Carta nunca enviada
Cartas:
ESCUCHA DIOS
Escucha, Dios Aunque la ofensiva nos espera
Yo nunca hablé contigo, para muy pronto, Dios no tengo miedo
Hoy quiero saludarte: ¿Cómo estás? desde que descubrí que estabas cerca.
¿Tú sabes? Me decían que no existes, La señal! Bien Dios, ya debo irme.
y yo, tonto, creí que era verdad. Olvidaba decirte... que te quiero.
Anoche ví tu cielo. Me encontraba El choque será horrible... en esta noche
oculto en un hoyo de granada... ¡Quién sabe! tal vez llame a tu cielo.
¡Quién iría a creer que para verte Comprendo que no he sido amigo tuyo.
bastara con tenderse uno de espaldas! Pero ¿me esperarás si hasta Tí llego?
No sé si aún querrás darme la mano; ¡Cómo! ¡Mira Dios: estoy llorando!
al menos, creo que me entiendes. Tarde te descubrí ¡Cuanto lo siento!
Es raro que no te haya encontrado antes, Dispensa, debo irme ¡Buena Suerte!
sino en un infierno como éste. (Qué raro: sin temor voy a la muerte...)
Pues bien... Yo todo lo he dicho.
Este poema se encontró en la chaqueta de un soldado argentino:
Marcelo Daniel Massad, fallecido en Malvinas y es publicado por su padre.