La guerra contra el Paraguay

Francisco no hemos leido ni una sola pagina de ese libro del historiador brasilero y ya has sacado tantas conclusiones. Dame tiempo a conseguir el libro y leerlo. El otro libro que citas ya lo he leido junto a otras obras.

Sobre permitir el paso a la Flota Imperial por los rios del Litoral en direccion al Paraguay, esto no lo conocia hasta encontrar ese link del libro de Texeira. No se....Podria ser que para 1853-55 tanto el gobierno unitario de Buenos Aires y el Partido Colorado de Montevideo estaban subordinados al Emperador del Brazil? Quizas por la deuda que Urquiza adquirio para formar el "Ejercito Grande"?

1852:


Ademas de Urquiza marcharon al frente del Ejercito aliado dos futuros presidentes condecorados por sus servicios al Emperador Pedro II, con la Orden de la Rosa, "Imperial Ordem da Rosa", una condecoracion ordenada por el Emperador Pedro I para para conmemorar el aniversario de su casamiento con su Sra Esposa Amélia (Nombre completo: Amélia Augusta Eugênia Napoleona de Beauharnais); Princesa de Leuchtenberg, Emperatriz Consorte del Brazil y Reina de Portugal.


"Na madrugada do dia 3 de fevereiro, o comandante-em-chefe aliado José Justo Urquiza percorreu as fileiras aliadas e ao passar pelas tropas brasileiras, gritou: "-Viva o Brasil! Viva o Imperador!" e os soldados por sua vez responderam com viva ao comandante-em-chefe e aos aliados. Os comandantes aliados eram Manuel Marques de Souza, Pirán, Galán, Urquiza e os futuros presidentes argentines Bartolome Mitre y Domingo Sarmiento"
http://pt.wikipedia.org/wiki/Batalha_de_Monte_Caseros

1864:
La invasión brasileña de 1864, conocida también en Brasil como Guerra contra Aguirre o -en Brasil y en portugués- Guerra do Uruguai (guerra del Uruguay) , es el nombre que los contemporáneos de los hechos e historiadores han dado a la intervención armada, efectuada por el Imperio del Brasil, que se produjo entre 1864 y 1865 en el marco de una guerra civil comprendida entre blancos y colorados, denominada Cruzada Libertadora de 1863, y tuvo como resultado que la balanza del conflicto se volcó a favor de los colorados. Dicha intervención se dio en algunas zonas del actual territorio de la República Oriental del Uruguay y el sur del Brasil, y desembocó en el establecimiento de un gobierno dictatorial conducido por el caudillo colorado Venancio Flores y el posterior desenlace de la guerra de la Triple Alianza.
http://es.wikipedia.org/wiki/Invasión_Brasileña_de_1864

1865:
Rechazo argentino a la guerra
Con todo, hubo en casi todo el resto de la Argentina una corriente generalizada de oposición a participar en esta guerra, hasta el punto que gran parte de los soldados enviados eran de raza negra. A diferencia de los soldados brasileños, éstos no eran esclavos pero formaban las capas más pobres de la sociedad. Los paraguayos llamaban generalmente "cambás" a los brasileños de raza negra, y durante la guerra extendieron ocasionalmente el término a los argentinos, evidenciando la alta proporción de soldados de raza negra entre las tropas de ese país.
Los ejemplos del rechazo argentino a luchar contra Paraguay abundan. Entre ellos se destacan el Desbande de Basualdo, ocurrido en julio de 1865, en la cual ocho mil soldados argentinos —en su inmensa mayoría entrerrianos— se negaron a luchar contra Paraguay. En esa ocasión, el gobierno central se abstuvo de represalias contra los sublevados, los cuales regresaron a sus hogares. A la precedente le siguió la Sublevación de Toledo, de noviembre de 1865, que fue duramente reprimida con el auxilio de tropas brasileñas y floristas. Uno de los líderes de la oposición contra la guerra en Entre Ríos, el general Ricardo López Jordán, había escrito a Urquiza:

"Usted nos llama para luchar contra el Paraguay. Nunca, general; él es nuestro amigo. Llámenos para luchar contra los porteños y brasileños. Estamos listos. Ésos son nuestros enemigos."
En noviembre de 1866 se produjo en la provincia de Mendoza la llamada Revolución de los Colorados y, el 10 de diciembre, el coronel Felipe Varela se unía a la misma, lanzando la siguiente Proclama:

¡Argentinos! El pabellón de mayo que radiante de gloria flameó victorioso desde los Andes hasta Ayacucho, y que en la desgraciada jornada de Pavón cayó fatalmente en las ineptas y febrinas manos del caudillo Mitre, ha sido cobardemente arrastrado por los fangales de Estero Bellaco, Tuyutí, Curuzú y Curupaití (...)
¡Abajo los traidores de la Patria! ¡Abajo los mercaderes de las cruces de Uruguayana, a precio de oro, de lágrimas y de sangre argentina y oriental!
Nuestro programa es la práctica estricta de la constitución jurada, del orden común, la paz y la amistad con el Paraguay, y la unión con las demás repúblicas americanas.
¡Compatriotas nacionalistas! El campo de la lid nos mostrará el enemigo. Allí los invita a recoger los laureles del triunfo o la muerte, vuestro jefe y amigo.

Manifiesto de Felipe Varela.


La Revolución se extendió rápidamente a las provincias argentinas de San Luis, San Juan y La Rioja y las fuerzas nacionales tardaron más de un año en vencerla.
Demorados en la represión de estas rebeliones, Mitre y sus subalternos recién pudieron regresar a la contienda en Paraguay hacia julio de 1867. Sin embargo, para ese entonces la impopularidad en Argentina de la guerra contra el Paraguay provocó una nueva rebelión, esta vez en la provincia de Santa Fe. En 1868 estalló en la provincia de Corrientes una revolución en apoyo de la política de Mitre, cuya impopularidad obligó a distraer fuerzas militares para asegurar el triunfo de los sediciosos.
Un caso extremo, y que no está solamente relacionado con la Argentina, es un comentario de un cónsul británico en una carta enviada a Gran Bretaña en abril de 1869, en que afirmaba que en territorio del Chaco Gualamba se habría formado un refugio de desertores de todos los países involucrados, que convivían en paz.
De ese modo, de los 25 000 combatientes argentinos de 1866, solo aproximadamente el 10% continuaba en 1869 en el frente, siendo en su mayoría los ex prisioneros paraguayos. Durante el penúltimo y último año de la contienda, Argentina participó casi nominalmente de la misma. También se sabe de caso de grupos de soldados correntinos que desertaron y se cambiaron al bando paraguayo.
Al concluir esta guerra, que alzó varias reconocidas voces argentinas en su contra,n. 23 109 se produjo otra rebelión que tenía entre sus motivos el rechazo a la guerra del Paraguay: en abril de 1870 la población entrerriana se sumó mayoritariamente a la rebelión liderada por Ricardo López Jordán. La misma fue aplastada por las tropas que volvían de la Guerra del Paraguay.
Otra personalidad relevante que se opuso públicamente contra la guerra, fue Juan Bautista Alberdi, que residía en Paris; éste condenó la contienda, llamándola "la guerra de la triple infamia", y al finalizar la misma publicó uno de sus libros más conocidos, El crimen de la guerra.
http://es.wikipedia.org/wiki/Guerra_de_la_Triple_Alianza#Rechazo_argentino_a_la_guerra

1868:
El Partido Nacional no concurrió a las elecciones de noviembre de 1867 porque entendió que no había garantías. La abstención electoral fue el preludio de una revuelta. Como resultado de dicha elección, las cámaras se instalaron el 15 de febrero de 1868 y Venancio Flores entregó el gobierno a Pedro Varela, presidente del Senado.
El 19 de febrero los blancos se levantaron contra el gobierno. A primeras horas de la tarde, el Fuerte (casa de gobierno) fue tomado por un contingente de 25 hombres al mando de Bernardo Berro, al grito de "abajo el Brasil" y "viva la independencia Oriental y la del Paraguay". El Presidente interino Varela y el encargado de negocios de Brasil huyeron por la puerta del fondo.
http://es.wikipedia.org/wiki/Bernardo_Prudencio_Berro



Quizas tenes razon en eso. Quizas Inglaterra necesitaba a Brazil. Si mal no recuerdo, la Corbeta britanica HMS Clio tenia su apostadero Rio de Janeiro. Alli los Britanicos tenian la base naval del Foreign Service para Sudamerica. En agosto de 1832 el Almirantazgo británico solicitó al Foreign Office enviar al almirante de la zona sudamericana "Oslow". Este Zarpo de ese Puerto para ocupar Malvinas. Quizas el Imperio del Brazil con el Imperio Britanico eran socios y tenian intereses comunes. Sin embargo es necesario recordar que para aquel tiempo tanto Portugal, como Holanda y Noruega eran una especie de semi-colonias de Londres.


Ni Buenos Aires, ni la Confederación estaban en condiciones de sostener una campaña militar contra Brasil. Es más, me atrevo a pensar que Buenos Aires iba a ser, llegado el caso, aliada de Brasil contra la Confederación llegado el caso.


Lo de las levas forzosas, los grilletes, etc., si bien es cierto, esta exagerado. Tomate tu tiempo para leer otras fuentes además de todas de las que ya has abrevado.


La verdadera historia, esta a medio camino entre una postura y la otra.



Saludos.
 

Armisael

Forista Borgeano
Colaborador
En realidad, hay que analizar algo: la Argentina no buscó dicha guerra, pero fue metida de cabeza en la misma, del lado de un enemigo tradicional, para luchar contra otro enemigo tradicional :p

Por un lado, militarmente el grueso de la campaña la llevó Brasil, que además fue el que "teóricamente" se llevó las mayores concesiones . . . . ¿o no?.

A pesar de la mentada política que "la victoria no da derechos" la diplomacia argentina se movió muy bien después de la guerra, y de la mano de UK (que jugó en contra de los intereses de sus viejos aliados imperiales, tal vez presuponiendo la posición que tomarían ambos países en los próximos años), se logró asegurar la soberanía sobre regiones totalmente abandonadas como Misiones, Chaco y Formosa (apenas unos 400.000 km2), y si no nos quedamos con el Chaco Boreal fue gracias a la intromisión de Hayes (a pesar de eso, aún hoy el 90% de esa región son latifundios en manos de empresas de terratenientes argentinos), mientras que Brasil solo tuvo beneficios territoriales marginales en la región del Matto Grosso . . .

O sea, esa guerra fue el factor que aseguró las fronteras noreste de la Argentina y el dominio completo de la Cuenca del Plata, lo que luego posibilitó dedicarse por completo a poblar la Pampa y la Patagonia . . . .

Sin la Guerra del Paraguay, la Argentina sería un "paisito sándwich" cuasi mediterráneo, de tan solo 12 provincias entre el Imperio, un Chile bioceánico, y tal vez un peligroso y expansivo Paraguay, con salida al Atlántico vía el Río de la Plata . . . .

Saludos.

P.S.1: esa hipótesis no es mía, sino que está en un muy interesante libro de Rómulo Ménendez: "Conquistas Territoriales Argentinas".

P.S.2: Anexos

http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/1/18/Historia_de_la_frontera_Paraguaya.JPG

http://plazademayo3d.blogspot.com.ar/2009/07/expansion-territorial-argentina.html
 
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Finback Ale

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El presidente paraguayo envió a José Berges como representante ante el gobierno del Uruguay para negociar esas exigencias. Cuando Berges llegó a su destino, el tratado ya había sido sustituido por el del 21 de noviembre
 
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Gaston Binnerbini

A veces los intereses estadounidenses y los britanicos van por canales distintos. En el mundo son geopoliticamente aliados pero en Sudamerica muchas veces sus interes confrontaron, y sus actores fueron terceros. La Guerra del Paraguay termina en 1870, dejo un pais en ruinas y ocupado militarmente, ya sin la mayor parte de su poblacion y mitad de lo que era su territorio, se encaminaba a ser un pais satelite de sus vecinos. El laudo de Hayes de 1978 lo veo con mucho sentido comun; De haber perdido mas territorios Paraguay perjudicaria sin dudas su recuperacion y su futuro. Aunque las consecuencias de esa Guerra aun se siguen sintiendo en el pais hermano.


Rutherford B. Hayes fue el Presidente USA numero 19. Veterano de la Guerra Civil en el bando norte o de la Union.

En 1878 Argentina y Paraguay le solicitaron a Hayes actuar como árbitro para definir sus límites en el Chaco Boreal luego de la guerra de la Triple Alianza entre Argentina, Brasil y Uruguay contra Paraguay. Hayes laudó en favor de la posición paraguaya, lo que lo hizo popular en ese país y una ciudad (Villa Hayes) y un departamento (Presidente Hayes) fueron llamados así en su honor.
El laudo arbitral del presidente Rutherford Hayes, emitido el 12 de noviembre de 1878 –que resolvió la cuestión de límites con la Argentina–, entre otras consideraciones, decía:

“se da ahora a conocer que yo: “Rutherford B. Hayes, Presidente de los Estados Unidos de América, después de haber tomado en debida consideración las dichas exposiciones y documentos fehacientes, juzgo: que la dicha República del Paraguay tiene los títulos perfectos y legales a la posesión del dicho territorio discutido entre el Pilcomayo y río Verde y de Villa Occidental situada entre ellos, y de consiguiente concedo a la dicha República del Paraguay el territorio en la orilla occidental del río del mismo nombre, entre el río Verde y el Brazo principal del Pilcomayo, incluyendo Villa Occidental”.

Tratado Secreto

Al finalizar la guerra, Brasil obtuvo todos los territorios que deseaba y Paraguay quedó transformado en un estado satélite del Brasil, hasta el punto que el ministro plenipotenciario brasileño, José Maria da Silva Paranhos Júnior, era llamado casi oficialmente en Brasil «virrey del Paraguay» (o Virrei do Paraguaí). La ocupación brasileña perduró hasta 1876, tras la firma del Tratado de Cotegipe, por el cual Brasil ocupaba nuevos territorios y obtenía «reparaciones» y diversas concesiones económicas.
Ante las imposiciones brasileñas al Paraguay, el estado argentino expresó su protesta a través del ministro de relaciones exteriores Mariano Varela, quien utilizó una frase que buscaba limitar las pretensiones del Brasil mediante la mesura argentina:

"El Gobierno Argentino ha sostenido hace muy poco tiempo —en discusiones con el representante de su majestad el emperador del Brasil— que la victoria no da derecho a las naciones aliadas para declarar por sí límites suyos los que el tratado señala [el denunciado «Tratado secreto»].

Art. 1. La República Oriental del Uruguay, Su Majestad el Emperador del Brasil, y la República Argentina contraen alianza ofensiva y defensiva en la guerra provocada por el gobierno del Paraguay.
Art. 2. Los aliados concurrirán con todos los medios de que puedan disponer, por tierra o por los ríos, según fuese necesario.
Art. 3. Debiendo las hostilidades comenzar en el territorio de la Rca. Argentina o en la parte colindante del territorio paraguayo, el mando en jefe y la dirección de los ejércitos aliados quedan a cargo del Pdte. de la Rca. Argentina y general en jefe de su ejército, brigadier don Bartolomé Mitre. Las fuerzas navales de los aliados estarán a las inmediatas órdenes del Vice Almirante Visconde de Tamandaré, comandante en jefe de la escuadra de S.M. el Emperador del Brasil. Las fuerzas terrestres de S.M. el Emperador del Brasil formarán un ejército a las órdenes de su general en jefe, el brigadier don Manuel Luís Osorio. A pesar de que las altas partes contratantes están conformes en no cambiar el teatro de las operaciones de guerra, con todo, a fin de conservar los derechos soberanos de las tres naciones, ellas convienen desde ahora en observar el principio de la reciprocidad respecto al mando en jefe, para el caso de que esas operaciones tuviesen que pasar al territorio oriental o brasileño.
Art. 4. El orden interior y la economía de las tropas quedan a cargo exclusivamente de sus jefes respectivos. El sueldo, provisiones, municiones de guerra, armas, vestuarios, equipo y medios de transporte de las tropas aliadas serán por cuenta de los respectivos Estados.
Art. 5. Las altas partes contratantes se facilitarán mutuamente los auxilios que tengan y los que necesiten, en la forma que se acuerde.
Art. 6. Los aliados se obligan solemnemente a no deponer las armas sino de común acuerdo, y mientras no hayan derrocado al actual gobierno del Paraguay, así como a no tratar separadamente, ni firmar ningún tratado de paz, tregua, armisticio, cualquiera que ponga fin o suspenda la guerra, sino por perfecta conformidad de todos.
Art. 7. No siendo la guerra contra el pueblo paraguayo sino contra su gobierno, los aliados podrán admitir en una legión paraguaya a todos los ciudadanos de esa nación que quisieran concurrir al derrocamiento de dicho gobierno , y les proporcionarán los elementos que necesiten, en la forma y condiciones que se convenga.
Art. 8. Los Aliados se obligan a respetar la independencia, soberanía e integridad territorial de la Rca. del Paraguay. En consecuencia el pueblo paraguayo podrá elegir el gobierno y las instituciones que le convengan , no incorporándose ni pidiendo el protectorado de ninguno de los aliados, como resultado de la guerra.
Art. 9. La independencia, soberanía e integridad territorial de la República, serán garantizadas colectivamente, de conformidad con el articulo precedente, por las altas partes contratantes, por el término de cinco años.
Art. 10. Queda convenido entre las altas partes contratantes que las exenciones, privilegios o concesiones que obtengan del gobierno del Paraguay serán comunes a todas ellas, gratuitamente si fuesen gratuitas, y con la misma compensación si fuesen condicionales.
Art. 11. Derrocado que sea el gobierno del Paraguay, los aliados procederán a hacer los arreglos necesarios con las autoridades constituidas, para asegurar la libre navegación de los ríos Paraná y Paraguay, de manera que los reglamentos o leyes de aquella República no obsten, impidan o graven el tránsito y navegación directa de los buques mercantes o de guerra de los Estados Aliados, que se dirijan a sus respectivos territorios o dominios que no pertenezcan al Paraguay, y tomarán las garantías convenientes para la efectividad de dichos arreglos, bajo la base de que esos reglamentos de política fluvial, bien sean para los dichos dos ríos o también para el Uruguay, se dictarán de común acuerdo entre los aliados y cualesquiera otros estados ribereños que, dentro del término que se convenga por los aliados, acepten la invitación que se les haga.
Art. 12. Los aliados se reservan concertar las medidas más convenientes a fin de garantizar la paz con la Rca. del Paraguay después del derrocamiento del actual gobierno.
Art. 13. Los aliados nombrarán oportunamente los plenipotenciarios que han de celebrar los arreglos, convenciones o tratados a que hubiese lugar, con el gobierno que se establezca en el Paraguay.
Art. 14. Los aliados exigirán de aquel gobierno el pago de los gastos de la guerra que se han visto obligados a aceptar, así como la reparación e indemnización de los daños y perjuicios causados a sus propiedades públicas y particulares y a las personas de sus ciudadanos, sin expresa declaración de guerra, y por los daños y perjuicios causados subsiguientemente en violación de los principios que gobiernan las leyes de la guerra. La Rca.Oriental del Uruguay exigirá también una indemnización proporcionada a los daños y perjuicios que le ha causado el gobierno del Paraguay por la guerra a que la ha forzado a entrar, en defensa de su seguridad amenazada por aquel gobierno.
Art. 15. En una convención especial se determinará el modo y forma para la liquidación y pago de la deuda procedente de las causas antedichas.
Art. 16. A fin de evitar discusiones y guerras que las cuestiones de límites envuelven, queda establecido que los aliados exigirán del gobierno del Paraguay que celebre tratados definitivos de límites con los respectivos gobiernos bajo las siguientes bases: La República Argentina quedará dividida de la República del Paraguay, por los ríos Paraná y Paraguay, hasta encontrar los límites del Imperio del Brasil, siendo éstos, en la ribera derecha del Río Paraguay, la Bahía Negra. El Imperio del Brasil quedará dividido de la República del Paraguay, en la parte del Paraná, por el primer río después del Salto de las Siete Caídas que, según el reciente mapa de Mouchez, es el Igurey, y desde la boca del Igurey y su curso superior hasta llegar a su nacimiento. En la parte de la ribera izquierda del Paraguay, por el Río Apa, desde su embocadura hasta su nacimiento. En el interior, desde la cumbre de la sierra de Mbaracayú, las vertientes del Este perteneciendo al Brasil y las del Oeste al Paraguay, y tirando líneas, tan rectas como se pueda, de dicha sierra al nacimiento del Apa y del Igurey.
Art. 17. Los aliados se garanten recíprocamente el fiel cumplimiento de los acuerdos, arreglos y tratados que hayan de celebrarse con el gobierno que se establecerá en el Paraguay, en virtud de lo convenido en este tratado de alianza, el que permanecerá siempre en plena fuerza y vigor, al efecto de que estas estipulaciones serán respetadas por la Rca. del Paraguay. A fin de obtener este resultado, ellas convienen en que, en caso de que una de las altas partes contratantes no pudiese obtener del gobierno del Paraguay el cumplimiento de lo acordado, o de que este gobierno intentase anular las estipulaciones ajustadas con los aliados, las otras emplearán activamente sus esfuerzos para que sean respetadas. Si esos esfuerzos fuesen inútiles, los aliados concurrirán con todos sus medios, a fin de hacer efectiva la ejecución de lo estipulado.
Art. 18. Este tratado quedará secreto hasta que el objeto principal de la alianza se haya obtenido.
Art. 19. Las estipulaciones de este tratado que no requieran autorización legislativa para su ratificación, empezarán a tener efecto tan pronto como sean aprobadas por los gobiernos respectivos, y las otras desde el cambio de las ratificaciones, que tendrá lugar dentro del término de cuarenta días desde la fecha de dicho tratado, o antes si fuese posible.
En testimonio de lo cual los abajo firmados, plenipotenciarios de S.E. el Presidente de la República Argentina, de S.M. el Emperador del Brasil y de S.E. el Gobernador Provisorio de la República Oriental, en virtud de nuestros plenos poderes, firmamos este tratado y le hacemos poner nuestros sellos en la Ciudad de Buenos Aires, el 1º de Mayo del año de Nuestro Señor de 1865. C. DE CASTRO
J. OCTAVIANO DE ALMEIDA ROSA
RUFINO DE ELIZALDE.
PROTOCOLO
SS. ЕЕ. los Plenipotenciarios de la República Argentina, de la República Oriental del Uruguay, y de S. M. el Emperador del Brasil, hallándose reunidos en el Despacho de Negocios Estrangeros, han acordado:
1°) Que en cumplimiento del Tratado de Alianza de esta fecha, las fortificaciones de Humaitá serán demolidas, y no será permitido erigir otras de igual naturaleza, que puedan impedir la fiel ejecucion de dicho Tratado;
2°) Que siendo una de las medidas necesarias para garantir la paz con el gobierno que se establecerá en el Paraguay, el no dejar alli armas ó elementos de guerra, los que se encuentran serán divididos por partes iguales entre los aliados;
3°) Que los trofeos y botin que se tomen al enemigo serán divididos entre los aliados que hagan la captura;
4°) Que los jefes de los ejércitos aliados concertarán las medidas para llevar á efecto lo aqui acordado.
Y firmaron este Protocolo en Buenos Aires el 1° de Mayo de 1865.
CARLOS DE CASTRO,
F. OCTAVIANO DE ALMEIDA ROSA,
RUFINO DE ELIZALDE.

http://es.wikisource.org/wiki/Tratado_Secreto_de_la_Triple_Alianza
 
Última edición por un moderador:
En Paraguay, llevan 143 años haciendo la plancha. No se sienten las consecuencias de nada. Argentina y Brasil son los chivos expiatorios que distraen a la población del Paraguay de su verdadero problema. Su clase dirigente y gobernante que se la afana toda.



Léete el ABC Color todos los días como lo hago yo, y te va a caer la ficha de como es la mano.



Saludos.
 
G

Gaston Binnerbini

Y fijate que esa misma vision la tienen por ejemplo algunos chilenos con respecto al retraso socio-economico de Bolivia como consecuencia de la Guerra del Pacifico y la consiguiente perdida maritima. En el caso paraguayo la Guerra del Paraguay fue sin dudas apocaliptica. Nunca mas volvio a ser un proyecto de potencia con desarrollo estatal propio como el Paraguay de los Lopez. Y ya que tocamos la Guerra del Pacifico, vale mencionar que un ex-presidente argentino, el Dr Roque Sáenz Peña se presento voluntario en el Ejercito del Peru donde fue aceptado con el grado de Tte Cnel. Cayo prisionero de los chilenos en el transcurso de la Guerra.

Abajo un ejemplo de como Brazil a diferencia de nuestras ex-colonias Españolas mantuvo su unidad, y supo expandirse al tiempo que nuestros paises se separaban:

Gran Bretaña fue aliada y protectora de Portugal frente a los españoles. Al independizarse las ex-colonias españolas quedaron expuestas al intervencionismo britanico. En lugar de mantener la unidad comenzaron a separarse en regiones que contenian fragiles estados.

Imagen de Wikipedia.

las originarias Provincias del Rio de la Plata sufrieron en primera instancia el desgajamiento del Paraguay (como consecuencia de la politica expansionista del Brasil?); El Alto Peru (Bolivia); (Al negarsele ayuda desde BsAs a la campaña de San Martin en el Peru, debio ceder el protagonismo a Bolivar y Sucre su subalterno independiza a Bolivia); Uruguay: (Rivadavia cede ante presiones britanicas), y acepta que el Imperio del Brazil incorpore a la Banda Oriental como su "Provincia Cisplatina"; hasta que Dorrego prosigue la lucha y se logra su independencia.

A lo que quiero llegar, el retraso seria colectivo mas que individual. Gran parte de los habitantes tanto de Bolivia y del Paraguay los tenemos dentro de nuestras fronteras, proceso comparable con el exodo de nuestros provincianos en direccion a BsAs, y creo que deberiamos conocer mas las consecuencias de nuestra historia comun para comprender un poco mas sobre nuestro estancamiento colectivo.

Saludos

Cita del libro de Pacho O'Donnell sobre Rosas el Maldito de nuestra historia oficial.
 
Última edición por un moderador:
Sigo el topic, muy bueno. Permitidme mi intromisión. Hablando de líderes y pueblos sin entrar el sofisma del destino

Ejemplo 1. nación pujante que entra en barrena y no se recupera desde hace 7 siglos.
La sultana Aixa le dijo a su hijo Boabdil al abandonar Granada
"no llores como mujer lo que no supiste defender como hombre" > Los árabes no levantaron cabeza como civilización pujante nunca más-.

Ejemplo 2. nación que desconoce el rumbo desde su independencia ó desde que el dios Inti no iluminó el progreso desde los albores de su civilización como en otros sitios.
Correa, presidente de Ecuador, no encuentro... palabras.
"nada para nosotros, todo para la patria"

Ejemplo 3. nación pujante que padeció la lacra del comunismo y lucha por despertarse nuevamente.
Himno de la RDA 1949 ( ya iban mal de tiempo)
Auferstanden aus Ruinens > hermoso himno de una nación creada a la fuerza, que sufrió el yugo comunista y la ineptitud de sus líderes para guiar al pueblo germano oriental. Éste sí es un ejemplo de mala dirección, su gente lo padeció. La secuelas son y serán importantes, no obstante muchos no se cruzaron de brazos o se pusieron a llorar por su creación o desaparición ej: Angela Merkel

VS.

Ejemplo 4. Un ejemplo práctico de un país que padeció todo e hizo padecer al mundo... incluso fue víctima de su propio ego antes de cualquier otro enemigo.
Pintada en una pared semiderruida de Berlín de postguerra autor popular... luego será utilizada políticamente (pero para bien)
"nicht für uns alle für Deutschland" > los alemanes trabajan a destajo en pos de la reconstrucción de su patria, haciendo horas extras gratis. Guiados por buenos líderes, como Konrad Adenauer, mentor del resurgimiento alemán, hoy son una potencia económica europea nuevamente.

Ejemplo 5. El ejemplo de amor ciego por una patria que se hizo y subsiste a sablazos.
«Nos arrastró 40 años por el desierto, para traernos al único lugar en todo el Medio Oriente donde no hay petróleo» Primer Ministro Golda Meir. Los israelitas resumen en un pueblo el fervor ciego , el hacer y el vivir por un país. Ej: administración del agua> Jaffa exporta cítricos, los árabes (los jeques) juegan al golf.

sldos



 
Y fijate que esa misma vision la tienen por ejemplo algunos chilenos con respecto al retraso socio-economico de Bolivia como consecuencia de la Guerra del Pacifico y la consiguiente perdida maritima. En el caso paraguayo la Guerra del Paraguay fue sin dudas apocaliptica. Nunca mas volvio a ser un proyecto de potencia con desarrollo estatal propio como el Paraguay de los Lopez. Y ya que tocamos la Guerra del Pacifico, vale mencionar que un ex-presidente argentino, el Dr Roque Sáenz Peña se presento voluntario en el Ejercito del Peru donde fue aceptado con el grado de Tte Cnel. Cayo prisionero de los chilenos en el transcurso de la Guerra.

Abajo un ejemplo de como Brazil a diferencia de nuestras ex-colonias Españolas mantuvo su unidad, y supo expandirse al tiempo que nuestros paises se separaban:

Gran Bretaña fue aliada y protectora de Portugal frente a los españoles. Al independizarse las ex-colonias españolas quedaron expuestas al intervencionismo britanico. En lugar de mantener la unidad comenzaron a separarse en regiones que contenian fragiles estados. las originarias Provincias del Rio de la Plata sufrieron en primera instancia el desgajamiento del Paraguay (como consecuencia de la politica expansionista del Brasil?); El Alto Peru (Bolivia); (Al negarsele ayuda desde BsAs a la campaña de San Martin en el Peru, debio ceder el protagonismo a Bolivar y Sucre su subalterno independiza a Bolivia); Uruguay: (Rivadavia cede ante presiones britanicas), y acepta que el Imperio del Brazil incorpore a la Banda Oriental como su "Provincia Cisplatina"; hasta que Dorrego prosigue la lucha y se logra su independencia.

A lo que quiero llegar, el retraso seria colectivo mas que individual. Gran parte de los habitantes tanto de Bolivia y del Paraguay los tenemos dentro de nuestras fronteras, proceso comparable con el exodo de nuestros provincianos en direccion a BsAs, y creo que deberiamos conocer mas las consecuencias de nuestra historia comun para comprender un poco mas sobre nuestro estancamiento colectivo.

Saludos



Que Paraguay fue y esta arruinado por su propia clase dirigente es algo evidente. No tiene que ver con ningún tipo de "visión".

Fíjate como se la afanan toda, fíjate el escandaloso nivel de corrupción que tienen, fíjate como en 143 años, la mejor política de inclusión social que desarrollaron fue la de exportar pobreza a países vecinos.

Estas un "poquito" fanatizado y eso te impide ver la realidad. Paraguay no necesita de Formosa y de parte de Misiones para ser potencia mundial si se lo propusiera. Como tampoco necesita volver a tener las "estancias de la patria", y bla, bla, bla.


Paraguay necesita gobiernos serios... Lo mismo que necesitamos nosotros. Buscar culpables afuera es tan fácil...


Por cierto, a mi no me vengas a explicar que es Paraguay. Veraneo todos los años en Paraguay. Media familia la tengo allá. Y conozco muy bien como "funciona" Paraguay.
 
G

Gaston Binnerbini

Estas un "poquito" fanatizado .

Perdon, pero no creo haber faltado el respeto para merecer el calificativo de "Fanatico". Puedo estar equivocado o no con respecto a la Unidad de nuestros pueblos y nuestro destino comun. Eso no me hace pintar como "Fanatizado". Ademas no fue una idea propia, sino un sentimiento muy anterior a mi propia existencia fisica. No me prendere a debatir en ese mismo tono. Abajo unos apuntes de Wikipedia sobre el proceso de separacion del Paraguay del resto de las Provincias Unidas, contiene detalles interesantes que van desde su La Fundacion de Buenos Aires, pasando por la independencia hasta la Guerra de la Triple Alianza:

Paraguay y la Fundacion de Buenos Aires:

La ciudad de Asunción del Paraguay fue la primera capital de la gobernación del Río de la Plata; desde allí partieron las expediciones que fundaron las demás ciudades de la misma, entre ellas Buenos Aires. Eso le valió, entre los historiadores, el calificativo de «madre de ciudades»

La división de la gobernación en dos, quedando Buenos Aires como capital de la gobernación del Río de la Plata y Asunción como capital de la gobernación del Paraguay, no alteró durante mucho tiempo la primacía del Paraguay en la cuenca del Plata. En primer lugar, primacía poblacional: hasta la segunda mitad del siglo XVIII, la población de Buenos Aires fue menor que la de Asunción, y no fue hasta bien entrado el siglo XIX que la jurisdicción de Buenos Aires superó en población a la del Paraguay.

Guerras Guaraniticas:

La revolución comunera del Paraguay, ocurrida entre 1717 y 1735, inició un proceso de pérdida del favor real para esa provincia, proceso que fue continuado con la preponderancia del gobernador de Buenos Aires en las guerras guaraníticas, y con el encargo real del rey español al gobernador de Buenos Aires Francisco de Paula Bucarelli de dirigir la expulsión de los jesuitas no solamente de su jurisdicción, sino también de las gobernaciones vecinas. El proceso culminó en el año 1776, con la creación del virreinato del Río de la Plata, con capital en Buenos Aires. La provincia del Paraguay, transformada en intendencia en 1782, fue incorporada al nuevo virreinato.
En general se supone que los paraguayos solamente toleraron la nueva situación, que los ponía manifiestamente en inferioridad de condiciones respecto a la ciudad que había sido fundada por asuncenos y gobernada desde Asunción.

Paraguay en las Invasiones Inglesas:

Se generó entre la población paraguaya un resentimiento contra Buenos Aires, que se mantuvo oculto hasta el final del período colonial. Incluso la decisión de deponer al virrey Sobremonte, tomada exclusivamente por los estamentos porteños en 1807, fue aceptada sin reclamamación alguna en el Paraguay, y esta intendencia participó en la defensa contra las Invasiones Inglesas con una fuerza de 534 hombres, comandados por el coronel de milicias José de Espínola y Peña.

Luego de las Invasiones Inglesas, el virreinato quedó regido de hecho por un sistema de libre comercio internacional, y el antiguo monopolio colonial fue reemplazado por una relación mercantil muy favorable a Buenos Aires. En los años siguientes a las invasiones británicas, los comerciantes asuncenos pretendieron elevar los precios de sus exportaciones y crear un monopolio para la yerba mate similar al que existía sobre la venta de tabaco, llamado estanco del tabaco. Los asuncenos pretendían reducir así la competencia de la Villa Real de la Concepción y obtener mayores ganancias a expensas de los consumidores de Buenos Aires, que sufrirían los efectos del monopolio. El secretario del Real Consulado de Buenos Aires, Manuel Belgrano, presionó exitosamente al virrey para impedir que se concretara el monopolio, lo que generó profundos sentimientos de suspicacia y recelo en las regiones productoras de yerba mate, que estaban en su apogeo al momento de la Revolución de Mayo.

Conflicto de la Yerba Mate:

La oposición del Paraguay a la infuencia porteña se debía también a factores económicos: desde siempre, el gobierno porteño — y luego el virreinal — había apoyado el desarrollo del comercio de la yerba mate en las antiguas misiones jesuíticas guaraníes, que desde la perspectiva asuncena habían sido rivales económicos.9 Otro factor que amplió los resentimientos paraguayos fue el cierre de la navegación paraguaya hacia el Río de la Plata. En 1739 la Real Audiencia de Charcas dispuso que Santa Fe fuera un puerto preciso de la navegación del Paraguay, lo que fue confirmado por la real cédula del 1 de abril de 1743. Todos los barcos procedentes del Paraguay debían desembarcar sus cargas en Santa Fe para luego de pagar un impuesto seguir por tierra hacia Buenos Aires, lo que provocó disputas entre los cabildos y gobernadores de las tres ciudades. El 13 de abril de 1780 el virrey Pedro Melo de Portugal abolió provisoriamente los privilegios del puerto preciso de Santa Fe, lo que fue confirmado por el Consejo de Indias el 14 de febrero de 1781.

Paraguay en la Revolucion de Mayo:

A raíz de la delicada situación española en la península ibérica, que luchaba contra las tropas de Napoleón Bonaparte, el 25 de mayo de 1810 fue depuesto en Buenos Aires el virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros, hecho conocido como Revolución de Mayo. En su lugar asumió el mando una Junta Provisional de Gobierno, que aspiraba a gobernar el virreinato del Río de la Plata en nombre del rey Fernando VII hasta que se aclarase la situación en la península ibérica.
El movimiento había sido realizado exclusivamente en la capital del virreinato, sin consulta previa alguna con las demás ciudades e intendencias del mismo. Por ello la junta y el Cabildo de Buenos Aires dirigieron comunicaciones a las demás ciudades, villas y autoridades del virreinato, expresando sus motivos para asumir el gobierno y solicitando su reconocimiento y acatamiento. También se pedía el envío de diputados para la formación de un gobierno representativo.

Las comunicaciones de la junta y del cabildo, fechadas respectivamente el 27 y 29 de mayo, fueron llevadas a Asunción por el coronel José de Espínola y Peña:

"V.S. conoce muy bien los males que son consiguientes a una desunión, que abriendo la puerta, a consideraciones dirigidas por el interés momentáneo de cada pueblo, produzca al fin, una recíproca debilidad que haga inevitable la ruina de todos, y ésta debería esperarse más de cerca, si la potencia vecina que acecha, pudiese calcular sobre la disolución de la unidad de estas provincias." Circular de la Junta Provisional Gubernativa

Conflicto Espinola - Velazco:

Espínola había sido separado del cargo de subdelegado y comandante de armas de Concepción por el gobernador-intendente, Bernardo de Velasco en 1805. Restituido en el cargo posteriormente, había sido separado nuevamente en 1810, por "los tristes lamentos de los pobladores de Villa Real hasta entonces oprimidos por el despótico manejo del expresado coronel".12 Viajó a Buenos Aires en marzo de 1810 para gestionar su reposición, por lo que el Cabildo de Asunción y Velasco hicieron saber al virrey su oposición a la misma. Espínola ha sido descrito como "hombre ordinario, violento, arrogante, ambicioso e ignorante" y también que "no había un viviente más odiado de los paraguayos".

El Paraguay y la Revolución de Mayo en Buenos Aires:

Producida la Revolución de Mayo, Espínola adhirió a ella. En razón de su jerarquía militar, la Junta lo comisionó para obtener la adhesión de la intendencia del Paraguay, llevando además en su camino las comunicaciones oficiales destinadas a las ciudades y villas que se hallaban en el camino a Asunción: San Nicolás de los Arroyos, Rosario, Santa Fe de la Vera Cruz, Bajada del Paraná y Corrientes.

Al llegar a la Villa del Pilar de Ñeembucú, en cuya fundación había participado, el enviado de la junta porteña convocó al cabildo, presionándolo a reconocer y jurar a la Junta de Buenos Aires; también expidió células para el reclutamiento de tropas, tanto para enviar a Buenos Aires como para tener apoyo militar en el Paraguay. El 21 de junio llegó a Asunción, poniendo en manos del gobernador Velasco los pliegos que llevaba. Llevaba además el nombramiento secreto como comandante general del Paraguay, que mantuvo oculto, pero el gobernador se enteró de su contenido. Entendiendo que el acatamiento a la junta acarrearía su deposición, Velasco ordenó a Espínola que marchara inmediatamente a Concepción, en donde pensaba retenerlo hasta que se resolviera el acatamiento al movimiento revolucionario.
Al ver comprometida su situación, el enviado de la junta escapó río Paraguay abajo, amenazando regresar al frente de una expedición militar. Velasco emitió una circular a los comandantes y comisionados de los pueblos del sur de su jurisdicción, declarando a Espínola suspenso en todo mando militar y amenazando a quienes lo auxiliasen o secundaran.

Rechazo a la Junta de Buenos Aires:

El día 26 de junio, el gobernador convocó al cabildo de Asunción y le pidió su parecer en una reunión que él mismo presidió:

(...) que tratándose de un asunto extraordinario de la mayor gravedad, y en cuya resolución se interesaba toda la provincia, convenía proceder con toda madurez y circunspección, conociendo fielmente su voluntad, y que para ello se convocase una asamblea general del clero, oficiales militares, magistrados, corporaciones, hombres literatos y vecinos propietarios de toda la jurisdicción, para que decidiesen lo que fuese justo y conveniente.


Acta del Cabildo de Asunción:

Acatando el dictamen del cabildo, el 28 de junio el gobernador emitió un manifiesto convocando a una junta general de la provincia para el día 4 de julio, pero el día 2 de ese mes la aplazó hasta el 24 de julio para que pudieran asistir representantes de toda la jurisdicción:
La Asamblea comenzó con la lectura de una proclama por miembros del Cabildo de Asunción, explicando las razones de la convocatoria, dando a conocer las últimas noticias que se tenían de España y aconsejando las medidas que se deberían tomar. Desechando el parecer de Gaspar Rodríguez de Francia, quien opinaba que el gobierno español había caducado en el Paraguay, el congreso resolvió por aclamación (sin votación alguna) aceptar las medidas aconsejadas por el cabildo de no adherir al movimiento revolucionario porteño, aunque sí mantener relaciones fraternales con la Junta, y jurar obediencia al Consejo de Regencia de España e Indias:

Artículo 1º – Que inmediatamente y sin disolverse esta Junta, se proceda al reconocimiento y solemne jura del Supremo Consejo de Regencia, legítimamente representante de nuestro Soberano, el señor Fernando 7º; respecto a que según los incontestables documentos que se han leído y tenido presente, no puede dudarse de su legítima instalación y reconocimiento por las Provincias de España, Naciones Aliadas, y hasta en este mismo continente.

Art. 2º – Que se guarde armonía correspondiente y fraternal amistad con la Junta Provisional de Buenos Aires, suspendiendo todo reconocimiento de superioridad en ella, hasta tanto que S. M. resuelva lo que sea de su soberano agrado en vista de los pliegos que la expresada Junta Provisional dice haber enviado con un oficial al Gobierno Soberano legítimamente establecido en España, y del parte que se dará por esta Provincia.
En precaución a la advertencia de la Junta de Buenos Aires respecto a una posible invasión portuguesa al Paraguay, el Congreso decidió:

Art. 3º – Que en atención a estarnos asechando la Potencia vecina, según manifiesta la misma Junta, disponga nuestro Gobernador Comandante General, se forme a la mayor brevedad una Junta de Guerra para tratar y poner inmediatamente en ejecución los medios que se adopten para la defensa de esta Provincia, que en prueba de su fidelidad al Rey, está pronta a sacrificar las vidas y haciendas de sus habitantes por la conservación de los dominios de S. M.
Art. 4º – Que se de cuenta al Supremo Consejo de Regencia, y se conteste a la Junta de Buenos Aires, con arreglo a lo resuelto y acordado en esta acta, que se archivará para perpetua memoria; y la firmaron los señores arriba expresados y demás que forman este respetable Congreso de que da fe – Jacinto Ruíz – Escribano público de Gobierno

Luego de jurar fidelidad a Fernando VII y al Consejo de Regencia con sede en Cádiz, la Asamblea se disolvió. Velasco y el cabildo comunicaron el 27 de julio a Buenos Aires las decisiones tomadas, publicándose también ese día una proclama dando a conocer al pueblo lo decidido y aconsejando que se evite toda discusión y controversia sobre los puntos ya decididos por el juicio general de la Provincia, amenazando por poner en prisión a quienes perturben la tranquilidad pública. El 30 de julio Velasco publicó otro bando llamando a los paraguayos a alistarse para quando la Patria los necesite, creando un cuerpo militar del cual él se puso al frente, secundado por un encargado de la economía y con una fuerza efectiva de todos los ciudadanos y abitantes sin distinción de patricios ni forasteros. Al capitán Carlos Genovés, nombrado por Velasco, y al regidor José García del Barrio, nombrado por el cabildo, se les encomendó la tarea de hacer una lista de individuos alistables de Asunción y de las armas que hubiera en manos particulares. El 8 de agosto Velasco prohibió que se gastase o vendiese pólvora y estableció un toque de queda en la ciudad.

Enfrentamiento Militar:

Antes de morir en septiembre de ese año, Espínola logró convencer a la Junta de enviar una pequeña expedición armada al Paraguay, que en su opinión sería suficiente para auxiliar a los patriotas asuncenos, que supuestamente anhelaban en su mayoría adherir al movimiento.
La Asamblea del 24 de julio dispuso que se formara una junta de guerra para resistir una posible invasión portuguesa. Si bien los primeros preparativos militares tuvieron ese objeto, muy pronto se decidió que era más urgente resistir una más que probable invasión desde Buenos Aires.

Durante la ausencia de Velasco, el 8 de septiembre llegó a Asunción una nota de Vicente Nieto, presidente de la Real Audiencia de Charcas, comunicando la negativa de las intendencias del Alto Perú a reconocer a la Junta, que fue publicada por bando al día siguiente.
El 15 de septiembre, desde Misiones, Velasco ordenó al comandante Pedro Gracia enviar una flotilla naval a rescatar los buques destinados al Paraguay que se hallaban retenidos en Corrientes, además de ocupar el sur de la Intendencia hasta el río Paraná.

La región entre los ríos Tebicuary, Paraguay y Paraná y los esteros que formaban el límite occidental de las Misionesnota 3 era entonces objeto de un litigio entre la Intendencia del

Paraguay y la Tenencia de Gobierno de Corrientes:

El 10 de octubre Velasco dio a conocer una comunicación del gobernador de Montevideo, Gaspar de Vigodet, por la cual le avisaba que el ex virrey Cisneros le había hecho saber que su firma en las circulares en las que aconsejaba reconocer a la Junta fueron arrancadas a la fuerza, hecho que reforzaba la posición de resistencia de Velasco. Tres días más tarde, el propio Vigodet emitió una proclama a los paraguayos, alentándolos en su resistencia a la Junta.

Expedicion de Belgrano:

La Junta de Buenos Aires, en base a la información suministrada por Espínola, creía que bastaría una pequeña fuerza de 200 hombres para remover al gobierno realista de Asunción, dado que se pensaba que el pueblo paraguayo se hallaba reprimido por los funcionarios españoles. El 4 de spetiembre de 1810, la Junta ordenó a uno de sus vocales, el abogado Manuel Belgrano, utilizar el pequeño ejército que había organizado para operar en la Banda Oriental con la misión de incorporar al Paraguay.

El ejército inició su formación el 23 de septiembre en San Nicolás de los Arroyos,24 e incorporó más tropas en Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes y Misiones, logrando ingresar en territorio paraguayo a fines de diciembre.

Belgrano había supuesto que la sola presencia de una reducida tropa patriota en el territorio paraguayo bastaría para que la inmensa mayoría de la población paraguaya se sumara a la Revolución. Sin embargo, a partir de ese momento dejó de recibir apoyo de la población; de hecho, la población resultó manifiestamente hostil a su presencia. Sus escasas fuerzas fueron derrotadas en la Paraguarí, del 19 de enero de 1811, y en la Batalla de Tacuarí, del 9 de marzo, por las tropas del general Manuel Cabañas, ya que el gobernador Velasco había huido al iniciarse la primera de estas batallas.

Ambas victorias paraguayas son consideradas como el inicio de una toma de conciencia de las propias fuerzas por parte de la oficialidad paraguaya.
Belgrano negoció un armisticio con Cabañas, y aprovechó las negociaciones del mismo para hacer propaganda en favor de la revolución entre los oficiales enemigos:


Me conformo en todas sus partes, con cuanto usted me significa en su oficio de este día; y al efecto daré principio a mi marcha mañana, pero si usted gusta que adelantemos más la negociación para que la Provincia se persuada de que mi objeto no ha sido conquistarla, sino facilitarle medios para sus adelantamientos, felicidad y comunicaciones con la capital, sírvase decírmelo, y le haré mis proposiciones – Dios guarde a usted muchos años. Marzo 9 de 1811.

Al día siguiente Belgrano realizó 8 proposiciones, que Cabañas se excusó de resolver por carecer de facultades, enviando a su capellán y al capitán Antonio Tomás Yegros a entregar la respuesta. Éstos conferenciaron con Belgrano, y al retornar convencieron al coronel Fulgencio Yegros de la sinceridad de las intenciones de los revolucionarios porteños, que habrían aspirado solamente a expulsar a los españoles. Sabiendo del ánimo revolucionario de Yegros, Velasco lo nombró teniente gobernador de Misiones, con sede en Itapúa y al frente de dos escuadrones de caballería.

Relaciones de Velasco con los portugueses:

Luego de que la asamblea del 24 de julio le recomendara que adoptara medidas en precausión de una invasión portuguesa al Paraguay, el 31 de agosto de 1810 Velasco dirigió una comunicación en términos amistosos al comandante portugués de las Misiones Orientales, coronel Francisco das Chagas Santos. Pero el capitán general de Río Grande de San Pedro, Diego de Souza, desconfiaba de los preparativos bélicos que Velasco estaba realizando y el 3 de octubre de 1810 le solicitó explicaciones por los movimientos de tropas en áreas cercanas a las fronteras portuguesas.

Luego de la victoria de Paraguary, el 29 de enero de 1811 Velasco ordenó desde Yaguarón a Cabañas la rápida persecución de las fuerzas de Belgrano, fundamentando la acción en que:

(...) debe proporcionarnos la via de la comunicación con Montevideo y Portugal, en cuyos principios devemos de cimentar una parte principal, talves, la mayor de ntra. seguridad y defensa.

El Cabildo de Asunción compartía la opinión de Velasco, manifestándole que debía requerir el auxilio de las tropas de Vigodet solas o auxiliadas de los portugueses.
El 3 de febrero de 1811 Diego de Souza envió una nota al ministro portugués, conde de Linhares, comunicándole que el Paraguay se hallaba completamente cerrado, y que no podía conocer con certeza la suerte de las tropas enviadas por Buenos Aires, teniendo noticias de que habían sido batidas. Ese mismo día se dirigió también a Elío, congratulándolo por su elección como virrey y proponiéndole acciones conjuntas contra la Junta de Buenos Aires:

(...) convendría que V.E., de acuerdo con el gobierno del Paraguay, y protegido de las tropas de mi mando, entrase sin demora en el proyecto de libertar de la jurisdicción de aquella Junta el territorio del Uruguay y Paraná, como supongo interesa a su posición y a la mía.
Simultáneamente, en los primeros días de febrero Velasco y Cabañas pidieron ayuda militar a Diego de Souza, quien ya conociendo la derrota de Belgrano en Paraguary, y antes de recibir respuesta de Elío, el 23 de febrero escribió a Velasco expresándole que podía contar con sus tropas que quedaban prontas a obrar. Dos días después Souza se dirigió a Elío expresándole que había recibido tres chasques de Velasco y de Cabañas con una carta para Vigodet y otras 3 dirigidas a Chagas Santos:

(...) en los cuales se solicitan tropas de línea de mi gobierno con el fin no sólo de perseguir los restos del ejército destrozado de Belgrano sino de resistir a los nuevos socorros que él pidió de Corrientes y Santa Fe, y principalmente a la división de don Tomas Rocamora, que se conserva en Santa Rosa, sin sufrir pérdida alguna.

Souza comunicó el 25 de febrero a Velasco que en vez de los 200 hombres que le pedía, alistaría entre 800 y 1.000 para enviarlos a un punto de la costa del río Uruguay en espera de órdenes. También desaconsejaba la idea de Cabañas de invadir Corrientes cruzando el Paraná por el paso de Itá Ibaté, señalándole que era más prudente que lo hiciera por los distritos de Paraná y Uruguay en donde él podía desplegar una segunda columna de tropas portuguesas. Finalmente Souza envió 1.500 soldados a San Borja, mientras que en el campamento de San Diego y en los Cerros de Bagé se situaba a una fuerza similar.
El 22 de marzo de 1811 Souza recibió la noticia de la capitulación de Belgrano en Tacuarí, felicitando ese día a Velasco y enviándole de nuevo copias de sus dos cartas anteriores:

Cuente pues V.S. con los auxilios en ellos prometidos y queriendo que nos entrevistemos para coordinar el plan de las operaciones sucesivas, como juzgo preciso, avíseme en que día y lugar nos podamos encontrar para estar allí sin tardanza. El capitán de Dragones Sebastián Barreto, portador del presente oficio, dirá a V. S. más cosas interesantes y le certificará la mucha estima que tengo a las virtudes de V. S.
El capitán Barreto no pudo entregar el oficio a Velasco, por lo que el 10 de abril Souza envió con la misma comisión al capitán José de Abreu Mena Barreto, y una segunda nota:

Pero en las actuales circunstancias en que considero la debilidad de los recursos de Montevideo, creo que es de la mayor importancia que las fuerzas de V.S., auxiliadas por las mias, y conjuntamente con las de Montevideo, sean empleadas a liberar el país del Uruguay de la dominación de Buenos Aires sin lo cual ni su gobierno, ni aquel desejarán de estar siempre amenazados o inquietos.
Velasco le respondió el 29 de marzo:30

Me lisongeo que unidas las tropas del Paraguay con las Lusitanas, toda la América del Sud no es capaz de sustraer los territorios de mi mando de la dominación del Sr. Don Fernando Séptimo y unión a la Metrópoli.

Ya sin necesidad de intervenir en el Paraguay, el 27 de abril Souza comunicó a Velasco que iniciaba con sus tropas la campaña de Montevideo, actualmente en insurrección e invadida por Manuel Belgrano, dejando en Río Grande escasas fuerzas. Abreu fue retenido en Itapúa por 15 días, hasta que el 29 de abril Yegros lo autorizó a continuar hacia Asunción al día siguiente. El 9 de mayo llegó a Asunción, en donde unas 3.000 personas lo escoltaron a la casa del gobernador. Velasco le manifestó que todo su empeño era ponerse a los pies de la Serenísima Señora Doña Carlota, pues que no reconocía otro sucesor a la Corona y Dominios de España, reconocimiento sin el cual las tropas portuguesas no lo auxiliarían, por orden del conde de Linhares a Souza. El 13 de mayo Velasco convocó al Cabildo y al obispo para considerar el ofrecimiento de Abreu, siendo aceptada unánimemente la proposición. El cabildo entregó una carta a Abreu aceptando la ayuda portuguesa, sin embargo, Velasco se opuso terminantemente al ingreso de tropas portuguesas q.e por ahora no necesita esta Provª, pero escribió a Souza el 13 de mayo solicitándole una ayuda de 25.000 pesos.

Medidas Preventivas y represivas de Velasco:

Desde fines de 1810, el gobernador Velasco había tomó medidas contra quienes conspiraban a favor de la Junta de Buenos Aires, confinando a un grupo de personas en el Fuerte Borbón. El 7 de enero de 1811 hizo procesar y enviar preso a Asunción al administrador del pueblo indígena de Yaguarón, acusado de querer entregar el pueblo a Belgrano.

Luego de la victoria realista paraguaya en Paraguarí, el gobernador ordenó por bando que todas las armas de fuego capturadas al ejército de la Junta de Buenos Aires, y las demás que poseyera la población, fueran entregadas al gobierno. El 13 de marzo se conoció en Asunción la victoria realista paraguaya en la Batalla de Tacuarí, por lo que el gobernador partió hacia las Misiones, dejando el mando delegado en los cabildantes Bernardo de Haedo, José Carísimo y Francisco Díaz de Bedoya.

Tras la retirada del ejército de Belgrano, y en conocimiento de las relaciones que los jefes criollos de sus milicias habían entablaron con Belgrano, Velasco licenció sin pago alguno a los milicianos, muchos de los cuales habían servido sin paga durante 8 meses, ni tampoco recompensó a sus jefes. Impidió una entrada triunfal del ejército en la capital, mientras se hacía tributar honores en el pueblo de Santa María. Apartó de las posiciones de mando a los principales jefes criollos responsables de la victoria, considerados héroes por la población

El 4 de abril de 1811 fue descubierta una conspiración que debía estallar dos días después. Los complotados pensaban atacar el cuartel para liberar a los presos allí existentes y los prisioneros porteños que se hallaban en un barco, y apoderarse de las armas y municiones del parque de artillería. A continuación, serían capturadas y depuestas las autoridades. La defección y delación por parte de uno de los conspiradores permitió capturar a Manuel Pedro Domecg, Manuel Hidalgo y a Marcelino Rodríguez.

Luego de retornar a Asunción, Velasco publicó un bando instando a los paraguayos a la tranquilidad general, y tomó a todas las autoridades nuevamente juramento de obediencia al rey Fernando VII, ordenando festejos solemnes en toda la provincia para acompañar el juramento. A fines, de abril desarticuló la prédica del cura José Fermín Sarmiento, quien junto a José de María y a José Mariano Báez, conspiraban en Concepción a favor de la Junta de Buenos Aires.

Desautorizando la promesa que Manuel Cabañas había hecho a Belgrano respecto de dejar en libertad a los prisioneros capturado al ejército auxiliar, Velasco los hizo conducir a Asunción y desde allí a Montevideo, ciudad con la cual las comunicaciones fluviales habían sido restablecidas por el virrey Francisco Javier de Elío.

Ocupacion de Corrientes:

Para impedir un nuevo ataque al Paraguay, el 7 de abril de 1811 el comandante realista de Ñeembucú, Jaime Ferrer, avanzó con una flotilla de barcos paraguayos y se apoderó de los 8 barcos que se hallaban en el puerto de Corrientes. El 17 de abril llegaron a Corrientes un bergantín y dos faluchos armados enviados por Elío desde Montevideo con armas, municiones y 5 oficiales. Ese día Ferrer envió un ultimátum al teniente gobernador Elías Galván, para que en el término de dos horas se declarase aliado del Paraguay y reconociese a Elío como virrey del Río de la Plata. Galván abandonó la ciudad refugiándose en las cercanías, mientras que el Cabildo de Corrientes entregó la ciudad a los realistas.

El 19 de abril Ferrer desembarcó y ocupó la ciudad, haciendo jurar al día siguiente fidelidad al Consejo de Regencia de Cádiz, quedando como comandante provisorio designado por Velasco hasta la llegada del comandante designado, Blas José de Roxas Aranda. Éste se hizo cargo del gobierno el 28 de abril lanzando un proclama contra la turbulenta y fascinerosa Junta de Buenos Aires.

Visperas de la Revolucion Paraguaya:

El resentimiento de los oficiales criollos contra el gobernador Velasco luego de que éste no recompensara a los milicianos por sus victorias, junto con el temor del ingreso de fuerzas portuguesas al Paraguay, y el accionar propagandístico de Belgrano, llevó a que condensara en torno a Fulgencio Yegros una conspiración para finalizar la dependencia del Paraguay respecto del virrey Elío y del Consejo de Regencia de España. Como Yegros se hallaba en Itapúa, Gaspar Rodríguez de Francia dirigió la planificación del golpe en la capital. Allí fue decisivo el accionar del capitán Pedro Juan Caballero y del alférez Vicente Ignacio Iturbe, quienes lograron el concurso de los soldados del cuartel de Asunción.

El plan inicial prevía un movimiento sincronizado. En Itapúa se levantaría Fulgencio Yegros; en Corrientes, Blas José de Rojas; quienes destacarían columnas hacia Asunción, a las que se uniría Manuel Atanasio Cabañas en la Cordillera, entrando en la capital el 25 de mayo, primer aniversario de la revolución de Buenos Aires.

Revolucion Paraguaya:

A las 10 de la noche del día 14, Pedro Juan Caballero hizo replicar inesperadamente las campanas de la catedral; era la señal convenida para que los complotados se reunieran en el cuartel general frente a la plaza. Caballero e Iturbe avanzaron hacia el cuartel con 3 compañías de infantería y 3 de artillería, siéndole franqueado el paso por el comandante de la guardia, capitán Mauricio José Trouche, lográndose apoderar del parque de artillería y de las armas sin ninguna resistencia. Las fuerzas acantonadas en el cuartel eran: 106 soldados al mando del capitán Juan José Vera, 34 milicianos de San Isidro de Curuguaty al mando de Trouche, y una compañía de fusileros al mando de Cuestas. Cuando el mayor de plaza Cabrera retornó al cuartel con 8 soldados que realizaban una ronda, fue arrestado por Iturbe.
En la mañana del 15 de mayo, Velasco desestimó los planes de resistencia, y finalmente aceptó que le fueran asociados dos individuos para el despacho de gobierno. Éstos fueron el abogado criollo Gaspar Rodríguez de Francia y el comerciante español Juan Valeriano de Zeballos.

El cambio de gobierno se había consumado sin disparar una sola bala.
El Congreso de 1811 y la Junta de Gobierno
Entre el 17 de junio y el 20 de junio de 1811 se reunió un congreso provincial que decidió

"No reconocer otro soberano que Fernando VII y sostener los derechos, libertad, defensa e indemnidad de esta provincia".

También se decició suspender el pasado reconocimiento de la Junta de Regencia, reconociendo como única autoridad superior a las autoridades locales la del rey Fernando VII, que estaba impedido de gobernar.

El 19 de junio Velasco fue destituido y apresado junto con los miembros del cabildo, acusados de entendimiento con Elío en Montevideo y de negociar con los portugueses para defender la monarquía aún al precio de depender del Imperio portugués. Los detenidos quedaban a disposición del Congreso que se estaba celebrando.
Todo reconocimiento de autoridades españolas quedaba suspendido, pero los miembros de la Junta debían reconocer como único soberano a Fernando VII.

Se resolvió además que:

(...) esta Provincia no sólo tenga amistad, buena armonía y correspondencia con la Ciudad de Buenos aires y demás provincias confederadas, sino que también se una con ella para el fin de formar una sociedad fundada en principios de justicia, de equidad y de igualdad (...)

Las bases de la relación con Buenos Aires fueron determinadas por el Congreso como de independencia absoluta del Paraguay hasta la reunión de un congreso de las Provincias Unidas. Se nombró diputado al Congreso a reunirse en Buenos Aires a Gaspar Rodríguez de Francia, que anteriormente había sido nombrado para ese cargo por el cabildo. Los reglamentos, formas de gobierno o constitución que sancionara dicho Congreso debían ser ratificados por el Congreso paraguayo.
Las principales medidas fiscales fueron la abolición del impuesto de sisa y arbitrio que la yerba mate pagaba en Buenos Aires, y la extinción del estanco de tabaco

Independencia del Paraguay:

La independencia del Paraguay fue el proceso histórico por el cual la actual República del Paraguay se independizó de España, su metrópoli colonial, al tiempo que rechazaba también incorporarse al estado denominado Provincias Unidas del Río de la Plata (del mismo modo que a su sucesor, la Confederación Argentina), que pretendía ejercer soberanía sobre todos los dominios del extinto virreinato del Río de la Plata, incluida la intendencia del Paraguay.
Tratado confederal entre las juntas de Asunción y Buenos Aires:

El 20 de julio de 1811 el Congreso paraguayo envió una nota a la Junta de Buenos Aires comunicándole sus resoluciones, expresando que el Paraguay deseaba autogobernarse y mantenía el propósito de defender la causa común del señor Don Fernando VII. La Junta Grande de Buenos Aires respondió por otra nota del 28 de agosto de 1811 aceptando el autogobierno paraguayo en los siguientes términos: Si es la voluntad decidida de esa provincia gobernarse por sí y con independencia del gobierno provisional, no nos opondremos a ello.

Se estableció un proyecto de confederación entre las Provincias Unidas del Río de la Plata y Paraguay, pero los intereses contrapuestos de las elites porteñas y asuncenas chocaron. El 12 de octubre de 1811 se firmó con los enviados de Buenos Aires, Manuel Belgrano y Vicente Anastasio de Echevarría, un Tratado de Amistad, Auxilio y Comercio, reconociendo el gobierno de Buenos Aires la autonomía de la Provincia del Paraguay hasta la celebración de un congreso general que decidiera la forma de gobierno, estableciendo de hecho la independencia del Paraguay. Rodríguez de Francia fue elegido como diputado al congreso general de las provincias del Río de la Plata, aunque no viajó. Ningún otro paso se dio hacia la formación de una confederación y el Paraguay se comportó como un estado independiente desde entonces.

El río Paraná quedó como límite provisorio entre las juntas de Asunción y Buenos Aires, pero se dejaba en custodia provisoria del gobierno de Asunción el Departamento de Candelaria.

El Doctor Francia y la Junta:

Una medida de primera importancia fue la solicitud de devolución de las causas judiciales en recurso de apelación ante la ex Real Audiencia de Buenos Aires, declarándose la Junta a sí misma tribunal de apelación. La solicitud fue planteada el 19 de marzo de 1812 y aceptada por el Trinvirato que gobernaba en Buenos Aires el 2 de abril.35 Desde esa fecha data la independencia judicial del estado paraguayo.

En noviembre de ese año, Francia fue nuevamente llamado a formar parte del gobierno, como encargado de las relaciones exteriores. Pero no hubo novedades en ese aspecto hasta mayo de 1813, momento en que llegó a Asunción el enviado del gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata, Nicolás de Herrera, con la misión de invitar al Paraguay a enviar diputados a la Asamblea General Constituyente que se había ya reunido en Buenos Aires. Francia decidió no contestar su invitación, objetando que debía esperar la reunión de un Congreso, que se reuniría en agosto.

El Congreso de 1813 y el Consulado:

El Congreso se reunió el 30 de septiembre. Su primera decisión fue negarse a recibir al enviado del gobierno de las Provincias Unidas y responderle que no se enviaría "ahora" al diputado exigido por el mismo. A continuación aceptó la renuncia presentada por Francia, al que se le pidió que redactara un plan de gobierno.
(.....................)
Al cerrar en unos pocos días las sesiones del Congreso, el de 1813 repitió lo actuado dos años antes, y fijó un antecedente que sería imitado en todos los congresos subsiguientes, hasta el año 1865: el Congreso del Paraguay era elegido para una sola sesión — que podía durar desde un día hasta algunas semanas — y al término de la misma se consideraba disuelto. Serían las autoridades ejecutivas las encargadas de convocar al Congreso, excepto en los pocos casos en que su convocatoria ocurría en una fecha determinada por el Congreso anterior. El último de estos Congresos sería reunido en 1865 por Francisco Solano López al iniciar la Guerra de la Triple Alianza.

Controversias sobre el Congreso de 1813:

"La independencia de nuestro país fue declarada y proclamada en el congreso reunido en octubre de 1813, pero por una negligencia inexplicable, ni se consignó esa declaración en un acto formal, ni se promulgó, ni se juró, ni se comunicó al exterior y quedó por consiguiente, desconocida y como si no existiese esa independencia."

Carlos Antonio López, Mensaje de Inauguración del Congreso, 14 de mayo de 1854.
Consulado:

Una medida de gran impacto fue la prohibición para los españoles peninsulares de casarse con nativas del país, adoptada a principios de 1814. Para ese entonces, varios centenares de españoles habían sido expulsados del Paraguay.

Otra medida que adoptó el Consulado fue declararse neutral en el conflicto entre Artigas y el Directorio, que ya había encendido la primera guerra civil rioplatense. El oficial Matiauda, que había apoyado a Yegros en 1811, se pasó a los artiguistas y participó en la política de la provincia de Corrientes.

EL PEREGRINAR DE ARTIGAS RUMBO AL PARAGUAY Por. Rubens “Chopo” Rodríguez.
http://chancharruas.wordpress.com/2...r-de-artigas-rumbo-al-paraguay-segunda-parte/
Dictadura de Gaspar Rodríguez de Francia:

El 3 de octubre de 1814 se reunió el tercer Congreso paraguayo, formado por alrededor de mil diputados. A propuesta de Francia, que presidió las sesiones, se unificó el Poder Ejecutivo en una sola persona, dándole el título y carácter excepcional de Dictador Supremo de la República del Paraguay. El cargo duraría cuatro años, tras los cuales se debería reunir otro Congreso nacional y decidir sobre el sistema de gobierno. Para el cargo fue electo Gaspar Rodríguez de Francia.
A partir de ese momento, Francia impuso un sistema de férreo control del comercio exterior: aumentó los aranceles de importación y creó el monopolio estatal de la exportación de maderas y otros bienes. Por un tiempo se mantuvo relativamente libre la exportación de tabaco y yerba mate, pero las restricciones a la actividad portuaria fueron en aumento. En particular, se prohibió la exportacíón de moneda metálica, medida que complicó todas las operatorias de comercio exterior

Se acentuó la persecución de los adversarios del régimen, especialmente a quienes eran considerados partidarios de las Provincias Unidas del Río de la Plata.
 
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Gaston Binnerbini

Continuacion de los apuntes de arriba sobre el Paraguay:

Apenas asumido el mando perpetuo, Francia clausuró el puerto de Pilar, único que se mantenía en comunicación con las Provincias Unidas. El puerto de Asunción había sido gradualmente cerrado, y el de Itapúa, que permitía un escaso comercio con el Brasil, sería clausurado en 1818. A partir de ese momento, el aislamiento del Paraguay fue total.33 52 53 Los extranjeros que se introdujeran en el territorio del Paraguay de allí en adelante, como José Artigas a fines de 1820, o Aimé Bonpland al año siguiente, serían confinados de por vida en el interior del país.

Dos conspiraciones de gran evergadura para intentar derribar a Francia fueron descubiertas en 1820 y 1821. Uno total de 69 personas fueron ejecutadas, entre ellos Fulgencio Yegros y Pedro Juan Caballero.

Muchos más huyeron a las Provincias Unidas. La depuración de la administración pública fue total: cada soldado, maestro, cura o empleado público era enteramente leal al dictador, y sólo a él respondían. Sus órdenes eran dictadas verbalmente, o escritas con indicación de ser destruidas. Muy escasos documentos públicos quedaron de las más de dos décadas en que gobernó el Dr. Francia.

La dictadura de Gaspar Rodríguez de Francia mantuvo completamente aislado al país, así como también casi completamente falto de leyes o normas de cualquier tipo. No hubo sanción de una constitución, ni fue oficialmente sancionada la independencia. A la fecha del fallecimiento de Francia, en septiembre de 1840, el Paraguay era la única de las antiguas colonias españolas de América continental que no había proclamado formalmente su independencia. No obstante, su independencia de hecho, tanto política como cultural y económica, era más completa que en cualquiera de las otras ex colonias españolas.

El Acta de la Independencia:

El mismo día de la muerte de Francia, asumió el mando una Junta de los comandantes de los cuatro cuarteles de la capital, bajo la presidencia del alcalde del cabildo, Manuel Antonio Ortiz. Se asignó a sí misma la misión de convocar un Congreso, pero las semanas pasaban sin que éste fuera anunciado. De modo que el 22 de enero de 1841, un golpe de estado dirigido por un cabo de ejército terminó con la Junta. En su lugar asumió un Triunvirato, formado por Juan José Medina, José Gabriel Benítez y José Domingo Campos, que convocó al Congreso; éstos fueron a su vez derrocados el 19 de febrero por un segundo golpe de estado. El jefe de este golpe de estado, coronel Mariano Roque Alonso, asumió el gobierno con el título de Comandante General de Armas. Ejercía como secretario el doctor Carlos Antonio López, sobrino del dictador Francia.

El 12 de marzo se reunió el Congreso. Su primera preocupación fue formar un gobierno, al que dieron el nombre de Consulado. Se regiría por los mismos principios del Consulado de 1813, y lo formarían Alonso y López, y durarían tres años en su mandato. El cónsul Alonso se concentró en la seguridad y defensa del país, mientras todo el resto de la administración pública era llevada adelante por López.
Fuera de esta elección, el Congreso decidió la apertura comercial y diplomática con los países vecinos; lo hizo en forma bastante moderada, ya que se habilitaron solamente los puertos de Pilar e Itapúa. Pese a que los más letrados de los paraguayos esperaban la sanción de una Constitución, el tema no fue siquiera considerado.

Considerando:

Que nuestra emancipación e independencia es un hecho solemne e incontestable en el espacio de más de treinta años.
Que durante este largo tiempo y desde que la República del Paraguay se segregó con sus esfuerzos de la metrópoli española para siempre; también del mismo modo se separó de hecho de todo poder extranjero, queriendo desde entonces con voto uniforme pertenecer a sí misma; y formar como ha formado una nación libre e independiente bajo el sistema republicano sin que aparezca dato alguno que contradiga esta explícita declaración.
Que este derecho propio de todo estado libre sea reconocido a otras provincias de Sud América por la República Argentina, y no parece justo pensar que aquel se le desconozca a la República del Paraguay, que además de los justos títulos en que lo funda, la naturaleza lo ha prodigado sus dones para que sea una nación fuerte, populosa, fecunda en recursos, y en todos los ramos de industria y comercio.
Que tantos sufrimientos y privaciones anteriores consagrados con resignación a la independencia de nuestra República por salvarnos a la vez del abismo de la guerra civil, son también fuertes comprobantes de la indudable voluntad general de los pueblos de la República por su absoluta emancipación é independencia de todo dominio y poder extraño.
Que consecuente a estos principios y al voto general de la República para que nada falte a la base fundamental de nuestra existencia política confiados en la divina providencia declaramos solemnemente:
Primero: La República del Paraguay en el Río de la Plata es para siempre de hecho y de derecho una nación libre e independiente de todo poder extraño.
Segundo: Nunca jamás será el patrimonio de una persona, o de una familia."


Fin de la Epoca Consular:

Carlos Antonio Lopez:


Promulgada la Ley de la Administración Política de 1844, el 13 de marzo de ese año, reunido el Congreso, se dio por terminado el gobierno Consular y se decidió elegir un Presidente siendo elegido Don Carlos Antonio López primer Presidente Constitucional de la República por el período 1844-1854. Al término de dicho periodo, fue reelegido dos veces, una por tres (1854-1857) y otra por diez años (1857-1867), no pudiendo completarse esta tercera etapa de su presidencia por su fallecimiento, el 10 de septiembre de 1862. Aunque nominalmente era un presidente actuando bajo una constitución republicana, gobernó despóticamente. Su gobierno dotó al país de una nueva constitución y un ejército moderno.

Francisco Solano Lopez:

A la muerte de su padre en 1862, el Congreso de la Nación lo elige democráticamente como presidente de la República del Paraguay. En un efusivo discurso al asumir dijo que «la nación debe romper su relativo aislamiento y hacer que la voz del Paraguay fuera oída». Con esto se refería a su deseo de romper con el aislamiento político hipernacionalista impulsado por el Dr. Francia y luego su padre Don Carlos Antonio López.
 
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Perdon, pero no creo haber faltado el respeto para merecer el calificativo de "Fanatico". Puedo estar equivocado o no con respecto a la Unidad de nuestros pueblos y nuestro destino comun. Eso no me hace pintar como "Fanatizado". Ademas no fue una idea propia, sino un sentimiento muy anterior a mi propia existencia fisica. No me prendere a debatir en ese mismo tono. Abajo unos apuntes de Wikipedia sobre el proceso de separacion del Paraguay del resto de las Provincias Unidas, contiene detalles interesantes que van desde su La Fundacion de Buenos Aires, pasando por la independencia hasta la Guerra de la Triple Alianza:

Paraguay y la Fundacion de Buenos Aires:

La ciudad de Asunción del Paraguay fue la primera capital de la gobernación del Río de la Plata; desde allí partieron las expediciones que fundaron las demás ciudades de la misma, entre ellas Buenos Aires. Eso le valió, entre los historiadores, el calificativo de «madre de ciudades»

La división de la gobernación en dos, quedando Buenos Aires como capital de la gobernación del Río de la Plata y Asunción como capital de la gobernación del Paraguay, no alteró durante mucho tiempo la primacía del Paraguay en la cuenca del Plata. En primer lugar, primacía poblacional: hasta la segunda mitad del siglo XVIII, la población de Buenos Aires fue menor que la de Asunción, y no fue hasta bien entrado el siglo XIX que la jurisdicción de Buenos Aires superó en población a la del Paraguay.

Guerras Guaraniticas:

La revolución comunera del Paraguay, ocurrida entre 1717 y 1735, inició un proceso de pérdida del favor real para esa provincia, proceso que fue continuado con la preponderancia del gobernador de Buenos Aires en las guerras guaraníticas, y con el encargo real del rey español al gobernador de Buenos Aires Francisco de Paula Bucarelli de dirigir la expulsión de los jesuitas no solamente de su jurisdicción, sino también de las gobernaciones vecinas. El proceso culminó en el año 1776, con la creación del virreinato del Río de la Plata, con capital en Buenos Aires. La provincia del Paraguay, transformada en intendencia en 1782, fue incorporada al nuevo virreinato.
En general se supone que los paraguayos solamente toleraron la nueva situación, que los ponía manifiestamente en inferioridad de condiciones respecto a la ciudad que había sido fundada por asuncenos y gobernada desde Asunción.

Paraguay en las Invasiones Inglesas:

Se generó entre la población paraguaya un resentimiento contra Buenos Aires, que se mantuvo oculto hasta el final del período colonial. Incluso la decisión de deponer al virrey Sobremonte, tomada exclusivamente por los estamentos porteños en 1807, fue aceptada sin reclamamación alguna en el Paraguay, y esta intendencia participó en la defensa contra las Invasiones Inglesas con una fuerza de 534 hombres, comandados por el coronel de milicias José de Espínola y Peña.

Luego de las Invasiones Inglesas, el virreinato quedó regido de hecho por un sistema de libre comercio internacional, y el antiguo monopolio colonial fue reemplazado por una relación mercantil muy favorable a Buenos Aires. En los años siguientes a las invasiones británicas, los comerciantes asuncenos pretendieron elevar los precios de sus exportaciones y crear un monopolio para la yerba mate similar al que existía sobre la venta de tabaco, llamado estanco del tabaco. Los asuncenos pretendían reducir así la competencia de la Villa Real de la Concepción y obtener mayores ganancias a expensas de los consumidores de Buenos Aires, que sufrirían los efectos del monopolio. El secretario del Real Consulado de Buenos Aires, Manuel Belgrano, presionó exitosamente al virrey para impedir que se concretara el monopolio, lo que generó profundos sentimientos de suspicacia y recelo en las regiones productoras de yerba mate, que estaban en su apogeo al momento de la Revolución de Mayo.

Conflicto de la Yerba Mate:

La oposición del Paraguay a la infuencia porteña se debía también a factores económicos: desde siempre, el gobierno porteño — y luego el virreinal — había apoyado el desarrollo del comercio de la yerba mate en las antiguas misiones jesuíticas guaraníes, que desde la perspectiva asuncena habían sido rivales económicos.9 Otro factor que amplió los resentimientos paraguayos fue el cierre de la navegación paraguaya hacia el Río de la Plata. En 1739 la Real Audiencia de Charcas dispuso que Santa Fe fuera un puerto preciso de la navegación del Paraguay, lo que fue confirmado por la real cédula del 1 de abril de 1743. Todos los barcos procedentes del Paraguay debían desembarcar sus cargas en Santa Fe para luego de pagar un impuesto seguir por tierra hacia Buenos Aires, lo que provocó disputas entre los cabildos y gobernadores de las tres ciudades. El 13 de abril de 1780 el virrey Pedro Melo de Portugal abolió provisoriamente los privilegios del puerto preciso de Santa Fe, lo que fue confirmado por el Consejo de Indias el 14 de febrero de 1781.

Paraguay en la Revolucion de Mayo:

A raíz de la delicada situación española en la península ibérica, que luchaba contra las tropas de Napoleón Bonaparte, el 25 de mayo de 1810 fue depuesto en Buenos Aires el virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros, hecho conocido como Revolución de Mayo. En su lugar asumió el mando una Junta Provisional de Gobierno, que aspiraba a gobernar el virreinato del Río de la Plata en nombre del rey Fernando VII hasta que se aclarase la situación en la península ibérica.
El movimiento había sido realizado exclusivamente en la capital del virreinato, sin consulta previa alguna con las demás ciudades e intendencias del mismo. Por ello la junta y el Cabildo de Buenos Aires dirigieron comunicaciones a las demás ciudades, villas y autoridades del virreinato, expresando sus motivos para asumir el gobierno y solicitando su reconocimiento y acatamiento. También se pedía el envío de diputados para la formación de un gobierno representativo.

Las comunicaciones de la junta y del cabildo, fechadas respectivamente el 27 y 29 de mayo, fueron llevadas a Asunción por el coronel José de Espínola y Peña:

"V.S. conoce muy bien los males que son consiguientes a una desunión, que abriendo la puerta, a consideraciones dirigidas por el interés momentáneo de cada pueblo, produzca al fin, una recíproca debilidad que haga inevitable la ruina de todos, y ésta debería esperarse más de cerca, si la potencia vecina que acecha, pudiese calcular sobre la disolución de la unidad de estas provincias." Circular de la Junta Provisional Gubernativa

Conflicto Espinola - Velazco:

Espínola había sido separado del cargo de subdelegado y comandante de armas de Concepción por el gobernador-intendente, Bernardo de Velasco en 1805. Restituido en el cargo posteriormente, había sido separado nuevamente en 1810, por "los tristes lamentos de los pobladores de Villa Real hasta entonces oprimidos por el despótico manejo del expresado coronel".12 Viajó a Buenos Aires en marzo de 1810 para gestionar su reposición, por lo que el Cabildo de Asunción y Velasco hicieron saber al virrey su oposición a la misma. Espínola ha sido descrito como "hombre ordinario, violento, arrogante, ambicioso e ignorante" y también que "no había un viviente más odiado de los paraguayos".

El Paraguay y la Revolución de Mayo en Buenos Aires:

Producida la Revolución de Mayo, Espínola adhirió a ella. En razón de su jerarquía militar, la Junta lo comisionó para obtener la adhesión de la intendencia del Paraguay, llevando además en su camino las comunicaciones oficiales destinadas a las ciudades y villas que se hallaban en el camino a Asunción: San Nicolás de los Arroyos, Rosario, Santa Fe de la Vera Cruz, Bajada del Paraná y Corrientes.

Al llegar a la Villa del Pilar de Ñeembucú, en cuya fundación había participado, el enviado de la junta porteña convocó al cabildo, presionándolo a reconocer y jurar a la Junta de Buenos Aires; también expidió células para el reclutamiento de tropas, tanto para enviar a Buenos Aires como para tener apoyo militar en el Paraguay. El 21 de junio llegó a Asunción, poniendo en manos del gobernador Velasco los pliegos que llevaba. Llevaba además el nombramiento secreto como comandante general del Paraguay, que mantuvo oculto, pero el gobernador se enteró de su contenido. Entendiendo que el acatamiento a la junta acarrearía su deposición, Velasco ordenó a Espínola que marchara inmediatamente a Concepción, en donde pensaba retenerlo hasta que se resolviera el acatamiento al movimiento revolucionario.
Al ver comprometida su situación, el enviado de la junta escapó río Paraguay abajo, amenazando regresar al frente de una expedición militar. Velasco emitió una circular a los comandantes y comisionados de los pueblos del sur de su jurisdicción, declarando a Espínola suspenso en todo mando militar y amenazando a quienes lo auxiliasen o secundaran.

Rechazo a la Junta de Buenos Aires:

El día 26 de junio, el gobernador convocó al cabildo de Asunción y le pidió su parecer en una reunión que él mismo presidió:

(...) que tratándose de un asunto extraordinario de la mayor gravedad, y en cuya resolución se interesaba toda la provincia, convenía proceder con toda madurez y circunspección, conociendo fielmente su voluntad, y que para ello se convocase una asamblea general del clero, oficiales militares, magistrados, corporaciones, hombres literatos y vecinos propietarios de toda la jurisdicción, para que decidiesen lo que fuese justo y conveniente.


Acta del Cabildo de Asunción:

Acatando el dictamen del cabildo, el 28 de junio el gobernador emitió un manifiesto convocando a una junta general de la provincia para el día 4 de julio, pero el día 2 de ese mes la aplazó hasta el 24 de julio para que pudieran asistir representantes de toda la jurisdicción:
La Asamblea comenzó con la lectura de una proclama por miembros del Cabildo de Asunción, explicando las razones de la convocatoria, dando a conocer las últimas noticias que se tenían de España y aconsejando las medidas que se deberían tomar. Desechando el parecer de Gaspar Rodríguez de Francia, quien opinaba que el gobierno español había caducado en el Paraguay, el congreso resolvió por aclamación (sin votación alguna) aceptar las medidas aconsejadas por el cabildo de no adherir al movimiento revolucionario porteño, aunque sí mantener relaciones fraternales con la Junta, y jurar obediencia al Consejo de Regencia de España e Indias:

Artículo 1º – Que inmediatamente y sin disolverse esta Junta, se proceda al reconocimiento y solemne jura del Supremo Consejo de Regencia, legítimamente representante de nuestro Soberano, el señor Fernando 7º; respecto a que según los incontestables documentos que se han leído y tenido presente, no puede dudarse de su legítima instalación y reconocimiento por las Provincias de España, Naciones Aliadas, y hasta en este mismo continente.

Art. 2º – Que se guarde armonía correspondiente y fraternal amistad con la Junta Provisional de Buenos Aires, suspendiendo todo reconocimiento de superioridad en ella, hasta tanto que S. M. resuelva lo que sea de su soberano agrado en vista de los pliegos que la expresada Junta Provisional dice haber enviado con un oficial al Gobierno Soberano legítimamente establecido en España, y del parte que se dará por esta Provincia.
En precaución a la advertencia de la Junta de Buenos Aires respecto a una posible invasión portuguesa al Paraguay, el Congreso decidió:

Art. 3º – Que en atención a estarnos asechando la Potencia vecina, según manifiesta la misma Junta, disponga nuestro Gobernador Comandante General, se forme a la mayor brevedad una Junta de Guerra para tratar y poner inmediatamente en ejecución los medios que se adopten para la defensa de esta Provincia, que en prueba de su fidelidad al Rey, está pronta a sacrificar las vidas y haciendas de sus habitantes por la conservación de los dominios de S. M.
Art. 4º – Que se de cuenta al Supremo Consejo de Regencia, y se conteste a la Junta de Buenos Aires, con arreglo a lo resuelto y acordado en esta acta, que se archivará para perpetua memoria; y la firmaron los señores arriba expresados y demás que forman este respetable Congreso de que da fe – Jacinto Ruíz – Escribano público de Gobierno

Luego de jurar fidelidad a Fernando VII y al Consejo de Regencia con sede en Cádiz, la Asamblea se disolvió. Velasco y el cabildo comunicaron el 27 de julio a Buenos Aires las decisiones tomadas, publicándose también ese día una proclama dando a conocer al pueblo lo decidido y aconsejando que se evite toda discusión y controversia sobre los puntos ya decididos por el juicio general de la Provincia, amenazando por poner en prisión a quienes perturben la tranquilidad pública. El 30 de julio Velasco publicó otro bando llamando a los paraguayos a alistarse para quando la Patria los necesite, creando un cuerpo militar del cual él se puso al frente, secundado por un encargado de la economía y con una fuerza efectiva de todos los ciudadanos y abitantes sin distinción de patricios ni forasteros. Al capitán Carlos Genovés, nombrado por Velasco, y al regidor José García del Barrio, nombrado por el cabildo, se les encomendó la tarea de hacer una lista de individuos alistables de Asunción y de las armas que hubiera en manos particulares. El 8 de agosto Velasco prohibió que se gastase o vendiese pólvora y estableció un toque de queda en la ciudad.

Enfrentamiento Militar:

Antes de morir en septiembre de ese año, Espínola logró convencer a la Junta de enviar una pequeña expedición armada al Paraguay, que en su opinión sería suficiente para auxiliar a los patriotas asuncenos, que supuestamente anhelaban en su mayoría adherir al movimiento.
La Asamblea del 24 de julio dispuso que se formara una junta de guerra para resistir una posible invasión portuguesa. Si bien los primeros preparativos militares tuvieron ese objeto, muy pronto se decidió que era más urgente resistir una más que probable invasión desde Buenos Aires.

Durante la ausencia de Velasco, el 8 de septiembre llegó a Asunción una nota de Vicente Nieto, presidente de la Real Audiencia de Charcas, comunicando la negativa de las intendencias del Alto Perú a reconocer a la Junta, que fue publicada por bando al día siguiente.
El 15 de septiembre, desde Misiones, Velasco ordenó al comandante Pedro Gracia enviar una flotilla naval a rescatar los buques destinados al Paraguay que se hallaban retenidos en Corrientes, además de ocupar el sur de la Intendencia hasta el río Paraná.

La región entre los ríos Tebicuary, Paraguay y Paraná y los esteros que formaban el límite occidental de las Misionesnota 3 era entonces objeto de un litigio entre la Intendencia del

Paraguay y la Tenencia de Gobierno de Corrientes:

El 10 de octubre Velasco dio a conocer una comunicación del gobernador de Montevideo, Gaspar de Vigodet, por la cual le avisaba que el ex virrey Cisneros le había hecho saber que su firma en las circulares en las que aconsejaba reconocer a la Junta fueron arrancadas a la fuerza, hecho que reforzaba la posición de resistencia de Velasco. Tres días más tarde, el propio Vigodet emitió una proclama a los paraguayos, alentándolos en su resistencia a la Junta.

Expedicion de Belgrano:

La Junta de Buenos Aires, en base a la información suministrada por Espínola, creía que bastaría una pequeña fuerza de 200 hombres para remover al gobierno realista de Asunción, dado que se pensaba que el pueblo paraguayo se hallaba reprimido por los funcionarios españoles. El 4 de spetiembre de 1810, la Junta ordenó a uno de sus vocales, el abogado Manuel Belgrano, utilizar el pequeño ejército que había organizado para operar en la Banda Oriental con la misión de incorporar al Paraguay.

El ejército inició su formación el 23 de septiembre en San Nicolás de los Arroyos,24 e incorporó más tropas en Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes y Misiones, logrando ingresar en territorio paraguayo a fines de diciembre.

Belgrano había supuesto que la sola presencia de una reducida tropa patriota en el territorio paraguayo bastaría para que la inmensa mayoría de la población paraguaya se sumara a la Revolución. Sin embargo, a partir de ese momento dejó de recibir apoyo de la población; de hecho, la población resultó manifiestamente hostil a su presencia. Sus escasas fuerzas fueron derrotadas en la Paraguarí, del 19 de enero de 1811, y en la Batalla de Tacuarí, del 9 de marzo, por las tropas del general Manuel Cabañas, ya que el gobernador Velasco había huido al iniciarse la primera de estas batallas.

Ambas victorias paraguayas son consideradas como el inicio de una toma de conciencia de las propias fuerzas por parte de la oficialidad paraguaya.
Belgrano negoció un armisticio con Cabañas, y aprovechó las negociaciones del mismo para hacer propaganda en favor de la revolución entre los oficiales enemigos:


Me conformo en todas sus partes, con cuanto usted me significa en su oficio de este día; y al efecto daré principio a mi marcha mañana, pero si usted gusta que adelantemos más la negociación para que la Provincia se persuada de que mi objeto no ha sido conquistarla, sino facilitarle medios para sus adelantamientos, felicidad y comunicaciones con la capital, sírvase decírmelo, y le haré mis proposiciones – Dios guarde a usted muchos años. Marzo 9 de 1811.

Al día siguiente Belgrano realizó 8 proposiciones, que Cabañas se excusó de resolver por carecer de facultades, enviando a su capellán y al capitán Antonio Tomás Yegros a entregar la respuesta. Éstos conferenciaron con Belgrano, y al retornar convencieron al coronel Fulgencio Yegros de la sinceridad de las intenciones de los revolucionarios porteños, que habrían aspirado solamente a expulsar a los españoles. Sabiendo del ánimo revolucionario de Yegros, Velasco lo nombró teniente gobernador de Misiones, con sede en Itapúa y al frente de dos escuadrones de caballería.

Relaciones de Velasco con los portugueses:

Luego de que la asamblea del 24 de julio le recomendara que adoptara medidas en precausión de una invasión portuguesa al Paraguay, el 31 de agosto de 1810 Velasco dirigió una comunicación en términos amistosos al comandante portugués de las Misiones Orientales, coronel Francisco das Chagas Santos. Pero el capitán general de Río Grande de San Pedro, Diego de Souza, desconfiaba de los preparativos bélicos que Velasco estaba realizando y el 3 de octubre de 1810 le solicitó explicaciones por los movimientos de tropas en áreas cercanas a las fronteras portuguesas.

Luego de la victoria de Paraguary, el 29 de enero de 1811 Velasco ordenó desde Yaguarón a Cabañas la rápida persecución de las fuerzas de Belgrano, fundamentando la acción en que:

(...) debe proporcionarnos la via de la comunicación con Montevideo y Portugal, en cuyos principios devemos de cimentar una parte principal, talves, la mayor de ntra. seguridad y defensa.

El Cabildo de Asunción compartía la opinión de Velasco, manifestándole que debía requerir el auxilio de las tropas de Vigodet solas o auxiliadas de los portugueses.
El 3 de febrero de 1811 Diego de Souza envió una nota al ministro portugués, conde de Linhares, comunicándole que el Paraguay se hallaba completamente cerrado, y que no podía conocer con certeza la suerte de las tropas enviadas por Buenos Aires, teniendo noticias de que habían sido batidas. Ese mismo día se dirigió también a Elío, congratulándolo por su elección como virrey y proponiéndole acciones conjuntas contra la Junta de Buenos Aires:

(...) convendría que V.E., de acuerdo con el gobierno del Paraguay, y protegido de las tropas de mi mando, entrase sin demora en el proyecto de libertar de la jurisdicción de aquella Junta el territorio del Uruguay y Paraná, como supongo interesa a su posición y a la mía.
Simultáneamente, en los primeros días de febrero Velasco y Cabañas pidieron ayuda militar a Diego de Souza, quien ya conociendo la derrota de Belgrano en Paraguary, y antes de recibir respuesta de Elío, el 23 de febrero escribió a Velasco expresándole que podía contar con sus tropas que quedaban prontas a obrar. Dos días después Souza se dirigió a Elío expresándole que había recibido tres chasques de Velasco y de Cabañas con una carta para Vigodet y otras 3 dirigidas a Chagas Santos:

(...) en los cuales se solicitan tropas de línea de mi gobierno con el fin no sólo de perseguir los restos del ejército destrozado de Belgrano sino de resistir a los nuevos socorros que él pidió de Corrientes y Santa Fe, y principalmente a la división de don Tomas Rocamora, que se conserva en Santa Rosa, sin sufrir pérdida alguna.

Souza comunicó el 25 de febrero a Velasco que en vez de los 200 hombres que le pedía, alistaría entre 800 y 1.000 para enviarlos a un punto de la costa del río Uruguay en espera de órdenes. También desaconsejaba la idea de Cabañas de invadir Corrientes cruzando el Paraná por el paso de Itá Ibaté, señalándole que era más prudente que lo hiciera por los distritos de Paraná y Uruguay en donde él podía desplegar una segunda columna de tropas portuguesas. Finalmente Souza envió 1.500 soldados a San Borja, mientras que en el campamento de San Diego y en los Cerros de Bagé se situaba a una fuerza similar.
El 22 de marzo de 1811 Souza recibió la noticia de la capitulación de Belgrano en Tacuarí, felicitando ese día a Velasco y enviándole de nuevo copias de sus dos cartas anteriores:

Cuente pues V.S. con los auxilios en ellos prometidos y queriendo que nos entrevistemos para coordinar el plan de las operaciones sucesivas, como juzgo preciso, avíseme en que día y lugar nos podamos encontrar para estar allí sin tardanza. El capitán de Dragones Sebastián Barreto, portador del presente oficio, dirá a V. S. más cosas interesantes y le certificará la mucha estima que tengo a las virtudes de V. S.
El capitán Barreto no pudo entregar el oficio a Velasco, por lo que el 10 de abril Souza envió con la misma comisión al capitán José de Abreu Mena Barreto, y una segunda nota:

Pero en las actuales circunstancias en que considero la debilidad de los recursos de Montevideo, creo que es de la mayor importancia que las fuerzas de V.S., auxiliadas por las mias, y conjuntamente con las de Montevideo, sean empleadas a liberar el país del Uruguay de la dominación de Buenos Aires sin lo cual ni su gobierno, ni aquel desejarán de estar siempre amenazados o inquietos.
Velasco le respondió el 29 de marzo:30

Me lisongeo que unidas las tropas del Paraguay con las Lusitanas, toda la América del Sud no es capaz de sustraer los territorios de mi mando de la dominación del Sr. Don Fernando Séptimo y unión a la Metrópoli.

Ya sin necesidad de intervenir en el Paraguay, el 27 de abril Souza comunicó a Velasco que iniciaba con sus tropas la campaña de Montevideo, actualmente en insurrección e invadida por Manuel Belgrano, dejando en Río Grande escasas fuerzas. Abreu fue retenido en Itapúa por 15 días, hasta que el 29 de abril Yegros lo autorizó a continuar hacia Asunción al día siguiente. El 9 de mayo llegó a Asunción, en donde unas 3.000 personas lo escoltaron a la casa del gobernador. Velasco le manifestó que todo su empeño era ponerse a los pies de la Serenísima Señora Doña Carlota, pues que no reconocía otro sucesor a la Corona y Dominios de España, reconocimiento sin el cual las tropas portuguesas no lo auxiliarían, por orden del conde de Linhares a Souza. El 13 de mayo Velasco convocó al Cabildo y al obispo para considerar el ofrecimiento de Abreu, siendo aceptada unánimemente la proposición. El cabildo entregó una carta a Abreu aceptando la ayuda portuguesa, sin embargo, Velasco se opuso terminantemente al ingreso de tropas portuguesas q.e por ahora no necesita esta Provª, pero escribió a Souza el 13 de mayo solicitándole una ayuda de 25.000 pesos.

Medidas Preventivas y represivas de Velasco:

Desde fines de 1810, el gobernador Velasco había tomó medidas contra quienes conspiraban a favor de la Junta de Buenos Aires, confinando a un grupo de personas en el Fuerte Borbón. El 7 de enero de 1811 hizo procesar y enviar preso a Asunción al administrador del pueblo indígena de Yaguarón, acusado de querer entregar el pueblo a Belgrano.

Luego de la victoria realista paraguaya en Paraguarí, el gobernador ordenó por bando que todas las armas de fuego capturadas al ejército de la Junta de Buenos Aires, y las demás que poseyera la población, fueran entregadas al gobierno. El 13 de marzo se conoció en Asunción la victoria realista paraguaya en la Batalla de Tacuarí, por lo que el gobernador partió hacia las Misiones, dejando el mando delegado en los cabildantes Bernardo de Haedo, José Carísimo y Francisco Díaz de Bedoya.

Tras la retirada del ejército de Belgrano, y en conocimiento de las relaciones que los jefes criollos de sus milicias habían entablaron con Belgrano, Velasco licenció sin pago alguno a los milicianos, muchos de los cuales habían servido sin paga durante 8 meses, ni tampoco recompensó a sus jefes. Impidió una entrada triunfal del ejército en la capital, mientras se hacía tributar honores en el pueblo de Santa María. Apartó de las posiciones de mando a los principales jefes criollos responsables de la victoria, considerados héroes por la población

El 4 de abril de 1811 fue descubierta una conspiración que debía estallar dos días después. Los complotados pensaban atacar el cuartel para liberar a los presos allí existentes y los prisioneros porteños que se hallaban en un barco, y apoderarse de las armas y municiones del parque de artillería. A continuación, serían capturadas y depuestas las autoridades. La defección y delación por parte de uno de los conspiradores permitió capturar a Manuel Pedro Domecg, Manuel Hidalgo y a Marcelino Rodríguez.

Luego de retornar a Asunción, Velasco publicó un bando instando a los paraguayos a la tranquilidad general, y tomó a todas las autoridades nuevamente juramento de obediencia al rey Fernando VII, ordenando festejos solemnes en toda la provincia para acompañar el juramento. A fines, de abril desarticuló la prédica del cura José Fermín Sarmiento, quien junto a José de María y a José Mariano Báez, conspiraban en Concepción a favor de la Junta de Buenos Aires.

Desautorizando la promesa que Manuel Cabañas había hecho a Belgrano respecto de dejar en libertad a los prisioneros capturado al ejército auxiliar, Velasco los hizo conducir a Asunción y desde allí a Montevideo, ciudad con la cual las comunicaciones fluviales habían sido restablecidas por el virrey Francisco Javier de Elío.

Ocupacion de Corrientes:

Para impedir un nuevo ataque al Paraguay, el 7 de abril de 1811 el comandante realista de Ñeembucú, Jaime Ferrer, avanzó con una flotilla de barcos paraguayos y se apoderó de los 8 barcos que se hallaban en el puerto de Corrientes. El 17 de abril llegaron a Corrientes un bergantín y dos faluchos armados enviados por Elío desde Montevideo con armas, municiones y 5 oficiales. Ese día Ferrer envió un ultimátum al teniente gobernador Elías Galván, para que en el término de dos horas se declarase aliado del Paraguay y reconociese a Elío como virrey del Río de la Plata. Galván abandonó la ciudad refugiándose en las cercanías, mientras que el Cabildo de Corrientes entregó la ciudad a los realistas.

El 19 de abril Ferrer desembarcó y ocupó la ciudad, haciendo jurar al día siguiente fidelidad al Consejo de Regencia de Cádiz, quedando como comandante provisorio designado por Velasco hasta la llegada del comandante designado, Blas José de Roxas Aranda. Éste se hizo cargo del gobierno el 28 de abril lanzando un proclama contra la turbulenta y fascinerosa Junta de Buenos Aires.

Visperas de la Revolucion Paraguaya:

El resentimiento de los oficiales criollos contra el gobernador Velasco luego de que éste no recompensara a los milicianos por sus victorias, junto con el temor del ingreso de fuerzas portuguesas al Paraguay, y el accionar propagandístico de Belgrano, llevó a que condensara en torno a Fulgencio Yegros una conspiración para finalizar la dependencia del Paraguay respecto del virrey Elío y del Consejo de Regencia de España. Como Yegros se hallaba en Itapúa, Gaspar Rodríguez de Francia dirigió la planificación del golpe en la capital. Allí fue decisivo el accionar del capitán Pedro Juan Caballero y del alférez Vicente Ignacio Iturbe, quienes lograron el concurso de los soldados del cuartel de Asunción.

El plan inicial prevía un movimiento sincronizado. En Itapúa se levantaría Fulgencio Yegros; en Corrientes, Blas José de Rojas; quienes destacarían columnas hacia Asunción, a las que se uniría Manuel Atanasio Cabañas en la Cordillera, entrando en la capital el 25 de mayo, primer aniversario de la revolución de Buenos Aires.

Revolucion Paraguaya:

A las 10 de la noche del día 14, Pedro Juan Caballero hizo replicar inesperadamente las campanas de la catedral; era la señal convenida para que los complotados se reunieran en el cuartel general frente a la plaza. Caballero e Iturbe avanzaron hacia el cuartel con 3 compañías de infantería y 3 de artillería, siéndole franqueado el paso por el comandante de la guardia, capitán Mauricio José Trouche, lográndose apoderar del parque de artillería y de las armas sin ninguna resistencia. Las fuerzas acantonadas en el cuartel eran: 106 soldados al mando del capitán Juan José Vera, 34 milicianos de San Isidro de Curuguaty al mando de Trouche, y una compañía de fusileros al mando de Cuestas. Cuando el mayor de plaza Cabrera retornó al cuartel con 8 soldados que realizaban una ronda, fue arrestado por Iturbe.
En la mañana del 15 de mayo, Velasco desestimó los planes de resistencia, y finalmente aceptó que le fueran asociados dos individuos para el despacho de gobierno. Éstos fueron el abogado criollo Gaspar Rodríguez de Francia y el comerciante español Juan Valeriano de Zeballos.

El cambio de gobierno se había consumado sin disparar una sola bala.
El Congreso de 1811 y la Junta de Gobierno
Entre el 17 de junio y el 20 de junio de 1811 se reunió un congreso provincial que decidió

"No reconocer otro soberano que Fernando VII y sostener los derechos, libertad, defensa e indemnidad de esta provincia".

También se decició suspender el pasado reconocimiento de la Junta de Regencia, reconociendo como única autoridad superior a las autoridades locales la del rey Fernando VII, que estaba impedido de gobernar.

El 19 de junio Velasco fue destituido y apresado junto con los miembros del cabildo, acusados de entendimiento con Elío en Montevideo y de negociar con los portugueses para defender la monarquía aún al precio de depender del Imperio portugués. Los detenidos quedaban a disposición del Congreso que se estaba celebrando.
Todo reconocimiento de autoridades españolas quedaba suspendido, pero los miembros de la Junta debían reconocer como único soberano a Fernando VII.

Se resolvió además que:

(...) esta Provincia no sólo tenga amistad, buena armonía y correspondencia con la Ciudad de Buenos aires y demás provincias confederadas, sino que también se una con ella para el fin de formar una sociedad fundada en principios de justicia, de equidad y de igualdad (...)

Las bases de la relación con Buenos Aires fueron determinadas por el Congreso como de independencia absoluta del Paraguay hasta la reunión de un congreso de las Provincias Unidas. Se nombró diputado al Congreso a reunirse en Buenos Aires a Gaspar Rodríguez de Francia, que anteriormente había sido nombrado para ese cargo por el cabildo. Los reglamentos, formas de gobierno o constitución que sancionara dicho Congreso debían ser ratificados por el Congreso paraguayo.
Las principales medidas fiscales fueron la abolición del impuesto de sisa y arbitrio que la yerba mate pagaba en Buenos Aires, y la extinción del estanco de tabaco

Independencia del Paraguay:

La independencia del Paraguay fue el proceso histórico por el cual la actual República del Paraguay se independizó de España, su metrópoli colonial, al tiempo que rechazaba también incorporarse al estado denominado Provincias Unidas del Río de la Plata (del mismo modo que a su sucesor, la Confederación Argentina), que pretendía ejercer soberanía sobre todos los dominios del extinto virreinato del Río de la Plata, incluida la intendencia del Paraguay.
Tratado confederal entre las juntas de Asunción y Buenos Aires:

El 20 de julio de 1811 el Congreso paraguayo envió una nota a la Junta de Buenos Aires comunicándole sus resoluciones, expresando que el Paraguay deseaba autogobernarse y mantenía el propósito de defender la causa común del señor Don Fernando VII. La Junta Grande de Buenos Aires respondió por otra nota del 28 de agosto de 1811 aceptando el autogobierno paraguayo en los siguientes términos: Si es la voluntad decidida de esa provincia gobernarse por sí y con independencia del gobierno provisional, no nos opondremos a ello.

Se estableció un proyecto de confederación entre las Provincias Unidas del Río de la Plata y Paraguay, pero los intereses contrapuestos de las elites porteñas y asuncenas chocaron. El 12 de octubre de 1811 se firmó con los enviados de Buenos Aires, Manuel Belgrano y Vicente Anastasio de Echevarría, un Tratado de Amistad, Auxilio y Comercio, reconociendo el gobierno de Buenos Aires la autonomía de la Provincia del Paraguay hasta la celebración de un congreso general que decidiera la forma de gobierno, estableciendo de hecho la independencia del Paraguay. Rodríguez de Francia fue elegido como diputado al congreso general de las provincias del Río de la Plata, aunque no viajó. Ningún otro paso se dio hacia la formación de una confederación y el Paraguay se comportó como un estado independiente desde entonces.

El río Paraná quedó como límite provisorio entre las juntas de Asunción y Buenos Aires, pero se dejaba en custodia provisoria del gobierno de Asunción el Departamento de Candelaria.

El Doctor Francia y la Junta:

Una medida de primera importancia fue la solicitud de devolución de las causas judiciales en recurso de apelación ante la ex Real Audiencia de Buenos Aires, declarándose la Junta a sí misma tribunal de apelación. La solicitud fue planteada el 19 de marzo de 1812 y aceptada por el Trinvirato que gobernaba en Buenos Aires el 2 de abril.35 Desde esa fecha data la independencia judicial del estado paraguayo.

En noviembre de ese año, Francia fue nuevamente llamado a formar parte del gobierno, como encargado de las relaciones exteriores. Pero no hubo novedades en ese aspecto hasta mayo de 1813, momento en que llegó a Asunción el enviado del gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata, Nicolás de Herrera, con la misión de invitar al Paraguay a enviar diputados a la Asamblea General Constituyente que se había ya reunido en Buenos Aires. Francia decidió no contestar su invitación, objetando que debía esperar la reunión de un Congreso, que se reuniría en agosto.

El Congreso de 1813 y el Consulado:

El Congreso se reunió el 30 de septiembre. Su primera decisión fue negarse a recibir al enviado del gobierno de las Provincias Unidas y responderle que no se enviaría "ahora" al diputado exigido por el mismo. A continuación aceptó la renuncia presentada por Francia, al que se le pidió que redactara un plan de gobierno.
(.....................)
Al cerrar en unos pocos días las sesiones del Congreso, el de 1813 repitió lo actuado dos años antes, y fijó un antecedente que sería imitado en todos los congresos subsiguientes, hasta el año 1865: el Congreso del Paraguay era elegido para una sola sesión — que podía durar desde un día hasta algunas semanas — y al término de la misma se consideraba disuelto. Serían las autoridades ejecutivas las encargadas de convocar al Congreso, excepto en los pocos casos en que su convocatoria ocurría en una fecha determinada por el Congreso anterior. El último de estos Congresos sería reunido en 1865 por Francisco Solano López al iniciar la Guerra de la Triple Alianza.

Controversias sobre el Congreso de 1813:

"La independencia de nuestro país fue declarada y proclamada en el congreso reunido en octubre de 1813, pero por una negligencia inexplicable, ni se consignó esa declaración en un acto formal, ni se promulgó, ni se juró, ni se comunicó al exterior y quedó por consiguiente, desconocida y como si no existiese esa independencia."

Carlos Antonio López, Mensaje de Inauguración del Congreso, 14 de mayo de 1854.
Consulado:

Una medida de gran impacto fue la prohibición para los españoles peninsulares de casarse con nativas del país, adoptada a principios de 1814. Para ese entonces, varios centenares de españoles habían sido expulsados del Paraguay.

Otra medida que adoptó el Consulado fue declararse neutral en el conflicto entre Artigas y el Directorio, que ya había encendido la primera guerra civil rioplatense. El oficial Matiauda, que había apoyado a Yegros en 1811, se pasó a los artiguistas y participó en la política de la provincia de Corrientes.

EL PEREGRINAR DE ARTIGAS RUMBO AL PARAGUAY Por. Rubens “Chopo” Rodríguez.
http://chancharruas.wordpress.com/2...r-de-artigas-rumbo-al-paraguay-segunda-parte/
Dictadura de Gaspar Rodríguez de Francia:

El 3 de octubre de 1814 se reunió el tercer Congreso paraguayo, formado por alrededor de mil diputados. A propuesta de Francia, que presidió las sesiones, se unificó el Poder Ejecutivo en una sola persona, dándole el título y carácter excepcional de Dictador Supremo de la República del Paraguay. El cargo duraría cuatro años, tras los cuales se debería reunir otro Congreso nacional y decidir sobre el sistema de gobierno. Para el cargo fue electo Gaspar Rodríguez de Francia.
A partir de ese momento, Francia impuso un sistema de férreo control del comercio exterior: aumentó los aranceles de importación y creó el monopolio estatal de la exportación de maderas y otros bienes. Por un tiempo se mantuvo relativamente libre la exportación de tabaco y yerba mate, pero las restricciones a la actividad portuaria fueron en aumento. En particular, se prohibió la exportacíón de moneda metálica, medida que complicó todas las operatorias de comercio exterior

Se acentuó la persecución de los adversarios del régimen, especialmente a quienes eran considerados partidarios de las Provincias Unidas del Río de la Plata.



Wikipedia no es fuente seria para un debate en serio.


Y estas "fanatizado" al momento de no reconocer hechos tal cual son. 143 años después de una guerra no podes venir con el cuento de que hoy Paraguay no progresa por una guerra de hace 143 años atrás. No tenes ninguna base empírica con la que sostener semejantes afirmaciones. Un Paraguay mal administrado por su clase dirigente en el más amplio sentido del termino, no es responsabilidad de ninguno de los tres vencedores. La desigualdad social, la exclusión social, los niveles de pobreza, de hambre y desnutrición, etc. , que padece el Paraguay, no son responsabilidad de Argentina, Brasil y Uruguay.


Considero ya no una idea distinta, sino una falta de respeto que me cargues en la mochila lo que no debo y de lo que no soy responsable.



Hay un limite para todo.
 
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