Barbanegra
Colaborador
El general Soleimani, cerca de un carro blindado en una operación contra el IS en la provincia iraquí de Saladino
El estratega de Irán en el tablero sirio
"Al mundo árabe le falta un líder como el general Soleimani", sentenció hace poco Sadegh Kharazi, ex diplomático y consejero del ex presidente iraní Mohamad Jatami. Esta frase condensa no sólo el valor que tiene para la diplomacia iraní el líder de la clandestina Fuerza Quds (Jerusalén en persa), sino también manifiesta la importancia de esta tropa de élite en el tablero regional. En las jugadas de Teherán, Soleimani, héroe en la "sagrada defensa" contra Irak (1980-1988), encarna la ficha reina.
Por ser tan desconocido, Soleimani, de 58 años, ha permitido que todo tipo de gestas, algunas peculiares, trufen su leyenda. En 2011, funcionarios de EEUU lo vincularon a un complot que supuestamente pretendía matar al embajador saudí en Washington usando sicarios de un cártel mexicano. Otros medios lo erigieron como puntal del levantamiento en Yemen de los hutíes.
Más creíble, a Soleimani se le ha visto en los últimos años porfiando en Siria, cuyo ejército definió en 2012 como "inútil". En Irak llamó "idiota" al ex premier y jefe de Defensa Nuri Maliki. Allí ha frenado al Estado Islámico, y en Siria ha armado fuerzas capaces de aguar el plan de Occidente y del Golfo de tumbar al presidente Bashar Asad. "Soleimani opera en un área que le es familiar, traza conexiones forjadas en las últimas tres décadas", subraya Ali Vaez, analista del International Crisis Group.
"Soleimani sirve en escenarios regionales que la Guardia Revolucionaria -de la que depende la Fuerza Quds- ve cruciales, donde quiere establecer su fuerza", dice el investigador de la fundación Carnegie para la paz Renad Mansour. "Cuando Siria fue importante él estaba allí, y lo mismo Irak", añade. Un ex agente de la CIA aseguró al Daily Beast que Soleimani es "el agente más poderoso de Oriente Próximo". Mansour resta romanticismo: "Es un hombre al servicio de Irán, no un cerebro".
La leyenda
Sea servidor o maquinador, una cámara indiscreta lo captó recientemente en la estratégica provincia de Lataquía, justo cuando Damasco anunciaba una gran ofensiva para retomar Alepo. En la foto, un puñado de soldados, en cuclillas, escuchan embelesados a Soleimani, erguido y con pose mesiánica. Su pelo es corto, grisáceo y se prolonga en la típica barba rasa de paramilitares basiyíes y súbditos del Líder Supremo.
Soleimani no habla con la prensa. Quienes lo conocen aseguran que es parco en palabras, pero con ademanes ceremoniosos, serenos, exquisitos. No ha sido hasta hace bien poco, cuando ha empezado a aficionarse a los selfies, que algunos servicios secretos occidentales, incrédulos hasta entonces, han confirmado su existencia. Mansour relaciona esta multiplicación de apariciones con la "necesidad [del Gobierno iraní] de mostrar que tiene a sus efectivos luchando contra el Estado Islámico".
Mientras, Teherán niega haber desplegado tropas, y sólo reconoce el envío de "asesores". Reuters anunció en octubre la llegada de "cientos" de soldados iraníes a Damasco, que se sumarían a las milicias afganas, iraquíes y del partido chií libanés Hizbulá que, se cree, llevan años siendo entrenadas en Irán y trasladadas a Siria para sostener a su mermado ejército regular.
A pesar del secretismo con que Irán maneja sus hilos en Siria, la presencia de la Guardia Revolucionaria en el país en guerra lo acredita que al menos 12 de ellos han vuelto de allí dentro de un ataúd. Entre ellos el ex general de la Fuerza Quds Hossein Hamedani, mano derecha de Soleimani. Al morir a las afueras de Alepo a principios de octubre se convirtió en el militar de mayor rango muerto en operaciones exteriores desde la Revolución de 1979. Irán ha sido, desde el inicio del levantamiento contra Asad uno de los grandes apoyos del presidente. "Irán se ve como protector de las fuerzas musulmanas no suníes de la región y el crucial eje regional Siria-Líbano", dice Hakan Günes, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Estambul. El pacto nuclear y la inclusión de Irán en las conversaciones de Viena prueban que esta estrategia de usar Siria para ganar protagonismo funciona.
http://www.elmundo.es/internacional/2015/12/21/5676c9ee46163f64358b456c.html