DEFENSA: Tercera Época
Allá por los comienzos de 1977, el hoy miembro de número de la real Academia de la lengua y escritor internacionalmente famoso, Arturo Pérez-Reverte, y quien esto escribe comenzamos a celebrar una serie de reuniones -habitualmente en el madrileño Café Gijón- para, a la vista del fin de la censura de Prensa que había hechode las cuestiones militares un asunto tabú durante cuarenta años, crear una publicación dedicada a estos temas.
Los dos éramos enviados especiales del diario “Pueblo”, los dos estábamos especializados en cubrir informativamente los conflictos armados y a los dos nos tentaba la idea de homologar a España, también en este campo, a los países de nuestro entorno. Del dicho al hecho hubo bastante trecho pero el caso es que en abril de 1978 el número uno de “Defensa. Revista Internacional de Ejércitos, Armamento y Tecnología” estaba en la calle. Yo ocupaba, y así ha sido hasta la fecha, el cargo de director y Arturo Pérez-Reverte el de redactor-jefe. En cuando a la editorial se llamó Ediciones Defensa, S.A.
El éxito de nuestra publicación fue fulminante. De la nada, puesto que no existían precedentes, formamos un cuerpo de
Redacción brillantísimo con gente muy joven, la mayoría de la cual aún eran estudiantes y otros acababan de concluir sus carreras universitarias: Fernando de la Cueva, Mario Payá Arregui, Rodolfo González Villarroel, etc. Como nuestras responsabilidades en “Pueblo” nos obligaban, a veces, a estar ausentes de Madrid almismo tiempo y eso resentía la marcha de la revista, Arturo decidió dedicarse totalmente al periódico y fue sustituido, como redactor-jefe, por Javier de Mazarrasa, otro de los jóvenes valores salidos del crisol de “Defensa”.
Esta fue la primera etapa coincidente, por cierto, con las dos Redacciones que tuvimos en sendos edificios de la Carrera de San Jerónimo; la primera mínima y la segunda bastante ya más desahogada.
En el verano de 1986 creé, siendo cien por cien de mi propiedad, la Editorial de Publicaciones de Defensa Edefa, S.A. El nuevo nombre apareció en el número de octubre –e incluso es posible que un poco antes ya que faltan ejemplares en la Colección-, casi coincidiendo con el traslado de la sede a un local, también de mi propiedad ( lo sigue siendo), en la calle Jorge Juan.
Se daba paso así a una nueva etapa, la segunda, que respecto a la anterior sólo podía distinguirse por una profundización en la calidad de nuestro producto. Desde hacía ya muchos años, “Defensa. Revista Internacional de Ejércitos, Armamento y Tecnología”, era la publicación de referencia del sector tanto en España como en Iberoamérica. Nos lo habíamos ganado a pulso: con mucho trabajo, con un implacable rigor, preservando celosamente –y eso cuesta caro- nuestra independencia respecto a determinados intereses, fácticos y no tanto, etc.
Ahora, cuando ya contemplamos a tiro de piedra, como quien dice, nuestro trigésimoaniversario, somos lo suficientemente
jóvenes, -algunos más que otros, claro está-, vigorosos e ilusionados como para abordar una tercera etapa radicados, esta vez, en la castiza calle de Alcalá y bajo el sello editorial Defenpress. A los lectores les prometemos más de lo mismo, sólo que buscando el nivel de excelencia, pues aunque nos consta que somos los mejores, los número uno del sector (permítaseme esta más que comprobable verdad), con ello no nos basta. Queremos seguir yendo a más al servicio de los lectores que, en la actualidad, suman ya varias generaciones.
Una explicación
Precisamente a los lectores, a los más nuevos y a los veteranos, deseo ilustrarles sobre la anomalía que para ellos habrá supuesto ver de pronto una revista que utilizando nuestra cabecera no era la de siempre, ésta que Vd. tiene ahora mismo en las manos. Me refiero, en concreto, a un número Extra publicado el pasado mes de agosto y al que, de acuerdo con la Ley de Prensa vigente, podemos definir de clandestino puesto que incumplía una serie de artículos de la misma entre ellos algunos tan serios como carecer de Depósito Legal, de ISSN y de cualquier tipo de referencia a la editorial, señas y teléfonos de la misma, etc. Posteriormente, en septiembre y octubre aparecieron sendos números calificables, de acuerdo con la citada Ley de Prensa, de ilegales al haber suprimido, por ejemplo, el cargo de director que es preceptivo que figure. El director suprimido, ni que decir tiene, era yo.
Como propietario de la marca registrada “Defensa. Revista Internacional de Ejércitos, Armamento y Tecnología”, y ante mis derechos lesionados en varios y graves aspectos, el tema sigue los procedimientos legales pertinentes. Mientras, y tras un lapso obligado por las mencionadas circunstancias, volvemos a salir a la calle. Y lo hacemos como siempre y con los de siempre. O casi.
En el directorio aparece una nueva figura, la de Adjunto a la Dirección, que desempeña Gustavo Morales quien hace una
década ocupó el puesto de redactor-jefe. Gustavo es un experto en política internacional, sobre todo del Cercano Oriente, y conoce muy bien los temas militares. Hemos creado otro cargo nuevo, el de Coordinador de Actualidades, y de él se ocupa un muy joven periodista, Manuel Ortega, cuyos comentarios pueden seguirse, desde hace tiempo, en “El Semanal Digital”. Domina la política interior y las cuestiones relacionadas con el terrorismo. La Coordinación para Iberoamérica es responsabilidad del FAV Club, entidad que reúne a especialistas en asuntos militares de primer nivel de esa fraterna parte del mundo.
En cuanto al cuadro de Redactores y Colaboradores ahí está Javier Álvarez Laita, de muy reciente incorporación a nuestro
equipo pero que ya publicó en el plazo de sólo tres meses un reportaje y un Extra: “España. Las otras Marinas”.
Y es que su vocación es eminentemente naval. Añadiré el nombre del coronel de Infantería Vicente Bataller, cuyos reportajes sobre los Boinas Verdes y La Legión han hecho época. Es también un concienzudo investigador de lo que va a dar prueba de forma inmediata, por enésima vez, con dos Extras dedicados a los Tiradores de Ifni. También tenemos a Carlos Caballero, sin duda el mejor historiador español de la Segunda Guerra Mundial; al audaz reportero de guerra Yves Debay, tan bueno con la pluma como con sus cámaras fotográficas; al teniente coronel Francisco Fernández Mateos y al comandante Francisco Marín, ambos de Caballería y especializados en medios blindados, a los que uno y otro han dedicado varios números Extra, así como muy preparados para abordar otra serie de temas.
Sigue esta relación, en la que convergen algunas de las plumas más autorizadas del periodismo militar en lengua castellana de nuestros días, el coronel José María Manrique, artillero, hombre de firmes convicciones que une a su destacada capacidad técnica profesional un evidente talento como historiador; Santiago Mata, durante años nuestro corresponsal en Centroeuropa y a quien se debe el espectacular Extra “Holocausto. El bombardeo estratégico durante la SGM”; José Murillo Barrero, siempre tan generoso con su riquísimo archivo fotográfico; Peregrín Pascual Chorro, ingeniero en Telecomunicación y muy amigo de los seudónimos; Diego Quevedo Carmona, muy atento a la actualidad naval desde su otero de Cartagena; Tomás Ríos, que sobre armas personales de cualquier tipo lo sabe todo; el comandante Rodolfo-Ignacio Sanz Sánchez, de la Guardia Civil, novísimo en nuestras páginas, puesto que debutó en
ellas el pasado verano, y que incorpora a las mismas una temática de la que hasta ahora carecíamos; Rafael v. Waldburg-Zeil antiguo corresponsal en Alemania y que ahora escribe desde Madrid; Diego Zampini, un experto en la historia de la Aeronáutica militar en extraños escenarios de combate y que, por méritos propios, se ha ganado ingresar en nuestro Directorio, y Bernardo Zarallo, muy joven y pese a ello un veterano escritor en cuestiones relativas a las Fuerzas Aéreas.
El lector reconocerá también, por su estilo característico, a: Manuel Cuevas, Ramón Gago Morante, J.L. Madoz, Juan Alberto Otañez y Alejandro Viejo.
Aún en proceso de readecuación, ahí están, por lo que hace a los corresponsales, los nombres de Jorge Restrepo Caicedo (Bogotá), Carlos Hernández González (Caracas), Miguel Silva Machado (Lisboa), Antonio Moreno García (Lübeck) y Erkki Pekki (Helsinki).
Quiero puntualizar que, por lo que hace a los antes mencionados números ilegales, el lector habrá notado en bastantes de sus páginas, un aire de familia. No se extrañe pues en ellas se hizo uso y abuso de textos escritos, preparados o traducidos por mí. No voy a renunciar a mis derechos de autor sobre los mismos e incluso a otro tipo de reparaciones si hubiese lugar.
En resumen, la nave de “Defensa. Revista Internacional de Ejércitos, Armamento y Tecnología”, se lanza de nuevo a la mar. Y lo hace empujadas sus velas por la solidaridad de su gente, de sus colaboradores, los que yo llamo los pata negra, los leales a toda prueba, y, a no dudarlo, por el respaldo de los lectores que van a encontrar aquí lo que se les ha venido ofreciendo desde aquel lejano mes de abril de 1978 en el que, los primeros ejemplares de nuestra publicación, salieron de la imprenta.