tenes un link donde hable del uranio en esos aviones?
EL DÍA, S/C de Tfe.
Treinta años después del trágico accidente acontecido en el aeropuerto de Los Rodeos, en el que murieron 583 personas tras la colisión de dos aviones Boeing 747, Los Verdes solicita a la Delegación de Gobierno que se interese ante los ministerios del Interior y de Defensa sobre el paradero de los informes elaborados acerca del uranio empobrecido que trasportaban ambos aparatos en sus alas como contrapesado, con el objetivo de desclasificarlos y publicarlos.
El Boeing 747 entró en servicio en el año 1970. En la construcción de los primeros 550 de estos aparatos se usó uranio empobrecido (uranio 238) como contrapeso en forma de barras y remaches ubicados en la carcasa del motor turbofan, en las alas, los elevadores y el timón. El timón era contrapesado con hasta 385 kilogramos de U-238, para mantener el centro de gravedad del avión.
En total, los primeros 747 empleaban una cantidad estándar de 1.500 kilogramos de uranio empobrecido. Las revisiones técnicas periódicas condujeron a la sustitución del U-238 en distintas proporciones en cada aparato, por lo que es difícil saber con exactitud la cantidad de material de un avión si no se conoce su historial de reparación. Ello ha conducido a que se barajen distintas cifras entre los 300 y los 1.500 kilogramos en cada 747. La propia compañía sostiene que ha sustituido por tungsteno todo el U-238 de la flota desde la primera mitad de los 80. El U-238 se retiró primero de las alas, pero se mantuvo en el timón. En 1983 hubo tres accidentes y a partir de ese año se adoptaron medidas de protección concretas para la manipulación de los restos de este material. Además, para evitar el contacto directo con las piezas de uranio se las recubre con cadmio.
La razón del uso del U-238 se debe a que es un residuo abundante de la industria nuclear, servido a un precio mínimo, que presenta la característica de una gran densidad por unidad de tamaño, aproximadamente 1,5 veces más denso que el plomo: 1 centímetro cúbico pesa casi 19 gramos. El uranio empobrecido empezó a utilizarse debido a que era mucho más barato que el wolframio, un metal de características similares. Por ello, no se da mucho crédito a Boeing cuando afirma que lo ha sustituido por tungsteno, que también es bastante más caro. En el accidente de un Boeing 747 en Amsterdam, el 4 de octubre de 1992, se perdieron 225 de los de los 385 kilogramos de U-238 del timón.
El problema en caso de accidente es que haya un incendio, como ocurrió en Los Rodeos. El uranio empobrecido es pirofórico, es decir, a partir de 500 grados centígrados se produce la oxidación de la superficie de la pieza y a los 1.132 grados alcanza el punto de fusión. En caso de incendio, hasta un 70% del material deflagra espontáneamente en el oxígeno de la atmósfera y se convierte en dióxido de uranio. La ignición del combustible del avión en caso de accidente puede producir temperaturas de 1.200 grados. La fusión o rápida oxidación de la superficie de las piezas de uranio empobrecido produce un aerosol de micropartículas radiactivas que son diseminadas en las nubes del incendio e inhalables en el lugar y el entorno del accidente. Los supervivientes y el personal de emergencias son los primeros afectados, así como los trabajadores encargados de retirar e inspeccionar los restos. En el caso de Los Rodeos, hay que añadir las personas que solidariamente se acercaron a ayudar en el rescate, así como las que se hallaban en el aeropuerto cuando se trasladó a las víctimas y los servicios sanitarios que las recibieron.
En Tenerife, la presencia del uranio empobrecido en los Boeing 747 accidentados se conoció a partir de la conferencia impartida por Alfredo Embid y Alfonso del Val el 19 de abril de 1979 en el Club La Prensa de EL DÍA, titulada "La energía nuclear a debate". Embid relata que él era estudiante de medicina de la Universidad de La Laguna cuando ocurrió el siniestro y que muchos de sus compañeros se desplazaron al lugar para ayudar en las tareas de recogida de los cuerpos de los fallecidos.
Los efectos en la salud han sido descritos en los últimos años con la denominación de "síndrome de los Balcanes" o "síndrome de Irak", observado en los soldados y la población como consecuencia de la exposición a las partículas despedidas por la deflagración de la munición y el blindaje fabricados con uranio empobrecido. Se estima que casi 300.000 veteranos estadounidenses han sufrido inhalación de uranio empobrecido.
El U-238 y sus subproductos son emisores radiactivos del tipo alfa y beta, son aceleradores de cáncer y pueden dañar las células de pulmones, huesos, hígado, próstata, intestino y cerebro. Tras la inhalación, las micropartículas se solubilizan y pasan de los pulmones a otros órganos, incluyendo el hígado, tejido adiposo y músculos. Con el tiempo, se puede excretar a través de los riñones, donde, al tratarse de un metal pesado, induce el desarrollo de nefritis, que es una enfermedad crónica. Desde los riñones pasa a la orina y el semen.
Después del accidente se elabora un informe o reporte pormenorizado sobre las circunstancias del mismo. Sin embargo, en el caso de Los Rodeos, con dos aviones 747 implicados y una suma hipotética de hasta tres toneladas de uranio sobre el terreno, el material hubo de ser retirado mediante un operativo especial de inteligencia, de cuyo contenido y resultados deben existir los correspondientes informes. Se debe tener en cuenta que por la cantidad de U-238 diseminada, el accidente de Los Rodeos podría considerarse el segundo caso de riesgo de contaminación radiactiva más importante en España tras el ocurrido en 1966 en Palomares, fuera de una central nuclear.