El centenario de la Fuerza Aérea de Rusia abre un período de transición
La radical reforma militar, que arrancó en Rusia hace casi cuatro años, se extendió ya a todos los Ejércitos de las Fuerzas Armadas.
Muchos de ellos ya terminaron su modernización, aunque la Fuerza Aérea de Rusia, que el pasado 12 de agosto celebró su centenario, está lejos de encontrar la óptima forma de reestructuración.
Recuperar fuerza de combate
Al menos eso dicen algunos expertos al referirse a la reforma de la Fuerza Aérea, que a finales de 2000 se encontraba en una situación deplorable: muchas de las unidades que figuraban en la documentación resultaban ser una ficción. De 20 o más aviones o helicópteros reglamentarios, solo unos cuantos se encontraban en buen estado.
Al mismo tiempo la Fuerza Aérea seguía manteniendo una enorme red de aeródromos, claramente excesiva para el parque, y la redujo de golpe. En el momento de la desintegración de la URSS, en 1991, la Fuerza Aérea contaba con más de 12.000 aviones, entre ellos 7.000 de combate, sin contar la aviación naval, los helicópteros de la aviación de ejército, la aviación de la Defensa Antiaérea, etc.
A principios de 2008, entre el parque ya unificado de la Fuerza Aérea, la Defensa Antiaérea y la Aviación de Ejército, quedaban solo 4.000 aparatos de todo tipo, mientras que los que estaban aptos para combate no llegaban a la mitad. Recuperar la fuerza de combate de la Fuerza Aérea se convirtió, por lo tanto, en la meta principal de la reforma.
Nueva estructura
Al iniciarse la reforma, la Fuerza Aérea contaba con unos 70 regimientos de aviación y numerosas subdivisiones especiales. Esta estructura, cuyos elementos a veces existían tan solo en papel, fue reemplazada por otra: se crearon trece bases aéreas de aviación táctica y del ejército, una base de aviación de transporte y tres de aviación para larga distancia.
Asimismo fue desechado el nuevo sistema de mando territorial de las bases que se convirtieron en unas unidades también administrativas y relativamente autónomas, capaces de regular todos los aspectos de su funcionamiento: desde el abastecimiento de combustible hasta el pago de los sueldos al personal.
De esta manera las bases corresponden a las divisiones o cuerpos en la estructura anterior, mientras la principal unidad táctica es el grupo de aviación que correspondería al regimiento en el sistema antiguo.
El parque de la Fuerza Aérea se redujo hasta 2.500 aparatos, cuya capacidad combativa alcanza un 80%, según estimaciones. Además la Armada rusa conservó sus divisiones de aviación naval. En cualquier caso, la Fuerza Aérea de Rusia sigue siendo la segunda más potente en el mundo después de la estadounidense, que cuenta con 5.000 aparatos
Ventajas y desventajas
La reforma tuvo dos objetivos principales: aumentar la capacidad combativa de la Fuerza Aérea y modernizar la infraestructura aeronáutica. Sin embargo los expertos, aunque evalúan positivamente los resultados de reequipamiento de la aviación militar, critican los cambios efectuados en el sistema de organización y dirección de la Fuerza Aérea.
Resulta que una base aérea, que puede contar con más de cien aviones y helicópteros de distintas clases y tipos y con una red de aeródromos que se sitúan a veces muy lejos uno del otro, es una estructura bastante compleja y difícil de gestionar.
La reducción del número de los oficiales condujo a la reducción de la plantilla administrativa, que en cambio tiene que bajo su mando un número mayor de subdivisiones.
Estos defectos de la nueva estructura son evidentes también para los altos cargos militares que siguen trabajando en el tema. Los siguientes pasos de las autoridades se mantienen en secreto pero son previsibles.
Lo más lógico sería separar el sistema de mando de las bases aéreas y las unidades de vuelo, que deberían tener su propio mando para poder cambiar de base en función de las circunstancias. Estas unidades, o brigadas, formadas por 4 o 6 escuadrillas de 12 o 16 aparatos cada una, serían las principales unidades operativas.
La creación de esta estructura exigirá un aumento del número de oficiales de la Fuerza Aérea y de la Fuerzas Armadas en general. Es algo que parece inevitable, pues la reducción de la plantilla hasta un 15% prevista inicialmente resulta inviable.
La instrucción del personal es lo fundamental
Uno de los logros más importantes de la reforma es la mejora de la preparación del personal de vuelo de la Fuerza Aérea.
La cantidad de horas de vuelo por tripulación, que a principios de los 2000 no alcanzaba las 20 horas al año, aumentó para el año 2012 hasta 80 o 90 horas y continúa subiendo. En otoño de 2012 se planea reanudar la admisión de los alumnos en centros de preparación de pilotos reformados, que usarán programas modernizados.
A la vez, en el sistema de preparación del personal de vuelo hay elementos que deberían ser corregidos. Por algún motivo, que seguramente es fruto del compromiso entre los ministerios de Defensa y Finanzas, se estipula que para cada aparato activo se prepara una tripulación.
Pero los pilotos, como el resto de los ciudadanos, tienen derecho a vacaciones, a las bajas médicas y días libres. Además, en el proceso de aprendizaje y entrenamiento resulta evidente que no todos son igualmente capaces de manejar los sistemas técnicos tan complejos como los de la aviación. Por lo tanto, limitando el número del personal de vuelo al número de los aparatos, nos condenamos a la disminución de la capacidad combativa media de la Fuerza Aérea.
Si Rusia planea mantener el parque de su Fuerza Aérea de 2.500 aparatos de todas clases, con el posible incremento hasta 3.000 aparatos durante los próximos 20 años, el número del personal de vuelo debería aumentar al menos un 50%.
En definitiva, las posibilidades de la Fuerza Aérea están condicionadas por la financiación. En esta situación habría que plantear una pregunta: ¿Qué es lo que quiere el Estado de la Fuerza Aérea? Si se trata de los objetivos que corresponden a una potencia mundial la inversión debería cubrir las necesidades de su ejército. Si no es así, el resultado también podría ser imprevisible.
Las declaraciones del gobierno en vísperas de la celebración del centenario de la Fuerza Aérea de Rusia ponen de manifiesto que los funcionarios comprenden los problemas existentes. Ahora falta esperar que actúen en consecuencia.
http://sp.rian.ru/opinion_analysis/20120815/154693581.html