Se conocen por estos días nuevas operaciones especiales en Somalia, recientemente en las costas de Barawe, al sur de Mogadiscio, por una unidad de los Navy SEALs norteamericanos, que puede ser considerada como no exitosa si el fin era capturar con vida a un alto rango de los shebabs somalíes, ligados a Al-Qaeda. A principios de este año, una operación de gran envergadura llevada a cabo por el servicio de Acción de los servicios de inteligencia franceses, incluyendo un portahelicópteros y varios aparatos, con el fin de rescatar a un camarada secuestrado, terminó en un estruendoso fracaso, con el rehén muerto, varios heridos y la muerte en el terreno de dos oficiales de la DGSE, uno de ellos no pudo ser recuperado.
Aciertos y errores, exitosas o no, no parece que hayan concluido este tipo de operaciones en el convulsionado cuerno de África.
Esta bueno recordar en el foro la más famosa de las operaciones que fue fuente de inspiración para el libro, luego hecho película “La caída del Halcón Negro” (Blackhawk down) llevada a cabo por fuerzas especiales (Delta y Rangers) norteamericanas en octubre de 1993, enfrentando a los milicianos del “señor de la guerra” Aidid.
Pero unos meses antes, en junio de 1993, los franceses de la operación Oryx realizaron con éxito una acción similar en la misma zona y frente a los mismos adversarios. No es cuestión de comparar las operaciones sino de contar un hecho histórico poco conocido.
Esta es la historia y una breve comparación entre las dos operaciones.
La intervención del grupo del coronel de Saqui.
El 05 de junio, próximo a la estación de Radio Mogadiscio, un contingente pakistaní pierde veinticuatro soldados y la ONU exige refuerzos a los contingentes franceses y marroquíes. El 09 de junio, las tropas francesas de la operación Oryx forman un destacamento bajo las órdenes del coronel Saqui de Sannes, comandante del 5º Regimiento interfuerzas de Ultramar (RIAOM). Además de una pequeña unidad de comando (dos vehículos ligeros P4, un vehículo de transmisiones y un blindado ligero (VAB) con un grupo de combate), el destacamento comprende dos secciones de infantería sobre VLRA (vehículo ligero de reconocimiento y apoyo), dos secciones de infantería sobre VAB, un pelotón de tres ERC 90 Sagaie (Panhard con cañón de 90mm) y una sección logística. El conjunto representa alrededor de 200 hombres y 50 vehículos. La mayoría de los hombres son “marsouins”, soldados profesionales provenientes de Djibouti. Las dos secciones embarcadas en los VAB y el grupo de protección están conformadas por los llamados “voluntarios de servicio extendido” del 9º Regimiento de cazadores paracaidistas (RCP) o del 17º Regimiento de ingenieros paracaidistas (RGP). El 17 de junio, la agrupación es reforzada por un destacamento de helicópteros (dos Puma con cañones de 20mm, dos Gazelles antitanques y un Gazelle sin armas).
En la semana del 10 al 16 de junio, la agrupación se compromete en múltiples acciones de escolta y de investigación. El 16, recibe la orden de ubicarse como cobertura a lo largo de la avenida 21 de octubre, al este de los barrios controlados por el general Aidid, que sitian a los contingentes marroquíes y pakistaníes en la mañana del 17. Su accionar toma rápidamente una realidad catastrófica. El contingente pakistaní es detenido y uno de sus oficiales es abatido. De su lado, el batallón marroquí es cercado por una multitud de civiles. Los oficiales intervienen para parlamentar. Son así claramente identificados por los snipers emplazados en los edificios de los alrededores e inmediatamente abatidos mientras los civiles se dispersan. En pocos minutos, el batallón padece cinco muertos, entre ellos su jefe, y treinta y cinco heridos, entre ellos el segundo comandante.
Escuchando la red radial marroquí, los franceses toman conciencia del agravamiento de la situación y se preparan para actuar. Los tiros comienzan a sonar en su dirección, provenientes de dos grandes edificios cercanos: la fábrica de tabaco y sobre todo desde la academia militar. Los tiradores son individualizados pero utilizan mujeres como pantallas móviles frente a las ventanas. El coronel de Saqui no quiere comprometer sus secciones en la conquista de esos edificios mientras sean susceptibles de intervenir en cualquier momento. Ordena entonces a los ERC ametrallar las fachadas en signo de determinación y ordena a las secciones realizar una acción de “contra-snipers” con sus propios tiradores de élite. El rol de estos doce hombres será determinante durante toda la jornada para eliminar a los milicianos sin tocar a la población civil. Uno de ellos, luego de abatir un sniper, consigue destruir el arma de este último mientras una mujer se acercaba a recuperarla. Para el coronel de Saqui, no es sólo una cuestión de ética sino más bien un medio de preservar el futuro y no suscitar el odio de la población. Los franceses ganan este primer duelo y la amenaza es, provisoriamente, eliminada.
A las 0830, la agrupación recibe la orden de desbloquear al contingente marroquí. Dos vías son posibles; el itinerario sur es largo pero rápido, pero supone atravesar la zona controlada por los pakistaníes, muy nerviosos por los recientes eventos luego de lo sucedido al contingente marroquí. El coronel decide pasar por el norte, ruta más difícil pero que permite alcanzar un terraplén desde donde será posible apoyar el repliegue de los marroquíes. La agrupación se reparte en tres elementos. El coronel irá sobre el terraplén con el pelotón ERC (teniente Carpentier), una sección sobre VAB (teniente Nivlet) y su grupo de protección (suboficial principal Boulin), también sobre VAB. Su adjunto, el comandante Bonnemaison, ocupará el cruce al norte de su posición con una sección sobre VAB (sargento 1º Martinez) y una sección sobre VLRA (capitán Delabbey). La última sección (suboficial principal Grand) protegerá el cruce de partida y el apoyo logístico, en particular los dos vehículos sanitarios (capitán Adani). Esta sección servirá de reserva y de cobertura para el repliegue al finalizar la misión.
Con las órdenes dadas, la agrupación sale “a fondo” a las calles. La sorpresa es completa y llegan a pesar de algunos enfrentamientos, y de algunos vuelos cercanos de cohetes RPG, a alcanzar rápidamente sus posiciones. Sobre el terraplén, el primer escalón se ubica en guardia a 360 grados. Situados en altura, están en buena posición para apoyar a los marroquíes, a 150 metros de ahí. Los hombres de Aidid se reagrupan y dirigen todos sus esfuerzos contra los franceses. Los refuerzos llegan del distrito de Bakara y los combates rápidamente crecen en intensidad. Un tirador de precisión del 9º RCP elimina a tres snipers en pocos minutos.
El segundo escalón, sobre el cruce, es cercado por la multitud y bajo fuego de francotiradores. Un jefe de grupo, al frente de un VAB es herido en la cabeza y luego en la mano. El segundo de la sección, lo empuja al interior del vehículo y consigue hacerlo evacuar antes de tomar su lugar en la torreta. La multitud se retira bruscamente y deja su lugar a varias “technicals” (pick-up 4x4 equipadas con ametralladoras). Cuatro cohetes de RPG fallan por poco sobre los VAB. Dos “technicals” son destruidas por fuego de ametralladoras. La sección sobre el VLRA, retrocede llevando dos heridos, uno de ellos el cabo 1º Lisch, herido en la cabeza. La tripulación del helicóptero Puma, reclama con insistencia los objetivos para utilizar su cañón de 20 mm. El suboficial principal Grand, del tercer escalón, es violentamente atacado en su momento y pide ayuda. La situación es muy seria.
El coronel de Saqui, luego de algunas vacilaciones, rechaza cualquier disparo desde el Puma para evitar una masacre en la población, pero hace ametrallar los techos en los alrededores del cruce por el pelotón ERC. El comandante Bonnemaison, por su parte, toma la decisión de asaltar las barracas cercanas y en particular el antiguo hospital. Una treintena de milicianos son puestos fuera de combate en esa acción, sin pérdidas francesas. A partir de las posiciones conquistadas, los tiradores de elite franceses toman rápidamente el control de los alrededores. La situación bascula ahora lentamente. Los milicianos de Aidid se confunden y comienzan a temer estar cercados por una fuerza que habían subestimado en número. Ellos se repliegan hacia el norte.
Hacia las 1330, los marroquíes pueden finalmente ser liberados y los dos primeros escalones franceses los reemplazan en sus posiciones. El comando de la ONU en Somalia, retoma sus esperanzas luego de este primer éxito y ordena a los franceses registrar la academia militar y el hospital general con la esperanza de capturar a Aidid. Una compañía mecanizada italiana viene a apoyarlos. La requisa de los edificios se realiza casi sin oposición. Numerosos milicianos heridos son descubiertos en el hospital como también numerosas pruebas de que este lugar bajo la protección de la Cruz Roja, sirvió de base para hacer fuego. Con las requisas terminadas, el coronel de Saqui ordena el repliegue sobre la posición del suboficial principal Grand para luego retornar a la base de la ONU. Habituados a las raciones, los franceses son sorprendidos en el comedor, dirigido por los noruegos, que lo desalojan para su uso exclusivo con una buena comida caliente.
A lo largo de la jornada, los franceses sólo tienen que lamentar un herido grave y dos heridos leves. Es difícil de estimar las bajas de los enemigos, pero sobrepasaron ciertamente las cincuenta. Las bajas civiles, si existieron, son verdaderamente mínimas.
Diferencias de aproximación.
Hay varias diferencias de aproximación entre los franceses y los norteamericanos que pueden explicar el contraste de resultados entre las dos operaciones.
El 03 de octubre, el general Garrison comanda el raid desde un Joint Operations Center (JOC). Está enlazado con la zona de operaciones a través de tres helicópteros OH-58 equipados con cámaras y con diversos medios de comunicaciones high-tech. El problema es que para este tour es muy necesario sentir el ambiente de la zona de combate. Las tropas terrestres, de su lado, esperaban que el general Garrison tomara las decisiones. Esta espera es evidente de un cierto retraso mientras los primeros combates comienzan y dejan la iniciativa a los somalíes. La abundancia de medios de comunicaciones, asociadas a una cadena de mando compleja, revela ser un amplificador de confusión.
Del lado francés, el “tomador de decisiones” está presente en medio de los combates. Tiene la aprehensión directa de la situación y puede reaccionar inmediatamente.
Además, en los años 1980, los norteamericanos pusieron el acento sobre la planificación y la formación de sus estados mayores. Al contrario, nada hicieron para alentar la iniciativa de los capitales, tenientes y menos de los sargentos. La apabullante superioridad de medios norteamericanos, como durante la primera guerra del Golfo, terminan siendo inútiles. Al contrario, los cuadros franceses habituados a las micro intervenciones, donde una sola compañía puede ser comprometida sobre un teatro lejano, están mejor formadas en la “inteligencia de la situación”. Además una buena experiencia de África, beneficiándose del buen conocimiento de los lugares sobre los cuales maniobrarán después de una semana. Cada uno de ellos dispone de mapas y de fotografías de la zona. Los helicópteros las sobrevuelan como “ángeles guardianes” y las estudian “en tiempo real” (sin que la información transite hacia un PC distante). Todos los vehículos franceses disponen de un panel naranja que los hace perfectamente visibles desde el cielo.
Encontramos otra diferencia de filosofía de combate en la manera de aplicar los fuegos. Los franceses dispararon en total 3.500 municiones ligeras (5,56mm y 7,62mm) y alrededor de 500 12,7mm. Ni cohetes ni obuses fueron empleados. El consumo de municiones de los norteamericanos fue diez veces mayor (al menos 120 000 cartuchos sin hablar del empleo masivo de cohetes). Abatir un miliciano demandaba a los franceses algunas decenas de cartuchos y varios cientos a los norteamericanos. En realidad del lado francés, las bajas enemigas fueron obtenidas con “tiros seguros”, es decir, con fusiles de precisión FRF2, o por los FAMAS en combate cercano. Los norteamericanos por su parte, hacen una cultura de la potencia de fuego. El combate y el entrenamiento en tiro se resumen a menudo en la elección de los blancos sobre los cuales aplicamos el máximo de fuego. Los jefes de sección no tienen tiradores de elite a su disposición y los enfrentamientos desembocan rápidamente en avalanchas de tiros. Es por eso que la Task Force Ranger se encuentra rápidamente corta de municiones, y esto desemboca en un contexto donde todo el clan, con mujeres y niños, asisten o participan en combate, con bajas civiles considerables. Estas pérdidas civiles terminan destruyendo la legitimidad de la acción hasta el punto de alimentar el odio hacia los norteamericanos con el pasar de los meses, lo que explica el ensañamiento de los somalíes. Además, en un ambiente urbano africano hecho de casas de argamasa o adobe, las municiones pesadas y los cohetes atraviesan fácilmente los muros y alcanzan indiscriminadamente a veces a sus moradores. Con respecto a la munición ligera, tienen la tendencia nefasta a rebotar, lo que acrecienta los riesgos de tiros fratricidas.
Los norteamericanos, en esa época, no estaban habituados a maniobrar en ciudad. Ahí donde los franceses se apropian de puntos claves para dominar la zona, como el antiguo hospital, los norteamericanos permanecen en las calles. Quedan entonces más vulnerables al no disponer además de vehículos blindados. El US Army de esa época, y es aún largamente el caso actualmente, distingue netamente entre las fuerzas fuertemente blindadas, sobre tanques M1 Abrams o vehículos de combate de infantería M2 Bradley, y de fuerzas muy ligeras, que disponen como mucho de vehículos no blindados, Humvee o camiones. Pero los enormes Abrams y los Bradley forzosamente no pudieron adaptarse a las calles de Mogadiscio, fueron descartados sobretodo porque constituían una firma “agresiva” que no se correspondía con el bajo perfil deseado por la administración Clinton. La Task Force Ranger utiliza entonces vehículos que se revelaron muy vulnerables durante las acciones duras. La agrupación francesa no estaba más que parcialmente blindada (VAB y ERC) pero contaba y disponía de “secciones ariete” para penetrar en una zona y para resistir a las armas ligeras. En junio, los milicianos aún temían a los helicópteros y no sabían enfrentarlos. En octubre, ya habían aprendido como utilizar sus cohetes antitanque para abatirlos.
Todos estos elementos acumulados hicieron que si los franceses y norteamericanos se beneficiaron de la sorpresa inicial por la velocidad de desplazamiento, los primeros conservaron la iniciativa a lo largo de la jornada mientras que los segundos sufrieron muy rápidamente los acontecimientos. En octubre, la sorpresa cambió de bando cuando el primer helicóptero se estrella y los norteamericanos no estaban entrenados para eso. Todas sus acciones reposaban sobre la invulnerabilidad de sus medios de transporte y no disponían de soluciones de recambio. El 15 de septiembre sin embargo, un helicóptero ya había sido abatido por un cohete, sin provocar ninguna modificación en los modos de acción.
No se trata de predicar cualquier superioridad intrínseca francesa y menos aún de juzgar el valor personal de los combatientes. El solo ejemplo de los dos tiradores de elite norteamericanos voluntarios asegurando a una tripulación de helicóptero rodeada por los milicianos es suficiente para suscitar admiración. El azar también tuvo un papel innegable en las dos acciones. Constatamos simplemente que el desconocimiento, incluso el desprecio, del medio humano en el cual se opera condujo fatalmente a las desilusiones y si es necesario resaltar un solo aspecto del éxito de los franceses, es el respeto del que ellos dieron pruebas frente al ingenio, el coraje y las costumbres de sus adversarios.
Fuente: La Voie de l´Epée par Michel Goya
[Traducción propia]
El coronel Michel Goya actualmente es uno de los directores de cursos del IRSEM, el Instituto de investigación estratégica de la Escuela militar.
Aciertos y errores, exitosas o no, no parece que hayan concluido este tipo de operaciones en el convulsionado cuerno de África.
Esta bueno recordar en el foro la más famosa de las operaciones que fue fuente de inspiración para el libro, luego hecho película “La caída del Halcón Negro” (Blackhawk down) llevada a cabo por fuerzas especiales (Delta y Rangers) norteamericanas en octubre de 1993, enfrentando a los milicianos del “señor de la guerra” Aidid.
Pero unos meses antes, en junio de 1993, los franceses de la operación Oryx realizaron con éxito una acción similar en la misma zona y frente a los mismos adversarios. No es cuestión de comparar las operaciones sino de contar un hecho histórico poco conocido.
Esta es la historia y una breve comparación entre las dos operaciones.
La intervención del grupo del coronel de Saqui.
El 05 de junio, próximo a la estación de Radio Mogadiscio, un contingente pakistaní pierde veinticuatro soldados y la ONU exige refuerzos a los contingentes franceses y marroquíes. El 09 de junio, las tropas francesas de la operación Oryx forman un destacamento bajo las órdenes del coronel Saqui de Sannes, comandante del 5º Regimiento interfuerzas de Ultramar (RIAOM). Además de una pequeña unidad de comando (dos vehículos ligeros P4, un vehículo de transmisiones y un blindado ligero (VAB) con un grupo de combate), el destacamento comprende dos secciones de infantería sobre VLRA (vehículo ligero de reconocimiento y apoyo), dos secciones de infantería sobre VAB, un pelotón de tres ERC 90 Sagaie (Panhard con cañón de 90mm) y una sección logística. El conjunto representa alrededor de 200 hombres y 50 vehículos. La mayoría de los hombres son “marsouins”, soldados profesionales provenientes de Djibouti. Las dos secciones embarcadas en los VAB y el grupo de protección están conformadas por los llamados “voluntarios de servicio extendido” del 9º Regimiento de cazadores paracaidistas (RCP) o del 17º Regimiento de ingenieros paracaidistas (RGP). El 17 de junio, la agrupación es reforzada por un destacamento de helicópteros (dos Puma con cañones de 20mm, dos Gazelles antitanques y un Gazelle sin armas).
En la semana del 10 al 16 de junio, la agrupación se compromete en múltiples acciones de escolta y de investigación. El 16, recibe la orden de ubicarse como cobertura a lo largo de la avenida 21 de octubre, al este de los barrios controlados por el general Aidid, que sitian a los contingentes marroquíes y pakistaníes en la mañana del 17. Su accionar toma rápidamente una realidad catastrófica. El contingente pakistaní es detenido y uno de sus oficiales es abatido. De su lado, el batallón marroquí es cercado por una multitud de civiles. Los oficiales intervienen para parlamentar. Son así claramente identificados por los snipers emplazados en los edificios de los alrededores e inmediatamente abatidos mientras los civiles se dispersan. En pocos minutos, el batallón padece cinco muertos, entre ellos su jefe, y treinta y cinco heridos, entre ellos el segundo comandante.
Escuchando la red radial marroquí, los franceses toman conciencia del agravamiento de la situación y se preparan para actuar. Los tiros comienzan a sonar en su dirección, provenientes de dos grandes edificios cercanos: la fábrica de tabaco y sobre todo desde la academia militar. Los tiradores son individualizados pero utilizan mujeres como pantallas móviles frente a las ventanas. El coronel de Saqui no quiere comprometer sus secciones en la conquista de esos edificios mientras sean susceptibles de intervenir en cualquier momento. Ordena entonces a los ERC ametrallar las fachadas en signo de determinación y ordena a las secciones realizar una acción de “contra-snipers” con sus propios tiradores de élite. El rol de estos doce hombres será determinante durante toda la jornada para eliminar a los milicianos sin tocar a la población civil. Uno de ellos, luego de abatir un sniper, consigue destruir el arma de este último mientras una mujer se acercaba a recuperarla. Para el coronel de Saqui, no es sólo una cuestión de ética sino más bien un medio de preservar el futuro y no suscitar el odio de la población. Los franceses ganan este primer duelo y la amenaza es, provisoriamente, eliminada.
A las 0830, la agrupación recibe la orden de desbloquear al contingente marroquí. Dos vías son posibles; el itinerario sur es largo pero rápido, pero supone atravesar la zona controlada por los pakistaníes, muy nerviosos por los recientes eventos luego de lo sucedido al contingente marroquí. El coronel decide pasar por el norte, ruta más difícil pero que permite alcanzar un terraplén desde donde será posible apoyar el repliegue de los marroquíes. La agrupación se reparte en tres elementos. El coronel irá sobre el terraplén con el pelotón ERC (teniente Carpentier), una sección sobre VAB (teniente Nivlet) y su grupo de protección (suboficial principal Boulin), también sobre VAB. Su adjunto, el comandante Bonnemaison, ocupará el cruce al norte de su posición con una sección sobre VAB (sargento 1º Martinez) y una sección sobre VLRA (capitán Delabbey). La última sección (suboficial principal Grand) protegerá el cruce de partida y el apoyo logístico, en particular los dos vehículos sanitarios (capitán Adani). Esta sección servirá de reserva y de cobertura para el repliegue al finalizar la misión.
Con las órdenes dadas, la agrupación sale “a fondo” a las calles. La sorpresa es completa y llegan a pesar de algunos enfrentamientos, y de algunos vuelos cercanos de cohetes RPG, a alcanzar rápidamente sus posiciones. Sobre el terraplén, el primer escalón se ubica en guardia a 360 grados. Situados en altura, están en buena posición para apoyar a los marroquíes, a 150 metros de ahí. Los hombres de Aidid se reagrupan y dirigen todos sus esfuerzos contra los franceses. Los refuerzos llegan del distrito de Bakara y los combates rápidamente crecen en intensidad. Un tirador de precisión del 9º RCP elimina a tres snipers en pocos minutos.
El segundo escalón, sobre el cruce, es cercado por la multitud y bajo fuego de francotiradores. Un jefe de grupo, al frente de un VAB es herido en la cabeza y luego en la mano. El segundo de la sección, lo empuja al interior del vehículo y consigue hacerlo evacuar antes de tomar su lugar en la torreta. La multitud se retira bruscamente y deja su lugar a varias “technicals” (pick-up 4x4 equipadas con ametralladoras). Cuatro cohetes de RPG fallan por poco sobre los VAB. Dos “technicals” son destruidas por fuego de ametralladoras. La sección sobre el VLRA, retrocede llevando dos heridos, uno de ellos el cabo 1º Lisch, herido en la cabeza. La tripulación del helicóptero Puma, reclama con insistencia los objetivos para utilizar su cañón de 20 mm. El suboficial principal Grand, del tercer escalón, es violentamente atacado en su momento y pide ayuda. La situación es muy seria.
El coronel de Saqui, luego de algunas vacilaciones, rechaza cualquier disparo desde el Puma para evitar una masacre en la población, pero hace ametrallar los techos en los alrededores del cruce por el pelotón ERC. El comandante Bonnemaison, por su parte, toma la decisión de asaltar las barracas cercanas y en particular el antiguo hospital. Una treintena de milicianos son puestos fuera de combate en esa acción, sin pérdidas francesas. A partir de las posiciones conquistadas, los tiradores de elite franceses toman rápidamente el control de los alrededores. La situación bascula ahora lentamente. Los milicianos de Aidid se confunden y comienzan a temer estar cercados por una fuerza que habían subestimado en número. Ellos se repliegan hacia el norte.
Hacia las 1330, los marroquíes pueden finalmente ser liberados y los dos primeros escalones franceses los reemplazan en sus posiciones. El comando de la ONU en Somalia, retoma sus esperanzas luego de este primer éxito y ordena a los franceses registrar la academia militar y el hospital general con la esperanza de capturar a Aidid. Una compañía mecanizada italiana viene a apoyarlos. La requisa de los edificios se realiza casi sin oposición. Numerosos milicianos heridos son descubiertos en el hospital como también numerosas pruebas de que este lugar bajo la protección de la Cruz Roja, sirvió de base para hacer fuego. Con las requisas terminadas, el coronel de Saqui ordena el repliegue sobre la posición del suboficial principal Grand para luego retornar a la base de la ONU. Habituados a las raciones, los franceses son sorprendidos en el comedor, dirigido por los noruegos, que lo desalojan para su uso exclusivo con una buena comida caliente.
A lo largo de la jornada, los franceses sólo tienen que lamentar un herido grave y dos heridos leves. Es difícil de estimar las bajas de los enemigos, pero sobrepasaron ciertamente las cincuenta. Las bajas civiles, si existieron, son verdaderamente mínimas.
Diferencias de aproximación.
Hay varias diferencias de aproximación entre los franceses y los norteamericanos que pueden explicar el contraste de resultados entre las dos operaciones.
El 03 de octubre, el general Garrison comanda el raid desde un Joint Operations Center (JOC). Está enlazado con la zona de operaciones a través de tres helicópteros OH-58 equipados con cámaras y con diversos medios de comunicaciones high-tech. El problema es que para este tour es muy necesario sentir el ambiente de la zona de combate. Las tropas terrestres, de su lado, esperaban que el general Garrison tomara las decisiones. Esta espera es evidente de un cierto retraso mientras los primeros combates comienzan y dejan la iniciativa a los somalíes. La abundancia de medios de comunicaciones, asociadas a una cadena de mando compleja, revela ser un amplificador de confusión.
Del lado francés, el “tomador de decisiones” está presente en medio de los combates. Tiene la aprehensión directa de la situación y puede reaccionar inmediatamente.
Además, en los años 1980, los norteamericanos pusieron el acento sobre la planificación y la formación de sus estados mayores. Al contrario, nada hicieron para alentar la iniciativa de los capitales, tenientes y menos de los sargentos. La apabullante superioridad de medios norteamericanos, como durante la primera guerra del Golfo, terminan siendo inútiles. Al contrario, los cuadros franceses habituados a las micro intervenciones, donde una sola compañía puede ser comprometida sobre un teatro lejano, están mejor formadas en la “inteligencia de la situación”. Además una buena experiencia de África, beneficiándose del buen conocimiento de los lugares sobre los cuales maniobrarán después de una semana. Cada uno de ellos dispone de mapas y de fotografías de la zona. Los helicópteros las sobrevuelan como “ángeles guardianes” y las estudian “en tiempo real” (sin que la información transite hacia un PC distante). Todos los vehículos franceses disponen de un panel naranja que los hace perfectamente visibles desde el cielo.
Encontramos otra diferencia de filosofía de combate en la manera de aplicar los fuegos. Los franceses dispararon en total 3.500 municiones ligeras (5,56mm y 7,62mm) y alrededor de 500 12,7mm. Ni cohetes ni obuses fueron empleados. El consumo de municiones de los norteamericanos fue diez veces mayor (al menos 120 000 cartuchos sin hablar del empleo masivo de cohetes). Abatir un miliciano demandaba a los franceses algunas decenas de cartuchos y varios cientos a los norteamericanos. En realidad del lado francés, las bajas enemigas fueron obtenidas con “tiros seguros”, es decir, con fusiles de precisión FRF2, o por los FAMAS en combate cercano. Los norteamericanos por su parte, hacen una cultura de la potencia de fuego. El combate y el entrenamiento en tiro se resumen a menudo en la elección de los blancos sobre los cuales aplicamos el máximo de fuego. Los jefes de sección no tienen tiradores de elite a su disposición y los enfrentamientos desembocan rápidamente en avalanchas de tiros. Es por eso que la Task Force Ranger se encuentra rápidamente corta de municiones, y esto desemboca en un contexto donde todo el clan, con mujeres y niños, asisten o participan en combate, con bajas civiles considerables. Estas pérdidas civiles terminan destruyendo la legitimidad de la acción hasta el punto de alimentar el odio hacia los norteamericanos con el pasar de los meses, lo que explica el ensañamiento de los somalíes. Además, en un ambiente urbano africano hecho de casas de argamasa o adobe, las municiones pesadas y los cohetes atraviesan fácilmente los muros y alcanzan indiscriminadamente a veces a sus moradores. Con respecto a la munición ligera, tienen la tendencia nefasta a rebotar, lo que acrecienta los riesgos de tiros fratricidas.
Los norteamericanos, en esa época, no estaban habituados a maniobrar en ciudad. Ahí donde los franceses se apropian de puntos claves para dominar la zona, como el antiguo hospital, los norteamericanos permanecen en las calles. Quedan entonces más vulnerables al no disponer además de vehículos blindados. El US Army de esa época, y es aún largamente el caso actualmente, distingue netamente entre las fuerzas fuertemente blindadas, sobre tanques M1 Abrams o vehículos de combate de infantería M2 Bradley, y de fuerzas muy ligeras, que disponen como mucho de vehículos no blindados, Humvee o camiones. Pero los enormes Abrams y los Bradley forzosamente no pudieron adaptarse a las calles de Mogadiscio, fueron descartados sobretodo porque constituían una firma “agresiva” que no se correspondía con el bajo perfil deseado por la administración Clinton. La Task Force Ranger utiliza entonces vehículos que se revelaron muy vulnerables durante las acciones duras. La agrupación francesa no estaba más que parcialmente blindada (VAB y ERC) pero contaba y disponía de “secciones ariete” para penetrar en una zona y para resistir a las armas ligeras. En junio, los milicianos aún temían a los helicópteros y no sabían enfrentarlos. En octubre, ya habían aprendido como utilizar sus cohetes antitanque para abatirlos.
Todos estos elementos acumulados hicieron que si los franceses y norteamericanos se beneficiaron de la sorpresa inicial por la velocidad de desplazamiento, los primeros conservaron la iniciativa a lo largo de la jornada mientras que los segundos sufrieron muy rápidamente los acontecimientos. En octubre, la sorpresa cambió de bando cuando el primer helicóptero se estrella y los norteamericanos no estaban entrenados para eso. Todas sus acciones reposaban sobre la invulnerabilidad de sus medios de transporte y no disponían de soluciones de recambio. El 15 de septiembre sin embargo, un helicóptero ya había sido abatido por un cohete, sin provocar ninguna modificación en los modos de acción.
No se trata de predicar cualquier superioridad intrínseca francesa y menos aún de juzgar el valor personal de los combatientes. El solo ejemplo de los dos tiradores de elite norteamericanos voluntarios asegurando a una tripulación de helicóptero rodeada por los milicianos es suficiente para suscitar admiración. El azar también tuvo un papel innegable en las dos acciones. Constatamos simplemente que el desconocimiento, incluso el desprecio, del medio humano en el cual se opera condujo fatalmente a las desilusiones y si es necesario resaltar un solo aspecto del éxito de los franceses, es el respeto del que ellos dieron pruebas frente al ingenio, el coraje y las costumbres de sus adversarios.
Fuente: La Voie de l´Epée par Michel Goya
[Traducción propia]
El coronel Michel Goya actualmente es uno de los directores de cursos del IRSEM, el Instituto de investigación estratégica de la Escuela militar.
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