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El rey de Holanda reveló el increíble hobby que realiza de incógnito hace 21 años
Guillermo Alejandro, esposo de la argentina Máxima Zorreguieta, lo contó en una entrevista que brindó al cumplir 50 años
18 de mayo de 2017
Desde hace 21 años, el rey Guillermo pilotea vuelos regulares de la aerolínea KLM (AFP)
Desde hace 21 años, Guillermo Alejandro, antes príncipe y ahora rey de Holanda, tiene un hobby que pocos conocen y que acaba de revelar al diario holandés
De Telegraaf.
Dos veces por semana,
se sube a un avión de la empresa de bandera KLM para navegar como copiloto de alguno de sus vuelos comerciales.
"Buenos días, les habla el copiloto, bienvenidos al vuelo de KLM con destino a…". El Rey hace los anuncios por los parlantes del avión, pero no dice su nombre, aunque algunos pocos lo reconocen por su tono de voz. Pero lo cierto es que son pocos los que llegan a percibir que en la cabina de mando de su vuelo está el Rey.
Guillermo piloteó en este tiempo el Fokker 70 que está por pasar a retiro. Ahora aprenderá a volar un Boeing 737 (AFP)
Guillermo de Orange es piloto militar en el 334 escuadrón de transporte del Ejército del Aire holandés y coronel de la Fuerza Aérea. Ha piloteado durante estos años la flota de Fokker 70 de KLM, que está por pasar a retiro para ser reemplazada totalmente por Boeings 737. El Rey planea hacer los cursos de la nueva aeronave este verano, para seguir piloteando.
334 SQ KDC-10
"Es una afición en la que debo concentrarme por completo. Son los mandos del avión, la tripulación y los pasajeros, una gran responsabilidad. Tus problemas no caben en la cabina. Toda tu atención está en el vuelo, y eso para mí es lo más relajante", aseguró el Rey, en una de las entrevista que concedió en la celebración de su 50 cumpleaños en las que reveló algunas intimidades desconocidas.
Casado hace 15 años con la argentina Máxima Zorreguieta y padre de tres hijas, Guillermo contó que raramente es reconocido por los pasajeros cuando lleva el uniforme de piloto. "Siempre hablo en nombre del capitán, pero las cosas han cambiado mucho desde los atentados del 11-S en los Estados Unidos", aseguró. "Antes, la cabina permanecía abierta y la gente echaba un vistazo, y ahí, cuando me veían, era una sorpresa agradable".