El Ejército sirio retoma palmo a palmo los alrededores de Damasco
Los periodistas presentes en los alrededores de Damasco, donde continúan los combates entre los militantes extremistas y el Ejército sirio, destacan que estos recuerdan la gesta de Stalingrado, donde zonas florecientes quedaron reducidas a ruinas y escombros.
El corresponsal de RIA Novosti dio testimonio del difícil avance del Ejército sirio.
Defensores no invitados
La región de Darayya está al suroeste de Damasco y colinda con otra región "desfavorecida", llamada Maadamiyeh, poblada antes de la guerra civil por musulmanes suníes, hecho que propició que los militantes islamistas ubicasen aquí sus bases.
Los musulmanes suníes resultaron ser un caldo de cultivo para la propaganda contra el presidente Bashar Asad; en estas zonas había muchas personas que simplemente estaban disconformes con la pobreza y el bajo nivel de vida.
No obstante, la mayor parte de los suníes que en algún momento apoyó a los islamistas, huyó al comprender que los militantes no podían ofrecer a la población civil nada constructivo a cambio de una guerra interminable contra las autoridades legítimas y entre ellos.
A "defender" a los suníes locales acudieron de todas partes del mundo, asesinos profesionales, y pronto quedó claro que a los yijadistas les importan poco las relaciones de los suníes y el Gobierno sirio, así como el destino del país.
2.000 militantes en la región de Darayya
Darayya está separada de Damasco por dos kilómetros de tierra incinerada, ruinas y solares yermos que es necesario atravesar rápido para no ser blanco de las balas de los francotiradores o un mortero casual.
En el punto de control del Ejército un oficial revisa meticulosamente los documentos de la prensa. Además del visado especial de periodista se requiere el permiso del Ministerio de Defensa sirio y el Ministerio de Información.
Además, en los documentos debe estar inscrito un traductor profesional acreditado ante estas mismas instituciones, sin cuya compañía a ningún periodista se le permite llegar al frente.
Cuando concluyen todas las formalidades, los periodistas marchan a Darayya, donde tiene lugar la ofensiva de la 4ta División del Ejército sirio y donde el corresponsal de RIA Novosti se encontró con un grupo de oficiales de Irak que visitaron a su sus vecinos con el objetivo de adquirir "experiencias de avanzada" en la lucha contra los terroristas.
Los militares se enfrentan a todo un abanico de organizaciones terroristas, tales como el Frente Al Nusra, filial siria de Al Qaeda, y otras organizaciones menores.
Después de tomar Darayya y Maadamiyeh en 2011 y 2012, estos grupos no se dedicaron a construir el luminoso futuro islamista sino a robar almacenes, casas de la población civil y repartirse las esferas de influencia, pasando bien pronto a las guerras intestinas.
Los militares en esa zona se enfrentan a cerca de 2.000 militantes, pero durante los ataques del Ejército sirio reciben refuerzos, y no solo por tierra, sino por medio de una extensa red de pasos subterráneos.
Maldiciones que inspiran optimismo
En la zona no queda ni un edificio en pie, las calles están cubiertas de escombros, las viviendas bombardeadas se han convertido en barricadas tras las cuales es posible esconderse tanto del enemigo como de los calores.
En las camas sacadas de las casas destruidas, protegidas por los guardianes, descansan tras los combates nocturnos soldados sucios cubiertos de polvo, que llevan días, cuando no semanas, sin ver la retaguardia.
En esa misma calle, un poco más lejos, los blindados esperan la orden de ataque.
Hasta no hace mucho estas posiciones pertenecían a los militantes, sobre las paredes semidestruidas, agujereadas por esquilas y disparos, se pueden apreciar inscripciones en árabe, con maldiciones y amenazas contra el presidente Asad y los militares; en algunos lugares pueden leerse maldiciones contra Rusia.
Sin embargo, estas inscripciones no despiertan miedo sino optimismo en los militares, ya que hasta hace poco estas zonas estaban ocupadas por los militantes y eso significa que la ofensiva en Darayya continúa, lenta pero segura.
Casa a casa, calle a calle, los militares sirios poco a poco van ganándole territorio a los yihadistas.
Gracias a los bombardeos de la aviación rusa las comunicaciones en la retaguardia enemiga se han interrumpido, la base material y el espíritu decaen, lo cual permite el avance de los militares.
Cómo explorar ofendiendo
Periódicamente surgen breves escaramuzas, aunque los combates serios, con lanzagranadas y morteros pueden durar dos o tres horas.
A veces a lo lejos, más allá de la línea del frente, se pueden escuchar explosiones; si se mira cuidadosamente fuera del refugio se puede ver cómo sobre un edificio ocupado por militantes se alza una columna de humo, tras un ataque de un helicóptero del Ejército sirio.
A pesar de que la aviación rusa no participa en los combates de esta zona, los combatientes de la 4ta división muestran un estado de ánimo evidente mejor, ya que sienten el apoyo de Rusia, y la iniciativa ha pasado a mano de las fuerzas gubernamentales.
Durante los momentos de calma los militantes "divierten" a los militares con ofensas que gritan desde sus posiciones.
"No reaccionamos, porque se trata de provocaciones", explica un oficial, que añade que "si comenzamos a gritar o disparar en respuesta, los militantes sabrán cuáles son nuestras posiciones y nos atacarán con granadas o se nos acercarán bajo tierra".
Durante los años de guerra los militantes han adquirido experiencia militar, confiesa el oficial.
"Reciben ayuda del exterior, a nuestro país han venido asesinos profesionales de todo el mundo, y aunque ahora la iniciativa, gracias a la aviación rusa, esté del lado del Ejército sirio, no será una victoria fácil", señala el militar sirio.
Siria vive desde marzo de 2011 un conflicto armado que ha causado más de 250.000 muertos, según estimaciones de la ONU.
Las tropas gubernamentales se enfrentan a distintos grupos armados, entre ellos el EI y el Frente al Nusra, vinculado con Al Qaeda.
A finales de septiembre, Rusia inició una operación aérea contra el EI y realizó hasta el momento 930 vuelos de combate, destruyendo puestos de mando, campos de entrenamiento, arsenales, nudos de comunicación y plantas de explosivos.
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