En aquel momento, sin embargo, Rusia libraba la guerra principalmente con tropas profesionales contratadas, y sufría una grave escasez de mano de obra. La movilización de 300.000 reservistas por parte de Putin en octubre, junto con la campaña de reclutamiento de prisioneros de Wagner, que comenzó en agosto, han cambiado la aritmética del desgaste a favor de Rusia. Prigozhin ha dicho que su objetivo en la zona de Bajmut no es tanto tomar la ciudad en sí como destruir las fuerzas ucranianas con mayor capacidad de combate.
A los oficiales, soldados y analistas occidentales -y a algunos ucranianos- les preocupa cada vez más que Kiev se haya dejado arrastrar a la batalla por Bajmut en condiciones rusas, perdiendo las fuerzas que necesita para una ofensiva de primavera mientras se aferra obstinadamente a una ciudad de relevancia estratégica limitada. Algunos de ellos dicen que tendría sentido replegarse a una nueva línea defensiva en las alturas al oeste de Bajmut mientras dicha retirada aún pueda organizarse de forma coordinada, preservando la fuerza de combate del ejército ucraniano.
"No soy yo, es el rey Leónidas quien se dio cuenta de que debes luchar contra el enemigo en el terreno que te sea ventajoso", dijo un comandante ucraniano en Bajmut, refiriéndose al gobernante de Esparta que luchó contra el Imperio Persa en las Termópilas. "Hasta ahora, el tipo de cambio de nuestras vidas por las suyas favorece a los rusos. Si esto sigue así, podríamos quedarnos sin ellas".
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