Noticias de Egipto

Sebastian

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El derrocamiento de Morsi golpea a la política exterior de Catar

El pequeño emirato había sido el principal sostén económico del Gobierno islamista egipcio

El golpe de Estado que ha desalojado a los Hermanos Musulmanes del Gobierno egipcio ha supuesto un nuevo revés para la osada política exterior de Catar. La rapidez (y generosidad) con que Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y Kuwait han acudido al rescate de Egipto subraya la rivalidad que existe entre las monarquías de la península Arábiga. Su distinto enfoque sobre cómo responder a los retos de la primavera árabe revela no sólo distintas simpatías ideológicas sino, sobre todo, una distinta percepción de las amenazas que afrontan esos regímenes autocráticos ante los vientos de cambio que soplan en la región.

Tal vez sea sólo una coincidencia, pero a la mayoría de los observadores no le ha pasado desapercibido que el conjunto de la ayuda al Gobierno provisional egipcio anunciada el martes por Arabia Saudí y Emiratos Árabes sumaba 8.000 millones de dólares (unos 6.650 millones de euros), la misma cantidad con la que Catar ha respaldado a Egipto durante los pasados dos años. Fue esa asistencia, y en menor medida la de Turquía (de 2.000 millones de dólares en créditos), la que permitió al ahora depuesto Mohamed Morsi mantener los subsidios con las arcas del Estado casi vacías. El miércoles, Kuwait añadió otros 4.000 millones de dólares para respaldar a su sucesor. En total, cerca de 10.000 millones de euros, más del 2% del PIB egipcio.

El hecho de que Doha se uniera a las otras capitales árabes en el mensaje de apoyo al nuevo presidente, o que sus portavoces insistan en que su ayuda se dirige al pueblo egipcio y no a un grupo en particular, no evita la sensación de que el golpe egipcio ha supuesto un revés para el emirato. En especial, porque se produce justo en medio de una inusitada abdicación que ha dado el poder a un joven emir de 33 años, el jeque Tamim Bin Hamad al Thani, y que algunos observadores relacionan precisamente con un cambio de rumbo de su política exterior.

Las suspicacias del pequeño Catar, apenas mayor que la provincia de Murcia, hacia el hermano mayor saudí vienen de lejos. No sólo a Riad le costó aceptar la independencia de ese pequeño saliente en su costa nororiental, sino que ambos países han adoptado estrategias de supervivencia opuestas. Pero las diferencias se hicieron evidentes hace dos años a raíz de las revueltas.

Las aspiraciones democráticas no podían sino despertar recelos entre unas familias reales acostumbradas a gobernar con poder absoluto. El rey Abdalá de Arabia Saudí vivió como una traición que Estados Unidos “dejara caer” a Hosni Mubarak. Sus temores se agravaron además al ver que los cambios abrían paso a los Hermanos Musulmanes, percibidos como una amenaza directa. En distinta medida, lo mismo sintió el resto de los monarcas árabes. Excepto, el ahora ex emir de Qatar.

Las monarquías del Golfo consideran a los Hermanos Musulmanes una amenaza. Excepto Catar

El jeque Hamad, que destronó a su padre en un golpe palaciego en 1995, llevaba ya tiempo agitando las aguas del golfo Pérsico. Alertado por la invasión iraquí de Kuwait unos años antes, había tomado la decisión de modernizar su país, como forma de asegurarse la independencia tanto de Arabia Saudí, que podía comerle de un bocado, y como de Irán, su vecino de enfrente y rival geoestratégico de los saudíes. Para ello, contaba con las terceras reservas de gas natural del mundo y las puso al servicio de su ambicioso proyecto que empezó con el lanzamiento de la cadena Al Jazeera, siguió con inversiones millonarias en por todo el mundo, incluida una apuesta por el deporte internacional de altos vuelos, y, sobre todo, la voluntad de convertirse en un mediador honesto para los conflictos regionales.

En esas estaba cuando se produjeron los levantamientos populares de Túnez y Egipto. A diferencia de los saudíes y otros monarcas árabes, que tuvieron que aplicarse en asegurar sus sillas, Hamad, con apenas 250.000 súbditos y unas arcas bien repletas, apostó por los islamistas desde Túnez a Siria, pasando por Libia y Egipto. Numerosos expertos opinan que se trató de una opción pragmática más que ideológica, en la convicción de que tenían más apoyo que sus rivales laicos y le garantizarían mayor influencia en el futuro.

Estados Unidos, que tiene en suelo catarí su mayor base en Oriente Próximo, vio con preocupación que armara a los rebeldes sirios sin ningún filtro ideológico previo. Arabia Saudí, también. Pero fue sobre todo su respaldo a Morsi, lo que le distanció más de sus vecinos. Para saudíes y emiratíes, la agenda islamo-democrática de los Hermanos Musulmanes, que llegó a sus países de la mano de los profesionales egipcios que huían de Náser a mediados del siglo pasado, representa una amenaza directa a su poder absoluto. Ahora, se sienten reivindicados con la recuperación de Egipto.

Emiratos Árabes condenó la semana pasada a 69 de sus ciudadanos por conspiración, ante la sospecha de que formaban parte del capítulo local de la hermandad. Riad, por su parte, se siente más cómodo con los salafistas, más radicales en su ideología, pero que centran sus objetivos en el terreno social más que en la política. Significativamente la rama catarí del grupo se disolvió en 1999. Pero a Tamim, el nuevo emir, le queda por delante definir quiénes van a ser sus aliados a partir de ahora.
http://internacional.elpais.com/internacional/2013/07/10/actualidad/1373466216_015998.html
 

Sebastian

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Arabia Saudí y los Emiratos respaldan el golpe con ayudas por 6.650 millones
Ambos países tienen una arraigada animadversión hacia los Hermanos Musulmanes

El ministro de Exteriores saudí, Saud Al Faisal (izq.), durante una reunión entre países del GOlfo y UE. / MAZEN MAHDI (EFE)​
Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos (EAU) han anunciado sendas ayudas a Egipto por importe de 5.000 y 3.000 millones de dólares (4.150 y 2.500 millones de euros, respectivamente). La medida supone un claro respaldo de esos ricos Estados petroleros al golpe de estado que ha acabado con el Gobierno de los Hermanos Musulmanes. Ambos países tienen una arraigada animadversión hacia los islamistas y enfriaron sus relaciones con El Cairo tras la elección del ahora depuesto Mohamed Morsi en junio de 2012.

“EAU ha ofrecido a Egipto una donación de 1.000 millones de dólares y un préstamo sin intereses por otros 2.000 millones, en forma de depósito en el Banco Central de Egipto”, según informó este martes la agencia oficial de noticias emiratí, WAM. El presidente de esa entidad viajó a Abu Dhabi el pasado domingo sin que se informara de su misión.
La noticia de la ayuda se ha conocido ahora, durante la visita al presidente provisional, Adli Mansur, de una delegación emiratí encabezada por el consejero de Seguridad Nacional, el jeque Hazza Bin Zayed al Nahyan, y de la que también formaban parte los ministros de Exteriores y de Energía.

Poco después, Arabia Saudí daba a conocer su propio paquete de asistencia que incluye otro depósito de 2.000 millones de dólares en el Banco Central, 2.000 millones más en productos energéticos y 1.000 millones en efectivo, según explicó el ministro de Finanzas, Ibrahim al Asaf, citado por Reuters.
Abu Dabi y Riad estuvieron entre los primeros Gobiernos que felicitaron a Egipto tras la intervención del Ejército para desalojar a Morsi. A diferencia de Catar, ambos Gobiernos desconfiaron de la primavera árabe y el impulso que dio a los islamistas.

Significativamente, la suma de ambas ayudas suma 8.000 millones de dólares, la misma cifra con la que Doha ha respaldado a Egipto durante los últimos dos años. Los gobernantes emiratíes y saudíes siempre han visto como una amenaza la ideología de los Hermanos Musulmanes, que llegó a sus países de la mano de profesores e ingenieros egipcios huyendo de la persecución de Náser entre los años cincuenta y sesenta del siglo pasado.

Fuentes del Ministerio egipcio de Petróleo también han asegurado que Emiratos ha enviado 30.000 toneladas de diésel vía el canal de Suez. El envío, el primero de varios prometidos, intenta aliviar las dificultades para su compra debido a la caída de sus reservas de divisas en estos dos últimos años.
Egipto gasta alrededor de 300 millones de dólares mensuales en importar derivados del petróleo que, como el resto de los productos energéticos, están subvencionados y suponen una sangría para el presupuesto nacional.
http://internacional.elpais.com/internacional/2013/07/09/actualidad/1373397181_034189.html
 

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Las monarquías del Golfo apuestan por el viejo orden

Arabia Saudí, Kuwait y los Emiratos Árabes aportan 10.000 millones de euros tras el golpe

Catar es el único país de la península Arábiga que se desmarca del apoyo masivo
  • Arabia Saudí y los Emiratos respaldan el golpe con 6.650 millones
  • El golpe de Estado que ha desalojado a los Hermanos Musulmanes del Gobierno egipcio ha supuesto un nuevo revés para la osada política exterior de Catar. La rapidez (y generosidad) con que Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y Kuwait han acudido al rescate de Egipto subraya la rivalidad que existe entre las monarquías de la península Arábiga. Su distinto enfoque sobre cómo responder a los retos de la primavera árabe revela no sólo distintas simpatías ideológicas sino, sobre todo, una distinta percepción de las amenazas que afrontan esos regímenes autocráticos ante los vientos de cambio que soplan en la región.
    Tal vez sea sólo una coincidencia, pero a la mayoría de los observadores no le ha pasado desapercibido que el conjunto de la ayuda al Gobierno provisional egipcio anunciada el martes por Arabia Saudí y Emiratos Árabes sumaba 8.000 millones de dólares (unos 6.650 millones de euros), la misma cantidad con la que Catar ha respaldado a Egipto durante los pasados dos años. Fue esa asistencia, y en menor medida la de Turquía (de 2.000 millones de dólares en créditos), la que permitió al ahora depuesto Mohamed Morsi mantener los subsidios con las arcas del Estado casi vacías. El miércoles, Kuwait añadió otros 4.000 millones de dólares para respaldar a su sucesor, con lo que el total suma casi diez veces la ayuda anual de EEUU. En total, cerca de 10.000 millones de euros, más del 2% del PIB egipcio.
    El hecho de que Doha se uniera a las otras capitales árabes en el mensaje de apoyo al nuevo presidente, o que sus portavoces insistan en que su ayuda se dirige al pueblo egipcio y no a un grupo en particular, no evita la sensación de que el golpe egipcio ha supuesto un revés para el emirato. En especial, porque se produce justo en medio de una inusitada abdicación que ha dado el poder a un joven emir de 33 años, el jeque Tamim Bin Hamad al Thani, y que algunos observadores relacionan precisamente con un cambio de rumbo de su política exterior.
    Las suspicacias del pequeño Catar, apenas mayor que la provincia de Murcia, hacia el hermano mayor saudí vienen de lejos. No sólo a Riad le costó aceptar la independencia de ese pequeño saliente en su costa nororiental, sino que ambos países han adoptado estrategias de supervivencia opuestas. Pero las diferencias se hicieron evidentes hace dos años a raíz de las revueltas.
    Las aspiraciones democráticas no podían sino despertar recelos entre unas familias reales acostumbradas a gobernar con poder absoluto. El rey Abdalá de Arabia Saudí vivió como una traición que Estados Unidos “dejara caer” a Hosni Mubarak. Sus temores se agravaron además al ver que los cambios abrían paso a los Hermanos Musulmanes, percibidos como una amenaza directa. En distinta medida, lo mismo sintió el resto de los monarcas árabes. Excepto, el ahora ex emir de Qatar.
    Las monarquías del Golfo consideran a los Hermanos Musulmanes una amenaza. Excepto Catar
    El jeque Hamad, que destronó a su padre en un golpe palaciego en 1995, llevaba ya tiempo agitando las aguas del golfo Pérsico. Alertado por la invasión iraquí de Kuwait unos años antes, había tomado la decisión de modernizar su país, como forma de asegurarse la independencia tanto de Arabia Saudí, que podía comerle de un bocado, y como de Irán, su vecino de enfrente y rival geoestratégico de los saudíes. Para ello, contaba con las terceras reservas de gas natural del mundo y las puso al servicio de su ambicioso proyecto que empezó con el lanzamiento de la cadena Al Jazeera, siguió con inversiones millonarias en por todo el mundo, incluida una apuesta por el deporte internacional de altos vuelos, y, sobre todo, la voluntad de convertirse en un mediador honesto para los conflictos regionales.
    En esas estaba cuando se produjeron los levantamientos populares de Túnez y Egipto. A diferencia de los saudíes y otros monarcas árabes, que tuvieron que aplicarse en asegurar sus sillas, Hamad, con apenas 250.000 súbditos y unas arcas bien repletas, apostó por los islamistas desde Túnez a Siria, pasando por Libia y Egipto. Numerosos expertos opinan que se trató de una opción pragmática más que ideológica, en la convicción de que tenían más apoyo que sus rivales laicos y le garantizarían mayor influencia en el futuro.
    Estados Unidos, que tiene en suelo catarí su mayor base en Oriente Próximo, vio con preocupación que armara a los rebeldes sirios sin ningún filtro ideológico previo. Arabia Saudí, también. Pero fue sobre todo su respaldo a Morsi, lo que le distanció más de sus vecinos. Para saudíes y emiratíes, la agenda islamo-democrática de los Hermanos Musulmanes, que llegó a sus países de la mano de los profesionales egipcios que huían de Náser a mediados del siglo pasado, representa una amenaza directa a su poder absoluto. Ahora, se sienten reivindicados con la recuperación de Egipto.
    Emiratos Árabes condenó la semana pasada a 69 de sus ciudadanos por conspiración, ante la sospecha de que formaban parte del capítulo local de la hermandad. Riad, por su parte, se siente más cómodo con los salafistas, más radicales en su ideología, pero que centran sus objetivos en el terreno social más que en la política. Significativamente la rama catarí del grupo se disolvió en 1999. Pero a Tamim, el nuevo emir, le queda por delante definir quiénes van a ser sus aliados a partir de ahora.
  • ELPAIS.ES
 

Sebastian

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Egipto agradece la “comprensión” de Washington respecto al golpe

El Pentágono confirma que sigue adelante con la distribución de cuatro cazas F-16 a El Cairo, según un calendario establecido antes de los recientes cambios políticos

Una niña egipcia sujeta a un bebé durante el rezo de un grupo de seguidores de los Hermanos Musulmanes a las puertas de la mezquita Rabaa al Adawiya en El Cairo. / MAHMUD HAMS (AFP)​

El nuevo Gobierno interino de Egipto agradeció este jueves lo que considera la “comprensión” de la Casa Blanca, que se ha resistido a calificar la deposición del presidente Mohamed Morsi como un golpe de Estado y que ha calificado las decisiones de este último de no democráticas.

En una señal de refuerzo al nuevo orden transitorio impuesto por los generales, el Pentágono ha confirmado que sigue adelante con la distribución de cuatro cazas F-16 a Egipto, según un calendario establecido antes de los recientes cambios políticos.

Cada año, Estados Unidos concede al gobierno egipcio 1.300 millones de dólares (unos 1.000 millones de euros) en concepto de asistencia militar, algo que por ley debería suspenderse si en el país se ha producido un golpe de Estado.

“No era un gobierno democrático”, dijo el miércoles, en su rueda de prensa diaria, la portavoz del departamento de Defensa, Jen Psaki, en referencia al ejecutivo de Morsi. “Lo que quiero decir es que teníamos a esos 22 millones de personas que han salido a las calles a expresar su punto de vista y a dejar claro que la democracia no es sólo un asunto de ganar los votos en las urnas”, dijo, en referencia a los 22 millones de firmas contra Morsi que supuestamente recogió la organización juvenil Tamarrod antes del golpe de Estado del 3 de julio.

El gobierno egipcio ha respondido con un patente alivio. El portavoz del ministerio de Exteriores Badr Abdelatí dijo este jueves que las declaraciones de la oficial norteamericana “reflejan la comprensión y entendimiento” de la Casa Blanca “sobre los desarrollos políticos que Egipto ha visto en los días recientes, una demostración de la voluntad de millones de egipcios que salieron a las calles el 30 de junio para exigir sus derechos legítimos y pedir elecciones anticipadas”.

La Casa Blanca y el Pentágono confirmaron el miércoles que las ayudas militares a Egipto van a seguir de momento como estaban programadas.

El portavoz de Barack Obama, Jay Carney, dijo en rueda de prensa que su opinión es que “no se debería cambiar apresuradamente los programas de ayuda”.

El lunes, Carney había dicho que la Casa Blanca “está considerando” si la operación en la que los militares depusieron al presidente elegido en las urnas y le colocaron bajo arresto es un golpe o no.

El martes, el presidente interino aupado por los generales, Adli Masur, aprobó un decreto por el que se ha atribuido poderes casi absolutos, con la potestad de declarar el estado de emergencia.

En el Senado norteamericano, el republicano John McCain pidió el lunes que el gobierno norteamericano suspenda todos esos programas de asistencia.

“Se trata de una decisión difícil, pero debemos aprender las lecciones de la historia y ser fieles a nuestros valores”, dijo en un comunicado el veterano legislador, una de las únicas voces en el Capitolio que se ha referido a lo ocurrido en Egipto como un golpe de Estado.

De momento, las monarquías del golfo Pérsico se han apresurado a aprobar ayudas millonarias al nuevo gobierno interino de Egipto. Son, en total, unos 10.000 millones de euros en préstamos y donaciones procedentes de Arabia Saudí, Kuwait y Emiratos Árabes Unidos. Es diez veces la ayuda anual que EE UU envía cada año.
http://internacional.elpais.com/internacional/2013/07/11/actualidad/1373543334_093812.html

EE.UU. planea entregar cuatro aviones de combate a Egipto

Jueves, 11 de julio de 2013

La Casa Blanca dice que continúa evaluando la crisis egipcia.​

Estados Unidos confirmó que mantiene su intención de entregar cuatro aviones de combate F-16 a Egipto en las próximas semanas pese a la crisis e inestabilidad que vive el país.

La Casa Blanca aseguró que continúa evaluando la decisión del ejército egipcio de retirar al presidente Mohamed Morsi de la presidencia.

EE.UU. debería haber puesto fin a su ayuda militar a Egipto si la administración de Barack Obama hubiera definido la destitución de Morsi como un golpe de Estado.
Sin embargo, el mandatario estadounidense ha sido cauteloso con no usar esa palabra.

Entre tanto, la policía egipcia continúa buscando al líder espiritual de la Hermandad Musulmana y a otras figuras de esa organización, que era el partido del depuesto presidente Morsi.

Se les acusa de haber incitado la violencia del lunes en el Cairo que dejó más de 50 muertos.
http://www.bbc.co.uk/mundo/ultimas_noticias/2013/07/130711_ultnot_eeuu_aviones_egipto_lav.shtml
 

Sebastian

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KHALED DAWOUD | DIRIGENTE DEL FRENTE DE SALVACIÓN NACIONAL »

“No fue un golpe, fue el reflejo de la voluntad ciudadana”

Khaled Dawoud, secretario y director de comunicación del Frente justifica las acciones de esa alianza laica y progresista

Khaled Dawoud en una manifestación contra el régimen de Mubarak en Estados Unidos en 2011. Vivía en Nueva York antes de regresar a Egipto a militar en la coalición opositora. / Jessica Rinaldi (Reuters)​

El Frente de Salvación Nacional egipcio, coalición opositora de 11 partidos laicos y progresistas, liderada por el premio Nobel de la Paz Mohamed el Baradei, está en una delicada situación. Convocó manifestaciones contra el presidente depuesto Mohamed Morsi el 30 de junio y apoyó el golpe de estado militar posterior.

Ahora ve cómo el presidente elegido por los militares, el juez Adli Mansur, emite un decreto en el que se atribuye poderes casi absolutos y marca plazos electorales sin consultarle.

Con tal de ver marchar a Morsi y a los Hermanos Musulmanes del poder, este Frente se ha aliado con formaciones salafistas, más radicales en su lectura del islam. Khaled Dawoud es uno de los líderes del partido de la Constitución y, desde su formación en noviembre, secretario director de comunicación del Frente.

Pregunta. El Frente, al que usted pertenece, mantiene que lo que sucedió la semana pasada no es un golpe. ¿Qué es entonces?
Respuesta. No es un golpe. Es el reflejo de la voluntad de la ciudadanía de Egipto. Al menos 20 millones de egipcios salieron a las calles exigiendo que el presidente Mohamed Morsi se marchara y convocara elecciones, porque llevó al país a un gran desastre. Estábamos al borde de una guerra civil, la economía en colapso.

No buscamos control militar. Hay un presidente civil que ha emitido un decreto constitucional que marca plazos claros para las elecciones.

P. Pero es el ejército quien apoya al actual gobierno de Egipto, dado que ha anulado la constitución.
R. Sí, pero el 3 de julio el ministro de Defensa [Abdel Fatah al Sisi, comandante de las fuerzas armadas] llamó a las fuerzas nacionales a negociar. El Baradei representó al Frente.
Acudió el partido salafista Nur, más fundamentalista en su interpretación del islam que los Hermanos Musulmanes. Había una mayoría de representantes de la ciudadanía egipcia. Los únicos que no acudieron fueron los Hermanos Musulmanes.

P. Pero están aliados ustedes con un partido más radical que la hermandad.
R. Estoy en desacuerdo. Son más honestos y directos. Aprecio que se unieran al proceso político el día 3 de julio, cuando acudieron a las conversaciones de reconciliación. En aquel momento estábamos al borde de la guerra civil. Los Hermanos Musulmanes la buscaban.

P. El martes por la noche el presidente Mansur emitió un decreto constitucional que marca plazos electorales. Su coalición lo rechazó inmediatamente, para suavizar su postura posteriormente. ¿Les presionaron los militares?
R. No. Fue un error mío. No me comuniqué bien con los demás líderes. Envié a los medios un borrador no finalizado. No era nuestra postura final. Pero el mensaje es el mismo: tenemos nuestras reservas sobre ese decreto.

P. ¿Cuáles son?
R. El presidente no nos consultó antes de emitirlo. Hay artículos que, para satisfacer a los salafistas, incluyen una definición muy reducida de la sharia [ley islámica]. Queremos menos poderes para el presidente interino. Y por último, que haya elecciones presidenciales antes que legislativas, al revés de como está programado.

P. ¿Aceptarían ese decreto como está propuesto, con poderes casi absolutos para el presidente?
R. No. Estamos negociando con la presidencia. Y nos ha prometido que considerará nuestras peticiones. Esperamos cambios.

P. ¿Qué tipo de gobierno quieren, tras este proceso?
R. Un gobierno democrático. Ganar en las urnas no le da a uno el derecho a emitir una declaración constitucional, como hizo Morsi, que viola derechos humanos y principios democráticos. El tener la legitimidad, como él dice, no significa que se puedan violar todas las normas de la democracia. La democracia
http://internacional.elpais.com/internacional/2013/07/10/actualidad/1373483117_379187.html no se decide únicamente en las urnas.
 

Sebastian

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Alemania pide la liberación de Morsi

Westerwelle pide el fin de las detenciones arbitrarias y de la persecución política en Egipto


El ministro alemán Westerwelle la semana pasada en Grecia. / ORESTIS PANAGIOTOU (EFE)

El ministro de Exteriores alemán, el liberal Guido Westerwelle (FDP), ha pedido la puesta en libertad del depuesto presidente egipcio Mohamed Morsi y el fin de las detenciones arbitrarias por parte de los militares en el poder desde el golpe de Estado de la semana pasada. El islamista Morsi fue elegido hace un año en unas elecciones democráticas, después de las revueltas populares que habían terminado con tres décadas de gobierno de Hosni Mubarak. Un portavoz de Westerwelle dijo el viernes en Berlín que deben “evitarse las persecuciones políticas” y “las expresiones de justicia selectiva” en Egipto.

Alemania demanda que el depuesto Morsi obtenga libertad de movimientos y también acceso a una “institución neutral” como la Cruz Roja. A la vez, la diplomacia alemana pide a los Hermanos Musulmanes que renuncien a la violencia en sus protestas contra los militares. En una llamada a la moderación ante la escalada violenta de la última semana, Westerwelle apuntó el viernes que “el regreso de la democracia a Egipto solo se logrará si todas las fuerzas políticas pueden participar en el proceso de transición”. Desde el golpe de Estado han muerto ya más de 100 personas en los enfrentamientos.

El presidente expulsado sigue bajo custodia militar y en paradero desconocido. Sus simpatizantes y otras fuerzas islamistas están llamando a las protestas multitudinarias en diversas ciudades egipcias, pero sobre todo en Cairo. Se espera que el viernes se concentren decenas de miles de manifestantes en la capital, una vez termine el ayuno del Ramadán al caer el sol. También los opositores a Morsi han convocado manifestaciones en Cairo y otras ciudades.

Un portavoz del ministerio de Exteriores egipcio dijo el miércoles que el presidente elegido por los egipcios está “en un lugar seguro” y “en condiciones dignas”. No obstante, “lo más seguro para él y para el país es que siga vigilado”, añadió. La Fiscalía egipcia ha ordenado la detención de los jefes de los Hermanos Musulmanes.

Estados Unidos ha pedido a los militares que cesen las detenciones de miembros de la organización islamista. Estas “entran en contradicción con la meta de lograr la reconciliación nacional” declarada por el Gobierno provisional egipcio. El Departamento de Estado en Washington alertó de que “más detenciones y encarcelamientos políticos podrían dificultar una salida de esta crisis en Egipto”. No obstante, Washington continuará con el suministro de armamento al ejército egipcio. En agosto llegarán al país del Nilo cuatro cazas de combate F-16.

El secretario general de Naciones Unidas, Ban-Ki Moon, también expresó su “profunda preocupación” por la violencia y por las violaciones de los derechos humanos en Egipto.
http://internacional.elpais.com/internacional/2013/07/12/actualidad/1373641534_135324.html

Un Egipto dividido vive una jornada de manifestaciones opuestas

Los partidarios de Morsi quieren demostrar su fuerza en las calles
El movimiento Tamarod busca presionar al gobierno interino para que cumpla sus promesas
Alemania reclama a los militares que liberen al presidente derrocado


Una partidaria de Morsi levanta un Corán al aire en una manifestación, el 10 de julio. / Khaled Abdullah (REUTERS)

Las facciones rivales en el Egipto posterior al golpe de Estado del pasado miércoles han convocado concentraciones de protesta para este viernes, el primero del mes del Ramadán, sagrado para los musulmanes.

Los partidarios del presidente depuesto, Mohamed Morsi, se manifestarán en las inmediaciones de la mezquita de Raba el Adawiya, donde se han fortificado, acampados.

Quieren que este sea un viernes de ira similar a la jornada de protestas contra Morsi que precedió al golpe, en la que hasta 17 millones de personas salieron a las calles.

Por su parte, el movimiento juvenil Tamarod, que incitó las manifestaciones contra Morsi, ha pedido a sus simpatizantes que acudan a la plaza de Tahrir, para presionar al gobierno interino y a los militares para que mantengan su compromiso de tutelar una transición rápida y completa a la democracia.

Este primer viernes de Ramadán es sobre todo una prueba crucial para los partidarios de Morsi, cuya liberación reclamó hoy el ministro de exteriores alemán, Guido Westerwelle. Ellos mismos han aspirado a concentrar al máximo número de islamistas y simpatizantes posible en las calles.

Es su forma de demostrar que no son sólo un reducto atrincherado en torno a una mezquita, sino un movimiento de dimensiones nacionales que no acepta la legitimidad del golpe de Estado y del nuevo gobierno liderado por el juez Adli Mansur. “Queremos demostrar que a mucha gente en el otro bando les mueve el odio al islam y a los Hermanos Musulmanes. Son gente que quiere imponer sistemas occidentales en este país”, explica Wafeh Hefni, profesora en la universidad de Al Azar. “Frente a nuestra mayoría hasta ahora silenciosa, la otra parte, que es minoría, quiere occidentalizar este país”.

Con el Ramadán, durante el cual los musulmanes practicantes ayunan hasta la puesta de sol, los ánimos en la mezquita de Raba el Adawiya se han calmado notablemente. La ira que sucedió al golpe y la matanza de 51 personas en una concentración el lunes ha dado paso a cierta desesperanza. Las fotos de Morsi dominan el campamento, visibles por doquier. Cada día se ve a menos gente que el anterior. Muchos temen una carga militar. Otros han regresado a sus trabajos.

“Lo que quieren es acabar asfixiándonos, que desaparezcamos. Pero no lo van a lograr. La legitimidad está de nuestra parte, y los valores democráticos”, según Gehad el Haddad, portavoz de los Hermanos Musulmanes e hijo de uno de los colaboradores más cercanos de Morsi, junto a quien se halla detenido el cuartel de la Guardia Republicana, a la espera de que la fiscalía presente cargos contra ellos.

Por su parte, Tamarod (en árabe, Rebélate) ha convocado a sus simpatizantes en la plaza cairota de Tahrir para el iftar, el momento en que se rompe el ayuno. Sus integrantes quieren, sobre todo, mantenerse relevantes, y seguir haciendo presión sobre el nuevo gobierno al que han ayudado a llegar al poder, convocando unas manifestaciones multitudinarias que brindaron a los militares la oportunidad de expulsar a Morsi y sustituirlo por el juez Mansur. “Hemos hecho caer a Mubarak. Luego Morsi nos pareció cosa fácil, y aquí nos opondremos a Mansur, a los militares y a quien esté en el poder hasta que haya democracia verdadera”, dijo Mohamed Nabwi, de 29 años, uno de los fundadores de Tamarod.

Las monarquías del golfo Pérsico se han apresurado a apoyar el golpe ofreciendo inversiones millonarias, unos 9.200 millones de euros, al nuevo Gobierno de Egipto. La Casa Blanca se ha resistido a calificar los incidentes de golpe de Estado, porque ello llevaría al Capitolio a tener que suspender la ayuda que concede anualmente a Egipto, de unos 1.000 millones de euros. Según publicó ayer la agencia Reuters, los legisladores norteamericanos comenzarán la semana que viene a discutir enmiendas que puedan permitirle a Estados Unidos seguir apoyando financieramente a Egipto aun si la administración de Barack Obama acaba decidiendo que la deposición por la fuerza de un líder democráticamente elegido en las urnas es de hecho un golpe de Estado.

El nuevo gobierno egipcio ha ordenado además el arresto de varios líderes de los Hermanos Musulmanes, muchos de los cuales se hallan refugiados en el campamento de Raba el Adawiya, protegidos por sus propios escuadrones de seguridad, en una zona autónoma fuera, de momento, del alcance del ejército. El portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, pidió el viernes al nuevo ejecutivo de transición que sea “inclusivo”. “La única forma de que esto funcione exitosamente”, dijo, “es si se anima y permite a todas las partes que participen, y por eso hemos dejado claro que no vamos a apoyar esos arrestos arbitrarios”.
http://internacional.elpais.com/internacional/2013/07/12/actualidad/1373623216_142722.html
 

Shandor

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| Solicita que cesen los arrestos políticos

EE UU pide la liberación de Mursi

El Gobierno estadounidense pidió hoy la liberación del depuesto presidente egipcio Mohamed Mursi, que sigue detenido por las Fuerzas Armadas del país desde la intervención militar de la semana pasada.
La portavoz del Departamento de Estado, Jennifer Psaki, pidió por primera vez oficialmente el fin del arresto de Mursi, una medida que ha motivado violentas y multitudinarias protestas para pedir su liberación y su restitución en el poder.
Psaki dijo que está "de acuerdo públicamente" con el llamamiento que hizo el Gobierno alemán para que se libere a Mursi, que sus partidarios creen que está detenido en la sede de la Guardia Republicana, aunque no se conoce su paradero.
Washington ha tardado más de una semana en pedir la liberación de Mursi, pese a que ha reiterado su preocupación por la detención "arbitraria" del derrocado mandatario.
Asimismo, ha pedido un transición rápida a un nuevo gobierno democrático y sigue evitando referirse a la intervención de las Fuerzas Armadas como un golpe de Estado.
Tras las multitudinarias protestas que el pasado 30 de junioexigieron la renuncia del mandatario islamista y elecciones anticipadas en el país, el Ejército egipcio depuso el 3 de julio a Mursi, quien había ganado las elecciones en junio de 2012.
En cuanto a si EEUU reconocerá a Mursi como presidente una vez liberado, Psaki apuntó que el Gobierno estadounidense "está trabajando con el Gobierno interino" de transición encabezado por el presidente Adli Mansur.
Asimismo, Psaki confirmó que la embajadora estadounidense en Egipto, Anne Patterson, se ha reunido ya con Mansur, aunque no precisó la fecha u otros detalles del encuentro.
ELMUNDO.ES
 

joseph

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En las noticias cuando hablan de Egipto nombran mucho a Siria porque esta de moda ahora. Pero se olvidan que limita con Sudan en donde al subir un presidente islamista decreto que todo se iba a regir por la saira y si a alguien no le gustaba que se matara. Eso no solo causó una guerra civil por años sino que dividió el país en dos. Los militares en Egipto como fuerza política importante vieron un accionar parecido en el presidente y no se quieren arriesgar a que pase algo parecido.
 

Shandor

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Primer guiño de EE.UU. al gobierno de transición en Egipto

El subsecretario de Estado fue el primer funcionario de Occidente en viajar a El Cairo después del golpe de Estado.

L CAIRO.- Después de casi dos semanas sin pronunciamientos contundentes, Estados Unidos dio hoy un claro guiño al gobierno de transición en Egipto tras el golpe de Estado promovido por el Ejército. El subsecretario de Estado del gobierno de Barack Obama, William Burns, se reunió hoy en El Cairo con el primer ministro egipcio, Hazem al Beblaui.
Burns es el primer responsable estadounidense que visita Egipto después de que las Fuerzas Armadas depusieran al primer presidente electo de ese país, Mohammed Morsi, el pasado 3 de julio.
Durante el encuentro con Al Beblaui, Burns analizó el período de transición en el país, la situación regional e internacional, informó un comunicado oficial, publicado en la agencia de noticias estatal egipcia, Mena.
Burns llegó ayer a Egipto en una visita de tres días en la que tiene intención de reunirse con las nuevas autoridades, representantes de la sociedad civil y empresarios.
Antes de iniciar el viaje, el Departamento de Estado estadounidense explicó que durante sus conversaciones Burns "hará hincapié en el apoyo de Estados Unidos al pueblo egipcio, al fin de toda violencia, y a una transición que conduzca a una sociedad inclusiva y a un gobierno civil elegido democráticamente".
La Casa Blanca aún no ha decidido si considera el derrocamiento de Morsi como un golpe de Estado. En casi que así sea, estaría obligado por ley a suspender la ayuda a Egipto, que asciende a 1500 millones de dólares anuales, de los cuales 1300 van al Ejército.
Washington ya había pedido que Morsi, actualmente detenido por las fuerzas armadas, sea puesto en libertad. La demanda no encontró respuesta en El Cairo, donde una gran parte de los manifestantes y de la prensa hostiles al ex presidente acusan a Estados Unidos de mostrarse indulgente con él cuando era presidente de Egipto.
Un nuevo gabinete

Por otro lado, el economista liberal Al Beblaui, primer ministro del gobierno del jurista Adly Mandur, recibió hoy a más candidatos a ministro, en sus consultas para formar un Gobierno de transición.
El nuevo ministro de Planificación es Ashraf al-Arabi, un economista educado en Estados Unidos que ya había ocupado ese puesto bajo el depuesto Morsi hasta mayo pasado. El titular de esa cartera dijo que la asistencia económica de los países árabes ayudará a Egipto a superar el período de transición, por lo que "el momento no es apropiado para comenzar nuevas negociaciones con el FMI".
Además, Al Beblaui recibió hoy al ex ministro de Telecomunicaciones Atef Helmy, que se mantendría en la misma cartera; al ex gobernador de la provincia de Qena Adel Labib, candidato a ministro de Desarrollo Local, y a Ahmed Daruish, al frente del Ministerio de Desarrollo Administrativo en la época del presidente Hosni Mubarak, que repetiría en el cargo.
Ayer, Beblaui se entrevistó con el ex embajador de Egipto en EEUU Nabil Fahmi, que dijo haber aceptado el puesto de titular de Exteriores; y el ex ministro de Turismo Munir Fajri Abdelnur, que ocupará una cartera de Inversiones, entre otros.
La formación de este Ejecutivo es uno de los pasos del período de transición que comenzó después de que el Ejército egipcio destituyera a Morsi tras protestas masivas el 30 de junio que pedían la celebración de elecciones presidenciales anticipadas.
Hace una semana, Mansur emitió una declaración constitucional, que sienta las bases del periodo transitorio. Ese texto, de 33 artículos, contempla una reforma de la actual Constitución -suspendida por los militares-, que será sometida a referéndum antes de las legislativas.
Asimismo, concede al presidente provisional y a su Gobierno todo el poder legislativo, y estipula un calendario para la celebración de comicios parlamentarios y presidenciales a comienzos del año que viene.
Violencia

Por otro lado, al menos tres personas murieron y 17 resultaron heridas esta mañana cuando hombres armados atacaron un colectivo que transportaba trabajadores de una fábrica de cemento en Al Arish, en el norte de la península del Sinaí, donde se incrementó la tensión en las dos últimas semanas.
Ayer, el ex jefe de Estado y otros miembros de los Hermanos Musulmanes fueron interrogados sobre las circunstancias de su evasión de la cárcel de Wadi Natrun, al noroeste de El Cairo, durante la revuelta contra Hosni Mubarak a principios de 2011.
Además, el fiscal general ordenó congelar los activos de 14 altos responsables islamistas, entre los cuales se encuentra el Guía Supremo Mohamed Badie y otros ocho dirigentes de los Hermanos Musulmanes.
Agencias EFE, Reuters y AFP
 

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Siete muertos y más de 200 heridos en una noche de enfrentamientos en El Cairo

Los islamistas trataron de cortar varias vías cruciales para el tráfico de la capital egipcia

Los disturbios coinciden con la visita de un subsecretario de Estado de EE UU
Siete personas fallecieron y al menos 261 resultaron heridas la noche del lunes en El Cairo en enfrentamientos entre partidarios del presidente Mohamed Morsi y la policía, según un portavoz de los servicios de emergencia. Los islamistas trataron de cortar varias vías en la capital egipcia, entre ellas el puente 6 de octubre, ante lo cual los agentes cargaron con gas lacrimógeno, primero, y abriendo fuego posteriormente, inicialmente con perdigones, según la versión policial.
Al menos 401 personas fueron arrestadas durante los disturbios, según informa la agencia oficial de noticias Mena. "Estas son protestas que comienzan de forma pacífica. El Ejército o la policía cargan y abren fuego y luego arrestan a aquellos a los que han agredido", opina Mohamed Gharib Abdel Aziz, un abogado de los Hermanos Musulmanes que representa a islamistas arrestados en jornadas recientes, tras el golpe de Estado.
Los incidentes más graves ocurrieron en la plaza Ramses, en el centro de El Cairo, junto al puente 6 de octubre. Cientos de islamistas lanzaron allí rocas y bombas incendiarias, y trataron de erigir una barricada para cortar el tráfico en una de las arterias más transitadas de la capital egipcia. Dos personas fallecieron allí. Hubo choques también en el distrito de Giza, donde murieron cinco personas. Los partidarios de Morsi han acampado allí, en las inmediaciones de la universidad de El Cairo.
Según Khaled el Khatib, jefe del servicio de emergencias del ministerio de Sanidad, 124 personas seguían ingresadas en diversos centros hospitalarios esta mañana, tras los enfrentamientos. La policía reabrió el tráfico junto a Ramses en las primeras horas de la mañana. Diversos partidarios de Morsi se han refugiado en la mezquita de Fateh, en las inmediaciones de la plaza, del mismo modo en que muchos otros se han asentado en la mezquita de Raba al Adawiya, en el distrito de Ciudad Nasser.
Los Hermanos Musulmanes han anunciado que mantendrán actos de protesta como estos, contra el golpe de Estado del 3 de julio, en las calles de El Cairo, en una gran campaña de desobediencia civil que ellos defienden que es pacífica. En una marcha ante el cuartel de la Guardia Republicana, el 8 de julio, murieron 55 personas cuando el Ejército y la policía abrieron fuego contra una multitud de manifestantes islamistas durante la hora del rezo.
El portavoz de la hermandad, Gehad el Haddad, dijo que los policías emplearon sus armas de fuego contra los manifestantes en Ramses, alcanzando a los fallecidos en la cabeza y el pecho. “Cuanto más siga estrangulando el régimen del golpe militar la voluntad de la ciudadanía, más gente saldrá a las calles a desafiarle sin miedo”, dijo. De momento son miles los acampados en Ciudad Nasser. Los islamistas quieren ampliar sus protestas a más zonas de la capital, para evitar que se les recluya en aquel distrito y se deje de oír su voz a medida que el Gobierno interino se va consolidando.
Los nuevos enfrentamientos coincidieron con la visita del subsecretario de Estado norteamericano William Burns, que acudió a El Cairo el lunes para reunirse con los líderes del nuevo gobierno y con el comandante Abdel Fatah al Sisi, artífice del golpe. Burns dijo que Estados Unidos “no impondrá ningún modelo sobre Egipto” y pidió contención a las fuerzas armadas. La hermandad rechazó la visita. “O bien EE UU es cómplice en la planificación y ejecución del golpe militar o a acabado aceptándolo”, dijo en un comunicado.
ELPAIS.ES
 

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EE UU procede a normalizar sus relaciones con el nuevo Gobierno egipcio

El subsecretario de Estado William Burns visita El Cairo y se reúne con los nuevos líderes
La fiscalía ordena la detención de siete dirigentes de los Hermanos Musulmanes


Un partidario de Morsi en el puente 6 de Octubre en el Cairo, que fue bloqueado por la noche. / MAHMUD KHALED (afp)

Estados Unidos procedió este lunes a normalizar relaciones con el nuevo Gobierno de Egipto, con la primera visita oficial de un diplomático norteamericano a los líderes que han tomado las riendas del país después del golpe de Estado del 3 de julio.

Los gestos conciliadores del subsecretario de Estado William Burns en El Cairo fueron acogidos con frialdad y escepticismo por activistas a favor y en contra del golpe, algo que demuestra la compleja situación en que ha quedado la Casa Blanca, que hasta ahora ha obrado con cautela y ha evitado apoyar enfáticamente al nuevo gobierno tutelado por los militares, sin a su vez cortar sus vías de asistencia económica al Ejército.

“No vamos a tratar de imponer nuestros modelos sobre Egipto”, dijo Burns en rueda de prensa tras reunirse con el presidente Adli Mansur y el comandante Abdel Fatah al Sisi, entre otros. Dijo que su gobierno no apoyará a partidos o líderes políticos concretos y pidió que las diferentes facciones dialoguen y eviten la violencia.

Durante el transcurso de esa visita, la fiscalía ordenó el arresto de siete líderes de la sociedad de los Hermanos Musulmanes a los que investiga por incitación a la violencia en varios incidentes ocurridos los días previos y posteriores al golpe. Burns pidió a los líderes militares de Egipto que se abstengan de “efectuar arrestos con motivaciones políticas”.

Sin embargo, en un signo de que Egipto está lejos de recobrar la normalidad, por la noche un grupo de islamistas intentó cortar el puente 6 de Octubre, una de las principales arterias de El Cairo. Hubo enfrentamientos entre la policía y los manifestantes, que emplearon bombas incendiarias y rocas.

Los agentes trataron de dispersarlos con gas lacrimógeno. Al menos cinco personas resultaron heridas durante los choques. Los Hermanos Musulmanes abandonaron su refugio en Ciudad Nasser y marcharon en diversos puntos de la ciudad. "Esta nación nunca va a tolerar que se imponga un golpe de Estado", dijo el portavoz de la hermandad, Gehad el Haddad.

La Casa Blanca ha evitado referirse a la deposición de Mohamed Morsi, primer presidente elegido por las urnas en Egipto, como un golpe de Estado, ya que si lo hiciera debería suspender las ayudas militares que envía cada año a este país, que ascienden a 1.300 millones de dólares.

La portavoz de departamento de Estado, Jen Psaki, matizó el miércoles que EE UU no considera que el gobierno de Morsi fuera plenamente democrático. “La democracia no es sólo un asunto de ganar los votos en las urnas”, añadió.

A los Hermanos Musulmanes declaraciones como esa les parecen una traición a los valores democráticos que EE UU dice defender. “Tras el aborto del primer gobierno democrático de Egipto tenemos un gobierno apoyado por las organizaciones militares. Y Estados Unidos se ha puesto de su parte”, según Mohamed Beltagy, secretario general del partido Libertad y Justicia, brazo político de la hermandad, contra quien se ha emitido una de las órdenes de arresto.

“Es sorprendente cómo se niega a reconocer la legitimidad de un gobierno democrático. Parece que cualquier precio es válido para echar a los islamistas del poder, por democráticos que sean”.

Aun así, los activistas que convocaron y participaron en las multitudinarias manifestaciones contra Morsi previas al golpe critican con igual dureza a Washington. En sus concentraciones se ven carteles con la faz del presidente norteamericano tachada. “Obama apoya a los terroristas”, se lee en ellas.

Les irritó sobremanera que su embajadora en El Cairo, Anne Patterson, dijera en público antes del golpe que lo mejor para Egipto en aquel momento eran la continuidad y estabilidad políticas, requisito para enmendar su maltrecha economía. Diversos líderes de la hermandad han dicho además que Patterson les alertó hace semanas de la posibilidad de un golpe militar.

“Patterson sabía que se iba a producir el golpe, y trató de impedirlo, sin éxito”, explica Khaled Fahmy, historiador en la universidad Americana de El Cairo. “El Ejército egipcio hizo una apuesta y la ganó.

Los militares apostaron a que eran más fiable a ojos de EE UU que los Hermanos Musulmanes. A día de hoy, EE UU no ha recortado su ayuda militar a Egipto, ni ha aprobado ningún tipo de sanciones, lo que significa que el Ejército de Egipto hizo bien sus cálculos y ganó”.
http://internacional.elpais.com/internacional/2013/07/15/actualidad/1373909914_454166.html
 

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Egipto: islamistas llaman a "morir por la democracia"

Gehad El-Haddad, vocero de la organización del derrocado presidente egipcio Mohamed Mursi, convocó a sus seguidores a copar la calle. Crece la amenaza de guerra civil

Crédito foto: AFP




"Creemos en el sistema democrático y estamos dispuestos a morir por él. Puede que terminemos con las balas militares atravesando nuestra carne en las calles, pero el pueblo egipcio terminará enfrentando nuevamente un ciclo de 60 años de dictadura militar que robará su libertad con promesas de corto plazo", dijo Gehad El-Haddad en diálogo con NBC News.

Con su mensaje, el alto dirigente de los Hermanos Musulmanes busca alentar a sus seguidores a salir a protestar este viernes, con el fin de revertir el golpe de Estado perpetrado por las Fuerzas Armadas contra Mohamed Mursi.

"Nuestros hijos sufrirán las consecuencias, no nosotros. Los militares deben ser empujados de vuelta hacia los cuarteles, o la única alternativa será la muerte", afirmó El-Haddad.

La convocatoria a marchar fue formalmente realizada por la Alianza Nacional en Defensa de la Legitimidad, integrada fundamentalmente por los Hermanos Musulmanes y agrupaciones aliadas.

"Hombres y mujeres libres de Egipto: álcense en contra del sangriento golpe militar", sostuvo la Alianza en un comunicado difundido.

Hasta el momento murieron 99 personas desde la caída del gobierno. Si los militares no llaman rápido a elecciones o deciden hacerlo bajo la condición de excluir a los Hermanos Musulmanes, y por otro lado, éstos se rehúsan a aceptar lo sucedido, todo indica que se desatará una guerra civil y que las muertes serán muchas más.

"Ya no se trata de Mursi. La gente tenía una serie de alternativas y votó. Acepto que el presidente Mursi no estaba haciendo un muy buen trabajo, pero el presidente de Francia tampoco, y no por eso lo derriban con el ejército. Estamos tratando de construir una democracia en un país que literalmente nunca tuvo una, desde el tiempo de los faraones", concluyó El-Haddad.
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Hermanos musulmanes: el poder vuelve a la sombra

Desde 1928 defienden una vida guiada por la ley del Corán. Alcanzaron el poder en Egipto pero el golpe del 3 de julio se lo arrebató


Miembros de los Hermanos Musulmanos y partidarios del depuesto presidente Mohamed Morsi rezan durante una manifestación el 15 de julio de 2013 en El Cairo. / Gianluigi Guercia (AFP)
Llegó a controlar Egipto, tras más de ocho décadas de silenciamiento y represión. Su misión fundacional es avanzar los principios del islam en la vida cotidiana. Cuando alcanzó la posición idónea para ello, el poder casi total, se desmoronó ella sola, porque entre todos la desmoronaron. Pocas veces se ha visto un ascenso y un derrumbe tan precipitados como los de los Hermanos Musulmanes de Egipto, una oscura cofradía de nutrida historia y gran predicamento, que mantiene sus resortes y maquinaria en una densa sombra. Ha sido extremadamente eficaz a la hora de exportar su modelo a la práctica totalidad del mundo árabe, pero a la primera ocasión en que ha podido ascender al poder en el país en que nació, se ha visto incapaz de gobernar con eficiencia y de evitar que sus enemigos ancestrales, desde los generales hasta los jueces, la empujaran al filo de la ilegitimidad, de nuevo obligada a refugiarse en mezquitas y reuniones secretas, de regreso a la resistencia. En esta ocasión, sin embargo, promete lucha. La hermandad ha saboreado durante casi un siglo la clandestinidad. Y si tiene algo claro ahora es que no quiere volver a ella.
El golpe de Estado del pasado 3 de julio abortó el Gobierno de los Hermanos Musulmanes en Egipto, que acababa de cumplir un año. Desde entonces, miles de miembros y simpatizantes de la cofradía se han guarecido en las inmediaciones de la mezquita de Raba al Adauiya, en el distrito de Ciudad Nasser de El Cairo, en un campamento de resistencia que demuestra cuánto han cambiado sus circunstancias. El nuevo Gobierno ha encarcelado a algunos de sus líderes y ha dictado órdenes de arresto contra muchos otros, incluido su guía supremo. Estos sienten que los generales buscan descabezar su sociedad y condenarla de nuevo a la clandestinidad. Sin embargo, se niegan a volver a operar fuera de los márgenes de la ley, como en los largos años de Gamal Abdel Nasser, Anuar el Sadat y Hosni Mubarak.
“Estuve en la cárcel por ser de la Hermandad. Y siempre sentí que el preso era Mubarak y que yo era libre”, dice Essam el Erian
“Estuve dos años y medio en la cárcel por ser miembro de la hermandad y siempre sentí que era Mubarak el que era un prisionero, y que yo era libre”, dice Essam el Erian, quien fue miembro, durante años, del consejo que rige la hermandad y ahora es vicepresidente de su brazo político, el partido Libertad y Justicia. “Hace años nos encarcelaban por el simple hecho de pertenecer a la hermandad. Hoy luchamos por nuestra libertad y la de todos los egipcios”. El Erian se halla refugiado, como los demás líderes de la hermandad, en Ciudad Nasser. Departen a puerta cerrada y reciben a los visitantes en edificios aledaños a la mezquita que puede ser su Numancia, protegidos por una milicia de fieles seguidores armados con palos y cadenas.
Es un capricho del destino político que un grupo temido en Occidente por sus ideales islamistas, comprometido con el avance de la ley musulmana, reputado por su eficiencia en la clandestinidad, en sus primeros años relacionado con atentados y magnicidios, y en el que militó uno de los padres de Al Qaeda, se presente ahora como defensor de la democracia y la legitimidad frente a un golpe de Estado militar apoyado tanto por las fuerzas laicas progresistas como por islamistas más extremos en su interpretación del Corán, como los salafistas.
“Los temores son infundados. Somos un movimiento de cambio social”, explica el actual portavoz de la hermandad, Gehad el Haddad. “No se nos puede llamar un movimiento político o religioso. Para la política tenemos al partido Libertad y Justicia, creado en 2011 para que los Hermanos Musulmanes pudiéramos centrarnos en nuestras actividades sociales. En lo que respecta a religión y preceptos, nos remitimos a la Universidad de Al Azhar [la institución teológica más importante del islam suní]. En ese sentido nos diferenciamos claramente de los salafistas, que tienen sus propios órganos doctrinales y emiten sus propias fetuas. Nosotros nos centramos en el cambio social a través de actividades de ayuda y caridad”.
La cofradía de los Hermanos Musulmanes fue fundada en 1928 por un pío profesor de escuela, Hasan al Banna, quien creyó que la mejor forma de acabar con la colonización británica y lograr la independencia egipcia era instigar un renacimiento religioso en la zona, avanzando una sociedad más islámica. Para ello creó una red de ayuda sanitaria, educativa y social al margen del Estado.
“En principio fueron causas misioneras, siempre islámicas. La gente conocía ya el Corán, y la idea era que viviera más de acuerdo con el islam y el ejemplo del profeta”, explica el letrado Mohamed Gharib Abdel Aziz, en la hermandad desde 1983 y miembro de su departamento jurídico. “Los fundadores llevaron esa labor caritativa, el servicio a los pobres, a ciudades y pueblos de Egipto, de forma gratuita o con bajo coste. Construyeron mezquitas, sufragaron hospitales islámicos y crearon centros educativos. La voluntad era tener una red de asistencia social de acuerdo con los principios del islam”.
El fundador instigó un renacer religioso. Creó una red de ayuda sanitaria, educativa y social al margen del Estado
Esa red es hoy más robusta que nunca, con una veintena de hospitales y cientos de escuelas y centros de atención social. No hay una estimación fiable de cuántos miembros tiene la cofradía, porque sus registros son secretos, por protección frente a los servicios de seguridad. Algunos analistas creen que tiene 600.000 personas. Otros consideran que su núcleo duro, los verdaderos cofrades, no superan los 100.000. Si se les pregunta a ellos o a sus líderes, la respuesta es la misma: “Ni siquiera nosotros lo sabemos, somos una organización muy fragmentada, centrada en la caridad”. Puede. Pero en ocho décadas alcanzaron laboriosamente los más altos rangos del poder.
La hermandad se inscribió oficialmente en los registros del Estado por primera vez en 1945, de acuerdo con una ley que regulaba las organizaciones caritativas. Nunca podrá librarse de los infaustos recuerdos de aquella infancia. A medida que crecía el número de cofrades, aumentaban las corrientes y divisiones internas. El propio Al Banna llegó a escribir en un punto que la sociedad debería considerarse “en guerra con cada líder, cada partido y cada organización que no trabaje para la victoria del islam”. Hubo quienes tomaron esa opinión al pie de la letra y a finales de los años 30 formaron una milicia secreta. En principio se fundó para luchar contra el flujo de judíos a la Palestina británica. En realidad participó en todo tipo de asesinatos selectivos dentro de Egipto, entre ellos el del primer ministro Mahmud al Nukrashi Pasha en diciembre de 1948.
Aquel magnicidio fue la gota que colmó el vaso para Al Banna, quien vio el peligro de la radicalización y en sus últimos años apostó decididamente por que la hermandad recurriera a medios pacíficos. De aquellos que cometieran atentados, el líder fundador dijo que no podían ser considerados “ni hermanos ni musulmanes”. Al Banna fue asesinado en febrero de 1949. Le sucedió Hasan al Hudaibi, quien sirvió de guía supremo en una gran travesía del desierto de la hermandad, hasta su muerte en 1973.
Nasser tenía sus razones para querer descabezar a la hermandad. Tras el alzamiento militar y la expulsión de los británicos en 1952, el coronel tomó las riendas del país. El 26 de octubre de 1954, durante un discurso en Alejandría para celebrar la independencia, un hojalatero afiliado a la cofradía le disparó ocho veces. Nasser salió ileso y con una determinación: suprimir a los Hermanos Musulmanes. Ilegalizó la cofradía. Ahorcó a seis miembros, entre ellos Mohamed Farghali, y encarceló a miles.

Seguidores de Morsi rezan frente a la mezquita Rabaah al- Adawiya. / Hussein Malla (AP)
“Los Hermanos Musulmanes pasaron tantos años bajo asedio que tuvieron que recurrir a estructuras de organización muy eficientes, muy autoritarias, con estrictos controles desde la cima”, explica John Esposito, profesor en la Universidad de Georgetown y experto en la sociedad. “Es cierto que un grupo dentro de la hermandad recurrió a la violencia en respuesta al régimen autoritario de Nasser, pero durante más de 40 años ha funcionado dentro de la sociedad egipcia a pesar de sufrir represión, arrestos, prisión e incluso tortura. El argumento de que los Hermanos Musulmanes son terroristas, ovejas con piel de cordero, ha sido empleado por los líderes de Egipto, desde Nasser hasta Mubarak, para justificar su opresión contra los miembros del grupo. De ese modo se ha justificado ante otros países el nivel de represión empleado contra ellos. Mubarak empleó los ataques terroristas del 11-S para relacionarlos con Al Qaeda”.
Entre los encarcelados se hallaba Said Kutb. En prisión escribió un manifiesto en el que llamaba a un renacimiento armado del islam frente a los representantes de lo que él definió como el estado de ignorancia y primitivismo de los árabes antes de que se le revelara el Corán al profeta Mahoma. Para él la modernidad occidental, que conocía por una larga visita a América, era solo una parte más de ese atraso moral, toda una regresión indecente. Y si los líderes y ciudadanos egipcios renunciaban a los preceptos del islam y vivían de espaldas a él, eran ellos también objetivos legítimos en la lucha. Excarcelado y vuelto a encarcelar, las ideas de Kutb se convirtieron en una grave amenaza para Nasser, que ordenó que se le juzgara.
“Ha llegado la hora de que un musulmán dé su cabeza para proclamar el nacimiento del movimiento islámico”, dijo Kutb, dado a la grandilocuencia, al inicio del proceso, según los diarios de la época. Fue declarado culpable, casi sin derecho a la defensa. “He hecho la yihad durante 15 años antes de ganar el derecho a este martirio”, respondió cuando el Gobierno le ofreció la oportunidad de abjurar de sus creencias y librarse de la horca. Fue ajusticiado el 29 de agosto de 1966. Con su muerte nació un mito del islamismo radical.
Entonces un adolescente nacido en El Cairo había cumplido los primeros requisitos para unirse a la hermandad y quedó fascinado por las enseñanzas de Kutb. Se trataba de Ayman al Zawahiri, que sería uno de los fundadores de Al Qaeda, grupo terrorista que dirige ahora, tras la muerte de Osama bin Laden. Al Zawahiri dejaría eventualmente la hermandad y ha atacado ampliamente su voluntad de integrarse en las instituciones y participar en la política.
Bajo la sombra del guía supremo


Mohamed Badie habla a los seguidores de Morsi en El Cairo hace dos semanas. / Hassim Dabi (EFE)
“Nuestra revolución siempre ha sido y será pacífica. Nuestro pacifismo es más fuerte que las balas y los tanques”. Muchos rumores habían recorrido Egipto sobre el paradero y destino de Mohamed Badie, el líder supremo de los Hermanos Musulmanes en Egipto. Que había sido detenido. Que había huido a Libia. Que se había refugiado, de nuevo, en la clandestinidad. “No huyo. No me escondo. Aquí me tienen”. Comparecía desafiante el 5 de julio, dos días después del golpe de Estado, en un escenario frente a la mezquita cairota de Raba el Adauiya, cuyas inmediaciones ha tomado una multitud islamista.
Badie, veterinario de profesión, fue elegido en el puesto en 2010, el primer guía supremo en sustituir a su predecesor cuando este decidió apearse. Pasó nueve años en prisión, de 1965 a 1974, en represalia por su militancia en la cofradía. Aquello solo le llevó a intensificar su actividad en ella cuando quedó en libertad. Desde su liderazgo, ha defendido el ingreso de la hermandad en la política nacional, dejando atrás los años de resistencia y funcionamiento en secreto. Bajo su tutela, los Hermanos Musulmanes llegaron a lo más alto en los poderes Legislativo y Ejecutivo en Egipto.
El desplome de la hermandad, con el toque de gracia del golpe de Estado, fue también en gran parte responsabilidad suya. No supo o no quiso distanciarse del partido Libertad y Justicia, brazo político de la agrupación, y muchos opositores ridiculizaron al presidente depuesto, Mohamed Morsi, como una mera marioneta suya. En muchos programas de televisión satíricos se ha emitido una y otra vez una grabación de una rueda de prensa en la que Morsi habla y Badie, a su izquierda, le susurra, o le dicta, lo que debe decir. Morsi obedece, solícito.
Ocho líderes ha tenido la sociedad de los Hermanos Musulmanes desde su fundación. El recuerdo del primero, el maestro Hasan al Bana, es el más intenso de todos. Los cofrades se refieren a él como mártir, pues fue asesinado en 1949. Su foto cuelga hoy por hoy junto a la de Morsi en la mezquita donde se han refugiado los islamistas en El Cairo, sobre el emblema de la cofradía, dos espadas cruzadas ante un Corán. Al Banna avanzó la idea de yihad, de revuelta para propagar el islam.
“La civilización occidental, que resplandeció durante un largo tiempo en virtud de su perfección científica, que subyugó al mundo con los resultados de su ciencia, está ahora en bancarrota y declive”, escribió en los años 30. Tras ciertos titubeos sobre la validez del uso de la violencia, acabó renunciando a ella, sentando un precedente que seguirían sus sucesores en el cargo. La hermandad, sin embargo, es diversa y no es inmune a divisiones y rencillas.
Lo cierto es que los líderes de la hermandad han experimentado un proceso de moderación a lo largo de las décadas y aún hoy día dicen que recurrirán siempre a medios pacíficos. “La violencia no entra en nuestros planes. Si hay violencia será porque la asumen grupos islámicos que no están afiliados a nosotros”, asegura Mohamed Beltagy, otro de sus líderes, que hoy sirve como secretario general de su partido político. “Si hay algo que la hermandad ha hecho en su historia es avanzar hacia la defensa de los sistemas democráticos. El poder lo ganamos en las urnas. Nos hemos distanciado de cualquier ideólogo islamista que promoviera la violencia. Pero la única respuesta que hemos recibido es un golpe de Estado”.
Durante los años de Sadat y Mubarak, a muchos líderes se les encerró durante largos años. Algunos fueron torturados. Paralelamente, los ideales de la sociedad se fueron extendiendo por el mundo árabe, bajo el lema fundacional de la organización: “Alá es nuestro objetivo, el profeta es nuestro líder, el Corán es nuestra ley, la yihad es nuestro medio, el martirio en el nombre de Alá es nuestro mayor anhelo”. En los territorios palestinos, miembros y simpatizantes de la hermandad fundaron el grupo islamista Hamás. Tomaron parte en las revueltas en Túnez y Libia. La cofradía ha sido una avanzadilla crucial en el levantamiento contra Bachar el Asad en Siria. El rey Abdalá II de Jordania teme su influencia, al igual que las monarquías del golfo Pérsico, que se han apresurado a apuntalar al Gobierno interino que rige Egipto tras el golpe con ayudas que superan los 9.300 millones de euros.
En Egipto, sin estar legalizada, la sociedad se alió con varios partidos para presentar a candidatos en diversas elecciones después de 1984. Tras la revuelta de la primavera árabe en 2011 y la caída de Mubarak, pasó a ganar todas las elecciones a las que se presentó en los primeros meses de la democracia. En las de la Cámara baja, celebradas entre noviembre de 2011 y enero de 2012, logró un 37,5% de los votos. Cuando se renovó el Consejo de la Shura, la Cámara alta, logró el 45% de las papeletas. En los comicios presidenciales, Mohamed Morsi logró el 51,73% de los votos en segunda vuelta.
Daban fruto en aquellos primeros meses de la democracia egipcia los largos años de intensa disciplina y organización y la simpatía granjeada en zonas rurales por la red de ayuda social, educativa y sanitaria de la hermandad. Desde la oposición se le recriminaba a Morsi que gobernara solo para los Hermanos Musulmanes. El Ejército y los demás partidos vieron con recelo cómo un grupo nacido, crecido y madurado en la clandestinidad acariciaba un poder casi absoluto. Morsi cometió sus errores, sobre todo el de proponer un proyecto de Constitución de corte islámico, con referencias a la sharía como fuente de legitimidad jurídica. Pero lo cierto es que llevó esa propuesta a las urnas, y aunque en el referéndum solo participó el 32,8% del electorado, el “sí” que él pidió ganó con un 63,8% de los votos.
“Las facciones opositoras interpretaron que Morsi estaba monopolizando el poder”, explica Carrie Wickham, profesora en la universidad norteamericana de Emory y que ha estudiado la hermandad durante 23 años. “Hay un largo historial de rencillas y desconfianza entre islamistas y seculares en Egipto. Estos últimos no vieron con buenos ojos que Morsi eligiera a miembros de la hermandad, o cercanos, para puestos de confianza. En otros países es normal que cuando un partido llega al poder ponga a su gente en el Gobierno, pero en este caso la democracia era aún demasiado joven como para que la oposición no entendiera los nombramientos de Morsi como un intento de la hermandad de monopolizar el poder”.
La cofradía se registró como una organización no gubernamental el pasado 21 de marzo, después de que un juzgado recomendara su disolución ateniéndose a la prohibición de Nasser en 1954. Un ejemplo de los grandes desafíos a las que se enfrentaba: los jueces rescataban órdenes de Nasser para suprimirla. Fue un momento revelador del dilema que vivía la hermandad, que culminaría en su expulsión del poder el 3 de julio. Era la sociedad mejor organizada del país, una fuerza formidable capaz de ganar una elección tras otra y con uno de sus líderes presidiendo la nación, pero hasta hace cuatro meses no estaba registrada ni rendía cuentas ante el Estado. Sus ancestrales enemigos —Ejército, policía, poder judicial— no abandonaron su guerra de agotamiento.
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Para regularizar su situación, los líderes de la hermandad recurrieron a una ley aprobada por el régimen de Mubarak en 2002, que prohíbe a las organizaciones sin ánimo de lucro tomar parte en actividades políticas. La hermandad, en la sombra, participa ampliamente en política. Controlaba los poderes ejecutivo y legislativo a través de su partido, del que ni siquiera finge distanciarse. Y su finalidad es avanzar y consolidar la sharía a través de cauces legales y jurídicos.
“Los líderes de la hermandad erraron a la hora de evolucionar de una sociedad secreta y clandestina a ser un eficiente órgano de gobierno. No pudieron culminar con éxito esa transición institucional, psicológica, ideológica y política. No estaban listos para un cambio tan repentino”, explica Khaled Fahmy, historiador en la Universidad Americana de El Cairo. “Cuando crearon su partido político, no dieron por cumplida la misión de la hermandad. Podrían haberlo hecho, clausurándola, y de ese modo podrían haberse centrado en gobernar el país. Pero dejaron que el partido fuera controlado por la hermandad en la sombra, algo que creó numerosos recelos”.
Mientras la plaza de Tahrir en El Cairo, centro de las manifestaciones contra Mubarak y, más recientemente, contra Morsi, clama contra los Hermanos Musulmanes y les llama “terroristas”, los cofrades mantienen que han ganado varias elecciones legítimamente y exigen que se les restituya en el poder. Cuando dicen que no van a desaparecer ni van a permitir que se les silencie, los generales deberían escucharles. Al fin y al cabo, los años de represión de Nasser, Sadat y Mubarak solo les hicieron más organizados, y también más fuertes.
Una estructura jerárquica y oscura

“No hay nada que escape al islam, es una religión que todo lo comprende, desde el trabajo hasta la oración”. Haitham Abd el Moneim tiene 30 años. Es miembro de la cofradía de los Hermanos Musulmanes desde 1998. Ingresó en ella a través de unos amigos de su mezquita. Luego atrajo a la sociedad a su padre y cuatro hermanos. “Es una agrupación que incluye a todo tipo de gente. Cualquier musulmán puede entrar, sea un doctor o un obrero”, asegura. “No entiendo cómo nos llaman terroristas. Somos gente pacífica que cree en el islam. ¿Y no es cierto que la inmensa mayoría de egipcios son musulmanes?”, dice.
Hoy es fácil hablar con cofrades como El Moneim. Pero hasta hace sólo un año y medio era una ardua labor. El régimen de Hosni Mubarak había hecho del encarcelamiento y la tortura de los miembros de la hermandad una rutina. El Moneim, de hecho, fue detenido por los servicios secretos en 2000. Pasó dos semanas en prisión. “En aquel momento me di cuenta de que el Estado lo sabía todo. Yo era discreto, pero me di cuenta de hasta qué punto controlaban los movimientos de la hermandad”, añade.
Al tener que operar en esas condiciones, bajo el constante acoso del Gobierno, los militares, la policía y los jueces, la hermandad ha desarrollado un carácter muy reservado. Aunque hoy sus cofrades hablan con relativa franqueza sobre su pertenencia al grupo, hay muchas cosas que quedan en la sombra. Lo que es seguro es que la hermandad es una estructura organizada en células, muy atomizada, con una fuerte estructura jerárquica, donde es muy fácil dar órdenes desde la cima, pero en la que el ascenso a posiciones de poder es extremadamente difícil.
La sociedad la lidera un guía supremo, el murshid. Le asesora en sus decisiones un órgano consultivo de una quincena de miembros, a modo de ministros, cada uno con una cartera. Las decisiones cruciales, sin embargo, las vota el Consejo de la Shura, una asamblea de unos 100 cofrades que marca la pauta política de la hermandad y elige tanto al guía supremo como a sus asesores. Esta estructura comenzó a consolidarse en los años setenta.
Los hermanos hacen una labor de proselitismo lenta y callada. Observan en diversos foros, como mezquitas y universidades, para centrarse en quienes consideran más fieles y píos. También aceptan peticiones de ingreso de aquellos que muestren interés, aunque con más reservas, dados los muchos intentos de infiltración por parte de los servicios secretos. No hay edad mínima o máxima de ingreso. Muchos de los que dan sus primeros pasos en la sociedad son adolescentes. El proceso total de ingreso en la cofradía puede durar hasta ocho años.
En el nivel más básico está la familia, conocida como usra. Es un pequeño grupo de cuatro o cinco hermanos, liderado por un capitán, que se reúne al menos una vez a la semana y le da la bienvenida al primerizo, al que se denomina muhib (seguidor). A este se le adoctrina y se pone a prueba su conocimiento del islam. El aprendiz va pasando por diversas fases a lo largo de los años, conociendo solo a los miembros de su grupo más inmediato. De ese modo, la cofradía se asegura que si un espía entra entre sus rangos, no conocerá a nadie en la cadena de mando.
Solo dando prueba de su fe, enseñando en mezquitas, memorizando el Corán y dando fe de su lealtad a la hermandad en pruebas y trampas de todo tipo puede un musulmán llegar al nivel de ajamal, hermano o cofrade pleno, un escalafón al que pocos ascienden, y que abre la puerta para ocupar posiciones de liderazgo en la sociedad y votar en las decisiones internas de la agrupación para las que se necesite un determinado quórum.
elpais.es
 

Sebastian

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Obama retrasa envío de aviones F-16 a Egipto​
Hace 25 min

En agosto debían llegar cuatro aviones caza a Egipto.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, retrasó el envío de cuatro aviones caza F-16 a Egipto, tres semanas después de que el Ejército de ese país derrocó al presidente Mohamed Morsi.

Un portavoz del Pentágono, George Little, indicó que no es apropiado proceder con el envío dada la actual situación en Egipto.

Los aviones de combate debían llegar a ese país en agosto. Sin embargo, Little señaló que los ejercicios militares conjuntos anuales seguirán adelante.
Agregó que Estados Unidos sigue comprometido en mantener intactas las relaciones militares con Egipto, ya que las considera un pilar fundamental para la estabilidad regional.
http://www.bbc.co.uk/mundo/ultimas_noticias/2013/07/130722_ultnot_obama_aviones_f16_egipto_ao.shtml
 

Shandor

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ALGO MAS DEL TEMA

Estados Unidos cancela el envío de ayuda militar a El Cairo mientras decide como abordar de manera definitiva la nueva situación en el país

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha ordenado congelar la entrega de aviones de combate F-16 a Egipto de manera indefinida -estaba previsto que cuatro de ellos fueran enviados la próxima semana-, debido a la «actual situación» en el país, declararon fuentes del Pentágono este miércoles.
«Dada la situación que atraviesa Egipto, en estos momentos no consideramos que sea adecuado seguir adelante con el envío de los F-16», aseguró George Little, portavoz del Pentágono, y añadió que al decisión de Obama fue tomada con el apoyo unánime de sus asesores en materia de seguridad.
El anuncio llega en un momento en el que en el país africano se registran casi a diario nuevos episodios de violencia, tras el derrocamiento del expresidente Mohamed Mursi, el primero elegido democráticamente.
Cambio de planes

La decisión se produce apenas cinco días después de que un comité formado por miembros de la Cámara de Representantes estadounidense recomendara al ejecutivo norteamericano mantener la ayuda militar al gobierno egipcio, cifrada en 1.300 millones de dólares anuales. Este apoyo estaría sujeto al cumplimiento de las exigencias que impone Washington. Esto es; que el nuevo gobierno de Egipto mantenga su promesa de convocar elecciones en el menor plazo posible.
Sin embargo, los presupuestos de la Casa Blanca para el próximo ejercicio fiscal no incluyen, ni los 1.300 millones arriba mencionados, ni otros 250 millones de dólares adicionales en materia de «ayuda económica» que, anualmente, Washington envía a Egipto.
Aun así, el Gobierno de Barack Obama contemplaría incluir una partida extra más adelante, mientras decide como reaccionar a la crisis política en el país árabe, que hasta la fecha ha sido uno de sus aliados clave en la región.
abc.es
 

Shandor

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El Cairo destruye el 80% de los túneles de contrabando y ahoga Gaza


Un palestino sale de uno de los túneles que conecta la Franja de Gaza con Egipto. | Efe
  • Los palestinos empiezan a sufrir escasez de combustible y de materiales
  • A su vez, aumentan los precios en los bienes de primera necesidad
Francisco Carrión | El Cairo

La Península del Sinaí es el eterno talón de Aquiles de las fuerzas de seguridad egipcias. Los ataques a policías y soldados se han recrudecido desde el derrocamiento del islamista Mohamed Mursi. Y una de las principales víctimas de la ofensiva militar es la vecina Franja de Gaza. Los uniformados han destruido cerca del 80% de los túneles de contrabando y los palestinos han comenzado a sufrir escasez de combustible y materiales de construcción y un aumento de los precios en los bienes de primera necesidad.
El cierre de los túneles horadados en la frontera se inició el pasado agosto tras la muerte de 16 guardafronteras egipcios. Y el golpe de Estado del pasado 3 de julio ha acelerado los trabajos. Según el coordinador especial de la ONU para el proceso de paz de Oriente Próximo, Robert Serry, la situación es cada vez más precaria. "Como resultado de las acciones contra las actividades ilegales, el 80% de los túneles ha dejado de funcionar", indicó el diplomático holandés, preocupado por el agravamiento de las ya duras condiciones económicas y humanitarias de Gaza.
La Franja es una porción de tierra de 40 kilómetros de largo y 9,5 kilómetros de ancho que habitan 1,7 millones de palestinos. La toma del control de Gaza por el movimiento islamista Hamas en junio de 2007 desencadenó el bloqueo israelí. Hoy -a pesar de que Tel Aviv ha suavizado la importación- la entrada y salida de bienes y personas siguen encontrando limitaciones. Y la situación económica es de extrema fragilidad: la tasa de paro, por ejemplo, se sitúa en el 32%. Serry reconoce que aunque el paso israelí usado para el transporte de bienes ha permanecido abierto, la inquietud principal es el acceso a Gaza de productos básicos como los materiales de construcción.
La ruta del pollo frito

De hecho, una de las consecuencias de la escalada militar en el Sinaí y el cierre del paso fronterizo de Rafah es el aumento de los precios de los productos básicos. Los túneles habían servido hasta ahora para introducir cemento, coches por piezas, armas, cigarrillos o -en uno de los últimos usos para reactivar el contrabando- el pollo frito del gigante estadounidense Kentucky Fried Chicken desde una franquicia de la ciudad egipcia de El Arish.
A principios de semana, el ministro de Economía de Gaza, Ala al Rafati, calculó que desde el pasado mes la demolición de los túneles ha costado a la Franja alrededor de 230 millones de dólares (175 millones de euros), aproximadamente una décima parte de su Producto Interior Bruto (PIB). Hamas, crítico con la ausencia de gestos del ex presidente y sus hermanos islamistas egipcios durante su año de mandato, compara la situación con el bloqueo israelí de 2007. Ahora, en cambio, los artífices del aislamiento son las nuevas autoridades egipcias. "La mayoría de los túneles han sido destruidos y los pocos que siguen abiertos están paralizados", apuntó hace unos días el portavoz de Hamas, Sami Abu Zuhri.
Las Fuerzas Armadas han redoblado sus esfuerzos en el Sinaí para acabar con lo que consideran los zarpazos del "terrorismo y la violencia". Desde la caída de Mursi, los ataques de 'yihadistas' contra comisarías de policía y puestos de control se han convertido en una pesadilla diaria. De hecho, el comandante en jefe del ejército Abdelfatah al Sisi pidió ayer que los egipcios tomen las calles mañana viernes para dar "una autorización" a ejército y policía con el objetivo de enfrentarse a la amenaza terrorista.
La petición -que los Hermanos Musulmanes tildaron de "llamada explícita a la guerra civil"- parte, según explicó un alto funcionario egipcio al diario estatal 'Al Ahram', del convencimiento de que la Hermandad está instigado el terrorismo en Sinaí. En una entrevista reciente con ELMUNDO.es, el destacado miembro de la cofradía Mohamed el Beltagui negó tal acusación: "No tenemos nada que ver con lo que sucede en el Sinaí, pero forma parte de la ira del pueblo contra el golpe. Ya dije que si la asonada fracasa, la furia cesará".
Dos años y medio después de las revueltas que precipitaron el ocaso de Mubarak, la inestabilidad se ha agravado en el Sinaí. Por sus áridos confines campan a sus anchas extremistas obsesionados con el emirato islámico; contrabandistas de armas, drogas o personas; saboteadores de gasoductos y beduinos hartos de décadas de ostracismo y reivindicaciones autonomistas incumplidas.
elmundo.es
 

Sebastian

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EE UU elude el término ‘golpe de Estado’ para salvaguardar la ayuda a Egipto

El Pentágono ha suspendido el envío de cuatro F-16, un signo que evidencia su malestar con el Ejército egipcio


Un F-16 del Ejército de EE UU. / JONATHAN SYNDER (AFP)

El Gobierno de Estados Unidos se resiste a calificar de golpe de Estado el derrocamiento del presidente egipcio, Mohamed Morsi, promovido por el Ejército de de ese país y no tiene previsto definir su postura por el momento, una circunstancia que garantiza el envío de 1.500 millones de dólares anuales en ayuda militar y económica a Egipto. Eso es lo que le trasladó el jueves por la tarde el número dos del Departamento de Estado, William Burns, a los miembros del Congreso en una reunión a puerta cerrada justo un día después de que el Pentágono decidiera suspender el envío de cuatro F-16 al país africano.

Desde que el pasado 3 de julio Morsi fuera apeado del poder, la Casa Blanca ha eludido calificar los acontecimientos que se sucedieron en Egipto como golpe de Estado, una denominación que, según la legislación estadounidense, prohibiría el envío de cualquier tipo de ayuda a ese país. “La ley no nos obliga a tener que definir la situación en Egipto para continuar con el apoyo económico y militar”, sostuvo ayer la portavoz del Departamento de Estado, Jen Psaki, tras insistir en que esa conclusión, a la que habían llegado los abogados de la Administración “beneficiaba los intereses nacionales de EE UU”.

EE UU es el principal socio militar de Egipto y teme que la suspensión del apoyo económico ponga en peligro el papel de ese país como estabilizador en Oriente Próximo. Israel también ha manifestado su preocupación por la eliminación de esa colaboración económica y militar con el Ejército egipcio, un pilar para garantizar el acuerdo de paz firmado entre ambos países en 1979.

Washington contempla esta ayuda como una forma para presionar a los mandos militares egipcios e influir en la transición democrática del país. El pasado miércoles, el Pentágono suspendió el envío de cuatro F-16 a Egipto, tras haber asegurado que la inestabilidad en el país no paralizaría la entrega. La decisión es una señal de la desconfianza de la Administración Obama ante la situación, cada vez más caótica, que se respira en torno al nuevo Gobierno interino de El Cairo.

Esta medida es la primera acción concreta que ha adoptado la Administración Obama desde que se desatara la crisis en el poder en Egipto, pero no supone un cambio en la estrategia de la Casa Blanca ni en la del Departamento de Defensa, que ha anunciado que no suspenderá los ejercicios militares conjuntos que únicamente se interrumpieron en 2011, cuando tras la Primavera Árabe, Hosni Mubarak fue depuesto.

La decisión de mantener la ayuda cuenta con el apoyo de buena parte del Congreso, pero también ha suscitado las críticas de influyentes senadores, como el republicano John McCain, quien el jueves señaló que la decisión de la Administración “dañaría gravemente la reputación del país”.
http://internacional.elpais.com/internacional/2013/07/26/actualidad/1374865485_497945.html

El Ejército egipcio acusa al expresidente islamista Morsi de traición

Al expresidente se le imputan los cargos de espionaje y conspiración con Hamás
Cinco personas mueren en Alejandría en enfrentamientos entre islamistas y golpistas

Las calles de Egipto volvieron a evidenciar este viernes la profunda división que experimenta el país. Decenas de miles de personas participaron en las manifestaciones convocadas por las dos instituciones más poderosas del país, el Ejército y los Hermanos Musulmanes, enfrentadas en un vitriólico duelo desde que el expresidente Mohamed Morsi fuera depuesto en un golpe militar el pasado 3 de julio.

A pesar de la enorme tensión, la mayoría de concentraciones transcurrieron de forma pacífica, si bien se registraron disturbios en varias ciudades. Los más graves tuvieron lugar en Alejandría, donde fallecieron cinco personas personas y más de un centenar resultaron heridas.

La jornada estuvo marcada por la noticia del arresto formal de Morsi por un plazo de 15 días mientras un tribunal investiga varias acusaciones en su contra, entre ellas la de conspirar con la milicia palestina Hamás y de estar involucrado en la muerte de policías egipcios.
El exrais se encuentra incomunicado en paradero desconocido desde la asonada, pero no había sido aún acusado de manera formal.

En concreto, se le acusa de espionaje y de planear con Hamás el asalto a la prisión de Wadi al Natrun durante la revolución de 2011, lo que les habría permitido escapar de la cárcel a él y a otros líderes de los Hermanos Musulmanes. Asimismo, se le achaca haber participado con la milicia palestina en la preparación de ataques a comisarías de policía durante la revuelta que propició la caída de Hosni Mubarak. En esos hechos, fueron secuestrados y asesinados varios oficiales de policía.

Partidarios y detractores del golpe de Estado sacan a decenas de miles de partidarios a las calles en todo el país

Los líderes de la Hermandad han descalificado el proceso judicial tachándolo de maniobra política. “Esta decisión es nula porque proviene de un fiscal general ilegítimo y traidor. Las nuevas autoridades son golpistas, no las reconocemos”, declaró el predicador de la Hermandad Sawfat Hegazy tras pronunciar un discurso en el escenario levantado frente a la mezquita de Rabá al Audawiya, centro neurálgico de las protestas a favor de la restitución de Morsi. El estado del líder islamista ha suscitado el interés de ONG y Gobiernos occidentales, que han solicitado públicamente su liberación a las autoridades. Estas se limitan a asegurar que “está siendo tratado correctamente”.

Desafiando el ultimátum del Ejército, que el jueves dio al movimiento islamista 48 horas para poner fin a sus movilizaciones diarias y sumarse a su hoja de ruta para la transición, una multitud se dio cita en Rabá al Audawiya. “No tenemos miedo. Ya nos han disparado, nos han agredido, nos han amenazado con arrestos. Pero no nos iremos de aquí hasta que devuelvan a Morsi la presidencia”, comentaba Essam, un salafista propietario de una tienda de motocicletas en Alejandría que pasa la noche en la acampada de Rabá cuando se lo permite el trabajo.

En su ultimátum, hecho público a través de un comunicado en su página de Facebook, las Fuerzas Armadas aseguran que a partir de hoy cambiarán “su estrategia contra el terrorismo” y adoptarán medidas más contundentes. Si bien en el texto no se menciona a la Hermandad como destinataria del mensaje, esta fue la interpretación mayoritaria de los medios de comunicación del país. En las próximas horas las autoridades podrían intensificar el acoso a la cofradía, una medida combinada quizá con una ofensiva militar en la península del Sinaí, escenario de numerosos ataques contra las fuerzas de seguridad.

Tras el ultimátum militar, muchos temen que se recrudezca el acoso a los Hermanos Musulmanes

Quizás con estas medidas en mente, el ministro de Defensa, Abdelfatah al Sisi, convocó ayer una manifestación para conseguir la “autorización” del pueblo en su batalla contra “el terrorismo y la violencia”. El caudillo recibió el baño de masas que había solicitado. Por la tarde, en una plaza de Tahrir convertida en un mar de banderas egipcias, no cabía un alfiler mientras los manifestantes entonaban el ya célebre cántico “¡El pueblo y el Ejército, una sola mano!”.

En la plaza circulaban carteles con la efigie de Al Sisi junto a las de Nasser y Sadat, y unas tarjetas rojas en las que se leía: “Los egipcios contra el terrorismo”.

Sin embargo, el volumen de las concentraciones fue inferior a las del 30 de junio, cuando millones de egipcios salieron a las calles para pedir la dimisión de Morsi, lo que podría significar que una parte de la sociedad no aprueba la estrategia de confrontación y el papel protagonista que ha asumido Al Sisi. Por ejemplo, el Movimiento 6 de Abril, uno de los más grupos revolucionarios más conocidos, evitó secundar la marcha.
http://internacional.elpais.com/internacional/2013/07/26/actualidad/1374844892_181759.html
 
"Más de cien muertos y miles de heridos" en Egipto

En la capital egipcia, El Cairo, se han presentado intensas confrontaciones entre simpatizantes del depuesto presidente Mohammad Morsi y las fuerzas de seguridad.
Hesham Ibrahim, el médico a cargo de un hospital de campaña que se instaló en la mezquita de Rabba Al Adawiya, donde los simpatizantes de Morsi se han concentrado, estima que hay más de cien muertos y que más de mil personas están heridas. Estas cifras no han podido ser confirmadas independientemente.
Los militares han usado gas lacrimógeno y algunos disparos al aire para contener a los manifestantes.
Otros informes sin confirmar como el de los Hermanos Musulmanes señalan que hay decenas de muertos y heridos.
El corresponsal de la BBC en El Cairo, Quentin Sommervile, informa que las personas que apoyan a Morsi han acampado cerca de la mezquita por semanas y han estado construyendo barricadas por temor a que el gobierno busque despejar la zona.
La violencia ocurre luego de enormes manifestaciones por parte de ambos bandos tras de un llamado del ejército al pueblo para demostrar su apoyo a los militares.



Disparos

Un vocero de los Hermanos Musulmanes Gehad el-Haddad le dijo a la agencia de noticias Reuters que las fuerzas de seguridad están usando la fuerza extrema contra los seguidores del presidente derrocado.
"No están disparando para herir, están disparando para matar", señaló.
Uno de los dirigentes de esa organización, Saad el-Hosseini, también le dijo a Reuters que los agentes de seguridad buscan despejar la zona cercana a la mezquita.
"Yo mismo he intentado, por cinco horas, convencer a los jóvenes para que desalojen la zona y no he podido. Ellos dicen que pagarán con su sangre y que no se quieren retirar", indicó el líder político.
El corresponsal de la BBC dijo que los seguidores de Morsi están furiosos por el rol asumido por las Fuerzas Armadas y en particular por el general Abdul Fattah al Sisi, a quien ellos acusan de matar a los egipcios.
También se han registrado violentos enfrentamientos en la ciudad de Alejandría, donde al menos diez personas han muerto.



"Sangre"

"Hay charcos de sangre en el hospital de campaña. Muchos de los heridos se ven en muy malas condiciones. Algunos tienen heridas en sus cabezas", indicó Sommerville.
"El doctor Ibrahim dijo que en las últimas ocho horas más de cien personas han muerto, la mayoría por heridas de bala en la cabeza y en el pecho", señaló el periodista.
De acuerdo con el reportero, los enfrentamientos se intensificaron en la noche y en la mañana.
"El aire está pesado por el gas lacrimógeno y la gente está vomitando. Todavía se pueden escuchar los disparos", indicó Sommerville.
El corresponsal informó que las puertas del hospital temporal han sido cerradas pues no tienen capacidad para atender a más heridos. Sin embargo, las ambulancias siguen llegando.


http://www.bbc.co.uk/mundo/ultimas_noticias/2013/07/130726_ultnot_egipto_disturbios.shtml


en libia no intervino la onu por algo asi ?
 

Shandor

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Egipto: graves enfrentamientos entre seguidores de Mohamed Mursi y el Ejército

El hecho ocurrió en la capital de El Cairo, donde habría decenas de muertos y heridos.

L CAIRO.- La tensión aún no ha cedido en Egipto tras la deposición del ahora ex presidente Mohamed Mursi. En el día de hoy un nuevo enfrentamiento entre manifestantes partidarios del depuesto líder y el Ejército, en la capital egipcia, dejó decenas de muertos y heridos.
El hecho ocurrió en la ruta hacia el aeropuerto de El Cairo.
Según consigna la BBC de Londres , el cuerpo oficial utilizó gas lacrimógeno y lanzó disparos al aire para contener a los manifestantes. En tanto, según la Hermandad Musulmana, que apoya a Mursi, habría 100 muertos y miles de heridos. Así lo comunicaron a la agencia EFE. Sin embargo, desde el nuevo gobierno no se expidió un informe sobre el número de fallecidos.
A través de un comunicado, la organización islamista afirmó que "las fuerzas de seguridad y el ejército cometieron un nuevo crimen el sábado en las primeras horas ante el memorial de la autopista" que lleva al aeropuerto.
Por su parte, la BBC informa que los partidarios de Mursi acamparon durante semanas cerca de la mezquita Rabaa al Adawiya, en el suburbio de Ciudad Nasr, en el noreste de la capital, y, para evitar que sean desalojados por el gobierno, habrían construido barricadas.
Las manifestaciones se desencadenaron luego de que el Ejército mostrara su apoyo a los militares, tras la deposición de Mohamed Mursi.
BBC, EFE y AFP.
 

Sebastian

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La brutal represión inflama Egipto

Decenas de muertos entre los seguidores de Morsi durante una de las jornadas más sangrientas de la transición
La batalla campal se prolonga cinco horas


REUTERS - LIVE!

La capital egipcia ha experimentado este sábado una de las jornadas más sangrientas de su turbulenta transición. Decenas de partidarios del presidente islamista depuesto, Mohamed Morsi, han muerto de madrugada en una durísima batalla contra las fuerzas de seguridad en los alrededores de la mezquita de Rabá al-Audawiya, centro neurálgico de las movilizaciones organizadas por los Hermanos Musulmanes para forzar al ejército a restituir a Morsi en la presidencia del país.

Los disturbios ocurrieron tras el ultimátum de 48 horas dado a la Hermandad para que se sumara a su hoja de ruta, y solo unas horas después de que cientos de miles de personas expresaran su apoyo al Ejército en su lucha “contra el terrorismo”.

Las versiones y cifras de las autoridades y de la Hermandad son discordantes. Mientras el ministerio de Sanidad afirmaba que hubo 72 víctimas mortales y 292 heridos, un portavoz de la Hermandad elevaba a 66 el número de personas fallecidas, además de 61 “clínicamente muertas” y 4.500 heridos.

Por su parte, fuentes médicas del hospital provisional montado en un edificio adyacente a la mezquita hablaban de más de 130 muertos. De acuerdo con los testimonios de los activistas islamistas, la agresión de la policía se inició sin que mediara provocación alguna.

“Anoche había muchísima gente aquí. La multitud llegaba casi hasta la carretera del 6 de octubre. De repente, a la 1.30 de la madrugada, la policía empezó a atacarnos, primero con gases lacrimógenos, y luego con disparos.

Fue una auténtica carnicería”, comenta Shakir Mahmud, un barbudo profesor de 36 años de la provincia de Minia, mientras yace en la mezquita con tres balines incrustados en la espalda. La sala principal del recinto está llena de heridos leves. Los pacientes críticos son trasladados a los hospitales de la zona.

“El combate fue muy desigual. Ellos tenían francotiradores apostados en las azoteas de los edificios de la avenida Násser, que disparaban a la cabeza, al cuello o al pecho. Nosotros montamos barricadas y utilizábamos piedras para repeler sus acciones”, asegura Ahmed, un joven desempleado que lleva una camiseta del Partido de la Libertad y la Justicia, brazo político de la Hermandad.

Según Ahmed, en la matanza también participaron baltaguiya, como se conoce a los matones a sueldo que solían dispersar brutalmente las manifestaciones en la era Mubarak.

Tras una batalla campal que se alargó más de cinco horas, la amplia avenida Násser, seccionada por al menos una decena de trincheras construidas con adoquines, quedó prácticamente desierta.

En el suelo se veían restos de sangre, cristales rotos y carteles de Morsi hechos trizas.

El olor a gases lacrimógenos era intenso, solo disimulado por el humo que desprendían los rescoldos de varias fogatas. “Las hicimos para dificultar la visibilidad de los francotiradores”, dijo Ahmed.

La versión de la policía es muy diferente. El ministro del Interior, Mohamed Ibrahim, ha afirmado que los manifestantes iban armados con pistolas de balines y que la policía no utilizó armas de fuego para dispersar a los manifestantes, sino tan solo gases lacrimógenos, y con la finalidad de evitar que cortaran la carretera del 6 de Octubre.

Sin embargo, Islam Abdelhali, un médico voluntario del hospital de campaña, ha asegurado que todas las víctimas murieron por el impacto de balas.

“Esperamos que [los manifestantes] entren en razón, y pongan fin a sus protestas para evitar un baño de sangre”, ha declarado Ibrahim, que ha reiterado que los manifestantes serán desalojados de su campamento de Rabá al-Audawiya “pronto y de acuerdo con la ley”.

En un polémico comentario, el ministro ha atribuido la alteración del orden experimentado durante las últimas semanas al desmantelamiento de la policía política tras la revolución, y ha anunciado que se volverán a monitorear actividades políticas y religiosas.

Ahmed Aref, un portavoz de la Hermandad, ha denunciado en una rueda de prensa una agresión que calificó de “masacre”. “Condenamos el silencio de los partidos políticos... y la cobertura de los medios públicos y privados que continúan hoy ofreciendo imágenes de las manifestaciones de Tahrir”, ha dicho Aref, que reiteró la voluntad de los líderes de la cofradía de mantener sus movilizaciones a pesar de las amenazas.

La matanza suscitó declaraciones de condena por parte de varios actores políticos dentro y fuera de Egipto. Desde Washington y Bruselas hubo muestras de preocupación por las muertes, y se instó a no utilizar la violencia.

Por otro lado, este sábado se ha sabido que una delegación que incluyó el exvicepresidente del Consejo Nacional de Derechos Humanos consiguió el permiso para realizar una visita al presidente Morsi, que se encuentra detenido e incomunicado. El exrais declinó hablar con la delegación, pero sí lo hizo Refaa al-Tahtawi, uno de sus consejeros.

Tras la visita, la delegación explicó que Morsi se encuentra en un buen estado de salud, y que no están siendo sometido a presiones. Se espera que durante las próximas horas sea trasladado a la prisión de Tora, la misma que alberga a Mubarak.

Nuevas sombras sobre la reforma constitucional
El estallido de violencia de la madrugada de hoy ha desplazado a un segundo plano el proceso político que habían lanzado las nuevas autoridades durante los últimos días. A mitad de semana, el presidente interino, Adly Mansur, inició una ronda de reuniones con la finalidad de conseguir una “reconciliación nacional”, una iniciativa que ahora parece completamente muerta. Una vez elegido el Ejecutivo, la siguiente fase de la transición pasa por enmendar la Constitución, suspendida desde el golpe militar.

Un comité de diez expertos legales comenzó el pasado domingo su labor de presentar enmiendas a la Carta Magna, aprobada en diciembre sin el respaldo de los partidos laicos y ratificada en referéndum con una participación de solo el 32%.
De acuerdo con la hoja de ruta patrocinada por el Ejército, el comité de juristas dispone de un plazo de un mes para presentar sus propuestas, que serán luego revisadas por un órgano formado por 50 personas y que representará “todas las categorías de la sociedad y la diversidad demográfica” del país. En concreto, el texto cita, entre otros, a partidos políticos, las Fuerzas Armadas, las instituciones religiosas, y establece que deberá incluir a 10 jóvenes y mujeres como mínimo.

Este órgano contará con un periodo de dos meses para elaborar el texto definitivo, sobre el que la ciudadanía será consultada a través de referéndum. En caso de ser aprobado, el presidente convocará elecciones legislativas, que se celebrarán en un periodo máximo de dos meses.

Si se cumple el calendario previsto, Egipto volverá a contar con un parlamento electo en febrero, y posteriormente celebrará los comicios presidenciales. “Me temo que los plazos serán más largos. En la primera transición se habló también de un plazo de medio año, pero acabaron siendo 16 meses. Y eso que las condiciones eran mejores”, sostiene Jaled elGindy, un analista de la Brookings Institution.

El tortuoso camino que siguió la elección del nuevo primer ministro hace prever un proceso muy tenso. Además de los movimientos juveniles y los partidos laicos, la coalición de fuerzas que apoyó el derrocamiento de Morsi incluye el partido salafista Nur, islamista y ultraconservador. Mientras las fuerzas laicas desean cambios profundos en la Carta Magna, Nur pretende que se mantengan intactas las provisiones de corte islamista.
http://internacional.elpais.com/internacional/2013/07/27/actualidad/1374901028_542481.html
 
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