Operativo Independencia

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"....El Ejército del Norte



Ya expliqué las razones que me llevaron a tomar contacto con los distintos sectores comunitarios. Pero el que la operación política subsumiese a la militar no suponía descuidar a esta última. Al fin y al cabo yo era soldado y si bien comprendí que lo castrense de nada servía de no contar con la población, tampoco la sola civilidad, por muy unida que estuviese -y no lo estaba- podría detener al ERP. Comencé eliminando francos, licencias, costumbres de paz, fiestas, vacaciones, es decir, todo aquello que conspirase contra el espíritu de combate que era mi intención insuflarle a los jefes, oficiales, suboficiales y soldados de la brigada. Las órdenes estrictas que impartí, salvo para operar, unidas a la obligación de llevar puesto el uniforme en todo momento comenzaron a rendir pronto sus frutos. Eran, si se quiere, medidas formales, pero cuando las formas son auténtica representación del fondo, cuando surgen de lo más íntimo y no ceden a la tentación de ser mero formalismo, cuando esto ocurre, las formas son parte esencial del hombre. Vestir el uniforme, llevarlo en cuanta ocasión se le presentase a un soldado u oficial, era una manera de demostrar, y demostrarse el orgullo que sentíamos de pertenecer al Ejército Argentino. La presencia de la Brigada hasta el momento había sido nula. Confinada a cuarteles de invierno por orden del Poder Ejecutivo; dedicada a quehaceres burocráticos que la esterilizaban, obediente de un sistema que había dado alas a la subversión, la Vta. brigada se mantuvo ajena, como el Ejército en general, a la situación imperante. La culpa no era de la Institución, más nadie podía hacerle creer al pueblo tucumano que mientras el ERP quemaba estaciones de ferrocarril, arriaba la bandera nacional y hacía flamear la suya, controlaba las rutas demandando de los viajeros un "peaje" obligatorio, saciaba su sed de venganza en hombres honestos y ponía en peligro la seguridad nacional, el Ejército debía ser un simple espectador.


El sistema partidocrático, con el peronismo a la cabeza, insistía en subestimar la realidad subversiva, relegándola al campo delincuencial. En rigor los partidos, la CGT, la CGE y demás grupos de presión y factores de poder sabían la dimensión del enemigo, sólo que preferían la concupiscencia del poder, de la influencia y de la alfombra colorada, a la seguridad nacional. Eso explica la razón por la cual el ejército recién a comienzos de 1975 le fue ordenado a entrar en acción. Y lo fue tras casi dos años en que primero se confraternizó con el enemigo "Operativo Dorrego" y más tarde se hizo ojos ciegos ante los peligros que se avecinaban.


Nuestras armas nunca habían entrado en guerra desde la Campaña del Paraguay y si en algunos casos, los menos, la mentalidad militar estaba adaptada a los requerimientos de la contrasubversión, en la gran mayoría los efectivos a mi cargo poco o nada era lo que sabían al respecto. Lo principal, pues, era explicarles las razones últimas de nuestra misión. No se trataba de salir al cruce del ERP con la intención de solucionarle un problema al justicialismo, sino de salvaguardar la soberanía patria en peligro. Convencer a mis soldados de éstos no fue fácil ya que era opinión generalizada que el Ejército venía a salvar la política suicida del partido gobernante. Algunos jefes, incluso, opinaban que resultaría mejor abstenerse de intervenir porque de esta manera el peronismo debería resignarse a dejar el gobierno. No percibían que su antiperonismo les enredaba en una estrategia peligrosísima, empeñándose en sostener una tesis que sólo el tiempo y la lucha hizo desaparecer.


Durante esos días -13 al 24 de enero- realicé el plan táctico de empleo de mis medios, contemplando la necesidad de esbozar un plan mínimo y otros que pronto hube de desenvolver contando, para el primero, con la tropa existente en Tucumán y para el segundo con los efectivos de toda la brigada. El principal problema era que si distraía contingentes militares a fin de cubrir la zona de operaciones, desguarnecería el norte de la provincia e, incluso, otras provincias que me correspondían.


La Vta. Brigada estaba compuesta por las siguientes unidades: Compañía de Comando y Servicio en San Miguel de Tucumán; Compañía de Comunicaciones, anexa a la Brigada; Compañía de Arsenales 5, también en la ciudad Capital. El Regimiento semi-motorizado19; el Regimiento 28 de Monte, sito en Tartagal, que contaba con mulas; el Regimiento 20 de Infantería de Montaña, con mulas y el grupo de Artillería 5 de Montaña. En definitiva, era una brigada de llanura, montaña y monte que contaba con muy pocos vehículos disponibles para entrar en el tipo de guerra que iniciaríamos. Además de comprobar que treinta y tres vehículos, incluyendo camiones, camionetas y jeeps, estaban fuera de servicio, tuve que montar un taller mecánico de envergadura, capaz de solucionar los problemas derivados del uso y abuso que se hacía de los rodados en las operaciones contra la guerrilla. Sin embargo, eso no fue todo, pues se hizo necesario contar también con autos civiles que sirvieran para las tareas de inteligencia y las operaciones no convencionales.


El ERP sabía identificar perfectamente nuestros vehículos verde oliva, pero hubo de desconcertarse cuando ya no eran soldados vestidos de uniforme los que realizaban los controles nocturnos operativos especiales, sino grupos de civil que utilizaban automóviles civiles comunes, imposibles de distinguirse a primera vista. De esta manera, a través del empleo de tropas escogidas y entrenadas para operativos irregulares, se logró la victoria más importante de cuantas obtuviéronse en el año que permanecí en Tucumán: revertir y transferir el temor de la propia tropa a la subversión, con el agravante, para ésta, que el temor devino terror ante la celeridad, eficiencia y dureza del ejército. Porque negarlo sería inútil; desde un principio inculqué a mis efectivos la idea de que debían reprimir sin consideraciones toda acción subversiva, viniese de donde viniese y aún cuando en su transcurso se perdiese la vida. No se me escapaba que modelar un ejército teórico, académico, apegado a tradiciones caballerescas, propias de una guerra convencional, instruyéndolo en el arte de la guerra contrarevolucionaria, donde el honor con el enemigo resultaba suicida, era una labor paciente y difícil. No obstante, aunque faltaba experiencia, lo cual es lógico, había espíritu en la tropa y el cuerpo de Jefes, Oficiales y Suboficiales. Una cosa, dejé en claro, y era la relacionada con la responsabilidad por los errores que pudiesen cometerse en este tipo de operativos. Dije a mis subordinados que el Comandante de la Brigada sería ante las autoridades provinciales, nacionales y municipales, ante la justicia y la propia superioridad el único responsable, pero que no avalaría ni permitiría excesos propios, de soldadesca desenfrenada, contra bienes materiales. Cuando se requisase una casa, un auto o un departamento se lo haría teniendo en cuenta que nada de lo que allí se encontrase pertenecía al Ejército, y que motivo alguno justificaba no dar cuenta a la superioridad de los objetos hallados. Afortunadamente no tuve que repetir la orden y sólo permití que mis subordinados conservasen "trofeo de guerra" del enemigo -banderas, armas, uniformes, etc., nada más.


El cambio de mentalidad, sin el cual era imposible acometer la empresa con éxito, requería de la colaboración de hombres ya entrenados. En tal sentido, me fue de inapreciable valor la llegada, una semana antes del "operativo" de un contingente de la Policía Federal, acostumbrada a estas lides pues sobre ella recaía la responsabilidad de la lucha antisubversiva en el país. Junto al mismo y un haz seleccionado de oficiales, comenzamos a entrenarnos todos los días. Había pasado el tiempo de los oficinistas, del papeleo y los escritorios y había sonado la hora de las armas.


Se llevaba permanentemente el casco de acero, el arma reglamentaria y una granada siempre lista. Desde el jefe hasta el último de los conscriptos se iniciaron, sin desmayos, en el arte de la guerra. Así, a diario practicábase tiro al blanco, lanzamiento de granadas, voladuras de objetivos tácticos, sembrado de minas y por supuesto, prácticas de interrogatorio y manejo y traslado de detenidos. Si se tiene presente que mi arribo fue el 13 y el "Operativo" comenzó el 9 de febrero, tuve escasos veinticuatro días para realizar una acelerada pero exaustiva instrucción de cuadros y tropa. El entrenamiento siempre era completado con una serie de charlas sobre la naturaleza y fin de la empresa marxista, que era seguida con entusiasmo por quienes escuchaban a este improvisado conferenciante decirles los rigores que se avecinaban y la forma de enfrentarlos.


Desde ya, ni bien asumí la responsabilidad histórica de vencer o caer derrotado frente al comunismo, comprendí la impostergable necesidad de acomodar, por duro que fuese, nuestros corazones y nuestras mentes a esa guerra. Eliminé, pues, toda reunión social, suspendí fiestas, prohibí desde ese momento los campeonatos ecuestres y finalmente dejé sin efecto la licencia de los miércoles por la tarde -tradicional en el ejército- y la de los sábados y domingos. El enemigo no reconocía santuarios ni feriados y de una buena vez debíamos comprender que no estábamos delante de una mesa de operaciones en el Estado Mayor o en un zafarrancho de combate, cargados los FAL con balas de fogueo. Con enorme pena, pero dando el ejemplo, le dije a mi mujer que volviese a Buenos Aires, aconsejando a mis hombres que en la medida de lo posible, prescindiesen del contacto familiar. La dureza del consejo -que no quería ser órden- venía impuesta por las características de la lucha y yo no podía, faltándome efectivos, distraer a dos o tres soldados para custodiar a mi señora o a algún familiar. Nada ni nadie debía entorpecer las funciones militares, ni siquiera los seres más queridos.


En la guerra -y ésta es de las más crueles- el éxito de un soldado depende del comportamiento de su familia, por cuanto si el hogar interfiere en sus actividades castrenses, es imposible que cumpla acabadamente su misión. En mi caso, decir cuánto le debo a la madre de mis hijos sería imposible, pues de ella nunca escuché una queja a la hora de separarse de mí, sin saber si me volvería a ver en su próxima visita a la capital tucumana.


Ahora bien, al demandar ese supremo esfuerzo por ambas partes y al pedir que las mujeres dejasen a sus maridos, y estos faltasen a su hogar, con los consiguientes problemas, no dejé ni por un momento de ocuparme de aquellas heróicas mujeres que perdieron para siempre a sus esposos, muertos en defensa de Dios y la Patria. Al comando hube de invitar personalmente a las señoras del Capitán Viola, asesinado en una emboscada el 1o. de diciembre de 1974 y del teniente coronel y del mayor, fallecidos en un accidente aéreo en Tafí del Valle. Aunque en ocasiones como esa toda palabra suele estar de más, comencé diciéndoles que ellas y sus hijos seguían, desde ya, integrando el núcleo familiar militar y que podían continuar ocupando sus respectivos departamentos en el barrio de oficiales. Dicho esto, puse a su disposición a uno de mis mejores colaboradores -el Capitán Abba, abogado militar- para que gratuitamente se encargase de tramitar todos los inconvenientes derivados de la sucesión u otros que pudiesen presentárseles. Asimismo, designé a dos oficiales -el teniente coronel González Navarro y el teniente coronel Villafañe, del G1 -como sponsors, y, en el caso de desearlo ellas, me comprometí a gestionarles la adquisición de un núcleo habitacional por medio del plan de viviendas del Banco Hipotecario Nacional. Como las tres demandaron ese favor, intercedí ante el Mnisterio de Bienestar Social y obtuve una respuesta inmediata, de forma tal que las señoras recibieron sus respectivas casas, además de un subsidio familiar que les permitiese iniciar el pago de las mismas...."


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"..... Dios lo quiso


Decir que mi historia militar comienza el 5 de enero de 1975 supondría, por razones obvias -en ese momento ya había sido ascendido a General de Brigada, desempeñándome como Director de Enseñanza Superior de Institutos Militares- olvidar, e incluso desconocer, los largos y esforzados años que transcurren desde mi ingreso, niño aún, al Colegio Militar de la Nación, hasta la esa fecha antes mencionada. Pero ese día, inolvidable por muchas razones, comenzó a ser realidad, a cobrar constancia, algo que al recibir el llamado telefónico más abajo referido, no era sino una simple expresión de deseo: Comandar al Ejército Argentino en Operaciones.

Pues bien, aquel 5 de enero, cuando promediaba la tarde, recibí en mi casa de Olivos el llamado de un periodista conocido, el cual, no exento de preocupación, me avisaba que en el norte del país -no precisaba el lugar- había desaparecido un avión del Arma donde viajaban dos Oficiales Superiores en actividad. De las averiguaciones practicadas de inmediato en el Comando en Jefe, tomé conocimiento que, efectivamente, el aparato en el cual recorrían la futura zona de operaciones los generales Salgado y Muñoz, Comandantes del III Cuerpo y de la Vta. Brigada, respectivamente, junto a los integrantes del Estado Mayor del primero de los nombrados -el Coronel Eduardo Wilfredo Cano; los Tenientes Coroneles Oscar Ruben Berione, Pedro Santiago Petreca y Pompillo Schilardi; los Mayores Roberto Dante Biscardi, Héctor Abel Sanchez y Pedro Antonio Zeloya; el Capitán Roberto Carlos Aguilera; el Tte. 1º Carlos Eduardo Correa y el Sgto. 1º Aldo Ramón Linares-, estaba perdido.

Un día después, el mismo periodista, pero esta vez con cierto lujo de detalles, me dijo que la máquina, salida del aeropuerto Benjamín Matienzo hacia la zona de Tafí del Valle, se había estrellado en la Quebrada del Aconquija. El suceso, trágico como era, se prestó a los más dispares y disparatados comentarios, pues no solo se especuló con la posibilidad de un atentado, sinó que el ERP, a través de su secretaría de propaganda, dejó deslizar una versión diferente. Según ésta, el avión había sido blanco de las dos ametralladoras antiaéreas que los irregulares marxistas, tras el copamiento del B Com141, llevaron consigo.

Hoy, la especie puede parecer descabellada, pero en esos días, recluído el Ejército en cuarteles de invierno por efecto de una política suicida, el mito de la invulnerabilidad subversiva crecía conforme se sucedían, sin contraofensiva ninguna, sus actos delictivos. Nada tenía de extraño, entonces, que se derribase un avión militar en Tucumán.

La realidad respecto del desastre fue muy otra. El Comando General había planeado la iniciación de las operaciones desde meses atrás, correspondiéndole al General Salgado, como Jefe del III Cuerpo, y al General Muñoz, como titular de la Vta. Brigada, la puesta a punto del dispositivo militar con el cual comenzaría el OPERATIVO INDEPENDENCIA. Siendo así el 5 de enero por la mañana despegó de Córdoba el Tween Otter, arribando a la ciudad de Tucumán sobre las 10.15 horas. Luego del saludo de rigor, Muñoz y distintos auxiliares de su Brigada esperaron las órdenes del Cte. Fue entonces cuando Salgado le hizo saber a Muñoz que deseaba reconocer la zona de operaciones, y éste le informó que en jornadas anteriores él, personalmente, había inspeccionado, desde un helicóptero facilitado por la Gobernación, dicho sector selvático sin encontrar nada de interés, pues, lisa y llanamente, resultaba imposible divisar algo dada la tupida vegetación allí existente. Por eso mismo, el Comandante de la Brigada creyó conveniente adelantarle a su superior que la única forma posible de cumplir con el objetivo era adentrándose en el monte, lo cual, existiendo enclaves guerrilleros, resultaba peligroso si no se lo hacía con la debida seguridad.

El General Salgado quiso salir de cualquier manera, partiendo nuevamente el Tween Otter a las 11 horas. Pasan Acheral y tomando la Quebrada del Aconquija, llegan hasta Tafí siguiendo el camino de la Ruta 236. Según testigos presenciales, la máquina cruza sin novedad la Quebrada, circunvala Tafí y decide regresar a Acheral a través del Aconquija. De allí en más, no se vuelven a tener noticias, de donde en el Aeropuerto Benjamín Matienzo comienza la preocupación, ya que se sabía el plazo previsto para el viaje de ida y vuelta, y no sólo el avión no aparecía sinó que ni siquiera daba señales de vida.

Encontrándome ya en Tucumán, la gente del lugar me refirió que era inconveniente volar sobre la Quebrada después de las 10.30 horas de la mañana debido a las espesas nubes que cubren sus picos. Si se tiene en cuenta que las alturas oscilan entre los 4.000 y 4.500 metros y que, además, la visibilidad es buena sobrepasando los 5.000 metros, la conclusión es una: o se decide volar desde el amanecer hasta las 09.30 horas, o, para no correr riesgos, hay que volar alto, volviéndose imposible cualquier tarea de reconocimiento. Por circunstancias antes explicadas, el Tween Otter despegó pasada la hora límite y si de ida no tuvo inconvenientes, ya que no bajó, en el viaje de vuelta, con la intención de detectar campamentos del enemigo, tuvo necesariamente que descender, encontrándose allí con la fatal ladera del Ñuñorco chico.

Puestos a rastrear los restos de la máquina, los hombres al mando del General Cánepa topáronse con el mismo inconveniente del avión. El día del accidente no pudo detectarse nada, considerando Cánepa que se debería esperar a la mañana siguiente para aprovechar las horas en que la Quebrada no estuviese tapada por las nubes. Y así fue. En un reconocimiento aéreo efectuado entre las 6 y las 9.30 del día siguiente, se alcanzó a reconocer, por los reflejos, un ala del Tween Otter. Sin perder un minuto, se organiza una patrulla que, guiada por un Sargento Ayudante retirado de la Policía de la Provincia, el General Cánepa y varios efectivos, recorre la ruta 236, llegando, en su periplo, a las proximidades del Ñuñorco Chico . Por el camino hacen unos 2.000 metros y luego deben escalar otros mil, hasta arribar al lugar del accidente. De acuerdo a la pesquisa efectuada, el avión había chocado contra una de las laderas del mencionado cerro, perdiendo un ala y estrellándose, poco después, a unos 2.000 metros más adelante. Al clavarse, se incendió, muriendo, carbonizados, todos sus pasajeros.

Tamañas circunstancias obligaron a reemplazar a los dos Jefes fallecidos en el accidente. Fue entonces cuando Carlos Delia Larroca, hoy Embajador, se hizo cargo del IIIer. Cuerpo, y yo, merced a una orden que ya intuía, pasé a comandar la Vta. Brigada. Digo intuía, pues recuerdo que estando en Olivos les comenté a unos amigos que siendo yo el único General recién ascendido sin mando de tropa, me parecía lógico el nombramiento. El primer día hábil después de la festividad de Reyes, es decir el miércoles 7, fuí llamado al Edificio Libertador donde se me impuso de mi nueva designación. Pregunté si podía viajar hacia mi destino de inmediato y se me contestó que recién pasado el sábado se tendría firmado el Decreto del Poder Ejecutivo nacional. Mientras esperaba la substanciación del trámite, visité, en el Estado Mayor, la Jefatura II -Inteligencia- y la Jefatura III -Operaciones-, a los efectos de tomar conocimiento, en detalle, de la escalada subversiva en el país. Entre el jueves y el sábado traté de sacar mis conclusiones del caso, sabiendo que debía llegar a Tucumán con un plan general que me orientase respecto de las medidas a tomar.

Para mí el problema subversivo no era nuevo. No sólo me había interesado su estudio -intenté hacerlo hasta donde me lo permitiesen mis obligaciones castrenses- sinó que el jueves 6 de Set. de 1973, siendo Jefe de Operaciones del 1er. Cuerpo de Ejército, había podido comprobar la indolencia de distintos oficiales superiores y la complicidad del Gobierno con las bandas marxistas. (Copamiento del Cdo San).

Esta experiencia, pasajera pero fructífera, quedó grabada para siempre en mi conciencia. Tal es así que, cuando en el Comando me informaron la novedad acerca de mi reciente nombramiento, la imagen de aquella noche y el heroico sacrificio del Coronel Duarte Ardoy me acompañaron durante el resto del día. Antes, durante y después del 25 de mayo, los argentinos -salvo honrosísimas excepciones- absorbidos como estaban por los problemas anexos al comité y la partidocracia, pero siempre ajenos al interés nacional, dieron en la fácil y suicida política de soslayar el brote subversivo, o bien optaron por la cómoda e infantil teoría de la "violencia de arriba y abajo", tan de moda en vísperas de la irrupción peronista al poder. En plena euforia electoral, convencidos los políticos y -¿por qué negarlo?- ciertos militares, que la subversión era, en el peor de los casos, un epifenómeno de la miseria -al fin y al cabo no era otra cosa, sostuvo el General Carcagno en Caracas- unos y otros, políticos y militares, sostuvieron que el ERP y Montoneros se desintegrarían, casi por arte de birle birloque, de la misma forma en que habían surgido. Esto es, ni bien el país retornase al cauce democrático. Ni que decir tiene que sucedió exactamente lo contrario pues mientras Cámpora y sus acólitos cerraban filas en torno a las banderas marxistas, sus taifas habían tomado las Universidades y desde allí, después de muchos años de concientización, comenzó a irradiarse a lo largo y a lo ancho de la República un mensaje sobre cuyas características principales no es necesario volver.

Una conspiración internacional, planeada desde centros de poder, estaba en marcha y contra ella nada podían las remanidas pócimas que centraban su estrategia en el diálogo con los delincuentes o en la bondad de unas urnas incapaces de solucionar -chatas y cuadradas como son- ninguno de los grandes y trascendentes problemas nacionales. De hecho, ni la miseria era causa -cuando mucho podía ser- ni la subversión engrosaba sus filas con obreros. Eso resultaba materia propagandística, útil desde el punto de vista táctico. La subversión decíase proletaria para consumo de bienpensantes e idiotas útiles, deseosos de explicar sociológica, psicológica o psicoanalíticamente las razones por las cuales, en determinadas circunstancias, las masas subyugadas de los países coloniales encuentran en los "movimientos de liberación nacional" el instrumento para sacudirse de encima la dominación imperialista...

Esta era la cruda realidad, ante la cual el Congreso de la Nación, los partidos políticos, los comités electorales y el aparato regiminoso en general aparecían empachados de frases sonoras, actitudes grandielocuentes e intereses equívocos, contrarios, todos, a la Patria. Pero nada hubiese sido si esta miopía o complicidad -como prefiera llamársela- hubiese anidado, tan solo, en las fuerzas democráticas; lo verdaderamente grave fue que las fuerzas armadas resultaron incapaces de preservarse del derrotismo que las ganó en los últimos meses del gobierno de Lanusse. Merced a distintas circunstancias, entre las que deben mencionarse los desaciertos del presidente, unidos a la impudicia y grosería de determinados funcionarios de su gobierno y, claro es, la apostasía de muchos jefes, creídos que de nada valía montar una contraofensiva pues la guerrilla desaparecería en el momento que el último entorchado desapareciese del ámbito oficial; el Ejército, la Armada y la Aeronáutica permitieron, improvidas, la toma del poder por parte de la subversión.

Mi principal preocupación residía, pues en saber que debería enfrentarme al poder político que sólo a regañadientes había aceptado dejar en el camino la tesis de Perón conforme a la cual la guerra de guerrillas resultaba un problema policial, y al poder judicial, siempre celoso de preservar su independencia, aunque incapaz, la más de las veces de tomar el rábano por las hojas y condenar como correspondía a los asesinos ideológicos. Claro que, en todo caso, la culpa no era de los jueces sino de un sistema donde la intimidación manejada por el marxismo resultaba más poderosa que cualquier juramento hecho al momento de recibirse.

Durante los días jueves y viernes mi vida transcurrió entre informes de inteligencia, clásicos de la guerrilla y las reflexiones de orden personal expuestas más arriba. El sábado, en Punta Mogotes, donde estaba pasando breves días de descanso -aún cuando, según las informaciones ambientes, pudo descansar bien poco- la Presidente María Estela Martínez de Perón, firmó el decreto nombrándome Comandante de la Vta. Brigada de Infantería en Tucumán.


PODER EJECUTIVO NACIONAL - Decreto 265 - Buenos Aires.

Visto que las actividades que elementos subversivos desarrollan en la Provincia de Tucumán y las necesidades de adoptar medidas adecuadas para la erradicación: la Presidente de la Nación Argentina en acuerdo general de Ministros, DECRETA:

Artículo 1o.) El Comando General del Ejército procederá a ejecutar las operaciones Militares que sean necesarias a efectos de neutralizar y/o aniquilar el accionar de los elementos Subversivos que actúan en la Provincia de Tucumán.-

Artículo 2o.) El Ministerio del Interior pondrá a disposición y bajo control operacional del Comando General del Ejército los efectivos y medios de la Policía Federal que le sean requeridos a través del Ministerio de Defensa, para su empleo en las Operaciones a que se hace referencia en el artículo 1o.

Artículo 3o.) El Ministerio del Interior requerirá al Poder Ejecutivo de la Provincia de Tucumán que proporcione y coloque bajo Control Operacional el personal y los medios Policiales que le sean solicitados por el Ministerio de Defensa (Comando General del Ejército), para su empleo en las Operaciones pre-citadas.-

Artículo 4o.) El Ministerio de Defensa adoptará las medidas pertinentes a efectos de que los Comandos Generales de la Armada y la Fuerza Aérea presten al requerimiento del Comando general del Ejército el apoyo necesario de empleo de medios para las Operaciones.-

Artículo 5o.) El Ministerio de Bienestar Social desarrollará en coordinación con el Ministerio de Defensa (Comando general del Ejército), las operaciones y la acción cívica que sean necesarias sobre la población afectada por las Operaciones Militares.-

Artículo 6o.) La Secretaría de Prensa y Difusión de la Presidencia de la Nación desarrollará a indicación del Ministerio de Defensa (Comando general del Ejército), las Operaciones de acción Psicológicas concurrentes que le sean requeridas.-

Artículo 7o.) El gasto que demande el cumplimiento de la misión encomendada por el presente Decreto hasta la suma de pesos Cuarenta Millones ($ 40.000.000), será incorporado a la Jurisdicción 46, Comando General del Ejército, correspondiente al presupuesto del año 1975.-

Artículo 8o.) La disposición del presente Decreto rige a partir de la fecha.-

Artículo 9o.) Comuníquese, dése a la Dirección Nacional del Registro Oficial y archivese.-


El Decreto es Número Secreto (261) del 5 de Febrero de 1975.--

El lunes 12, tomaba un avión de Austral, cuyo destino, sin escalas, era el jardín de la República. En Buenos Aires quedaban mi mujer y mis dos hijos a la espera de noticias.
Mientras volaba, acercándome, cada vez más, al que sería por espacio de casi un año mi trinchera de combate, repensaba las palabras que un especialista del glorioso ejército francés en Argelia escribió en su libro -que lo fue de cabecera durante mi andatura tucumana- que era, "Subversión y Revolución": "Esclavo de sus tradiciones y de su formación, el Ejército se adapta mal a una guerra que las escuelas militares se niegan a enseñarle. Contra un adversario fluído, inatrapable, que se obstina, por lo general, en montar sus operativos según esquemas clásicos. Como una masa gigantesca que quisiera aplastar a una mosca, golpea, casi siempre, en el vacío, derrochando medios considerables. Un acrecentamiento, incluso considerable, de sus recursos no tendría ningún efecto si antes no adaptara su organización y su táctica a la guerra revolucionaria. El Ejército deberá abordar los problemas complejos que plantea la guerra revolucionaria con un espíritu nuevo, desprendido de todo prejuicio y con la firme voluntad de resolverlo".
En las medulosas consideraciones del oficial galo se encontraban resumidas mis propias ideas y preocupaciones respecto de las operaciones que a corto plazo, y luego de un siglo de paz, iniciaría la brigada contra el más peligroso y mortal de los enemigos del país: el marxismo. Cien años de preparar juegos de guerra en las mesas del Estado Mayor, de prepararlas con arreglo o formas clásicas, donde bien podría decirse que después de un buen amigo lo mejor era un buen enemigo, no era precisamente la mejor preparación para enfrentar a mercenarios fanatizados que no reparaban en medio alguno con tal de conseguir sus propósitos.
El desafío estaba allí, esperando que alguien lo tomara. Dios quiso que fuera yo quien tuviera la responsabilidad de llevar a las armas argentinas al triunfo...o al fracaso....."

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"....Zona de Emergencia o Zona de Operaciones

Olvidé referir la distinción capital hallable entre zona de emergencia y zona de operaciones, por cuanto en el Decreto firmado por el Poder Ejecutivo Nacional se me nombraba comandante de una zona de operaciones restringida a un sector de la provincia de Tucumán. Esto entorpecía sobremanera mi labor -como la de cualquier jefe militar al cual le hubiese correspondido asumir el mando de la Vta. Brigada- por cuanto el poder político quedaba en manos del partido gobernante y sujeto, como se comprenderá, al cumplimiento de su plataforma demagógica. Si el justicialismo hubiese deseado verdaderamente la extirpación del cáncer marxista y los mandos del Ejército, en vez de perderse en vanas disquisiciones sobre el "profesionalismo integrado", hubiesen intervenido ante la Presidencia exigiendo se declarase a Tucumán zona de emergencia, como lo exigían los graves sucesos que se habían sucedido desde un año atrás, otra habría sido la historia del "Operativo Independencia". Pero el Peronismo temía que las Fuerzas Armadas se les escaparan de las manos, y el Ejército, de su lado, no se atrevía a dar un paso que lo hubiese situado en caso de no acceder Isabel Perón y su entorno a las demandas planteadas, al filo del golpe de estado.
Aunque resulte fatigoso es necesario puntualizar la diferencia predicha. En la Ley de Defensa Nacional -Ley 16.970- se establece que "en caso de conmoción interior -y vaya si existía- originada por personas, podrá recurrirse al empleo de las Fuerzas Armadas para restablecer el orden". Para ello aquellas zonas o lugares especialmente afectados podrán declararse zonas de emergencia a órdenes de autoridad militar, a los efectos de lograr la imprescindible coordinación de todos los esfuerzos. La ley entiende por "conmoción interior originada por la acción de personas", una situación de hecho, de carácter interno, provocada por el empleo de la violencia, que ponga en peligro la vida y bienes de la población, afectando, también, el orden, el ejercicio de las autoridades normales de una zona del país y la seguridad nacional, siendo de una magnitud tal que, las fuerzas provinciales, efectivos de la policía y distintos medios sanitarios, educacionales, jurídicos, etc., que en su conjunto constituyen en el poder provincial, resulten impotentes para dominarla. Si la circunstancia se presenta así, entonces la ley contempla la intervención de las autoridades y los medios nacionales para devolver a esa zona su perdido quicio. En el artículo 39 de la referida ley se lee: "La zona de emergencia se declara por decreto, el cual contendrá: 1) los límites de la zona. 2) La autoridad militar superior de la zona. 3) las fuerzas asignadas y 4) si la gravedad de la situación lo aconsejara, la atribución de dictar bandos". Finalmente, en el artículo 40, afírmase que la autoridad militar de la zona de emergencia dependerá siempre del Presidente de la Nación, a través de la Junta de Comandantes en Jefes. Por su parte, el Reglamento Reservado RC-2-3 en su No. 1006 define que la zona de emergencia es la parte del territorio nacional que el Presidente de la República coloca, en caso de conmoción interior, a órdenes de una autoridad castrense para el ejercicio del gobierno militar. En sus características básicas puede ser considerado, por analogía, con un teatro de operaciones. La zona de emergencia tendrá por misión el rápido restablecimiento de la normalidad en un área determinada, eliminando, mediante un eficiente gobierno militar, las causas y/o efectos que la alteraron.
Las dimensiones de la citada zona, según los manuales y códigos militares, puede oscilar desde una fracción pequeña del territorio nacional hasta un par de provincias, o más, si las circunstancias lo exigiesen y la gravedad de los acontecimientos -que no tienen porqué ser de índole subversivo, como se comprenderá- lo hiciesen imprescindible. Por regla general, la zona referida deberá coincidir con divisiones políticas o administrativas, a fin de facilitar la tarea del Jefe militar, el cual tendrá a su cargo los efectivos que requiera la misión. Teniendo en cuenta que las fuerzas dependerían del grado de conmoción, de su magnitud y, asimismo, de las características geográficas, el número exacto de tropas es imposible de determinar a priori. Lo que queda claro es la transitoriedad de toda zona de emergencia, pues aún cuando el decreto pertinente no establezca un límite de tiempo -hacerlo sería imposible- se sobreentiende que deberá prolongarse el tiempo estrictamente necesario como para resolver la anomalía que haya motivado su vigencia.
De lo antes citado se sigue que la instauración de semejante medida no podrá ser nunca contemplada cual preventiva, sino como una respuesta a un peligro inminente o a una situación de hecho. Pero se sigue también, sin necesidad de forzar la realidad ni los reglamentos pertinentes, que todo lo prescripto encuadraba perfectamente en la situación del norte argentino. Se imponía, pues, declarar a Tucumán y determinados territorios de las provincias lindantes zonas de emergencia. Sin embargo, los compromisos políticos de los partidos y el temor a un ejército que dispusiese del control absoluto del territorio, pudieron más que el interés nacional. Si se hubiera procedido así, dejando en manos del comandante de la zona todos lo poderes, y no como se hizo, el "Operativo Independencia" habría concluído mucho antes. Encarado en la forma que fue, militarmente yo debía restringirme a un estrecho sector del sur tucumano, debiendo, además, compatibilizar mis funciones con las del gobernador.
La subversión se hallaba enquistada en todos los organismos del país y, no obstante, se me ordenaba combatir a su brazo armado -la guerrilla- en una franja territorial que iba desde el Río Colorado en el norte hasta el Río Pueblo Viejo en el sur, y cuya profundidad, de casi 35 kilómetros, estaba dada por la distancia que media entre el Mollar y Tafí del Valle. Parecía una broma pesada o una traición, pero lo cierto era que el territorio operativo no trascendía los límites arriba expuestos.
Mi intención, de allí en más, fue la de suplantar, aún utilizando métodos que me estuvieron vedados, la autoridad política de la provincia de Tucumán, tratando de superar, aunando los esfuerzos civiles y militares, el brote guerrillero marxista que tenía en vilo a los tucumanos y amenazaba expandirse a otras provincias. Si bien mi tarea no era reemplazar a las autoridades, pronto me dí cuenta que, de atenerme al reglamento manteniéndome en el mismo plano que el gobernador, el operativo concluiría en un desastre. La naturaleza de la guerra subversiva, que abarca todos los sectores de la sociedad, exigía un mando único y coherente, posibilidad que era remota dada la diferente formación y opuesto criterio de las Fuerzas Armadas y los partidos políticos.
Si yo me limitaba a ordenar, entrenar y comandar mis tropas, descuidando esferas que en el papel no me correspondía atender (en anexos 1, 2, 3 y 4 al final del capítulo) -la esfera gremial, empresaria, universitaria, social, etc.- el enemigo seguiría teniendo los "santuarios de que disponía hasta el momento. Limitarme a la resolución de los problemas estrictamente castrenses, sin aspirar, siquiera en forma indirecta, a resolver materias críticas que no se hallasen estrechamente vinculadas a la esfera militar, hubiese constituído un sinsentido, ya que, a los efectos de establecer y asegurar la continuidad y permanencia en los planos ejecutivos del "Operativo Independencia", se hacía imprescindible invadir campos de acción reservados al gobierno provincial e incluso, el nacional.


Reunión en el más alto nivel

El 30 de diciembre del 74, en Metán (Pcia. Salta) llevóse a cabo una reunión de la que participaron representantes de todas las organizaciones subversivas del país. La misma hubo de realizarse en la finca de Risso Patrón, previa concentración de los participantes -para el traslado hacia dicha finca- en la estación de servicio de Metán, que se encuentra sobre ruta nro. 9, se trataron los siguientes temas:

a) Operativo a realizarse en Tucumán mediante ocupación de algunas localidades (Famaillá, Lules y Acheral) con el objetivo de distraer las fuerzas de seguridad del Ejército y desguarnecer el R . I . 19, el Departamento Central de Policía y la Cárcel Penitenciaria.

b) Concretada la ocupación del Departamento Central y Cárcel, proceder a la liberación de los detenidos pertenencientes al ERP, FAR y Montoneros.

c) La fecha y señal de reconocimiento, como así los planos para el operativo serían indicados próximamente.

d) Asimismo, se dispuso que antes del 20 de enero del 75 debían ser "ajusticiados" el Jefe de la Br. de Investigaciones y el Oficial Bulacio.

e) Por otra parte, se trataría de ubicar a un "Teniente Coronel." alto y delgado, que fuera visto en los procedimientos antisubversivos.

f) Se hizo escuchar un saludo del Ex-Presidente Cámpora "instando a proseguir la lucha armada"(?) este discurso fue traído desde México.


El 4 de enero del 75, un grupo calculado en aproximadamente 30 personas, incursionó en la localidad de León Rouges, (próximo al ingenio Santa Rosa, a 60 Kms. al sud de la (...) dedicánsose a vender lietratura de índole extremista a los pobladores del lugar. Al intervenir la Policía, si bien confirmó la existencia del operativo, no fue dable obtener el material subversivo por cuanto este había sido destruído por los adquirentes.
Posteriores averiguaciones permitieron determinar que el grupo incursionaba desde el lugar denominado "YACUCHINA", en donde se encontraban instalados, presuntamente en la finca denominada "HERNANDEZ", en las cercanías del Dique "Pueblo Viejo". Desde allí se trasladaban en vehículos hasta las márgenes del Río Pueblo Viejo, el que por su escaso caudal puede ser vadeado y llegar a Ibatin, transitado de oeste a este hasta topar con León Rouges. A los efectos de verificar lo procedentemente consignado, el titular de la comisaría de León Rouges, con colaboración de un vecino que facilitó su automóvil, se constituyó en las inmediaciones del Río Las Vacas, a la altura de Finca "LACHULCA" y en circunstancias que marchaban en el vehículo a escasa velocidad, por lo accidentado del terreno, en forma imprevista les fue interceptado el paso por tres individuos jóvenes, de regular estatura, que vestían uniforme de fagina, color verde, usaban barba y cabello largo, armados con ametralladoras. Se aproximaron por el costado del vehículo y los interrogaron sobre los motivos de la presencia en el lugar. Al responderles que se debía a la práctica de la pesca, uno de ellos, con tonada "rosarina", les ordenó no continuar más adelante por cuanto el lugar estaba ocupado por los "Montoneros".
Finalmente, una semana más tarde el ERP tomó Potrero de las Tablas, incendió la subcomisaría allí existente, procedió a asesinar a Eliseo Pascual Cardozo, que había servido de baqueano en operativos del Ejército y antes de retirarse arengó a la población instándola a plegarse al movimiento...."

Continuará....
 
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"...Carta de un oficial



"Nosotros nos hemos hecho adultos sin la ayuda de nuestros jefes tradicionales. Nos hemos visto envueltos en campañas de las que ellos nada querían saber, y luchamos en los cañaverales donde nadie ha podido acompañarnos. Hemos sufrido mucho, y esto nos ha enseñado a reflexionar. Hemos matado, visto morir a nuestro alrededor y corrido peligro de muerte, y esto nos ha llevado a buscar las causas de esta lucha y hacer la crítica correspondiente. Algunos jefes no han caído en la cuenta de que la guerra anti-guerrillera no es sino la política que se implanta a nivel del jefe de grupo o del soldado conscripto. Nos entristecemos de que nuestro pueblo nos haya tenido largo tiempo en el olvido y que aún nos tenga, porque no sabe que la guerrilla ha incrementado sus efectivos en la zona de contacto a 200 hombres, en el campamento intermedio a 70 guerrilleros y en la zona base a 30 guerrilleros. No sabe que prepara la insurrección local con particular énfasis en la guerrilla urbana, la que será desatada durante el verano".


"La opinión pública no sabe que desde el 1º de julio de 1974 las bajas de las fuerzas de seguridad, en todo el país, aumentaron en 836%, y en 125% las bajas de las fuerzas armadas. No sabe que se produce un secuestro cada cuatro o cinco días, que cada 17 horas hay una muerte de la propia fuerza (de las fuerzas armadas o de las de seguridad) y que cada 6 horas se perpetra un atentado".


"Hemos tropezado con todas las vallas, hemos caído en todas las trampas, y la cosa no ha terminado porque aún no llegamos a atacar el aparato político-administrativo, cuyas ramificaciones se avistan hasta en escalones del propio gobierno".


"No nos explicamos como ocurren ciertas cosas. Leo, por ejemplo, que días atrás un cronista consultó al ministro Robledo y a su socio Vottero sobre cuál era la opinión de ambos en cuanto a la intervención obligada de soldados conscriptos en la lucha antisubversiva. El doctor Robledo se lavó las manos respondiendo que se trataba de un problema complejo y que no existía una teoría precisa sobre la cuestión.


"Por su parte, el improvisado Vottero consideró que no se hallaba bien determinado si correspondía o no esa intervención de conscriptos, pero que de todos modos la actuación de soldados en el frente de lucha contra la guerrilla era escasa. La cáscara tal vez había cambiado de color, pero no el interior del fruto. Los Oficiales del Ejército no olvidamos quiénes son los que alentaron la guerrilla; no nos olvidamos de los que armaron a los Uturuncos, de los que utilizaron a los Montos, al FAP, al COR, y entonces nos sorprende que un ministro de Defensa y el actual desconozcan a los soldados conscriptos muertos en acción y a los héroes de Manchalá, donde 8 soldados y 2 suboficiales derrotaron a una columna de 60 guerrilleros y les infligieron 14 bajas.


"Nuestras fuerzas no pueden tener como ministro de Defensa a improvisados, a viejos de otro tiempo o a elementos cavernícolas, incapaces de comprender las nuevas fases de la guerra antisubversiva.


"El nuevo Ministro, al que habrán elegido entre elementos refractarios al Ejército, tratará de interferir estrechamente, y entregado a la política partidista de abandono, terminará ayudando directa o indirectamente a sus antiguos aliados, poniendo, por ejemplo, en libertad a los inocentes entre comillas. Uno se reconforta sólo mirando a su alrededor y viendo cuál es el desprecio de los camaradas por todo lo que toca de cerca o de lejos al régimen. El partido gobernante se aferra sobre todo a la apariencia del poder más que al poder mismo, y así va perdiendo de a pedazos su reputación. No sufrimos por eso. Sufrimos porque la Argentina teme todo lo que podría sacarla de su sueño, porque este chaparrón de violencia y de sangre no logra hacerle abrir los ojos".




Así terminó su carta el joven Oficial. No se puede agregar sino que esta historia parece hecha más que de equivocaciones, de situaciones confusas, de indecisión en los fuertes, de audacia en los tímidos. Así quedará seguramente hasta el día en que lleguen los historiadores y pongan todo en orden...."

Continuará...
 
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"....Mi relación con el Ministerio de Bienestar Social


Por qué en este relato del contacto que mantuve con los diferentes sectores comunitarios introduzco el tema de Bienestar Social, se preguntarán muchos. Sencillamente, porque José López Rega no podía ser ajeno a lo que estaba a punto de iniciarse en Tucumán, y, como buen válido, decidió tomar parte en el asunto, de forma tal que si el éxito coronaba la empresa su nombre no estuviese ausente de la gesta. La suya era una de esas maniobras políticas que, entre bambalinas, son dados a tejer todos los hombres con alguna ambición.

La realidad socioeconómica de la provincia dejaba bastante que desear y eso, claro está, entorpecía nuestros planes de paz social, beneficiando al propio tiempo los planes tácticos del enemigo. Bienestar Social se decidió, pues, a apoyar a la provincia, para la cual el ministro decidió que el representante de su cartera en Tucumán se me presentase con el fin de escuchar los reclamos y necesidades de la brigada. Ni bien le resalté cuales eran las prioridades, de acuerdo al análisis que había efectuado el cuerpo encargado de asuntos civiles, este señor dijo que tenía órdenes precisas de atender y resolver cualquier inconveniente relacionado con Bienestar Social de la Nación.

Aún cuando la crisis era mayúscula y semejante ayuda me resultaba vital, no quise entablar relación directa, soslayando la relación de comando directa que me unía al Tercer Cuerpo y al Comando General. Entendí que las decisiones debían ser tomadas en la Capital, entre el Comandante en Jefe del Arma y el Ministerio de Defensa Nacional, pues yo, como Comandante de una zona de operaciones, no estaba facultado para tomar ese tipo de decisiones ni ninguna que se le pareciera. Mas cuando involucraban a un ministro cuyo titular sobrellevaba el peso de acusaciones gravísimas, aparte, entre el representante de López Rega y la delegación de la provincia existía una de esas pujas tan corrientes dentro del peronismo.

Si bien el Comando del Tercer Cuerpo no entendió la importancia de los envíos que a partir del mes de febrero comenzó a hacer periódicamente Bienestar Social, pues supuso erróneamente, que eso y cohonestar las acciones de José López Rega era lo mismo, desde Buenos Aires al Comandante en Jefe del Ejército dió su visto bueno al proyecto. Hubo de organizar, entonces, dentro de la propia brigada, un lugar para depositar, previo inventario, las mercancías y elementos varios que llegaban de Buenos Aires. Los encargados del inventario -indispensable tratándose de entregas multimillonarias- fueron oficiales y suboficiales de intendencia, a quienes les dí expresas órdenes de informarme cualquier anormalidad en los envíos o cualquier duda que surgiese respecto de su relación con lo miembros del ministerio en cuestión.

Al Ministerio se le hacían conocer las necesidades y, de acuerdo a éstas, la Vta. Brigada y no Bienestar Social, repartía los alimentos, útiles escolares, frazadas y otros artículos en la zona de operaciones. La fiscalización de las entregas, que eran hechas, según las circunstancias, en escuelas, sanatorios, hospitales, pueblos de campaña y villas de emergencia, correspondían a los oficiales de Intendencia previamente designados, razón por la cual ellos eran directamente responsables ante mí de su trabajo. Al cabo de cuatro o cinco meses, logré que las dos partes encontradas -delegación provincial de Bienestar Social y representantes del Ministerio- acortaran distancias y llegaran a un acuerdo. Pero ni bien solucioné este entuerto, pronto surgió otro, de más difícil resolución. Para colmo de males, siendo una versión canallesca, no estaba en mí deshacerla. En resumidas cuentas sucedía esto: como nunca se canalizaron las entregas a través del régimen funcional logístico Ministerio de Bienestar Social al Comando General, en el Comando a la Jefatura 4, Logística, de ahí al Tercer Cuerpo con asiento en Córdoba y recién después de tamaño recorrido a la quinta brigada de Infantería corrió cual reguero de pólvora que el general Vilas andaba en tratos poco claros con el ministro y favorito de la Presidencia.

Desmontar semejante calumnia sería fácil si las calumnias hubiesen de desaparecer al no existir pruebas fundadas sobre el delito que se le achaca a una persona; pero no siendo así, de poco vale repetir que a López Rega lo ví en mi vida un par de veces. Y si lo hice, fue cumpliendo órdenes estrictas de la superioridad que me ordenaba, para facilitar el expediente, tomar contacto con el mismísimo Ministro de Bienestar Social. Nadie se acuerda en cambio, el celo que puse respecto de la contabilidad y la responsabilidad de las entregas efectuadas durante el "Operativo Independencia", pues nada me hubiese costado admitir la ingerencia del representante de López Rega allí donde no correspondía. Sin embargo, sabiendo que la imagen del Ejército y el éxito de las armas nacionales estaba de por medio, en ningún momento y bajo ningún aspecto permití que la propaganda política del peronismo aprovechase la pobreza tucumana para ganar votos o especular con los bienes que se entregaban en forma gratuita.

Ni una sola huelga

Cuando todo parecía indicar que la Argentina marchaba aceleradamente, y sin advertir los riesgos del proceso, hacia un estado sindical, haber soslayado a los gremios, es decir, haberlos desatendido, hubiese sido demencial. Y no sólo en razón de la predicha realidad, sino por la sencilla razón que el ERP trabajaba activamente en la CGT, en las comisiones internas de los principales ingenios y, de manera especial, en la FOTIA.

Debía evitarse, sin por eso ceder un ápice en la autoridad, que los trabajadores tucumanos cayesen en las redes dialécticas del marxismo, el cual presentaba al ejército Argentino como un ejército opresor extranjero, llegado para matar, torturar y anegar en sangre cualquier reivindicación. El trabajo era delicado ya que enfrente de los sindicatos "clasistas" que respondían a la órbita trotzquista, maoísta, guevarista o montonera, sólo existía la estructura de la llamada "burocracia", cuyos dirigentes, amparados tras los consabidos matones de turno y el Ministerio de Trabajo, eran verdaderos sátrapas intocables. El derroche que hacían en público de bienes malhabidos, su prepotencia, el carácter fraudulento de sus candidaturas y, sobre todo, la asombrosa obsecuencia, los descalificaba moralmente, aunque, claro, seguían detentando el poder.

Conociendo sus falencias y sus virtudes, porque no todos eran corruptos, los cité un sábado en la Casa de Gobierno y allí, frente a los representantes de 124 gremios les hablé claro. En principio les hice ver mis limitaciones como Comandante de una zona de operaciones, pero enseguida demandé de ellos su colaboración, dejando en claro que, cualesquiera fuesen mis límites, no permitiría ningún tipo de insubordinación ni huelga que pusiese en peligro la armonía entre el capital y el trabajo. Mientras hablaba, serena, pausadamente, como es costumbre en mí, veía que esos hombres me comprendían y comprendían el sentido que pretendía darle al "Operativo". Ellos seguramente esperaban una alocución de tipo militar que les precisase cuáles serían las relaciones sindicatos-ejército; en cambio, escucharon palabras cargadas de respeto para con los obreros tucumanos, a los cuales sabía deseosos de colaborar, sin que ello significase ceder a la demagogia populista ambiente.

A tal punto asumieron su responsabilidad, que firmaron un documento en el que establecían su deseo de participar junto a las armas argentinas en tan trascendental acción, comprometiéndose, en su totalidad, a no perder una sola hora de trabajo mientras durase el "Operativo". Además, se pusieron de acuerdo entre ellos, dejando por un momento de lado las desavenencias que separaban a la CGT de las 62 Organizaciones, para colaborar con la jefatura de Inteligencia de la Brigada. Debo dejar constancia que las múltiples informaciones que recibí de los dirigentes y obreros me resultaron de capital importancia, pues el ERP se hallaba infiltrado en dichos sectores, aunque no había logrado contar con la participación masiva de éstos.

Asimismo y haciendo a un lado los modos arrabaleros característicos del peronismo, les aseguré que hasta donde me lo permitiese la investidura y función, no serían ajenos al interés de la Brigada los abusos o incumplimientos de los convenios firmados con los empresarios. Como la reunión se llevó a cabo un día antes de comenzar las operaciones, al despedirlos uno a uno, personalmente, cerré la charla recordándoles que desde ese momento me atendría a los hechos. Afortunadamente, la imagen real de orden que existía en Tucumán y el compromiso contraído hicieron que en todo momento los sindicatos apoyaran mi gestión. Incluso, cuando el favorito López Rega cayó, merced al empuje de la Central Obrera y a su propia ineficiencia, la CGT, regional Tucumán, desconociendo una orden de Buenos Aires, no se plegó a la huelga general que decretaron Casildo Herreras y Lorenzo Miguel. Como "nobleza obliga", leí detenidamente la Ley Azucarera y los convenios con el objeto de proyectar para el año 1975 una "zafra feliz" sin muertes, sin huelgas y sin injusticias sociales. Comprendiendo que las operaciones, por distintos motivos, podían ocasionar una merma de zafreros, me valí de los sindicatos para organizar viajes de trabajadores catamarqueños y santiagueños a la zona de recolección, asegurándoles plenas garantías. Previa selección de los mismos, lo cual era indispensable si se pretendía eliminar a los agentes subversivos infiltrados, Tucumán fué recibiendo y dando trabajo, a una masa que en todo momento estuvo a la altura de las circunstancias. Tal es así que la zafra de 1975, al margen del logro operacional, fue una de las más abultadas de la historia del azúcar. Me sería imposible negar que tomé contacto con la Aduana de Buenos Aires y, personalmente, me interesé por todos y cada uno de los problemas atinentes a maquinarias y medios que debían importarse y sin los cuales el éxito sería dificultoso. De no haberlo hecho hubiese pagado caro tributo a un prejuicio absurdo en esos momentos, y por no ayudar con el peso de mi uniforme a industriales honestos, la zafra hubiese resultado un verdadero fracaso.

Ahora bien, si la parte sindical cumplió, también lo hizo la empresaria, demostrándose que cuando existe un poder arbitral fuerte, equidistante de unos y de otros, pero interesado en mancomunar los intereses de ambos, la armonía entre el capital y el trabajo es posible. Hasta el momento de hacerme cargo de la Brigada, Tucumán era uno de los centros subversivos de mayor importancia en el país. A la referida actividad que desplegaban los centros universitarios, donde las facciones dominantes respondían a las directivas de la guerrilla, se le agregaban los conflictos sociales, producto, por una parte, de las diferencias interperonistas, y, por la otra, de la estrategia sindical del ERP y Montoneros, interesados en reivindicar como lucha de los oprimidos contra los opresores a todos los paros, parciales o totales, habidos en la ciudad capital de la provincia y su zona de influencia. Nadie acertaba a ponerse de acuerdo pues el gobierno, como sucedía en casi toda la República, ligado por múltiples compromisos a las partes en pugna, era siempre sobrepasado. De Amado Juri, además, con el que tuve el peor de los tratos, nada podía esperarse. En mayo de 1973 había procedido a nombrar en altos cargos de su gobierno a conocidos miembros del peronismo montonero. En 1975, pasada la euforia camporista, Juri, sin soltar las amarras de izquierda, trataba de quedar bien con Dios y con el diablo. Opté, entonces, por ignorarlo, desoyendo las críticas que hacía llegar al Ministerio del Interior y a la Presidencia referentes a mis extralimitaciones. Porque, efectivamente, me extralimité una y otra vez, interviniendo ENTEL -de modo que pudiese controlar las comunicaciones- el Correo, la cárcel General Urquiza, dependiente de institutos Penales de la Nación, sin contar con la protección y control que mandé ejercer sobre los principales objetivos de la provincia: Agua y Energía, Obras Sanitarias, Teléfonos, diques. Así, el poder en Tucumán comenzó a ser cada día más bicéfalo, realidad que no se le escapaba al Señor Gobernador, el cual iba con sus quejas a los respectivos ministros del interior que se sucedieron entre febrero y diciembre de 1975.

A nadie se le escapaba la existencia de un gobierno paralelo sito en la Vta. Brigada; de donde muchos de los principales problemas de la provincia se trataban, formalmente en la Casa de Gobierno, y realmente ante mi presencia. La cerrada oposición de Juri se vería más tarde reforzada por una actitud similar del Gobernador de Santiago del Estero, quien, a cambio de una "paz social" ficticia y suicida, permitían el reabastecimiento del ERP en su provincia...."

Continuará...
 
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".....Comenzó en Córdoba.



El 8 de marzo de 1974, el Ejército recibe valiosa información sobre una reunión secreta que en la "docta" tuvieron, a los efectos de ultimar detalles de un plan subversivo, el gobernador de la provincia, Ricardo Obregón Cano, el vice gobernador, Atilio López, el subjefe de la policía y distintos cabecillas de las más importantes organizaciones extremistas. Al promediar la medianoche arribaron a la cita Agustín Tosco, René Salamanca y Paez, quienes comunicaron a los presentes la puesta en marcha del operativo destinado a almacenar cargamento de lácteos, conservas y otros comestibles en las sierras cordobesas y montes tucumanos con el objeto de prepararse para la lucha. La idea consistía en montar primero la infraestructura alimenticia y médica, para después recibir, a través de las provincias de La Rioja y La Pampa, sendos cargamentos de armas.


Contando con la participación activa del estudiantado de Córdoba, Tucumán, Mendoza, Resistencia, Santa Fé y Corrientes, los nombrados intentaban lanzar, escalonadamente, una ofensiva general contra el gobierno del propio Perón. El centro del enfrentamiento sería Córdoba, para lo cual Obregón Cano y Atilio López renunciarían a sus puestos, pasando a la militancia activa desde el llano. El plan se demoró y en el momento menos pensado, haciendo tabla rasa con el mito de las "fuerzas populares", la "invulnerabilidad de la izquierda" y la "espontaneidad de las masas", el Teniente Coronel Navarro, que se desempeñaba como Jefe de la Policía, tomó la ciudad, puso preso a las máximas autoridades de la provincia y frustró, así, toda la estrategia marxista.


Pero en el interín, el "Ejército Revolucionario del Pueblo" siguió trabajando aceleradamente. El 3 de abril del 74 arribó desde Resistencia a Tucumán un miembro del ERP conocido como el "negro" Fernandez portando un parte político-militar cuyo análisis fue hecho en el domicilio de la calle Colón al 3500 donde funcionaba una célula comandada por el "camarada" Alderete. El parte en cuestión ordenaba preparar las estructuras de seguridad que debían establecerse con miras a la próxima reunión de la "Organización Coordinadora Intercontinental", que se llevaría a cabo en el domicilio de Mario Roberto Sosa, calle Perú 3900 de la capital tucumana. El correo informó a la célula tucumana que los contactos para reclutar guerrilleros bolivianos, uruguayos y chilenos, especialmente, estaban muy adelantados, por lo que la ofensiva en Tucumán y otras provincias del norte y el oeste comenzaría en los próximos meses. Pero lo más importante de sus confesiones fue la aseveración de que en la vecina provincia de Santiago del Estero se estaban concentrando armamentos de toda clase, víveres y pertrechos, pues allí habría, merced a los buenos oficios de su gobernador, un "santuario".


Los correos iban y venían, transitando no sólo por el interior del país, sino cruzando la frontera con Bolivia y Chile donde contactaban a dirigentes guerrilleros clandestinos, tratando de reclutar gente para lo que iba a ser el frente tucumano. Tras estas idas y venidas en el jardín de la República tuvo lugar, durante la primera o segunda semana del mes de abril, el cónclave de la subversión a la cual concurrieron Fernando Vaca Narvaja, de Montoneros; Roberto Coppo, del ERP; Carlos Benjamín Santillán, de la misma agrupación y Roberto Quieto, de las FAR. Decidieron allí, que la escalada terrorista se iniciaría entre la última quincena de abril y la primera de mayo, contando para ello con el concurso de los gremios combativos, las "unidades Básicas Revolucionarias" y las diferentes colaterales del PRT y la "Tendencia". El plan subversivo contemplaba, por el momento, la toma de organismos de seguridad, de cuarteles, el asesinato de miembros de las Fuerzas Armadas y de Seguridad, además de los consabidos secuestros a miembros de directorios de empresas extranjeras o grandes empresas nacionales.


Organización de frentes y células



La Regional TUCUMAN se hallaba articulada en torno de sus principales dirigentes y de sus células militares, de agitación, propaganda y de sus postas sanitarias.


La abundancia de elementos dirigentes así como las posibilidades que tenía en el reclutamiento de nuevos militantes, como consecuencia de ningún hostigamiento de propia fuerza en el ámbito urbano, había fortalecido la estructura del ERP, otorgándole capacidad para ejecutar acciones de gran envergadura en el orden provincial. Además, la coyuntura político-socio-económica nacional que se vivía en 1975 con reflejos negativos en lo regional, favorecía su accionar y compensaba cualquier debilidad estructural y operacional en su objetivo de captación de masas.


Los objetivos del ERP, tendientes, en su última instancia a la toma del poder, eran varios, a saber:


1) La confección de un Plan Táctico para operar en el ámbito rural y urbano, sin descartarse la posibilidad de realizar actividades de significación, en un futuro inmediato, en las provincias de Catamarca, Jujuy y Santiago.


2) El desarrollo de un Plan de propaganda que apoyase la actividad de ayuda a los presos subversivos de la Cárcel de Villa Urquiza y tratase de captar el sector gremial y estudiantil aprovechando la situación socio-económica.



Así, pues, el ERP trataba de unir la lucha "democrática" a la "reivindicativa", incorporando consignas como: "la libertad de los presos", "la derogación del Estado de Sitio", "la eliminación de terrorismo de las 3 A", "la congelación de precios", "nuevos aumentos de salarios", "defensa de las fuentes de trabajo", etc. Ante el constante aumento del costo de la vida y el desabastecimiento, Santucho planteaba movilizaciones de protesta, comisiones populares de Control de Precios (agrego yo...nos suena...) y asimismo el ejercicio de la violencia, la toma de supermercados, depósitos, trenes, etc. tanto en acciones de comando como en acciones de masa para aprovisionarse.


Ante la falta de pagos, suspensiones o despidos que mostrasen la incapacidad de los patrones para mantener la fuente de trabajo, el ERP instaba a la expropiación sin pago por el Estado Nacional y la administración obrero-estatal de la empresa. No era conveniente, según decía, la expropiación por la provincia ya que su debilidad financiera presentaría problemas insolubles, ni tampoco la cooperativización porque deja todo en manos de los obreros, ahogando después la empresa con el manejo del crédito y el boicot patronal.


Resultaba correcta, en cambio, la expropiación por la Nación y administración obrero-estatal, porque de esa manera el Gobierno Nacional era el responsable financiero y los obreros controlaban la administración.


Sobre la base de semejante orientación, la Regional está empeñada en el reclutamiento y captación de militantes en el sur de la Provincia y en la Capital, particularmente mediante el trabajo de células en la periferia urbana; en la reorganización de la Regional actualizando sus frentes para alcanzar un esquema funcional básico, y, finalmente, en la captación de masas con capacidad de movilización, buscando infiltrar el frente gremial, con centro de gravedad en el campesinado azucarero y como objetivo específico la FOTIA.



El ERP contaba para ello con una estructura de poder escalonada, donde el responsable Político Regional formaba a los miembros del Secretariado Regional y a los Responsables Políticos de las Zonas.


El Responsable Político, a su vez, hacía lo propio con los miembros del Secretariado Zonal y los Responsables Políticos de los Frentes.


El Responsable Político de los Frentes se encargaba de instruir a los miembros del Comite de Frentes y a los Responsables Políticos de las Células.


El Responsable de Propaganda Regional formaba a los Responsables de Propaganda de las Zonas, y el Responsable de Propaganda de las Zonas cumplía idéntica función con los Responsables de Propaganda de los Frentes y las Células....."

Continuará....
 
Continúa....


".....Organización de las redes o sistemas de enlace por radios del Oponente Subversivo


a) Estación central o cabecera

Su misión era tener un panorama general y al instante del funcionamiento de todas las estaciones a su cargo.

b) Estación vigía

Caracteriza a esta estación su ubicación generalmente alejada de la central con respecto a las demás estaciones. El tráfico de información es en su mayoría unilateral y esporádico de esta a la central. Su accionar dentro de la red se encuentra bien determinada: suministra información desde el momento en que se produce un hecho previsto por el mando operativo (no informa acerca de una situación desconocida).

c) Estación de combate

El tipo de información que suministra generalmente la estación de combate indica los cambios que se producen en el operativo y que requieren nuevas órdenes del mando correspondiente. En las situaciones peligrosas la estación establece contacto en forma permanente con la central.
En los casos en que debía funcionar coordinadamente con otra o varias estaciones del mismo tipo, el ERP necesita disponer de un canal distinto al de la central, sino utiliza la misma con una coordinación que debido a su tráfico no interesa al mando operativo y, por ende, a la central de comunicaciones de la Red radioléctrica.

Disposición de canales de una radio (ejemplo)


Canal 1 canal central 26975 KHZ

Canal 2 canal central Rec 27015 KHZ

Canal 3 canal de emergencia 27205 KHZ

Todos los equipos contienen un canal común llamado canal de emergencia
Se interpreta que las redes tienen un canal (frecuencia) central (principal) y otro de recambio (secundaria)


Material capturado

a. Tipo de equipo radioeléctrico

De la documentación capturada pudo establecerse que el ERP se inclinaba a utilizar equipos de bandas ciudadanas. Los expertos basaban su juicio por el tipo de equipo, la frecuencia de trabajo y los cristales encontrados. Podría agregarse que estos equipos son de fácil adquisición en los comercios, siendo parte del material importado en su totalidad.


b. Características particulares


1) Alcance aproximado de alrededor de 15 Km. pudiendo incrementarse con antenas de fácil construcción y reducido tamaño.

2) Esta capacidad de alcance hasta aproximadamente 15 Km., lo hace, a la vez, difícil de localizar por los radiogoniómetros, ubicados a distancia mayores.


d. Instrumental


El más importante era el GENERADOR DE RADIOFRECUENCIA VARIABLE capturado. De reducidas dimensiones y peso, su rango de operación varía desde 1,5 Mhz a 250 Mhz,resultando altamente preciso en la lectura de la marcación, según pudo comprobarse. Este tipo de instrumento se emplea en laboratorios electrónicos para determinar frecuencias de trabajo de transmisoras -receptores, para realizar marcaciones con elevada precisión.
El ERP lo usaba para determinar las frecuencias de trabajo de equipos radioeléctricos de propia tropa, completándolo con receptores comerciales de distintas bandas.
De esta manera, uno o dos oponentes se acercaban al objetivo para hacer escucha con los receptores comerciales en forma disimulada. Sintonizada la emisión, se colocaba la antena apropiada en el instrumento y se realiza la medición.


e. Oscilador casero


El oscilador armado en una jabonera nos indicaba que los subversivos se capacitaban en el aprendizaje de telegrafía; reafirmaba esa opinión el haberse encontrado en la libreta de un subversivo el Código morse completo.


Conclusiones

De lo anterior pudimos extraer las siguientes conclusiones:


a) Conocíamos las redes radioeléctricas subversivas.


b) El material radioeléctrico capturado era transportado por personas que llevaban dos equipos de reserva, todos en servicio. El resto, 6 equipos, estaban fuera de servicio.


c) Usaban equipos comerciales de fabricación japonesa y en bandas ciudadana


d) Los equipos en servicio, de preferencia eran los transceptores MIDLAND.


e) El alcance de los equipos era de aproximadamente 15 km y 5 w de salida.


f) El oponente tenía suficiente capacidad como para determinar las frecuencias de trabajo de equipos radioeléctricos del Ejército, fácil y disimuladamente.



No se me escapa lo dificultoso que puede resultarle al lector seguir esta parte del libro, sin desfallecimiento ninguno en su interés. Las nomenclaturas técnicas, referidas más arriba, y las especificaciones organizativas que debo hacer a continuación, si bien carecen de importancia para muchos, resultan de inmenso valor para quienes debimos combatir en la ciudad y monte del Tucumán. Y, después de todo, si me animo a volcar sobre el papel estos recuerdos de mi andadura norteña, no es, ni pensando en un éxito editorial -que no puedo asegurar- ni buscando justificarme, pues nada tengo que justificar. Lo hecho, hecho está, y no me arrepiento. Si escribo mis memorias, pues, es con la secreta esperanza de allegar a mis camaradas y a los argentinos en general la experiencia recogida en un teatro de operaciones que todavía no está cerrado y que puede seguir extendiéndose. Por eso, pidiendo de antemano disculpas, me apuro a penetrar en la organización celular de propaganda con que contaba el ERP, en la seguridad de que sin un acabado conocimiento de ella, todo intento futuro de captar los movimientos del enemigo será baldío.
El desarrollo constante de todas las células subversivas implica un considerable aumento cuantitativo en el volúmen de las tareas de distribución. No sólo en el volúmen de los materiales que se necesita distribuir, sino en el acondicionamiento y preparación de nuevos lugares a donde debe llegar la propaganda marxista. Este aumento, que fue constante hasta mi arribo a Tucumán, significaba, para el ERP, emprender nuevas tareas y asumir otras tantas responsabilidades que le obligan a dar un salto de carácter cualitativo en su estructura.
Sin embargo, los métodos, aun rústicos, que subsistían en la construcción de las unidades de distribución, se adecuaban a las nuevas circunstancias, constituyéndose en una tabla ostensible para el conjunto de la actividad partidaria. De los documentos secuestrados, se desprendía que era una práctica reiterada que Regionales, Zonas, Frentes y Células no recibiesen regularmente la propaganda nacional. A veces se juntaban dos números, o se debía postergar la entrega más días; perdiéndose, así, un tiempo precioso.
Por eso, llegó un momento que el Estado Mayor del ERP ordenó, centralizó el control de los equipos y aparatos de distribución a nivel regional y en todo el país......."

Continuará....


 
Continuamos con la transcripcion de las Memorias del Grl Vilas....


"...La Compañía de "Monte Ramón Rosa Jimenez"



La historia del PRT se remonta al año 1965, cuando se fusionan dos grupos marxistas, uno de los cuales -liderado por Roberto Mario Santucho- se denominaba FRIP, Frente Revolucionario Indoamericano Popular). Su acción subversiva se desarrolla a través de los años, y recién a fines de 1972 comienza a nacer, en la selva, lo que luego de la muerte de Ramón Rosa Jimenez se convertiría en "Compañía de Monte". La primera célula del ERP. La primera estaba integrada por sólo tres personas: Ramón Rosa Jimenez, Angel Vargas y Máximo Sosa, quienes se dedicaban a realizar actividades de propaganda y practicaban tiro al blanco con calibre 22 largo. La zona hacia donde convergían las todavía débiles células marxistas era el sur de la provincia de Tucumán. Las localidades: Los Sosa, Santa Lucía, Frias, Silva, Caspichango y Monteros.


Ya en julio de 1972, la célula se agranda y son presentados Juan Manuel Carrizo, Manuel Negrín y otros futuros jefes que andaban escapando de las autoridades y por eso se refugiaron en el monte. En noviembre del 72, se realiza la primera de las acciones armadas consistente en un "reparto" de leche en Santa Lucía, Las Mesadas y Za alía contando con un camión que asaltaran de la empresa Cootam. Las armas en la oportunidad eran el rifle calibre 22 con el cual se realizaban las prácticas de tiro, una pistola calibre 45 y un revolver calibre 32.


Hacia febrero del 73, habiendo recibido fondos de la Capital, se hacen los primeros repartos de ropas a niños de la zona. En paquetes que se habían encargado de comprar ellos, se introduce, junto con una remera y un pantalón corto, un banderín del ERP. Hasta ese entonces nunca se había hablado de desatar una ofensiva en la selva, por lo cual toda la labor se llevaba a cabo en las localidades a caballo de la ruta 38.


Corría febrero del 74 cuando Carrizo, que ya había tomado a su cargo la comandancia de la provincia, decide plantear la necesidad de una instrucción militar completa, dada la magnitud de las fuerzas represivas que el gobierno concentraba en la provincia. Y es en marzo de 1974, sobre los últimos días más precisamente, que se recibe por primera vez la orden de algo que luego se haría cotidiano: "subir al monte".


Cerca del Ingenio "Fronterita" se levanta el campamento inaugural, compuesto por los siguientes guerrilleros: Mario Roberto Santucho, Antonio del Carmen Fernandez, Roberto Coppo, Manuel Negrín, Eduardo Pedro Palas, Salvador Falcón y quince más, los cuales se repartían en dos grandes carpas, 10 hamacas y varias bolsas de dormir. El armamento, ya significativo, sumaba 6 FAL, 5 mauser, 4 escopetas BATAN, 4 rifles calibre 22, 1 fusil Madsen, una ametralladora MAG, 2 ametralladoras PAM, 1 fusil Remigton, 6 pistolas 45, 4 revolveres 38 largo, 2 pistolas calibre 9 mm., 2 revolveres 32 y 9 granadas de mano. Es entonces, a fines de marzo, como quedó dicho, cuando Roberto Mario Santucho adelanta la decisión de abrir un frente rural guerrillero, no antes.


Desde ese momento las prácticas de tiro, de secuestro y las charlas ideológicas se sucedieron todos los días. No hubo necesidad de bajar en busca de alimentos, por cuanto los mismos ya se encontraban convenientemente camuflados en la zona selvática donde se levantaba el campamento. Terminadas las prácticas de rigor, Santucho les confiesa a sus combatientes que del núcleo presente saldrá el grueso de la "Compañía de Monte", que se ha decidido llamar "Ramón Rosa Jimenez". Algunos de los guerrilleros, según informes de inteligencia, estuvieron en desacuerdo, pues alegaron que la muerte del supuesto mártir del pueblo había dejado bastante que desear. Finalmente, sin embargo, ese fue el nombre, nombrándose como jefes a Hugo Alfredo Irurzun y Salvador Falcón.


Ya listos para entrar en acción realizan, durante el año en curso, las siguientes acciones: 30 de mayo, copamiento de Acheral; 24 de junio, copamiento de Siambón; 26 de julio, copamiento de la fábrica Norwinco en Bella Vista; 26 de julio, también, expropiación de un camión de azucar del Ingenio San Pablo y reparto de su contenido entre pobladores de Villa Carmola; 10 y 11 de agosto, fracaso en el copamiento del Regimiento de Infantería Aerotransportado 17, con asiento en Catamarca; 20 de septiembre, copamiento de Santa Lucía, donde asesinan a un agente de policía; 15 de noviembre, copamiento de Los Sosa; 15 de diciembre, copamiento de "La Reducción"; 17 de enero del 75, copamiento de Potrero de las Tablas y de San Rafael


De Acheral a Catamarca



De los operativos espesificados más arriba, es conveniente pasar rápidamente revista a dos de ellos, para ver como actuaba la "Compañía del Monte".


El ataque a Acheral se planifica contando con cinco grupos distintos, encargados, cada uno de ellos, de copar una posición previamente determinada. El grupo 1 se encargaría de la comisaría de Acheral; el 2 de la Telefónica; el 3 de la estación de ferrocarril; el 4 actuaría como contención, mientras el grupo 5 arengaría al pueblo. El objetivo fue fácil de tomar, no habiéndose registrado víctimas ni del ERP ni de la población. Con posterioridad al hecho, la "Compañía" se divide y un contingente marcha hacia Santa Lucía procediendo a erigir en las cercanías el campamento denominado "Niño Perdido".


El 10 de agosto de 1974, la "Compañía del Monte", comandada por sus jefes, irrumpe en la provincia de Catamarca con la intención de copar el Regimiento de Infantería Aerotransportada 17, dar muerte a los jefes y oficiales, fusilar a su comandante y tomar rehenes de entre aquellos. La enérgica actitud del Coronel Cubas, que, desconociendo órdenes superiores, se lanza a perseguir al oponente, causándole 17 bajas importantísimas, es el primer triunfo de las armas argentinas contra la subversión marxista.


El lauro obtenido en la oportunidad cobra mayor relieve por el incumplimiento de Cubas, al cual no le importó su carrera ni la incomprensible estrategia del Comando en Jefe -seguidora en un todo de la tesis de Perón: "La subversión es un problema policial"- a la hora de responder con fuego, y no con discursos o deseos, al fuego enemigo. La estrepitosa derrota del ERP no alcanzó a consumarse en razón de la fuga que inició, retirándose hacia Tucumán donde el general Menendez, comandante de la Vta. Brigada, no pudo cerrarles el paso ni encontrarlos, despues, cuando realizó una desgraciada incursión en la selva.


Estas dos acciones -satisfactoria la primera, catastrófica la segunda- marcan el principio y el fin, respectivamente, de una etapa que el ERP juzgó luego como "apresurada", pues hubo de comprender que si bien copar una localidad indefensa era tarea fácil, no resultaba lo mismo intentarlo con un regimiento. Es cierto que en otras partes del país ya lo habían hecho, pero en este caso se encontraron con uno de los principales jefes de la lucha antisubversiva -el coronel Cubas, cuyo retiro de las filas activas del arma me sigue resultando inconcebible- y con una unidad dispuesta a vender cara su derrota.


A partir del revés en Catamarca, el buró político del PRT decide dejar sin efecto diversas tomas que planeaban y seguir, en cambio, con las distintas poblaciones a la vera de la ruta 38. Así, en Santa Lucía asesinan a mansalva al agente de policía Ibarra, que, según decían los miembros del ERP, era el responsable de la muerte de Ramón Rosa Jimenez.


El número de adherentes a la "Compañía" crece en forma vertiginosa entre julio y diciembre del 74, porque, además, hacia fines del año, en viajes que realiza a los campamentos del monte Jorge Carlos Molina lleva la orden de que era necesario incorporar a mujeres. La "Compañía de Monte", ocupaba, según informaba "El Combatiente", órgano del ERP, una franja de territorio que se extiende desde El Siambon hasta las márgenes del Río Colorado, con una longitud de unos 150 Kms. aproximadamente. Sus integrantes bolivianos, chilenos, uruguayos y hasta algunos cubanos, descontándose la mayoría de argentinos, hacían en la selva un curso teórico-práctico comparable al de los mejores guerrilleros del mundo..."

Continua....
 
Continua....

"...A las 0600 horas del 9 de febrero, las tres Fuerzas de Tarea y el Escalón Comando del Puesto de Comando Táctico adelantado de la Vta. Brigada tomaron sus puestos de combate en las zonas que previamente se había dispuesto. Ese domingo de Carnaval, la Fuerza de Tarea "Aconquija" ocupó el Ingenio Santa Lucía, mientras la Fuerza de Tarea "Rayo" ocupaba el Ingenio la Fronterita y la Fuerza de tarea "Chañi" tomaba posiciones en Los Sosa. El Escuadrón de Gendarmería Nacional "San Juan" marcha hacia El Mollar y La Angostura, en tanto el Escalón Adelantado se establecía en la ciudad de Famaillá, con una Sección Seguridad, Una Sección de Comunicaciones y un Escalón Logístico de la brigada.

Mis tres Fuerzas de Tarea abordaron las posiciones desde el Este y el Escuadrón de Gendarmería lo hizo desde el Oeste. Al mismo tiempo, y coincidentemente con mi llegada a Famaillá, los 200 hombres de la Guardia de Infantería procedieron a relevar el enclave urbano y sus 12.000 habitantes, realizando, entre otras cosas, un detallado censo que les insumió la primer semana. Cualquier cambio de domicilio o viaje que se efectuara fuera del poblado debía reportarse a los efectivos del Puesto de Comando; toda arma que se tuviese, incluidas las de caza, debían ser denunciadas y entregadas; toda información que los famaillenses conocieran acerca de la subversión debían reportarla. De aquí se siguieron las primeras detenciones efectuadas en el Operativo.

Ni bien tomé posesión de la Jefatura de Policía de Famaillá, emplazamiento del Comando Táctico comencé a reconocer e inspeccionar las distintas Fuerzas de Tarea. Por la tarde hice una recorrida en helicóptero al Mollar, para regresar pasadas las primeras horas de la noche a Famaillá. Al regresar pregunté cuál había sido la reacción de los tucumanos ante el comunicado del comandante de la Vta. brigada (1), a lo cual se me respondió que todavía no se había realizado un análisis definitivo. El 10, o sea al día siguiente, lancé el segundo comunicado (2) -y más tarde el tercero (3)-, convocando al pueblo para que se uniese al Ejército en la lucha histórica que el país sostenía contra la subversión marxista. El propósito que perseguía con los comunicados -ya que se me había prohibido dirigirme a los hombres y mujeres de Tucumán por televisión, como fue en un principio mi idea- era dislocar o separar al marxismo, que trataba de enquistarse en el pueblo, de ese pueblo al que sabía sufrido pero patriota. Debido a los sucesivos comunicados y a mi preocupación por sentar el principio que; o se contaba con el pueblo o la lucha se haría interminable fuí llamado "peronista" o "populista". Si quienes lanzaban sobre mi cabeza tamaña acusación se hubiesen tomado el trabajo, nada difícil, de leer a los clásicos franceses, habrían caido en la cuenta de cuan equivocados estaban. En Francia el peronismo no existe y los soldados que hicieron la guerra de Argelia no eran populistas, precisamente; sin embargo, todos los que luego relataron sus experiencias estan constestes en afirmar la importancia que tiene en esta clase de guerra la población civil.



Disposición de las Fuerzas de Tarea


Entre el Río Colorado y el Río Caspichango se hallaba la Fuerza de Tarea "Rayo", al mando de un Teniente Coronel con su Plana Mayor Reducida y dos subunidades: Un Escuadrón de Caballería del Destacamento de Exploración de Caballería 140 de Salta, y una Compañía de Ingenieros del Batallón de Ingenieros de Combate 141 de Santiago del Estero. Contaba, además, con un Escalón Logístico y un Escalón de Comunicaciones. Por su parte, la Fuerza de Tarea "Aconquija", compuesta por una Plana Mayor Reducida y dos subunidades: Una Compañía de Infantería del Regimiento 19 de Infantería de Tucumán y una Compañía del Regimiento 28 de Infantería de Monte, de Tartagal, Salta, se hallaba situado entre el Río Caspichango y el Río Los Sosa. Más al Sur, la Fuerza de Tarea "Chañi" ocupaba el espacio geográfico comprendido entre el Río Los Sosa y el Río Pueblo Viejo. En este primer Plan Táctico no había cerco alguno, por la sencilla razón de que era imposible cercar a un enemigo, huidizo y extremadamente móvil, en la impenetrable selva norteña. Traté, por lo tanto, sabiendo que el ERP estaba concentrado con el grueso de la Compañía de Monte en la zona sudoeste de la provincia, de cortarle toda vía de reclutamiento y comunicación con la ciudad capital, impidiéndole, en la medida de lo posible, que no pudiese desarrollar incursiones entre la Ruta Nac. Nro. 38 y la Línea, más adelantada, de Exploración y Seguridad próxima al borde del monte entre el Río Colorado al norte y el Pueblo Viejo al sur. Asimismo y para evitar la evasión y escape hacia el Valle del Tafí, hube de bloquear la zona de La Angostura y El mollar con el Escuadrón de Gendarmería "San Juan". El ERP podía eludir el combate hacía el sur o hacía el norte.



En todas las guerras -la de guerrillas incluida-, la principal lucha se desenvuelve entre los ejércitos para ganar primero y retener después la iniciativa. Ganar la iniciativa supone ganar dos tipos de ventajas: primeramente en cuanto a la actividad que, contrastada pasividad del bando contrario, que se limita con la actividad ofensiva de las fuerzas legales; seguidamente, el Ejército que gane la iniciativa tendrá de su lado una libertad de maniobra infinitamente superior a la del adversario. Hasta el comienzo de las operaciones el ERP tenía la iniciativa y desplegaba entre la población una política de captación e intimidación, según los casos, que le permitió dominar el territorio y las conciencias. Los campamentos enemigos estaban en el llano y en el monte, cerca de los conglomerados urbanos y rurales, a los cuales se los trabajaba constantemente, llegándose, en Santa Lucía, a domarlos casi en su totalidad. Si se tiene presente que sólo 30 kilómetros separan San Miguel de Tucumán de la selva más espesa, se tendrá una idea de lo difícil que era nuestra situación, y del porqué había sido elegido el "Jardín de la República" para iniciar en la Argentina la guerrilla rural.

De alguna manera se necesitaba revertir, y pronto, esa situación, razón por la cual estimé imprescindible que las tres Fuerzas de Tarea, el Escuadrón de Gendarmería y a la Guardia de Infantería de la Policía Federal -que tenía a su cargo el control de las poblaciones a caballo de la Ruta Nac. Nro. 38- fuesen secundadas por las tropas que operaban en la ciudad, donde se encontraba el verdadero meollo del problema. En San Miguel de Tucumán operaba la Fuerza de Tarea San Miguel compuesta por Una Compañía del Regimiento de Infantería 19; Una sección de la Compañía Comando y Servicio de Brigada, y una compañía de Arsenales 5 y Una Sección de la Compañía de Comunicaciones 5. Además de los efectivos de la Policía Provincial y dos oficiales encargados de detectar los problemas sociales y económicos de la población para darles solución sin necesidad de tener que vérselas con la intrincada burocracia estatal.


La "línea de exploración y seguridad"


Comenzadas las operaciones en la selva, las presunciones del marxismo, que suponía ineficiente al Ejército Argentino, demostráronse falsas. La zona llamada semi-liberada, es decir, el sector donde los irregulares gozaban de una tranquilidad absoluta y dentro del cual se desplazaban sin dificultades, pronto dejó de existir. Los campamentos del ERP desaparecieron de los llanos, y si bien fueron reconstruídos en la selva, ya la situación se tornaba diferente. El ERP podía seguir desplazándose de un lugar a otro, pero ya no tenía inmunidad, no podía desenvolver libremente su campaña de acción política en las ciudades y sabía que en todo lugar las tropas de la Vta. brigada acechaban en emboscadas, con o sin uniforme, para tomarles prisioneros o darles muertes a sus combatientes.

La orden que dí a las Fuerzas de tarea era la siguiente: no transponer hacia el oeste-noroeste la Línea de Exploración y seguridad, línea ésta, imaginaria, que bordeaba el monte y en algunos lugares, lo penetraba en dos o tres kilómetros como máximo. Ni bien el ERP percibió que las tropas de la Vta. brigada no se adentraban en la selva más allá de la línea predicha, creyó que el Ejército iba a desarrollar en Tucumán una política de mero control y trató, por consiguiente, de explotar a su favor tal realidad. La jefatura II -Inteligencia- del Comando en jefe del Ejército, me hizo llegar un informe donde constaba que en distintos lugares de la Provincia, e incluso, en la Capital Federal, la población se hacía eco de la campaña del oponente, según la cual el Ejército no se animaba a entrar en el monte y combatir al ERP. Cuando dejé Tucumán pude apreciar hasta qué punto esto era cierto, pues hablando con civiles de mi amistad, insospechado por tanto, de cualquier confraternización con el marxismo, me preguntaron si aquella política de no dar combate se debía a la inseguridad de las tropas.

En rigor sucedía todo lo contrario. No era cuestión de cobardía o valentía, sino de dejarse o no atrapar por las tácticas impuestas por el oponente. La Compañía de Monte conocía la zona sobre la que había trabajado durante 6 años. Por lo tanto había cedido a la tentación de perseguirla dentro de la selva hubiese resultado suicida, pues la subversión hubiese repetido la práctica que puso en marcha un año antes, en 1974, cuando evitó cuidadosamente sostener enfrentamientos con las tropas legales, y logrando hacerles el vacío concentrándose en Horcomolle, a 20 kilómetros noroeste de San Miguel de Tucumán. Inicialmente, había que trabajar en los alrrededores de las bases, cuidando de no dejar desguarnecida la retaguardia que cubría la Guardia de Infantería de la Policía Federal.



A pesar, sin embargo, de los primeros éxitos logrados, se me presentaban dos dificultades en cuanto a la distribución de mis hombres sobre el terreno. El situar a las fuerzas policiales sobre la Ruta nacional Nro. 38, a modo de retaguardia de las tres Fuerzas de tareas, resultó una medida acertada. El espacio que debían controlar estas últimas era demasiado grande.

Comienza la lucha


Según pude comprobar más tarde, al secuestrar distinto material de inteligencia al oponente, el ERP conocía, en términos generales, que se iniciaría un "Operativo". De acuerdo a un parte que encontramos en el campamento de Lules, luego del enfrentamiento del día 9, la "Compañía del Monte" estaba preparada. "La información de Inteligencia Nacional, es que esta semana se lanza un gran operativo, con rastrillo, etc., tanto en la Ciudad como en el campo. Sería bueno prepararle una "emboscada" ya que la opinión nuestra es que van a reprimir con violencia al estilo de CORDOBA con los sindicatos. Y nos parece que van intentar golpearnos arriba. Con relación a las bajadas, controlarlas estrictamente -se refieren a las bajadas del monte a las poblaciones- Lo de "BARTOLO" con "PACO" no puede ser; que se quede". Hasta aquí el parte del ERP que dá una idea de cuánto sabían acerca de nuestras órdenes secretas, -las cuales seguramente obtenía vía agentes infiltrtados.-


Pues bien, cuando una Sección de la Guardia de Infantería de la Policía Federal transitaba por el camino de San Pablo a Potreros de las Tablas, fué violentamente atacada por el ERP desde un campamento situado en la parte norte de la quebrada. Un disparo del enemigo alcanzó a penetrar por el techo de los móviles e hirió a un agente en la pierna. De inmediato, el contingente procedió a bajarse de los vehículos y responder a la agresión, escalando el empinado cerro. Luego de transitar por un angosto sendero natural formado por la caída de un arroyo, los efectivos comenzaron a subir hasta la cima, tarea que les llevó unos 20 minutos. Luego de intercambiar disparos por varios minutos el ERP abandonó el campamento y se retiró hacia el interior del monte, dejando el campamento intacto. Situado sobre terrazas artificiales usadas como zonas de descanso, el campamento estaba situado a sólo 4 kilómetros de la Ciudad de Lules y sólo tres de la usina eléctrica que aprovecha las aguas del río homónimo, contaba con varios puestos fortificados sobre el límite de la ladera. Así, en cuanto se acercaban patrullas del Ejército, mediante un sistema rudimentario pero eficaz de alarma -batería de 6 voltios que hacía sonar una bocina de automóvil- los delincuentes subversivos ocupaban sus puestos y dominaban el camino que corría debajo.-

El ERP contaba con un vigía parapetado en un mangrullo, desde donde podía contemplarse, sin ser visto, toda la zona este. Apenas veía algun movimiento sospechoso, el delincuente subversivo daba la alarma y los irregulares se atrincheraban detrás de las fortificaciones hechas de tronco de árbol. Dentro del campamento las tropas legales hallaron varios ramales secundarios, unidos, unos con otros, a través de un cable plastificado que guiaba a los delincuentes a los distintos lugares del mismo dentro de la espesura del monte...."






 
Continúa....


"...El Combate de Pueblo Viejo

El 10 de febrero, cuando ya había pasado las primeras veinticuatro horas del Operativo, el ERP hizo conocer, mediante volantes distribuidos en forma clandestina, su posición respecto del mismo y de la manera en que se desarrollaban los acontecimientos (4). En los dos comunicados, como se aprecia, el Ejército Revolucionario del Pueblo no solo apela a la molestia que supone para el conscripto hacer el servicio militar más allá de los plazos prestablecidos, sino que pone en tela de juicio la valentía de nuestros oficiales, tratando de crear en las madres y padres de los soldados una preocupación natural, y en la ciudadanía un clima de odio o, por lo menos, de animosidad contra las Fuerzas Armadas. Al margen de los argumentos efectistas y hasta pueriles -pues en última instancia a los soldados de la Vta. brigada no les preocupaba permanecer bajo bandera sabiendo que defenderían a la Patria con las armas en la mano-, el marxismo creía, verdaderamente, en la cobardía de los oficiales y suboficiales del Ejército Argentino. Esta afirmación no la hago basándome en los panfletos transcriptos, ya que en ellos debía mentirse casi necesariamente - la propaganda de guerra importa un buen grado de retórica, la cual, generalmente, no responde a la realidad de las cosas-, sino basándome en los documentos internos capturados al oponente en allanamientos y campamentos del monte. Santucho y su Estado Mayor sostenía la teoría del "Talón de Aquiles", es decir que el "Operativo" fracasaría debido a dos razones:

1) La ineficiencia e incapacidad de la tropa compuesta por conscriptos y

2) la incapacidad de los oficiales, quienes, según Santucho, no se atrevían a arrastrar al soldado al monte sino a empujarlos desde atrás, con pistola en la nuca.-

Cuatro días después de haber repartido estos panfletos, en el Río Pueblo Viejo comenzaría a comprobarse hasta donde el trotzkismo se había equivocado en su plan previo, en su evaluación de Fuerzas legales, indispensable para el éxito de una campaña militar.-


Relato

Al iniciarse el OPERATIVO INDEPENDENCIA la fuerza de tarea "Chani", luego llamada FT Capitán CACERES, instaló su Base de Operaciones en la Escuela de LOS SOSA. Dicha FT estaba integrada por dos Equipos de combate formados por personal de RIM 20 y GAM 5 respectivamente. La primera actividad a la que se vió abocada fué la obtención de información fidedigna y el control de los pobladores de la zona.-

La información base era escasa. Se sabía que el 02Nov74, un grupo de guerrilleros había efectuado un desfile militar en Los SOSA e izado la bandera del ERP en la Escuela, aprovechando la inexistencia del control policial.

A pesar de que este hecho era conocido por la totalidad de los pobladores, los mismos, al ser interrogados, afirmaban "No recordar", "no estar bien seguros", o "no conocer en detalles lo sucedido". En realidad tenían temor de dar información. No se sentían protegidos por el EJERCITO y creían que el operativo duraría poco tiempo, dejándolo desamaparado ante las futuras represalias.-

Sin embargo, los sistemáticos interrogatorios fueron dando una idea de la situación del enemigo. En primer lugar se llegó a la certeza de que los efectivos armados eran superiores a lo pensado y el aparato logístico mucho mayor aún. Se comenzó un censo que dió lugar a la confección de un mapa que incluia todas las viviendas y el nombre de sus respectivas familias.

Existían numerosos almacenes pequeños, algunos solo llegaban a ser insignificantes depósitos de víveres que los pobladores tenían como un medio de recurso más, y que las bandas irregulares marxistas utilizaban para proveerse pagando a buen precio lo que llevaban.-

Se sacaron inventarios de las existencias efectuándose controles cada 2 días y prohibiéndose las ventas al por mayor o fuera de las horas de luz. La mercadería más controlada por la FT, eran los comestibles enlatados y el calzado (alpargatas). A los pocos días se vió la necesidad de extender su zona de control ordenándose al Equipo de Combate del GAM 5, que efectuara un reconocimiento para la posterior instalación de una BO (Base Operativa). Para el reconocimiento se eligió la zona del RIO PUEBLO VIEJO, FINCA SARMIENTO, LA FLORIDA y alrededores, denominada "ZONA CALIENTE", pues se tenía la seguridad -debida a los informes de inteligencia- que los delincuentes subversivos se desplazaban por ella periódicamente.-


El pueblo había sido dividido en sectores teniendo cada oficial uno de éllos para su control. En dicho trabajo, los almacenes eran controlados a diario, pero quedaban todavía muchos que, mas alejados, podían seguir proveyendo a los miembros de la Compañía del Monte. El día anterior al Combate de Pueblo Viejo, se recibe de unos pobladores la información de que se han visto carpas entre el camino que va al dique y el Río Pueblo Viejo, en proximidades a la línea de alta tensión que del dique corre en dirección general NO-SE. De ser cierto, esto confirmaba un informe emanado de la Policía Federal en el año 74 sobre un probable camino utilizado por las bandas para sus desplazamientos. La información podía ser correcta, teniendo en cuenta que la línea de alta tensión proporciona un inmejorable objeto de referencia para marchas nocturnas directas y a cubierto.-

Pero partiendo del principio de que no hay mejor seguridad que la movilidad, el campamento guerrillero no iba a permanecer estacionado por mucho tiempo. Se envió entonces con toda rapidez a una patrulla, llevando como hombre guía a un poblador con uniforme de combate y casco para que no pudiese ser identificado.-

Se efectuó un cerco-rastrillaje que duró unas horas pero los resultados fueron negativos. El informe en cuanto al lugar no había sido muy preciso y la premura del tiempo no dió lugar a mayores detalles.

La FT, que pertenecía a Unidades de montaña y que hacía pocos días que se encontraba en el monte, contó a su favor con la gran capacidad de adaptación de nuestros soldados. Poco a poco los desplazamientos se efectuaban en mayor silencio, las fraciones se acostumbraban a las órdenes visuales aceleradamente y el fusil permanecía en las manos del hombre las 24 horas del día.

Durante el período de crepúsculo vespertino y matutino, la base se mantenía en alistamiento inmediato, suspendiéndose los movimientos y la entrada o salida de cualquier personal o vehículo. Las enseñanzas de la instrucción individual se iban recalcando diariamente con la práctica, de esta manera se acentuaba la confianza y la convicción de que se vivía una verdadera guerra. Los toldos de los vehículos fueron sacados, los jefes de facción nunca viajaban en la cabina y el casco, tan molesto a veces, se lo mantenía colocado constantemente. La seguridad iba adquiriendo la importancia que la situación imponía.-

El 14 de febrero a la mañana, un équipo de Combate inicia la marcha vehicular hacia la zona de reconocimiento. Se desplazó hacia Monteros y desde esa localidad por la ruta 38 hacia el sur hasta cruzar el Río Pueblo Viejo para tomar luego la dirección E-O a la Florida hasta que se acababa el camino. De allí en más fue a pie, llevándose como hombre guía a un poblador. El orden de marcha era el siguiente: Primero la punta de infantería al mando del Tte. R. con el guía, y como hombre punta el Cabo 1ro. O., a continuación el Grupo Comando con su Jefe el Cap. J. y el Tte 1ro. C. (Oficial Comando que lo asesoraba en las operaciones de monte). Próximo a ello, el My. B. segundo Jefe de las Fuerzas de Tarea, atrás, la primera Sección del Subteniente M.S. y luego la 2da. del Subteniente A.-

A mediodía, se hace un alto racional. Se envían patrullas a los 360° y hasta unos 200 metros del lugar para asegurar la inexistencia de enemigos. Mientras esta actividad se cumplió los hombres racionaron en parejas por turnos.

Una hora después se enterraron las latas y los desperdicios, se revisa el lugar y se prosigue la marcha. Los últimos soldados llevaban ramas para borrar las huellas. Este procedimiento no es totalmente eficaz; la lluvia del día anterior había dejado un suelo blando donde las pisadas quedaban muy marcadas, pero al menos se ocultaba el número de los efectivos haciendo inclusive dificultoso el seguimiento del rastro que pudiera determinar el lugar hacia donde marchaba la patrulla.-

A medida que se avanzaba notaron los hombres de la patrulla que no había revoloteos precipitados de pájaros. Esto se debía a lo silencioso del desplazamiento. La presencia de Equipo de Combate, por lo tanto, sólo podía ser detectado visualmente. Ciertos conocimientos básicos de instrucción se habían cimentado.

A las 1600 horas aproximadamente, se alcanzan las compuertas del Río Pueblo Viejo haciéndose otro alto de marcha. En los 15 minutos de descanso los jefes de fracción controlaron la seguridad y el grupo comando fijó su ubicación geográfica en la carta.-

El baqueano, un hombre de unos 50 años, le hizo conocer al Jefe que estaba cansado y quería regresar. No se le prestó atención a su pedido pero como más al Oeste no era necesario patrullar se decidió regresar por una senda distinta, que corría paralela al río.

Es fácil que ante un esfuerzo considerable el cansancio condicione las medidas a adoptar. Se elige un camino diferente para evitar cualquier emboscada que el enemigo pudiera montar sobre la senda de ida, esperando el regreso de la patrulla, pero reiniciada la marcha, se descubrieron huellas frescas en la senda. El guía afirmaba que quien las hizo estaba a una hora o minutos del Equipo de Combate. Más tarde se comprobó que no pertenecían al enemigo con el cual se combatió, pero sirvió para aumentar el celo y la atención.

Aproximadamente a las 17 hs., el Cabo 1ro. O. tomó por una senda paralela que corre a metros del camino original. Como jefe de la punta el Tte. R envía atrás al soldado que lo precedía para su relevo, quedando entonces por esta circunstancia como primer hombre. Así marchaba, cuando R. advierte a 20 metros al frente a un guerrillero de pie sobre senda. De inmediato abrió un nutrido fuego, obligándolo a esconderse porque avanzaba sin dejar de tirar, sobre los matorrales a la altura de un hombre cuerpo a tierra tratando de eliminarlo. Con toda seguridad sobrepasó a alguien que lo batió. De repente sintió un fuerte golpe y dolor en la espalda y cayó perdiendo el fusil y sin poder mover las piernas.-

Se produjo una pausa; ambos bandos a cubierto, no tenía una noción de lo que sucedía con certeza. Los disparos arreciaron nuevamente. Desprotegido, R. le grita al Tte. 1ro. C. que estaba herido. Este abandonó su posición y se lanzó a la carrera hasta donde estaba R.-

Echado a su lado, preparó su Itaka y trató de tranquilizar al herido "quedate tranquilo, te voy a sacar". Esas fueron sus últimas palabras. Inmediatamente abrieron fuego los guerrilleros y C. quedó inmóvil. R. levantó la vista y se encontró con un guerrillero a 10 metros, que lo observaba. No lo remata por no delatar su posición u otra causa.-

En tanto, O, alertando al My. B., sobre la proximidad de un subversivo, cayó herido en la espalda. Quien lo hizo trató de rematarlo pero se le trabó el arma y volvió a su posición a solucionar el desperfecto. El Cabo 1ro. con su brazo útil apoyó el fusil en el suelo y apuntó a lo único que veía, un casquete. Cuando la cabeza se asomó abrió el fuego dándole en la frente. M.S., a su vez, se adelantó hasta el jefe del equipo del Combate. Este le ordenó que abriera fuego sobre la segunda orilla donde se divisaban movimientos enemigos. El subteniente A. y un grupo de hombres comenzó un movimiento envolvente por la derecha. Cuando intentaba saltar le abrieron fuego, hiriéndolo en la cara y en el cuello con una Itaka. Sin embargo se volvió a levantar pudiendo efectuar disparos certeros y así siguió avanzando.-

A pesar de que era dificultoso observar los blancos, el volúmen del fuego se hizo más intenso. R., herido, tardó unos minutos en sacar la chaveta de su granada y ya no tenía otra alternativa que deshacerse de ella en la primera oportunidad. Por suerte, el enemigo que tenía en frente comenzó a arrastrarse sin mirar hacia su sector. Arrojó la granada y tiró el casco sobre su cara todo lo que pudo. Sintió a la explosión y el simbrón de la tierra. Cuando levantó la vista, la brisa disipaba un humo negro descubriendo un cuerpo tirado en una posición extraña, como desarticulado. Fué llevado a un lugar de reunión de heridos; el combate continuaba con el fuego de la Sección M.S. hacia la segunda orilla. La resistencia subversiva en la margen del Tte. R. había cesado. En ese momento llegaron 2 helicópteros que fueron recibidos a balazos. Dieron una vuelta y regresaron atacando con todas sus armas. Escuchamos el ruido característico de los cohetes y a continuación las explosiones. J., haciendo malabarismos para ordenar, controlar y establecer contacto radial con los helicópteros llegó hasta donde se hallaba R. quien le dijo que ya no aguantaba más que lo sacaban por aire, o no lo sacaban más. J., ordenó que pusieran a R. boca abajo sobre un poncho impermeable y tres soldados le llevaron a 200 metros río arriba al punto de rescate. En el Pueblo Viejo, la Sección del Subteniente MS., cruzó el río crecido. Varios soldados fueron arrastrados por la correntada pero volvieron a reunirse aunque perdiendo un FAP. Imposibilitados de tomar contacto nuevamente con el enemigo, no hubo persecución, por lo que el Equipo de Combate inició la reorganización para regresar a la base. La marcha con las últimas luces continuó luego, de noche. En cierto momento se escucharon movimientos reiterados sobre flanco derecho. Se abrió un nutrido fuego con todas las armas. Pareció que algo más pesado que una rama caía al suelo, pero la situación no permitía hacer un rastrillaje nocturno. La patrulla continuó entonces avanzando sin otra novedad.-

Así terminó el combate de Pueblo Viejo. Las bajas de propia tropa fueron: un oficial muerto y dos oficiales y un suboficial herido. El enemigo en su revista de propaganda acusó dos muertos, en poder de propia tropa y cuatro desaparecidos; de estos últimos, uno es el que fue abatido en el río y los otros tres, probablemente desertaron o heridos murieron alejados de su gente.-

El combate se produjo al sur de la zona de acción de la Brigada, confirmando las directivas que tenía la compañía de Monte de dejar pequeños grupos de distracción en la faja donde operaban los efectivos de propia tropa, llevando el grueso a la periferia para de esa manera accionar cuando la oportunidad lo permitiera, a la vez que se mantenían a resguardo las eventuales bases de operaciones.-

El Comando de la Brigada quedó alertado de esta intención por lo que inmediatamente comenzaron a operar patrullas en la zona de la Florida.-

El ERP, en comunicados internos (5), se vanaglorió de obtener un importante triunfo contra las tropas de la Vta Br I, pero en realidad había quedado demostrado que el valor de nuestros oficiales y su capacidad de lucha estaba fuera de duda. Además, el oponente -que no pudo distribuir sus panfletos en Tucumán, debido al cerco represivo, sino en Rosario- perdió en Pueblo Viejo a tres de sus efectivos, dejando en su vertiginosa retirada, importantes documentos de inteligencia. El 14 de febrero de 1975, el Ejército Argentino, volvía a enfrentar, después de casi cien años de paz, a un enemigo de la Patria: el más peligroso, si bien se lo juzga, ya que el marxismo ponía en tela de juicio las raíces fundacionales de nuestra cultura, además de nuestra independencia...."

Continuará...
 
Continuamos.....

".....Un viaje a los indios calchaquíes

Ese día estaba yo en Famaillá cuando me enteré del encuentro. Antes de iniciar las operaciones, estando en el Comando del Tercer Cuerpo de Ejército, en Córdoba, yo pedí cuatro Fuerzas de Tarea, argumentando que con solo tres el area que debería cubrir la brigada excedía sus reales posibilidades. Entre el décimoquinto y decimoséptimo día de operaciones, y sin que yo lo hubiese vuelto a solicitar, el Comando se convence de esa necesidad y me otorga la cuarta Fuera de Tarea que llega desde Mendoza; precisamente de la VIII Brigada de Infantería con asiento en aquella Provincia. Inmediatamente procedí a ubicarla a caballo de la quebrada de Lules, para cubrir el espacio que hay entre San Pablo y Lules, llegando hasta Villa Nougues y Potreros de las Tablas. Pero además el General C.D, entonces Comandante del Tercer Cuerpo de Ejército, llega a la conclusión que debe ordenar la entrada en operaciones de un segundo Escuadrón de Gendarmería para cerrar el espacio entre San Javier y Villa Nougués al norte. Así, pues, mientras la nueva fuerza de tarea, llamada Cóndor, se sitúa donde expliqué más arriba, a este Escuadrón lo utilizo para cerrar el espacio en las cumbres de San Javier. De esta manera, el 24 de febrero puedo montar el segundo plan táctico de operaciones, tal cual hubiese sido mi deseo el 9 de ese mismo mes, cuando el "Operativo Independencia" recién se iniciaba.

Antes de concluir, debo relatar una experiencia que parece extraída del far-west y que sin embargo sucedió entre la Angostura y Amaicha del Valle. En esa zona existe una gran reservación india. Según mis informaciones, el contingente indígena, ubicado en una pequeña e inhóspita franja de los Valles Calchaquíes, colaboraba con la subversión. Pero eso, tratando de conocer la verdad del asunto, llegué hasta el campamento donde conversé con el cacique, un hombre llamado Condolí. El me explico, en su media lengua, las dificultades económicas por las cuales atravesaban ellos. Desde hacía años vagaban sin ton ni son por esos parajes ofreciéndose a trabajar en faenas agrícologanaderas por salarios de hambre. Cuando existía escasez de mano de obra los aceptaba, pero explotándolos en forma inhumana. Sus demandas a la gobernación nunca habían sido tenida en cuenta. Tampoco a los partidos de la oposición por una causa sencilla: su caudal electoral era exiguo, y después de todo, como rebelarse no podían, nadie los tenía en cuenta. Intercedí ante el Gobernador Juri para que se le otorgasen tierras aptas para el cultivo y luego de algunos meses de gestión, se les otorgaban las primeras 60 parcelas de terreno a Condolí y sus indios Calchaquíes.

La experiencia había resultado interesante. Estos verdaderos parias de la zona, sin fuerza ninguna, olvidados de todos y por todos explotados, eran la imagen más patética de la decadencia y degeneración de las razas. Siglos atrás estas tierras por donde nos trabábamos en lucha contra el marxista, fueron su feudo de caza y los españoles conocieron su bravura; ahora vagaban a la espera de que alguien se dignara concederles un trabajo digno de bestias.-


"Partes de Guerra de la Compañía de Monte Ramón R. Giménez"



"Tucumán 14-2-75"

"AL PUEBLO ARGENTINO: En el día de la fecha, en momentos en que una patrulla de nuestra compañía, integrada por un compañero sargento y cinco combatientes, efectuaba tareas de reconocimientos en la zona de Pueblo Viejo, al cruzar un camino fue atacada por una patrulla del ejército contrarrevolucionario que rastreaba la zona con perros. Nuestros compañeros fueron sorprendidos por una voz de alto y al segundo una cerrada descarga del enemigo. Ante esto, los combatientes del ejército del pueblo, reaccionaron con rapidez haciendo cuerpo a tierra, a la vez que se dispersaban repeliendo el ataque. En este combate nuestra unidad tuvo dos bajas, los compañeros Daniel y Tito, que combatieron heróicamente hasta la muerte como sólo lo hacen quienes están dispuestos a dar sus vidas por su pueblo y por su patria".
"Hacemos resaltar que ambos combatientes se habían incorporado recientemente con la misión de realizar un curso militar en el monte".
"A su vez, el enemigo a pesar de su superioridad numérica y contar con el factor sorpresa a su favor, tuvo las siguientes bajas: Un oficial (Teniente 1o.) muerto, otro oficial (Teniente) herido gravemente, paralítico (SIC) (Se trataba del entonces Tte Richter...) , y por lo menos, dos heridos más (1 oficial y un suboficial)".

"¡GLORIA A LOS COMPAÑEROS TITO Y DANIEL!"

"¡LA COMPAÑIA DE MONTE RAMON ROSA GIMENEZ VENCERA!"

"¡A VENCER O MORIR POR LA ARGENTINA!"

"EJERCITO REVOLUCIONARIO DEL PUEBLO"

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"JOVENES HEROICOS MUERTOS EN COMBATE"

"EL EJERCITO CONTRARREVOLUCIONARIO SERA DERROTADO"

"A pocos días de iniciado su ambicioso operativo represivo, la oficialidad asesina y contrarrevolucionaria ha probado el sabor de la derrota. Planificaron durante interminables reuniones de Estado Mayor, en los papeles, sus futuros pasos: aislar a la guerrilla, golpearla militarmente, limosnear a la población para atraerla a su lado y con ese triunfo en las manos presentarse como salvadores de la "institucionalidad" y de la Patria, instalándose nuevamente en la Casa Rosada".
"Sin embargo al día siguiente de iniciadas las operaciones fue atacado un carro de asalto de la Policía Federal y por lo menos fueron heridos dos policías, en Pueblo Viejo sufrieron nuevas bajas, la población no colabora, por el contrario le es hostil. La moral de los oficiales y tropa de la Policía Federal, como era de esperar ya está resquebrajada. Se ven obligados a retirarla, pues ya no se ofrece ninguna garantía, aunque ellos encubren el relevo de las mismas diciendo que se debe a la prepotencia con que trataban a la gente; esto es cierto pero a los militares les importa muy poco la forma como se trata al pueblo".
"La moral de la oficialidad del Ejército también ha sido minada por la fuerza de los hechos; con los soldados lógicamente no pueden contar como fuerza segura para reprimir; es más le temen y la pueden utilizar muy parcialmente".
"El combativo pueblo tucumano ha comprendido claramente el carácter del Ejército contrarrevolucionario, no cree en ninguna de sus promesas. Por el contrario apoya y cobija a sus hijos predilectos, los combatientes del pueblo, como única esperanza de pan y felicidad. Por ello el Ejército reaccionario se retirará derrotado y el pueblo y la Compañía de Monte vencerán".

"Con el fusil y la estrella del Che, con el apoyo de todo el pueblo, la Compañía de Monte, Vencerá!"

"PRT dirección política y militar del ERP".

BUENOS AIRES, 24 de marzo de 1975.- ........"

Continuará.....
 
Última edición:
Continua.....
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"A los padres de los conscriptos". La oficialidad del Ejército represor se apresta a lanzar un vasto operativo antiguerrillero en los montes tucumanos. En ese operativo planea llevar al frente a los soldados conscriptos como carne de cañón, para enfrentarlos a los guerrilleros del ERP, valientes hijos del pueblo argentino que luchan contra los imperialistas extranjeros y sus sirvientes locales, por la felicidad de nuestra patria.

Para ello han postergado la baja anual de soldados, violando la fecha correspondiente. En el mes de enero debía ser licenciado el 50 por ciento y solo largaron el 10 por ciento. En el mes de marzo deben ser licenciados todos y los oficiales represores planean postergar esa baja hasta el 26 de mayo.

Por otra parte, han seleccionado un 20 por ciento de los soldados de la IV. Bri. transportada (Córdoba), los han entrenado contra su voluntad, privados de francos y licencias, lo mismo que a casi la totalidad de la V. Bri. (Tucumán), para lanzarlos obligados con un revólver en la nuca, contra el pueblo tucumano y su vanguardia guerrillera.

Ante ello el ejército revolucionario del pueblo advierte que desgraciadamente nuestros compañeros se verán obligados a disparar ya que en el combate es imposible hacer distinciones; menos aun ante el hecho de que los cobardes oficiales del ejército contrarrevolucionario se quitan las insignias y marchan entre la tropa disfrazados de soldados, y llama a los padres y familiares de los soldados a:


1) No permitir que sus hijos sean enviados de carne de cañón contra los guerrilleros, valientes hijos del pueblo argentino.


2) Exigir el licenciamiento de toda la clase 1953 en el mes de marzo.


3) Organizarse y movilizarse con ese objetivo.


4) Reclamar la solidaridad de todo el pueblo.



Muera la criminal oficialidad del ejército opresor, perro guardián del imperialismo yanqui" a vencer o morir por la argentina" Ejército Revolucionario del Pueblo - ERP. Tucumán, febrero de 1975.

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"Al pueblo argentino". La cobarde oficialidad del ejército manda a los soldados hijos de nuestro pueblo en busca de los guerrilleros y ellos mismos como mandos se mezclan disfrazados de conscriptos ocultando sus insignias. Hay 6.000 oficiales del Ejército en actividad en el país ¿Porqué no van ellos a buscar los guerrilleros que no son más de 200?. Los guerrilleros los esperan gustosos y los aplastarán por la justicia de su causa y su moral superior.
A los cobardes oficiales del Ejército, perro guardián del imperialismo yanqui, les corresponde operar contra la guerrilla de monte. Que vayan ellos a defender los intereses de sus amos imperialistas: sus intereses de explotadores y opresores.

Nuestro Ejército guerrillero llama al pueblo a impedir que los soldados participen en la represión en la que van a ser utilizados como carne de cañón por la oficialidad asesina.

"A vencer o morir por la argentina" ERP-Tucumán, febrero de 1975.

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"La lucha de la guerrilla y del pueblo de Tucumán".


"Una vez más el Ejército Contrarrevolucionario, con la aprobación del Poder Ejecutivo inicia un nuevo plan represivo, con el único objetivo de aislar a la guerrilla de su pueblo".


"Saben bien nuestros enemigos que del pueblo tucumano nuestra querida Compañía de Monte recibe todo el calor y ayuda necesaria para ir fortaleciéndose, sumando a sus filas a sus mejores hijos. Esto es una verdadera ofensa para sus criminales intenciones que les resulta intolerable. Por ello, por un lado tienden un vasto cerco en las zonas boscosas, y por el otro lado, levantan toda una campaña demagógica de "ayuda" cívica con la intención de contener el movimiento de masas y destruír su brazo armado, "La Heróica Compañía de Monte Ramón Rosa Giménez".


Es que toda vez que los explotados y oprimidos comienzan a escribir su propia historia, aparecen la mentira, el engaño y la represión por parte de las clases dominantes".

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COMUNICADOS DE LAS FUERZAS LEGALES


1. "El Comandante de la Quinta Brigada de Infantería pone en conocimiento del pueblo de la Provincia de Tucumán que en el día de la fecha y en cumplimiento de órdenes expresas de la superioridad ha iniciado operaciones con efectivos de la Brigada de Infantería Cinco. Fuerzas de Seguridad y Policiales en la Zona sudoeste de la Ciudad de San Miguel de Tucumán con la finalidad de restituir la tranquilidad a sus habitantes alterada por el accionar de delincuentes subversivos que pretenden explotar la impunidad que les garantiza la imposición del miedo. Frente a un pueblo maduro que ejerce su soberanía en plenitud, se alzan las minorías subversivas que, esgrimiendo consignas ajenas al sentir nacional, se atribuyen una representatividad que no tienen y atacan al Estado por medio del ataque a sus instituciones.-
"Esa agresión se ha extendido a la comunidad toda, la que la convierte en una agresión al Pueblo de la Nación.
"El Ejército Argentino, que tiene por objetivo primario resguardar el proceso institucional en desarrollo, concurre así a defender los legítimos intereses del pueblo frente a quienes desconocen sus derechos esenciales.
"El accionar de las Fuerzas Militares producirá algunos inconvenientes a la población, los que se tratará se reduzcan a lo indispensable. La aceptación por parte del pueblo de dichos inconvenientes y molestias es un mínimo tributo que todos debemos aportar para lograr la seguridad y tranquilidad del mañana.
"Por ello, el Comandante de la Brigada de Infantería Cinco apela a la buena voluntad y al tradicional patriotismo de los habitantes de la Provincia, para que la ciudadanía sepa disimular las perturbaciones que surjan de las operaciones militares, requiriendo se preste el máximo de colaboración y apoyo a las mismas. Recuerda asimismo la necesidad de portar permanentemente los documentos personales a fin de facilitar una pronta identificación".

Firmado: ACDEL EDGARDO VILAS, General de Brigada
Comandante Quinta Brigada de Infantería".-

2.
El Comandante del la Quinta Brigada de Infantería, dió a conocer ayer su comunicado número dos, cuyo texto es el siguiente: "En 1973, el pueblo argentino, cuya representación pretenden adjudicarse las minorías subversivas, eligió libre y mayoritariamente el camino de la institucionalización del país demostrando su firme vocación democrática.
Esas minorías subversivas quedan entonces al descubierto y sin el arma principal de su lucha: la restitución de la soberanía popular.
Al extremismo subversivo no le agrada esta decisión popular, porque todo lo que es popular no sirve a sus fines, porque sabe que las mayorías lo repudian y no se prestan a ser vehículo de su objetivo real que es la toma del poder por cualquier medio.
Su lucha va entonces contra el pueblo mismo. Por ello busca corromper conciencias y voluntades mediante cuantiosas sumas de dinero buscando ayuda y apoyo que de otra forma unánimemente se le niega.
Nada respeta, ni siquiera lo que Dios dá a cada hombre como preciado tesoro, tronchando a mansalva vidas de inocentes que son el futuro y esperanza de nuestra Patria.
El pueblo debe defender sus decisiones apoyando a las Instituciones que defienden la opción popular.
En esta trascendente tarea se halla nuestra Brigada de Infantería V, fuerzas policiales y de seguridad, que requieren el máximo apoyo de la población para facilitar su accionar, para lograr su estímulo y el pronunciamiento de todos los sectores que demuestre categóricamente a quienes usan la violencia y el terror, la inutilidad de sus objetivos.


Hoy, como ayer en los albores de nuestra historia, las campanas del cabildo están llamando al pueblo".

Firmado: ACDEL EDGARDO VILAS, General de Brigada.
Comandante Quinta Brigada de Infantería".


3."El Comandante de la Brigada Cinco cumple con el ineludible deber de expresar a la población su complacencia y satisfacción ante la generosa, decidida y valiente colaboración del pueblo tucumano con las fuerzas a su mando que operan en la Provincia, destacando, asimismo, la particular hidalguía con que sobrelleva los comunes inconvenientes que el desarrollo de las operaciones acarrea.
"Las actividades de las Fuerzas Armadas, de Seguridad y Policiales que comanda se desarrollan, como ya es de público conocimiento, con total normalidad y de acuerdo con los planes previstos, deseando destacar el elevado espíritu de los efectivos de la Gendarmería Nacional, Policía de la Provincia de Tucumán, y Policía Federal que cumplen abnegadamente las tareas impuestas.

"Asimismo, y con gran orgullo como comandante de la Brigada Quinta, hace destacar la entereza y decisión con que los soldados argentinos empuñan las armas o las herramientas de trabajo, en cumplimiento de la misión impuesta como consecuencia de las disposiciones del Poder Ejecutivo Nacional; entereza y decisión al servicio de la patria, que honra a las madres argentinas que entregan sus hijos al servicio de la Nación.

"Paralelamente a las operaciones, la Brigada de Infantería Cinco ha iniciado actividades de acción cívica en la medida que las circunstancias lo permiten, en un esfuerzo por brindar a la comunidad el apoyo a que es acreedora".

Firmado: ACDEL EDGARDO VILAS, General de Brigada.
Comandante Quinta Brigada de Infantería".

Continuará.......


 
Continúa....

"....SECRETO - copia No. 1 - Comando General del Ejército - Estado Mayor del Ejército -

Buenos Aires, 23 de Enero de 1975. 16 horas, O.L.T. -

31 Directiva del Comandante General del Ejército No. 333 (para las Operaciones contra la Subversión en Tucumán)


1. Situación


A) Marco estratégico Militar. El accionar del oponente se caracteriza por el desarrollo, en todo el país, de Operaciones de menor envergadura las que en general persiguen como objetivo lo siguiente:


1°) Mantener vigencia ante la opinión pública.


2°) Hacer acopio de armas y munición, en razón de que el accionar de las fuerzas policiales han deteriorado el accionar sensiblemente sus dotaciones logísticas. Se concreta en ejecutar acciones sobre elementos aislados de las fuerzas policiales.


3°) Incrementar la disponibilidad de fondos que le permitan eficiencia operacional y mayor autonomía. Esto es fundamental en la ejecución de secuestros de importantes ejecutivos del ámbito industrial.


4°) Foguear en el combate a elementos sin experiencia y/o recientemente incorporados. Este desarrollo de acciones secundarias se ejecuta básicamente con esfuerzo principal en la zona de Capital Federal y Gran Buenos Aires y con esfuerzo secundario en los siguientes centros urbanos, Rosario, Santa Fé, Córdoba y Tucumán. Al respecto el mismo no ha tenido últimamente como blanco la fuerza Ejército, sino que las acciones se centran fundamentalmente sobre las fuerzas policiales y a nivel empresario.



Lo expuesto, concreta hasta la fecha una modificación en el accionar estratégico general del oponente, con una decisión de su buró político producida a mediados de 1974, por la que se resuelve iniciar la apertura de un frente rural en el interior de la República. Esta situación permite apreciar que el oponente se encuentra actualmente en una etapa preparatoria y previa al desarrollo de una acción de envergadura que se considera necesaria para el fortalecimiento de su frente político.



B) Marco estratégico Operacional. Coherente con el curso de acción actualmente en desarrollo en el marco estratégico general, el accionar del oponente se concreta de la siguiente manera:



1°) Zona de Capital Federal y Gran Buenos Aires: opera con la Compañía Héroes de Trelew, ejecutándose básicamente acciones secundarias sobre las fuerzas Policiales y sobre sectores del ámbito empresario.


2°) Zona de Rosario - Santa Fé: opera con la Compañía de San Lorenzo, ejecutando basicamente acciones secundarias de propaganda sobre sectores de obreros. Estos constituyen las primeras acciones de esta sub-unidad la que, evidentemente se encuentra en un período de adiestramiento y fogueo.


3°) Zona de Córdoba; opera con la "Compañía Decididos de Córdoba"; últimamente, y a razón de la efectiva acción Policial, esta Sub-unidad no ejecuta acciones de importancia.


4°) Zona de Tucumán. Es en esta zona, más concretamente al Sudoeste de la ciudad de San Miguel de Tucumán, donde el oponente ha resuelto la apertura de su frente rural a cuyo fin se encuentra en desarrollo de actividades conducentes a crear las condiciones necesarias para materializar su curso de acción. Al respecto se sabe:


a) La zona en cuestión está ubicada al Sudoeste de la Ciudad de San Miguel de Tucumán, a caballo de la Ruta Nacional No. 38 entre las localidades de San Pablo y Concepción.


b) En el sector serrano y de dicha zona, al Oeste de la Ruta Nacional No. 38, se ha detectado la existencia de más o menos ocho campamentos de elementos subversivos donde se desarrolla actividades de adoctrinamiento e instrucción militar.


c) Las Sub-unidades cooperan en la zona de la "Compañía de Monte RAMON ROSA GIMENEZ", contando además con elementos extranjeros y con la estructura celular de apoyo que opera en la zona. Lo expresado representaría un total de más o menos 300 a 500 hombres.


d) Entre las acciones más importantes desarrolladas hasta el presente cabe citar en términos generales las siguientes: Toma de localidades - Asesinatos - Propaganda e intimidación, en especial en los centros poblados más importantes de la zona. -Captación, Reclutamiento, Adoctrinamiento e Instrucción de nuevos elementos.


e) La estructura celular de apoyo actúa en la zona en cuestión, como en la localidad de San Miguel de Tucumán.


f) No se descarta el esfuerzo que pudiera aportar a la Compañía de Monte RAMON ROSA GIMENEZ lo proveniente de las otras sub-unidades ya detectadas en el resto del país.



g) El oponente ha realizado una reunión de planificación de su futuro accionar en la zona. De la situación expuesta este Comando General asigna al oponente, en el marco estratégico operacional del Noroeste y referida a la zona de Tucumán, la siguiente capacidad:


Operar en forma activa y violenta a partir de este momento con la Compañía de Monte RAMON ROSA GIMENEZ ejecutando en acción principal sobre la zona rural para ocupar en un lapso reducido una o más localidades importantes situadas sobre la Ruta Nacional No. 38 eliminando personalidades, destruyendo instalaciones y difundiendo proclamas y una accion secundaria sobre la Ciudad de Tucumán a ejecutar con la estructura celular de apoyo y otros refuerzos, como operación de distracción para aferrar fuerzas legales.



2. Misión:


El Cuerpo Ejército III efectuará, con efectivos de su orden de batalla, operaciones de seguridad y eventualmente ofensivas contra fuerzas irregulares en el ámbito rural al Sudoeste de la Ciudad de Tucumán y en el ámbito urbano de toda la provincia, a partir del día "D", ocupando y permaneciendo en la zona, con la finalidad de eliminar la guerrilla y recuperar el pleno control por parte de la fuerza del órden.




3. Ejecución:


-A) Concepto de la Operación -1: Idea de Maniobra - la campaña consistirá en una acción progresiva sobre la guerrilla rural, prevista con una duración aproximada de 6 meses y que se iniciará con el aislamiento del oponente y la afirmación de un efectivo control sobre la población. Paralelamente se completará la organización, instrucción, acostumbramiento y el conocimiento del terreno por la propia fuerza, para acrecentar progresivamente la presión sobre la guerrilla rural hasta lograr su total eliminación. Simultáneamente, se deberá incrementar el accionar contra el oponente en el ámbito urbano.


La campaña se desarrollará, en general, de acuerdo a las siguientes fases:


A) Fase 1 -


(I) Denominación - Aislamiento.


(II) Acciones que comprenden:


- Ocupación de puntos críticos (Poblaciones que apoyan a la guerrilla y/o principales lugares de escape.

- Ejercicio progresivo del control sobre la población y control de rutas.- Jurisdicción y progresiva intensificación del patrullaje ofensivo.


(III) Finalidad


-debilitar al oponente y privarlo de recursos y apoyos.

-Tornar inestable la zona al oponente.



B) Fase 2 -


(I) Denominación - Hostigamiento progresivo


(II) Acciones que comprenden


- explotación de la acción de Inteligencia

- patrullaje selectivo

- incursiones sistemáticas.


(III) Finalidad


- debilitar al oponente

- restarle seguridad

- obligarlo a mostrarse

- eventualmente atacarlo para aniquilarlo

- restablecer el pleno control de la zona.


(IV) Fuerza disposición


A) efectivo correspondiente al orden de batalla del Cuerpo Ejército III, preferentemente de las guarniciones próximas a la zona de operaciones.

B) De Gendarmería Nacional, Fuerzas Policiales y apoyo a brindar por el Comando General del Ejército de acuerdo con los requerimientos que formule el Comando del Cuerpo de Ejército III.



-B) Ideas básicas. tener en cuenta para el planeamiento y ejecución de la campaña. (I) Se debe contemplar prioritariamente el costo político y psicológico de la Operación; al respecto se debe tener en cuenta:


A) En lo político: No salir significativamente de los cauces actuales de la lucha contra la subversión.


B) En lo Psicológico: Emplear efectivos de una magnitud tal que no cree falsas espectativas respecto a resultados rápidos y espectaculares. En tal sentido se debe considerar que: la significación psicológica de un fracaso de la operación, es proporcional a los efectivos empeñados. La magnitud de los medios a emplear, tiene, también, una relación directa con la repercusión política de la operación. (II) La acción debe entenderse en el tiempo para concretar la desvinculación de la población de la zona del aparato político-militar del oponente.




4. Apoyo Logístico:



A) Régimen funcional - el apoyo logístico se realizará de acuerdo con el régimen funcional vigente, el que involucrará a las otras fuerzas intervinientes y de acuerdo con las proposiciones que sobre el particular se formulen.


B) Efectos de dotación.


(I) efecto regulado y no regulado. El Comando Cuerpo Ejército III está autorizado a efectuar transferencia transitoria de efecto regulado y no regulado dentro del ámbito de su jurisdicción, a fin de satisfacer necesidades orgánicas de su elemento. En principio se adoptará este procedimiento, no obstante otras necesidades de dotación serán satisfechas con las exigencias en depósito de los Comandos Logísticos o transferencia de otras jurisdicciones del Ejército ordenado por este Comando Superior. Toda vez que sean transferidos efectos regulados se pondrá en conocimiento de este Comando General.


(II) efecto de consumo. Los efectos de consumo (clase I, clase II y clase III A ) serán solventados con los recursos especificados en el apartado apoyo financiero.

Los efectos Clase V requeridos deberán ser abastecidos por el Cuerpo Ejército III utilizando sus reservas, solicitando de inmediato su reposición por los canales correspondientes.


C) Requerimiento. -El Comando Cuerpo Ejército III elevará a este Comando Superior (E M G E - Jefatura IV Logística) los requerimientos de apoyo que considere necesario.




5. Apoyo Financiero.


El apoyo financiero se realizará mediante las siguientes acciones.



A) Empleo de recursos


(I) Los Comandos y Unidades intervinientes utilizarán en principio los créditos normales de que son titulares.


(II) Independientemente de lo anterior se reforzará al Comando responsable del cumplimiento de la misión operacional con créditos y/o fondos complementarios para posibilitar la misma, los que podrán ser asignados previamente durante la ejecución a su requerimiento debiendo ser distribuida a los elementos dependientes en función de las necesidades.


III) Dentro de lo expresado en II) se anticipará en forma inicial al Comando Brigada Infantería V, la cantidad de 1.000.000 de pesos para solventar los gastos iniciales. Este monto podrá ser incrementado, de su necesario a medida que el mismo se consuma y el requerimiento del citado Comando.



B) Contrataciones. Se encuadrarán dentro del régimen especial resuelto por la Comisión Administrativa del Ejército, el que se remitirá oportunamente.


C) Gestión Contable. Será cumplimentada de acuerdo a las normas administrativas vigentes.


D) Elevación de necesidades de Créditos y/o fondos. Se elevará al Estado Mayor General del Ejército (Jefatura Finanzas) en forma estimativa, las necesidades que darán lugar a los créditos y/o fondos complementarios cubriendo los gastos iniciales y los correspondientes a un período de 30 días, aclarando destino conceptual de las erogaciones y los responsables de la misma.


Para los gastos posteriores, se mantendrá el mismo régimen, debiéndose observar similar secuencia.



6. Plan de acción psicológica. Se remitirá oportunamente.



7. Apoyo Legal



A.) Constitución Nacional -


B.) Decreto Nº 1368/74 (Estado de Sitio).


C.) (Normas de Procedimiento Legal) que se remitirán oportunamente




10. Instituciones de Coordinación


A.) Los Comandantes de Cuerpo Ejército III y Brigada de Infantería V, expondrán sus respectivos planes a partir del 30 de Enero de '75 a las 10 horas.


B.) En tal oportunidad el Comandante de Cuerpo Ejército III deberá formular los requerimientos de apoyo que considere necesario.


C.) Se adoptarán las medidas necesarias para, en un plazo no mayor de 72 horas, desde la aprobación de los planes, iniciar la ejecución de las Operaciones ordenadas en la presente directiva.





FIRMADO.

LEANDRO ENRIQUE ANAYA

Teniente General

Comandante General del Ejército


Distribuidor:

Copia Nº 1: Comando Cuerpo Ejército III

Copia Nº 2: Jefe Estado Mayor General del Ejército

Copia Nº 3: Jefe II Inteligencia

Copia Nº 4: Jefe IV Logística

Copia Nº 5: Jefe V Finanzas

Copia Nº 6: Secretaría del Comando Genral del Ejército

Copia Nº 7: Archivo (Jefatura III Operaciones)
 
PAPEL DE LA FUERZA AEREA ARGENTINA EN LAS OPERACIONES MILITARES

A poco de comenzar el operativo, la Fuerza Aérea fue convocada para custodiar el aeropuerto "Benjamín Matienzo", amén de continuar realizando vuelos de soporte logístico requeridos por el sistema de relevos establecido por el alto mando del Ejército. Desde principios de marzo de 1975, esto exigía que casi un centenar de efectivos fuesen relevados cada 30 días para comprometer al grueso de las fuerzas armadas y de seguridad en la campaña, elevar su moral y evitar mayor desgaste a los elementos desplegados en Tucumán. El traslado de esas tropas fue encomendado a aviones C-130 Hercules y F.27 Friendship/Troopship de la I Br Aé, que para fines de año acumulaban cerca de 2.000 horas de vuelo en estos menesteres. La participación aeronáutica en la campaña no sería gratuita, ya que el 28 de agosto, en momentos que decolaba desde el aeropuerto de Tucumán con 114 a 117 gendarmes abordo, el C-130 Hercules TC-62 fue alcanzado por la explosión de una bomba detonada por control remoto en un canal de desagüe que corría bajo la pista. A pesar de los daños sufridos y las circunstancias del atentado, el piloto del Hercules logró realizar un procedimiento de emergencia que permitió evacuar la máquina con bajas mínimas (6 muertos y 28 a 37 heridos, entre ellos 6 tripulantes). Los fallecidos eran los sargentos primeros Juan Rivero y Pedro Yáñez y los gendarmes Marcelo Godoy, Raúl Cuello, Juan Luna y Evaristo Gómez, todos ellos pertenecientes del Escuadrón "San Juan" de Gendarmería Nacional, que regresaba a su asiento de paz.

A fines de octubre, la FAA incrementó su participación involucrándose en operaciones de reconocimiento ofensivo y ataque sobre el monte tucumano. Habiendo detectado un reducto extremista enclavado en la selva, en un lugar donde la geografía presentaba la conformación de una olla, el Ejército determinó que un ataque por tierra sería demasiado riesgoso y solicitó que la Fuerza Aérea lo atacara desde el aire. En primera instancia, aviones B-45 Mentor realizaron un relevamiento fotográfico confirmando la existencia del reducto y recolectando información para el ataque aéreo. El 8 de noviembre a las 1000 hs., cuatro cazas A-4B Skyhawk de la V Br Aé decolaron de Villa Reynolds (S.L.) dirigiéndose directamente hacia el objetivo. El líder de la formación lanzó una bomba fumígena para señalar el blanco y los demás aviones pasaron lanzando sobre el campamento una verdadera lluvia de bombas de fragmentación volando a baja altura (300/500 m). Finalmente, descargaron sobre el enclave subversivo sus cañones de 20 mm y retornaron a su base.

Armeros y mecánicos de la V Br Ae alistando un A-4B Skyhawk para una misión de bombardeo en Tucumán durante el Operativo "Independencia" (foto V Br Aé, circa 1975).

A partir de ese momento y hasta por lo menos finales de año, la FAA tendría presencia permanente en el teatro de operaciones realizando hasta dos incursiones de ataque diarias con aviones A-4B Skyhawk. Si bien no ha podido ser documentada, esas operaciones también habrían contado con la participación de aparatos IA-58 del Grupo de Tareas "Pucará" (núcleo del Escuadrón 3 de Ataque que a fines de ese año se instalaría en Reconquista), operando desde la EAM en Córdoba. La Fuerza Aérea cooperaría también realizando vuelos de protección de columnas del Ejército en sus desplazamientos por el teatro de operaciones, misiones de reconocimiento ofensivo de posibles enclaves subversivos y relevamientos aerofotográficos generales. La disminución de la amenaza guerrillera en Tucumán permitiría suspender los vuelos diarios a principios de 1976 y reemplazarlos por un sistema en el cual las II, IV, V y VIII brigadas aéreas mantenían dos aviones de combate artillados en alerta de 30' en forma rotativa y por espacio de una semana con órdenes de decolar hacia Tucumán si las circunstancias lo requerían.

Los objetivos del operativo "Independencia" estaban cumplidos a fines de 1975, ya que la subversión había sido efectivamente neutralizada en el teatro de operaciones designado al mismo. Continuando su accionar, se inició entonces una fase de consolidación en cuyo marco se desarrollaron operaciones de corte policial en todo el territorio tucumano que apuntalaron definitivamente los objetivos de la campaña (operativos Cerrojo, Fanfarria, Inmaculada, Lamadrid, Interzafra, etc.). Según estadísticas del Ejército compiladas en 1975, el operativo había registrado ese año 37 combates, 58 campamentos, instalaciones y depósitos guerrilleros destruidos y 213 bajas (160 guerrilleros y 53 militares/policiales). Al año siguiente, la campaña acumularía 24 combates, 68 campamentos y puntos de sostén logístico subversivo destruidos y 92 bajas (74 guerrilleros y 18 militares/policiales). Cerrando la campaña, en 1977 se entregaron condecoraciones, entre otros, a los siguientes protagonistas aeronáuticos de la campaña:

PERSONAL Y UNIDADES DE LA AVIACION DE EJERCITO CONDECORADOS

Medalla de Campaña:


Compañía de Helicópteros de Asalto, Batallón de Aviación de Combate 601.



Muertos Heroicamente en Combate:

Cap. Roberto C. Aguilera, Tte. 1o. Carlos E. Correa y Sarg. Ay. Aldo R. Linares (AE-259).

Subt. Gustavo P. López (AE-008).

C. 1o. José A. Ramírez (AE-412).

Subt. César G. Ledesma (AE-411).

Herido en Combate


Sarg. Ramón J. Gil y soldados C/55 Carlos A. Romitti y Rubén N. Piazza.



Al Heroico Valor en Combate

Tte. 1o. Honorio E. Luzuriaga.


Bell UH-1H - B Av Ej 601



Despliegue de las FT del Ejercito Argentino



Acciones Aereas - Derribos Aeronaves



C-130 -TC-62
 
Última edición:
Con el fin de colaborar con el excelente trabajo del forista Tordo, subo las tapas de Clarín correspondientes al día siguiente del atentado al Héercules C-130 y del ataque del 08 de noviembre al que hace referencia, sumado a unas fotos ampliadas (ya posteadas anteriormente) del estado en que quedó el TC 62










Atte.
Gonzalo
 
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