Salonio, el capitán que defendió la Fragata con fusiles y será felicitado por Cristina
Egresó de la Escuela Naval en 1983. Sus treinta años de servicio en la Armada Argentina lo encontrarán como el protagonista de una historia que los libros dirán que se podía haber evitado. Es el hombre que trae el buque a Mar del Plata
Fuente: INFOBAE
Pablo Lucio Salonio, Capitán de Navío y Comandante de la Fragata A.R.A Libertad, será quien le estreche la mano a la Presidente de la Nación en el puerto de Mar del Plata y dé por concluida una historia cinematográfica de la realidad: un buque escuela de una armada sudamericana embargada en un país africano. Una historia de deudas, tensión, millones, buitres y política.
Hijo de una familia de diplomáticos, Pablo es el menor de dos hermanos. Comparte el nombre Lucio, con su hermano mayor: Lucio Javier, Capitán de Fragata, quien cumple funciones en el Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas.
"Debo decirle que Pablo es un caballero en todo el sentido de la palabra", recuerda Antonio Morgner, ex compañero de Salonio en la Escuela Naval.
El comandante de la Fragata nació el 18 de febrero de 1962, en la ciudad de Buenos Aires, pero al poco tiempo sus padres lo llevarían por otro camino. Desde chiquito conocería de viajes y miles de kilómetros de distancia. Siria fue uno de los países en el cual los hermanos Salonio pasaron su infancia y parte de la adolescencia. Entre destinos de extremo y medio oriente, Pablo y Lucio volvieron a la Argentina para terminar el colegio secundario e ingresar a la Escuela Naval.
Habla perfecto inglés, francés y es licenciado en Sistemas Navales, un perfil inusual para un hombre de las armas. En Puerto Belgrano conoció a Laura, su primer amor. Con ella se casó y nacieron: Augusto (20), Santiago (18), María Emilia (16) y Paula Luz (3). Con Laura, profesora universitaria con un doctorado en Historia, comparte, además, el amor por el estudio.
Formó parte de las agregadurías navales en Costa Rica y Paraguay y ejerció la comandancia del A.R.A “Teniente Olivieri” y del buque logístico A.R.A “Patagonia”. Así, su familia se acostumbró a las mudanzas.
En 2010 fue invitado por la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad del Salvador a exponer en las Jornada Anual de Investigación en Ciencias Sociales. Mostró su especialidad “Asimetría y Margen de Maniobra: relaciones conceptuales a partir de teorías de las relaciones internacionales”. En 2011 volvió a ser uno de los referentes académicos. “Autonomía Relacional, sus atributos en el marco cooperativo internacional”, fue su trabajo.
El 13 de febrero de 2012 asumió la conducción de la Fragata Libertad. No estaba ni en sus ms apocalípticos planes la odisea que le tocaría vivir. “El recuerdo imborrable que guardo de entonces es el del Pablo recluta, recorriendo los pasillos del edificio de estudios con el máuser al hombro, a la voz de ‘No soy pato ni gallina, soy el cabo de cocina’, que le hacían repetir los cadetes de cuarto año en una de esas típicas ingeniosidades del Humor de Uniforme”, agrega Antonio. Hoy, entre sus compañeros de promoción, esa imagen lejos está de ser difusa.
Durante gran parte de su carrera, el capitán de la Fragata tuvo como superior inmediato a su hermano Lucio, sobre todo en su etapa de instrucción. En 1979, la promoción 109, que integraba el mayor de los Salonio, estaba a cargo del cuerpo de cadetes. El hermano mayor controlando al menor. Pablo nunca hizo uso de esa relación. “Siempre fue uno más”, recuerda otro de sus compañeros.
Sus familiares de Bahía Blanca sostienen que ama su profesión pero que no por eso “está todo el tiempo hablando de barquitos”. “No me lo imagino haciendo otra cosa”, sostienen de manera terminante.
En su perfil de la red social Facebook, Salonio sólo tiene fotos de sus hijos y de su otra hija, la Fragata Libertad. Los mensajes de sus amigos se repiten y coinciden en destacar lo mismo: el profesionalismo del capitán.
Fue el creador de un sistema de seguimiento para la evaluación operativa de la flota de mar que sirvió como base del actual Sistema de Evaluación del Alistamiento de la Flota de Mar. Su foja de servicios no deja lugar a dudas: fue planificador militar en el ámbito nacional e internacional; redactor de doctrina para la acción militar conjunta; jefe de proyecto; enlace observador; intérprete y profesor de estrategia y estrategia operacional. Cursó la Escuela de Guerra Naval y la Escuela Superior de Guerra Conjunta. Cumplió funciones como Jefe del Área Operaciones de la Escuela de Guerra Naval, Ayudante de Órdenes del Subjefe de la Armada y posteriormente como Ayudante de Campo del Jefe de Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas.
La mañana del 7 de noviembre, Salonio no lo dudó e impartío la decisión más difícil de toda su carrera. Mientras esperaban la resolución del conflicto internacional en el puerto de Tema, al este de Accra, capital de Ghana, el escenario se complejizó. Personal portuario intentó ingresar a la Fragata para proceder al movimiento de la embarcación. La orden de la comandancia fue clara y tajante: nadie se mueve. Los marinos, con fusil al hombro y listos para disparar se apostaron en el ingreso al buque, luego de levantar la planchada, el puente que conecta a la Fragata con el concreto del espigón. Una amenaza sin eufemismos para cualquiera que intentara ingresar al barco. Las autoridades africanas ya habían hecho de las suyas: la Fragata no tenía conexión eléctrica con tierra.
Luego, en un comunicado, el ministro de Defensa, Arturo Puricelli, y con el jefe de de la Armada, el vicealmirante Daniel Martin, dirían que estuvieron en comunicación con el capitán. Lo concreto es que con el Atlántico de por medio, Salonio y sus marinos estaban solos. Decidió y así salió. En 24 horas fue tapa de todos los diarios.
Cuando pise suelo argentino se enterará que por la web circula una dura carta que supuestamente le escribió a la Presidente. La falsa misiva fue compartida en más de 700 perfiles de Facebook y da vueltas por la web en cientos de mails. Una víctima más de una sociedad dividida en kirchneristas y antikirchneristas.
Quizás, su mayor premio, además del regreso a bordo de la Fragata, será el abrazo con Paula Luz, esa niña que no ve hace siete meses y que no se cansa de repetir que su papá está en el mar con Libertad, su otra hermana.