ASÍ ACABÓ EL MARISCAL PAULUS, SIRVIENDO A LA UNIÓN SOVIÉTICA
Friedrich Paulus (1890-1957), comandó el sexto ejército alemán durante la batalla de Stalingrado.
Sus contemporáneos describían a Paulus como un soldado responsable y atento, un oficial digno y un ser humano. Sin embargo, como escribió el historiador alemán Joachim Wieder en su "Catástrofe sobre el Volga", no era un comandante destacado y se sentía más cómodo realizando tareas de selección de personal en lugar de dirigir un ejército en guerra. Paulus era de hecho un notable oficial de estado mayor. En particular, participó en el desarrollo de la tristemente famosa Operación Barbarroja, la invasión de la URSS.
Durante toda la guerra, hasta que Stalingrado se plantó en su camino Paulus sirvió como jefe del departamento de personal del ejército, lo que significa que prácticamente realizó su papel en la guerra el frente doméstico. "La orden de nombrar a Paulus como comandante del sexto ejército en 1942... fue una sentencia fatal, antes ni siquiera había mandado un regimiento", escribe Wieder.
Otra debilidad de Paulus, según Wieder, era su ciega creencia en Hitler. Negarse a cometer suicidio fue el primer momento en el que dejó de cumplir la voluntad del Führer. Sin embargo, incluso cuando fue hecho prisionero, el mariscal de campo declaró que seguía siendo un nacional socialista.
Cuando se enteró de la creación de la Unión anti-fascista de los soldados alemanes, Paulus al principio "la condenó duramente y de forma escrita recomendó a todos los prisioneros de guerra alemanes que no se unieran a ella".
Sin embargo, pronto Paulus cambió su punto de vista, debido a la inevitable derrota alemana y la ejecución en Berlín, el Mariscal de Campo Erwin von Wirzleben, por su participación en la conspiración anti-Hitler del 20 de julio de 1944.
El 8 de agosto de 1944, año y medio después de haber sido hecho prisionero, el mariscal de campo Paulus habló en la Radio Alemania Libre y se dirigió a los soldados de la Wehrmacht: "Para Alemania la guerra se ha perdido, esta es la posición en la que el país se encuentra como resultado del liderazgo de Adolf Hitler, y Alemania debe renunciar a Hitler".
Este fue el primer discurso anti hitleriano de Paulus, pero no el último. Se unió a las filas de la Unión de Oficiales Alemanes y realizó muchos llamamientos al pueblo alemán. Como cuenta el historiador Vladímir Markovkin, Paulus incluso pidió una audiencia personal con Stalin, pero éste se negó a concedérsela a un prisionero alemán.
Uno de los discursos más anti-nazis del mariscal de campo fue su testimonio durante los juicios de Nuremberg del 11 al 12 de febrero de 1946. Como alguien que participó en el desarrollo de la Operación Barbarroja, fue un testigo importante en la acusación de los generales Wilhelm Keitel y Alfred Jodi (ambos fueron ejecutados).
Después de Nuremberg Paulus regresó a la URSS, donde vivía en una dacha cerca de Moscú sin derecho a salir del país. Hasta la muerte de Stalin en 1953 sus numerosas peticiones para volver a Alemania fueron denegadas. El trabajo con el gobierno soviético continuó.
Paulus incluso trabajó como consultor en la película de Vladímir Petrov, La batalla de Stalingrado (1949).
Después de la muerte de Stalin Paulus dejó la URSS, vivió en Dresde, Alemania Oriental trabajando como jefe civil del Instituto de Investigación Histórica Militar de la RDA.
Murió allí de una enfermedad en 1957.