Retrato de los milicianos que luchan en el este de Ucrania
22 de septiembre de 2014
Mikael Chagalyán, para RBTH
Desde prácticamente el inicio de la confrontación armada los periodistas empezaron a preguntarse quiénes eran esos milicianos. RBTH entrevista a algunos de los combatientes con el objetivo de mostrar la diversidad de perfiles. Se han destacado los de procedencia caucásica, que han sido casos llamativos para muchos rusos.
¿Qué ha impulsado a los combatientes a unirse a los separatistas? Fuente: Maksim Blinov / Ria Novosti
-Zaur, daguestaní, 27 años, lleva en la milicia desde marzo de 2014: “Soy de Górlovka, partí a la milicia casi justo después de que estallaran los acontecimientos. Cuando sucedió lo de Maidán, quedó claro que no serviría de nada esconderse. Había que protegerse o partir”.
Según datos sobre las diásporas étnicas de Dombás en 2013 vivían en la capital y en Makeievka, Górlovka y Kramatorsk, 37.000 armenios, 21.000 azerbaiyanos, 9.000 osetios, 4.700 chechenos, 2.700 daguestaníes, cerca de 3.000 georgianos. Es decir, Dombás es una región multinacional. Esta población lleva varias generaciones residiendo aquí.
-Aslán, osetio, 31 años, lleva en la milicia desde mayo de 2014: “Cuando el 2 de mayo hubo la
matanza de Odesa, al día siguiente fui a enrolarme. No podía quedarme mirando con los brazos cruzados. Me fui para que en mi Donetsk no sucediera algo así. Es necesario frenar a estos monstruos y darles su merecido. Sólo se puede hacer por la fuerza, no entienden otro lenguaje. Dado que son agresivos, no hay otro modo que detenerlos haciendo uso de la violencia”.
Pero en Dombás, en las filas de las milicias, no sólo hay habitantes locales, sino también un buen número de voluntarios procedentes de otras regiones. Según datos de las autoridades de la autoproclamada República Popular de Donetsk, cerca del 93% de los combatientes son lugareños, mientras que el 6-7% restante son voluntarios. La mayor parte de estos últimos son rusos que han llegado procedentes de diferentes rincones de Rusia. Alguno vino por principios ideológicos, otros porque tenían familia en Dombás, muchos habían vivido aquí antes y siguen percibiendo el sudeste de Ucrania como su patria.
-Oleg, 42 años, Omsk, lleva en la milicia desde junio de 2014: “Aquí nací, esta es mi patria. Hasta los 23 años viví en Kramatorsk, luego me trasladé a vivir con toda mi familia a Rusia. Cuando empezó todo, aún en invierno, llamaba por teléfono a mis amigos, familiares, todos tenían miedo. No sabían qué pasaría con ellos y cómo acabaría todo. Luego los “ukri” desplazaron el ejército aquí, se produjeron las primeras víctimas mortales y comprendí lo que se avecinaba, que empezarían las “limpiezas”. Me preparé y partí. La mitad de mis amigos de la infancia ya formaban parte de la milicia, así que no tuve problemas para alistarme. Con los chicos, jugábamos de niños a la guerra en el patio, y ahora la guerra es auténtica, la gente muere de verdad. Y es muy doloroso asistir a ello, pero no queda otra salida, nosotros no fuimos quienes lo empezamos”.
-Nikolái, 34 años, Moscú. Lleva en la milicia desde mayo de 2014, explorador: “Podía, claro está, quedarme en casa y lamentar que rusos y rusófonos ahora se destruirían en Ucrania.
Aunque desde el principio estaba claro: si destruyen el Dombás esto acabará muy mal para Rusia. Considero que aquí protegemos tanto a los rusos como a nuestros hermanos ucranianos, también a Rusia. Estoy convencido de que no nos “romperán”. Aquí, como en la Unión Soviética, todas las nacionalidades conviven, y todos comprenden por qué luchan”.
Todos los voluntarios han llegado al Dombás por cuenta propia, y muchos se arriesgan a sufrir persecución en su país. Esto atañe en primer lugar a los voluntarios que han llegado de países extranjeros, entre ellos serbios, españoles, checos, alemanes, italianos, palestinos, franceses, israelitas.
-Predrag, serbio, 34 años, lleva en la milicia desde junio de 2014: “Esto es todo la OTAN. En Serbia sabemos lo que es. En nuestro país hicieron lo mismo. Primero hubo una guerra civil, luego bombardeos y los ejércitos de la OTAN. Despedazaron nuestra Yugoslavia y, aún hoy, no ha logrado restablecerse. Ahora han venido aquí, a Ucrania, y tienen la mira puesta en Rusia. Y aquí van hermanos contra hermanos. Veo al ejército ucraniano, el mismo tipo de gente que en nuestro bando. Es una auténtica guerra civil. Pero ni siquiera en Yugoslavia se utilizó el sistema GRAD (sistema múltiple de lanzamiento de cohetes soviético). Pero aquí se utiliza en la ciudad, y eso que es un arma terrible.
Lo hacen para fomentar el odio, para que haya deseo de matar y para que todos nos sintamos enemigos. Cuando llegué aquí vi que había muchos serbios, y eso que no nos dan dinero. Me dan de comer, me dieron un uniforme y un arma, y estoy agradecido. Sólo sabemos que si aquí todo discurre conforme el mismo guion que en nuestro país estamos perdidos. Pero si Rusia resiste tenemos una posibilidad de conseguir la independencia. Hoy, nosotros somos como apéndice de la Unión Europea, nos tratan como a una colonia. No podemos permitir que esto ocurra aquí. En los primeros días avanzamos con las manos vacías hacia los tanques. Pero ahora tenemos una buena provisión de armas y estamos dispuestos a plantar cara”.
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