetros al sur de la capital, y dejó 22 muertos y 48 heridos, algunos de ellos graves, según fuentes de la Oficina de Cooperación militar iraquí-estadounidense.
El ataque se produjo cuando un suicida al volante de un vehículo cargado de explosivos lo hizo estallar cerca de una terminal de colectivos en el centro de la ciudad, donde también hay un complejo de viviendas gubernamentales.
Las fuerzas de seguridad acordonaron el lugar donde ocurrió el atentado, y comenzaron una “campaña de registros” para detener a presuntos cómplices, añadieron las fuentes.
Ejecuciones
Kerbala es una ciudad venerada por la comunidad chiíta de Irak (mayoritaria), ya que allí se encuentran los mausoleos de los imanes Hussein y Abbas, hijos del imán Ali, yerno y primo del profeta Mahoma.
El atentado en Kerbala fue seguido por otros dos ataques con coches bomba en un barrio sunita al norte de Bagdad, que causaron la muerte a 11 personas y heridas a otras 38.
Por otro lado, dos policías perdieron la vida y varios se encuentran heridos después de que su patrulla fuera atacada por un grupo de insurgentes en la capital del país.
La policía iraquí anunció también ayer que encontró los cadáveres de 42 personas con señales de haber sido torturadas antes de ser asesinadas.
Todavía se desconoce si los cadáveres, todos con impactos de bala, principalmente en la cabeza, y algunos con los ojos vendados y las manos atadas a la espalda, son de civiles o de policías.
Cientos de cuerpos han sido encontrados en circunstancias similares en diferentes áreas del país desde el atentado de febrero contra un mausoleo venerado por los chiítas en la ciudad de Samarra, al norte de Bagdad.
“Son cosas que pasan”
Por otro lado, fuentes militares del Reino Unido negaron ayer que los cinco civiles que murieron el viernes en el transcurso de los violentos incidentes ocurridos en Basora tras el derribo de un helicóptero británico perecieran por disparos de soldados de este país.
Por su parte, el general John Cooper, comandante de las fuerzas británicas en Irak, aseguró que sus hombres no dispararon contra la muchedumbre sino que se habían limitado a efectuar tiros al aire para disuadir a los atacantes.
Cooper afirmó que se pondría en contacto con sus colegas iraquíes para tratar de averiguar lo ocurrido, que describió como una reacción a un incidente violento. Y agregó: “Son cosas que pasan”.
En tanto, el secretario de Defensa británico, Des Browne, aseguró que los disturbios en Basora no indican un deterioro del estado de seguridad allí, donde Londres tiene desplegados unos ocho mil hombres.
Sin incluir las víctimas del sábado, Gran Bretaña perdió 104 militares desde la invasión de Irak, en marzo de 2003.
En busca de nuevo gobierno
Las nuevas acciones de violencia se produjeron mientras el primer ministro designado, Jawad al Maliki, continúa sus consultas para formar el nuevo gobierno, que será el primero no provisional en Irak desde que el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, anunciara el final de la contienda militar, el 1o de mayo de 2003.
Maliki se mostró ayer esperanzado en que mañana se complete la formación de su gabinete, que tendrá entre sus miembros representantes de los diferentes grupos políticos del país, incluidos sunitas, chiítas y kurdos.
El país árabe se encuentra todavía sin gobierno casi cinco meses después de las elecciones.