Malvinas: puja comercial, nuevo eje del conflicto
En Gran Bretaña anuncian disputas por la pesca del calamar en aguas australes
Junto a Ban Ki-moon, Argüello traspasó la presidencia del G-77 y China
Por Nicolás Fiorentino
Un influyente medio británico publicó ayer un artículo en el que alimenta la versión de que el Gobierno argentino estaría promocionando la pesca en áreas limítrofes a la zona de exclusión para perjudicar la producción y el comercio de las islas Malvinas. En Buenos Aires, si bien hubo trascendidos de reuniones entre Cancillería y la secretaría de Pesca, desde ninguno de esos estamentos oficiales reportaron novedades.
La batalla comercial parece ser el nuevo eje en la disputa por la soberanía del archipiélago entre la Argentina y el Reino Unido. Luego de la revulsión regional por la decisión del Mercosur de no permitir el amarre de buques con bandera malvinense, previamente agitada por las exploraciones petroleras británicas en la zona, el diario londinense The Telegraph informó sobre la presunta “guerra de los calamares”.
La traducción de este término bélico sería una decisión oficial del Gobierno nacional de promover la pesca de calamares antes de que ingresen en los mares cuya explotación domina el Reino Unido, alrededor del archipiélago austral. “Argentina inició una ‘guerra de calamares’ como parte de su implacable campaña por las islas Malvinas”, anuncia el artículo. “Se dijo a sus pescadores que atrapen a las criaturas antes de que lleguen a las aguas de todo el territorio británico”, agrega. Y suma: “Ahora la Argentina se centró en los suministros de calamares en un intento descarado de dañar la economía de las islas”.
Por el momento, no hay información oficial sobre incentivos a la pesca en zonas linderas. Tanto desde Cancillería como de la Secretaría de Pesca y Acuicultura se desligaron de las versiones surgidas en Londres, aunque ninguna de estas dos áreas las desmintió. Desde el área a cargo del control pesquero, incluso, señalaron a BAE que cualquier información al respecto será dada “exclusivamente por Presidencia”. Tampoco confirmaron una cumbre de funcionarios en el Palacio San Martín, como surgió por la tarde.
El objetivo, según lo publicado, sería capturar miles de toneladas del calamar Illex antes de que ingresen en aguas malvinenses o internacionales. Como una forma de erosionar el comercio en las islas. “La industria pesquera de las Malvinas supera los 45 millones de libras –explica la nota de The Telegraph– y la mitad proviene de las capturas del calamar Illex”.
Esta especie de calamar, la más significativa del Mar Argentino, abandona el Río de la Plata en septiembre y, a medida que crecen, se mueven hacia el sur. En febrero llegan a aguas malvinenses, donde permanecen hasta junio, antes de migrar hacia aguas más profundas. Según la información emitida en Londres, a partir de esta explicación, el plan es capturarlos de aquí a febrero, antes de que los calamares ingresen en la zona de exclusión donde operan pesqueros de Japón, Rusia, España y Corea, entre otros países.
Tensión diplomática. La crisis entre la Argentina y el Reino Unido había sumado su último capítulo este martes. El canciller británico, William Hague, sugirió que eludirían el acuerdo del Mercosur para negarle el ingreso a barcos malvinenses simplemente cambiando su bandera. Incluso, utilizando la británica. Y que eso mismo había acordado con Brasil, Uruguay y Chile –firmantes del pacto en la cumbre de Montevideo–, quienes no se sumarían al “bloqueo argentino”, como denominó a la medida.
No es la primera vez que la pesca emerge como un conflicto entre la Argentina y el Reino Unido. En los primeros días de diciembre trascendió en el diario The Times que el gobierno de David Cameron barajaba un proyecto para crear una zona de protección marina en torno a las islas Georgia del Sur, 1.300 kilómetros al sudeste de las Malvinas, por lo que cualquier iniciativa comercial en esas aguas –que la Argentina reclama desde hace décadas e infructuosamente como propias– quedarían a la firma de las autoridades británicas. Algo que hasta aquí no se formalizó.
Argüello agradeció el respaldo internacional
El flamante embajador argentino en Washington, Jorge Argüello, traspasó ayer la presidencia del plenario del G-77 y China, tras un año de gestión. Lo hizo destacando “en nombre del gobierno de Argentina” a “los Estados miembros del G-77 y China nuestra mayor gratitud por su apoyo sobre la cuestión Malvinas en la declaración ministerial”.
Quien fuera hasta ahora embajador argentino ante la ONU agregó que “Argentina mantiene su compromiso por encontrar una solución definitiva que termine con este anacronismo colonial que daña nuestra integridad territorial”.
Argüello presidió así, por última vez, el pleno. Lo hizo acompañado por el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.
El Grupo de los 77 y China reúne a 132 países en desarrollo, que trabajan en los foros de las Naciones Unidas para promover sus intereses comunes en ámbitos del desarrollo, el sistema económico-financiero internacional, el medio ambiente y la cooperación internacional.
BAE