El siguimiento diario, y de manera especial en este gran site, de este conflicto alucinante que permite convivir con la geopolítica como si fuese un vecino, puede hacer pensar en un enquistamiento o en una cronificación de la situación. Pero lo cierto es que Siria es realmente un punto de inflexión de las políticas imperiales para Oriente Medio, aunque el costo sea terrorífico. Muy a la altura del patetismo que reserva esas políticas a los países disidentes: "destrucción".
Y lo curioso es que esa destruccuón es un guión tan asimiliado que da igual que haya acuerdos o no. Da igual si hay oposición real o ficticia. Da igual todo. El objetivo es llevar a la edad de piedra a Siria y eliminarla como "entidad".
Lo cierto es que la situación cambió. Y los análisis echan chispas. Un ejemplo bien claro es la relación Israel-Rusia, que se ha podido "ver" como una muestra del plegamiento ruso a los intereses israelíes, una muestra de la inteligencia rusa a la hora de escapar de la red y trampa tendida por USA y sus acólitos, de la habilidad israelí para hacer lo que quiera, etc. Eso al pairo de la actualidad inmediata.
Pero en una perspectiva general de conflicto intercapitalista, las cosas no son tan así. Israel es un país inviable a largo plazo, que necesita "guerrear" para existir. Y si sigue ese camino de forma radical se enfrentará a su propia inviabilidad interna en primer lugar. Deberá convertirse, como ya casi es, un estado integrista, colonial, si recrudece su enfrentamiento. Y Rusia solo puede ganar si es paciente. Lo ha sido y aprovecha sus oportunidades como nadie.
Israel hizo de los S-300 una cuestión de Estado. Relacionando su seguridad-existencia, con ese sistema. Algo tremendamente ridículo para una "potencia militar regional". Y ahora los tendrá en sus narices. Ahora, para entrar y salir de Siria, tendrá que entregar una hoja de ruta, de objetivos y un buen horario y calendario. Y con días de antelación. Esa es la consecuencia de instalar ese sistema antiaéreo que convierte a la aviación en un mecanismo "vulnerable".
Por lo tanto, Israel se quedará quieta y las verá venir. Se acabaron las incursiones de demostración de fuerza y nulos réditos militares.
La gracia es que ese mensaje no va para Israel directamente sino para sus jefes, USA. Y también sus aliados. En cierto modo, Israel, como casi siempre, en su afán de "a mí no me manda nadie", acaba metiendo el remo de los que sí mandan sobre su política decisivamente. Es verdad que también se podría interpretar que sus acciones están predeterminadas. Sí, pero no al "detalle". Eso lo ejemplifica el derribo del Ilyushin, típica maniobra del "listillo" o el que se cree invulnerable y la acaba cagando.
Los rusos lo habrán interpretado como algo casi peor que un acto de guerra: una tomadura de pelo en toda regla.
El conflicto, por mucho que Occidente y sus palanganeros lo haga durar a nivel destructivo, está ganado por Assad y Siria. En este sentido Occidente volvió a anteponer los intereses de medio plazo a nivel de control político y económico a los de la población Siria, incluso de los detractores legítimos del régimen, lo más damnificados y traicionados por las potencias ocupantes ilegales.
El Imperio es incapaz de construir oposiciones dignas y creíbles. Todo es un paripé tan falso como virtual.
Y eso es síntoma muy verídico de su decandencia y desconexión con las poblaciones que supuestamente pretende dominar.