Brasil y EEUU cierran acuerdo sobre base de Alcántara
Después de casi dos décadas, países concluyeron negociaciones sobre salvaguardas tecnológicas que permiten uso comercial de base en Maranhão
Beatriz Bulla, CORRESPONDENTE
WASHINGTON - Brasil y Estados Unidos concluyeron la semana pasada las negociaciones del nuevo Acuerdo de Salvaguardas Tecnológicas (AST), que permite el uso comercial de la base de Alcántara, en Maranhão. El tema es debatido por los dos países desde 2000, cuando el gobierno Fernando Henrique Cardoso firmó el acuerdo, rechazado tras el Congreso Nacional. En una entrevista con el Estado, el embajador de Brasil en Estados Unidos, Sérgio Amaral, reveló parte de los cambios en el nuevo texto. Para él, las negociaciones redujeron la injerencia estadounidense en Brasil y atendieron, de esa forma, críticas planteadas anteriormente por el Congreso.
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"Esa negociación cierra casi 20 años en que estamos intentando lanzar desde la base de Alcántara misiles de mayor capacidad, de mayor tamaño y que pueden ser utilizados en el uso comercial sobre todo de lanzamiento de satélite", afirma Amaral. Después de 2002, cuando el AST fracasó en el Congreso, Brasil ensayó otras veces una nueva negociación con Estados Unidos, pero las rondas de conversación sobre el tema se desplomaron en mayo del año pasado. Los parlamentarios brasileños alegaron en los años 2000 que el AST hiere la soberanía nacional.
Uno de los cohetes brasileños probados en Alcántara, en 1999, años antes de la explosión que mató a 21 personas
Foto: Lindauro Gomes / Estadão Contenido
El acuerdo de salvaguardas tecnológicas prevé la protección de contenido con tecnología estadounidense usada en el lanzamiento de cohetes y misiles desde la base de Alcántara. Actualmente, el 80% del mercado espacial utiliza tecnología americana y, por lo tanto, la ausencia de un acuerdo de protección limita el uso de la base brasileña. El texto también es un acuerdo de no proliferación de tecnologías de uso dual - cuando las tecnologías pueden ser usadas tanto para fines civiles como militares, en caso de lanzamiento de misiles.
Además de los recursos, el embajador afirma que el acuerdo abre puertas a una serie de alianzas empresariales en el sector y coloca al país con más fuerza en el debate sobre cooperación espacial.
"No se trata de una simple revisión de lenguaje o redacción del acuerdo de 2000. Es un nuevo acuerdo, que incorpora cláusulas de otros acuerdos como el de la India y el de Nueva Zelanda, y sobre todo tuvo por objetivo atender las críticas hechas en el Congreso Nacional y que llevaron al rechazo del acuerdo de 2000. "
El nuevo acuerdo no prevé, por ejemplo, la segregación de un área en la base de Alcántara, sino la restricción de acceso. "No es sólo cambio de lenguaje, tiene un sentido claro, la segregación es un concepto espacial, como si existiera un pedazo del territorio cedido al gobierno estadounidense, no es de eso que se trate, tendremos en Alcántara un espacio para protección de tecnología americana, pero "no es cesión de territorio para nadie, es un espacio que se ha transformado en un área de acceso restringido", afirma el embajador. La entrada está restringida a personas acreditadas por los dos gobiernos o consulta por el gobierno estadounidense al brasileño.
"Son cuestiones que reducen sustancialmente el carácter unilateral, el carácter intrusivo de EEUU", dice. "Los estadounidenses tendrán acceso al espacio en que estará esa tecnología, pero eso no quiere decir que no tendremos ninguna evaluación sobre las personas que entran, todo será decidido de común acuerdo. También hubo reducción de la injerencia exclusiva americana desde el transporte hasta la guardia y el uso de la tecnología. El alcance del acuerdo también quedó más restringido. Antes, la previsión era de protección de toda tecnología usada. Ahora, está limitada a misiles, cohetes, artefactos y satélites sólo cuando tienen tecnología o equipamientos estadounidenses.
Una de las cuestiones controvertidas en la discusión sobre el acuerdo es en relación al uso de recursos obtenidos de la explotación comercial del lanzamiento de satélites. Los recursos podrán ser usados en cualquier etapa del Programa Espacial Brasileño, pero no en el desarrollo de vehículo lanzador.
Según Amaral, esto se debe a que parte de la política de no proliferación y de la legislación estadounidense prohíbe a Estados Unidos de entrar en acuerdos en los que, de una u otra manera, promueva transferencia, desarrollo de tecnología o financiamiento del desarrollo de cohetes lanzadores. Para él, sin embargo, la cláusula es inocua, porque nada impide que toda la receta obtenida financie el Programa Espacial Brasileño y el Tesoro Nacional arque sólo con el desarrollo de cohetes lanzadores. El nuevo acuerdo incluye una cláusula que establece que nada en el AST puede perjudicar el desarrollo autónomo del programa espacial brasileño.
"Es una asociación con Estados Unidos en la explotación comercial del centro espacial de Alcántara." Debido a su ubicación geográfica, es posible ahorrar hasta un 30% en el combustible para el lanzamiento de satélites desde Alcántara. El acuerdo dura un año y puede ser revisado. Las negociaciones se concluyen, y el acuerdo pasa por una revisión de traducción de los dos lados y el último análisis jurídico. La idea de los gobiernos es cerrar los trámites a tiempo de los presidentes Jair Bolsonaro y Donald Trump firmar el acuerdo en el encuentro que tendrán en la Casa Blanca en Washington el próximo día 19.