Chile, Patagonia y la estratégica reserva acuífera del Guaraní
Las hipótesis de conflicto de la Argentina en el siglo XXI
Este es un informe condensado del trabajo periodístico "Las hipótesis de conflicto de la Argentina en el siglo XXI", del analista argentino Hernán Ruiz, de la publicación argentina "El Ojo Digital", que analiza los peligros que se ciernen sobre los recursos acuíferos vinculados a su país, Brasil y Bolivia, y al que debemos añadir las hipótesis de conflicto elaboradas por las Fuerzas Armadas de Chile, referidas a sus ambiciones por acceder a los recursos acuíferos peruano-bolivianas del lago Titicaca...
Medidas de prevención
Escenarios aparte, existe otra realidad que debe ser encarada en lo inmediato, y es el estado paupérrimo del material con que cuentan las fuerzas armadas argentinas. A los efectos de dificultar los planes de cualquier expedición militar extranjera en territorio nacional, sigue siendo necesario dotar a las fuerzas de nuevos aviones de combate y de transporte de tropas, misiles de alcance medio y aeronaves dotados de sistemas de alerta temprana -AWACS-. También se hace necesario continuar con el desarrollo de una red nacional de satélites que sirvan a los efectos de control del espacio aéreo nacional. Por fortuna, lo realizado por el Presidente Néstor Kirchner hasta el momento, va encaminado en este sentido, así como también se han formulado planes relativos a la radarización completa del territorio nacional que incluye la Patagonia.
Los planes de Venezuela para actualizar el material con que cuentan sus fuerzas armadas podría desestabilizar el equilibrio (en el continente). Venezuela cuenta hoy con una fuerza aérea casi inexistente, y sus viejos F-16 ya no surcan los aires como consecuencia del bloqueo en materia de repuestos decretado por Washington. Pero Hugo Chávez acaba de cerrar acuerdos con la Rusia de Vladimir Putin para la adquisición de no menos de 50 aviones supersónicos, entre los que se podrían contar Mig-29 y modernos Sukhoi.
Hipótesis chilena
La Argentina deberá enfrentar la amenaza del intento de control futuro del Acuífero Guaraní, pero a la vez deberá reconsiderar el valor estratégico de la Patagonia. A este respecto, debe recordarse que la República de Chile tiene a la Argentina entre sus hipótesis de conflicto futuras. Chile pierde, año tras año y progresivamente, porciones de su territorio austral en perjuicio de la erosión marina, y se sabe que esta situación empeorará en el futuro a consecuencia del derretimiento -también progresivo- de las capas de hielo de la Antártida.
La consecuencia directa de estos factores es que, en forma accidental, la Argentina se encontrará posicionada cada vez más cerca del Océano Pacífico, y en el futuro, ejercer soberanía sobre costas situadas sobre aquella masa oceánica. A los efectos de atenuar este efecto negativo de los elementos, las fuerzas armadas de Chile consideran o han considerado en algún momento un enfrentamiento con la Argentina, con el objetivo de no perder pie en la Patagonia chilena.
Nuevamente, el Ministerio de Defensa contempla, aparentemente, la posibilidad antes mencionada. De aquí que, más recientemente, se haya decidido la mudanza de ciertas bases del Ejército argentino hacia la Patagonia o hacia sectores de mayor valor estratégico dentro de ella. Uno de los ejemplos más claros es el traslado programado del V Cuerpo de Ejército desde Bahía Blanca hacia Comodoro Rivadavia.
Brasil ha tomado la iniciativa a la hora de tratar con la Argentina la cuestión de las amenazas futuras que deberán afrontar los dos países. La creación de un ejército binacional, planteada por Brasilia, no es casual. Por su parte, el vecino país está muy ocupado, monitoreando muy de cerca la situación de la base militar estadounidense en Mariscal Estigarriba, en Paraguay, a la vez que dos divisiones enteras del ejército brasileño trabajan ahora en plena selva del Amazonas, en la zona limítrofe con Venezuela. El objetivo en aquella región selvática es doble: monitorear, por un lado, el movimiento de guerrilleros de las FARC que incursionan desde territorio venezolano y colombiano, y por otra parte, tener presencia en una zona sobre la que Estados Unidos ya ha deslizado su interés estratégico, bajo el falso pretexto de "detener la depredación de los bosques".