Rusia y EEUU celebrarán en mayo las conversaciones sobre reducción de armas ofensivas estratégicas
Moscú, 27 de abril, RIA Novosti. Rusia y EEUU han acordado celebrar del 18 al 20 de mayo la primera ronda de las conversaciones sobre la reducción de armas ofensivas estratégicas (Tratado START), anunció hoy la cancillería rusa.
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Moscú y Washington acuerdan cita en Roma para contar sus ojivas nucleares
Andrei Fediashin, RIA Novosti.
Expertos de Rusia y Estados Unidos comenzaron el 24 de abril en Roma negociaciones que pueden abrir una nueva etapa en las relaciones ruso-estadounidenses, porque pueden sentar las bases a una reducción importante del arsenal estratégico nuclear de ambos países.
Se espera que las partes lograrán concertar los términos de un nuevo tratado que sustituya el Tratado sobre Armas Estratégicas Nucleares (START-1, según las siglas en inglés), válido a partir 1994, y cuya vigencia expira el próximo 5 de diciembre de 2009.
El asunto es que ni Moscú ni Washington pueden esperar hasta diciembre.
El tratado o acuerdo que se discutirá en Roma, debe estar listo para julio, cuando se realizará la visita del presidente estadounidense, Barack Obama a Moscú.
Como impone cualquier cumbre de alto nivel, Obama y el presidente ruso, Dmitri Medvédev deben firmar algún documento importante, y a excepción de ese tratado, hasta el momento, los presidentes no tienen nada relevante que firmar.
Por esa razón, los funcionarios rusos y estadounidense trabajan a marchas forzadas. Dos meses es un plazo muy corto para madurar un nuevo tratado de desarme nuclear, sin embargo, con la suficiente voluntad política siempre será posible concluir a buen término esa empresa prevista.
Así, el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia Serguei Lavrov y la Secretaria de Estado Hillary Clinton se reunirán el próximo 7 de mayo en Washington para evaluar el trabajo hecho por los expertos en relación al tratado de desarme.
En una audiencia reciente ante el Congreso estadounidense, Clinton reportó: "hemos logrado ciertos avances con Rusia en la búsqueda de un tratado que sustituya al tratado START-1 y vamos a continuar marchando en esa dirección".
Por supuesto que nadie puede prohibir a EEUU "marchar en esa dirección", el asunto es ¿cómo y hacia dónde?
En Rusia y EEUU predomina la opinión de que en materia del arsenal estratégico nuclear hay que avanzar hacia una reducción mucho más amplia que la establecida en el START-1.
¿Por qué?
En primer lugar porque los parámetros de reducción establecidos en el START-1 ya fueron cumplidos por ambos países en el plazo previsto, exactamente, en diciembre de 2001.
Recordamos que el START-1 obligó a ambas partes reducir la cantidad de portadores desplegados (listos para un ataque) hasta 1.600 unidades y el número de ojivas hasta 6.000 unidades por cada país.
Así, para diciembre de 2001, Rusia tenía 1.136 portadores y 5.518 ojivas nucleares y EEUU 1.237 portadores y 5.948 ojivas con cargas atómicas.
Según los últimos datos suministrados por el Departamento de Estado de EEUU, para el 1 de enero de 2009 Moscú tenía 814 portadores y 3.909 ojivas nucleares, mientras que EEUU contaba con 1.198 portadores y 5.576 ojivas.
A pesar de la ventaja numérica de portadores y ojivas estadounidenses, Rusia aventaja a EEUU por el peso (capacidad destructiva) de sus ojivas nucleares en al menos 600 toneladas métricas.
Un segundo factor a favor de la reducción es el mantenimiento de esos arsenales, que se han convertido en un proceso muy costoso y complicado, incluso para EEUU, si se tiene en cuenta la actual situación de crisis económica, situación que para Rusia es todavía aún más aguda.
Pero todavía quedan argumentos de peso. Si el START-1 no es sometido a una revisión y actualización cualitativa como aspira Rusia, se podrá decir "adiós" a otro tratado de desarme nuclear muy importante suscrito entre Rusia y EEUU.
Firmado en 2002 por el entonces presidente estadounidense George W. Bush, y su homólogo ruso, Vladímir Putin, el tratado en cuestión prevé la reducción de las armas estratégicas ofensivas de Estados Unidos y Rusia hasta 1.700 y 2.200 unidades para 2012.
Lo que pasa es que el sistema de verificación y control del tratado Bush-Putin depende completamente del sistema de comprobación establecido en el START-1. En general, las enmiendas posibles aplicables a ambos tratados son tales, que en el caso de que algunas de la partes exprese voluntad, será relativamente fácil acordar una reducción más profunda que la prevista en el START-1.
En tiempos pasados, siempre que la Unión Soviética y EEUU se reunían para acordar cómo amputar las partes de sus cuerpos nucleares, las opiniones de los cirujanos nunca coincidían.
Por ahora, parece que la Administración Obama no ha preparado nada especial en este campo, en Moscú el interrogante en boga es ¿no habrá sorpresas en la reunión de mayo en Washington?
Rusia y EEUU coinciden en la necesidad de reducir su arsenal de ojivas nucleares estratégicas y destacan la importancia de reconsiderar los términos del START-1. En este sentido, la postura de Obama no se diferencia en mucho de la postura de su antecesor Bush.
Más exactamente, al final del período de la Administración Bush, cuando la Casa Blanca aceptó la tesis de que precisamente en el marco del START-1 se puede concertar una reducción más amplia del arsenal nuclear de ambos países.
En resumidas cuentas, actualmente se puede afirmar que Washington y Moscú en ningún momento se han pronunciado en contra de la reducción sus arsenales estratégicos nucleares.
Pero como ocurre en la mayoría de las ocasiones, los escollos aparecen cuando llega el momento de estudiar los detalles.
Y entre más insignificantes sean esos detalles, más fácil se convierten en una especie de "demonios" que ambas partes defienden con especial encono en las negociaciones.
Parece que se cumple lo que alguna vez dijo el célebre irlandés Bernad Shaw cuando afirmó que cada nación siente una oculta simpatía por sus propios instintos malignos.
Otro aspecto importante que influye en el destino del nuevo tratado ruso-estadounidense de desarme, es que todavía no ha concluido la revisión de la doctrina nuclear estratégica de la Casa Blanca, labor que debe concluir en el próximo otoñó boreal (de septiembre a noviembre).
Para que el congreso de EEUU y el parlamento ruso puedan ratificar el tratado antes del 5 de diciembre, el Kremlin y la Casa Blanca deben firmar el tratado de desarme antes de agosto.
Expertos en EEUU consideran que el proceso del tratado ruso-estadounidense se realizará en dos etapas.
En una primera etapa se acordará un acuerdo de verificación, inspección y control para la reducción de las ojivas nucleares de ambos países hasta 1.500 unidades cada uno, acuerdo que podría ser firmado por Medvédev y Obama en julio próximo en Moscú.
En una segunda etapa el año próximo, las partes acordarán reducir la existencia de ojivas estratégicas hasta 1.000 unidades y reducir a la mitad, entre 600 ó 700 unidades los portadores. En este caso, EEUU tendrá que reducir más armamentos que Rusia.
En principio, los dos países están de acuerdo en la reducción máxima, pero a partir de esa premisa comienzan las dificultades.
Como siempre, los estadounidenses intentarán excluir parte de sus misiles estratégicos del marco de la reducción.
Esto se hace en consonancia con la nueva doctrina propuesta por el ex presidente Bush de que EEU debe estar preparado para asestar "ataques globales adecuados".
Para su realización, parte de los misiles balísticos intercontinentales (MBI) serán acondicionados con cargas convencionales para asestar ataques demoledores a las organizaciones terroristas.
Pero el MBI provisto con carga convencional fácilmente podrá ser cargado de nuevo con su ojiva nuclear, y en consecuencia, en el nuevo tratado será muy complicado establecer la definición y régimen de los MBI con ojivas convencionales.
Además, entre más profunda sea la reducción del arsenal estratégico de EEUU y Rusia, con más seriedad deberá estudiarse la situación de las fuerza nucleares de Francia, Inglaterra, China, India y Pakistán, porque la influencia de esos arsenales en el balance nuclear global aumentará considerablemente.
A pesar de todos los inconvenientes enumerados anteriormente, el tratado de reducción del arsenal estratégico es muy favorable para Rusia.
En asuntos relacionados con la modernización de los portadores balísticos estratégicos, nosotros estamos muy rezagados en comparación con EEUU, y ni los MBI Tópol-M móviles, ni los Bulavá de emplazamiento en submarinos que actualmente desarrolla la industria militar rusa podrán cambiar esa situación.
Sin tapujos, cualquier limitación del arsenal estratégico será favorable a Moscú.
Por lo visto, Rusia tendrá que aceptar muchas de las propuestas que haga EEUU si no quiere que sean más grandes las diferencias en materia de eficacia y operatividad del armamento estratégico nuclear a medio y largo plazo.
Si no se firma un nuevo acuerdo de reducción del armamento nuclear no ocurrirá ninguna catástrofe, sencillamente con el tiempo, esa diferencia se convertirá en una desventaja, y que de paso, podrá ser muy profunda.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDIRÁ OBLIGATORIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI