Nicolas Kasanzew
Corresponsal Veterano Guerra de Malvinas
LA MADRE DEL SOLDADO
Por Nicolás Kasanzew
A la mamá de Omar Alberto Avalos, de la Seccion Cañete del RI 12, desaparecido en acción en Darwin
En treinta años la mujer encaneció,
Sin tener nuevas de aquel hijo que peleó.
Pero ella nunca ha dejado de esperar,
Porque es la madre y no se va a resignar.
Se aferra a Dios, ella es creyente a ultranza,
Aunque es misérrimo su margen de esperanza.
Es que volvieron hace mucho los soldados,
Menos aquellos, en la turba enterrados.
Mas hasta el cine de su pueblito natal,
Llegó un día cierto film documental,
Sobre aquella noble lid que se perdió:
Todo el pueblito en la sala se juntó.
Y algo pasmoso aconteció de improviso:
Vió al hijo vivo, como lo soñó, lo quiso.
De la pantalla la miraba su hijo ausente.
Y un grito agudo estremeció a la gente.
Omar querido, hijo mío, mi Omar!
Como si el hijo la pudiera escuchar.
Omar querido, hijo mío, mi Omar!
Cual si su voz pudiese el tiempo atravesar.
Lo ve marchar contra los anglos por un trecho
Y ella pugna por cubrirlo con su pecho,
Tiene un gran miedo de que caiga acribillado,
Pero él seguía yendo al frente en el pasado.
Arriba, Omar! vociferaban los paisanos.
Aguante, Omar, no les afloje, mi hermano!
Cambió la imagen, y quedaba vivo Omar;
Pidió la madre otra vez rebobinar.
Marcha de nuevo el conscripto al ataque,
Luciendo inmune en aquel otro almanaque
Omar querido, hijo mío, mi Omar!
Que grande es Dios, que te he podido encontrar!
Ya en la casa, reviviendo lo del cine
Y en amalgama de ilusión y alucine,
Inquieta y trémola, ella espera alerta
Que Omar retorne, y abra esa puerta.
Por Nicolás Kasanzew
A la mamá de Omar Alberto Avalos, de la Seccion Cañete del RI 12, desaparecido en acción en Darwin
En treinta años la mujer encaneció,
Sin tener nuevas de aquel hijo que peleó.
Pero ella nunca ha dejado de esperar,
Porque es la madre y no se va a resignar.
Se aferra a Dios, ella es creyente a ultranza,
Aunque es misérrimo su margen de esperanza.
Es que volvieron hace mucho los soldados,
Menos aquellos, en la turba enterrados.
Mas hasta el cine de su pueblito natal,
Llegó un día cierto film documental,
Sobre aquella noble lid que se perdió:
Todo el pueblito en la sala se juntó.
Y algo pasmoso aconteció de improviso:
Vió al hijo vivo, como lo soñó, lo quiso.
De la pantalla la miraba su hijo ausente.
Y un grito agudo estremeció a la gente.
Omar querido, hijo mío, mi Omar!
Como si el hijo la pudiera escuchar.
Omar querido, hijo mío, mi Omar!
Cual si su voz pudiese el tiempo atravesar.
Lo ve marchar contra los anglos por un trecho
Y ella pugna por cubrirlo con su pecho,
Tiene un gran miedo de que caiga acribillado,
Pero él seguía yendo al frente en el pasado.
Arriba, Omar! vociferaban los paisanos.
Aguante, Omar, no les afloje, mi hermano!
Cambió la imagen, y quedaba vivo Omar;
Pidió la madre otra vez rebobinar.
Marcha de nuevo el conscripto al ataque,
Luciendo inmune en aquel otro almanaque
Omar querido, hijo mío, mi Omar!
Que grande es Dios, que te he podido encontrar!
Ya en la casa, reviviendo lo del cine
Y en amalgama de ilusión y alucine,
Inquieta y trémola, ella espera alerta
Que Omar retorne, y abra esa puerta.