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Los testimonios contra el "marino estaqueador" desplazado por Garré
Defensa abrió un sumario al capitán de Fragata Carlos Bianchi. El relato de un ex combatiente
Jorge Kaplán / La Capital
El capitán de Fragata Carlos Ricardo Bianchi fue separado de su cargo en la Armada por orden de la ministra de Defensa, Nilda Garré, quien también dispuso la apertura de una investigación, a partir de denuncias efectuadas por ex soldados combatientes de Malvinas que lo acusan de haber torturado a conscriptos. Los hechos que se le imputan a Bianchi fueron ratificados a este diario por uno de los testigos que aportaron a las denuncias, el coordinador de centros de ex combatientes de Corrientes, Roque Zabala.
Desde Goya, Zabala en primer lugar pide preservar la identidad del soldado que fue víctima de apremios en las islas, quien actualmente padece una serie de problemas personales y además fue amenazado a partir de las denuncias realizadas (ver aparte).
Zabala revistaba en el Batallón de Infantería Comando (Bico) con asiento en las baterías Puerto Belgrano, en Bahía Blanca, en una unidad que en Malvinas fue subordinada al Batallón de Infantería de Marina 5 (BIM 5) con base en Río Grande (Tierra del Fuego), a la cual pertenecían el soldado estaqueado y el denunciado Bianchi, en ese entonces con el grado de guardiamarina.
"Este caso es algo que me marcó desde que llegué de Malvinas. A este camarada lo conocí en las islas, cuando fui designado dentro de la segunda sección de la compañía Nácar. Eramos un pelotón muy chico con armas antitanque", relata. Agrega que también allí conoció "al guardiamarina Bianchi, jefe de esa sección". "Uno que me quedó marcado fue el cabo Lamas, un salteño que siempre lo estaba acosando a este camarada" indicó Zabala.
"Fue por quedarse con un poco de comida", da cuenta sobre el argumento para estaquear a este soldado. "Le ordenaron traer un paquete para la cocina, creo que carne en lata, y lo acusaban de haberse comido una. Cuando descubren el faltante lo llaman y me dijo: «Me voy, este me va a hacer mierd@, me la tiene jurada» -en referencia a Lamas-, y se va, pero lo alcanzan en el pueblo, incluso le tiraron", explica.
"Lo trajeron, el cabo (Lamas) le pego dos culatazos y lo estaquearon al piso. Estuvo fácil tres días con sus noches expuesto a la intemperie con un poncho de lluvia encima. Ni siquiera lo soltaban para sus necesidades. Después hubo un bombardeo muy grande, hubo repliegues y lo vi de nuevo".
Zabala recuerda que la posición asignada era muy amplia, en Monte Williams, a unos 25 km de Puerto Argentino, una zona muy castigada por los bombardeos británicos. El episodio en el cual el marino Bianchi ordenó el estacamiento de este soldado se dio en las postrimerías de la breve guerra.
"Una noche nos llenaron de bombas el lugar y él estaqueado; había granizo, le llovió. Estaban quemándose los últimos días de la guerra, había mucho hambre y mucho miedo. Estuvimos en una situación límite. Te llevaban a morir pero primero te torturaban. Es como si nos dijeran «Vas a parir, y después te vas a morir»", relata.
"Este camarada y su compañeros ya estaban en condiciones de salir de baja y creo que todos estaban un poco rebeldes por no saber a dónde nos llevaban. Fuimos tomados de los pelos como propiedad del Estado", reflexiona.
Diario La Capital 04/2007