¿Necesita Argentina un submarino nuclear?
Jun-04-10 - por Rosendo Fraga
La Argentina es el país de América Latina más avanzado en materia de tecnología nuclear. La Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) acaba de cumplir 60 años y muestra una continuidad muy importante, más allá de las dificultades y conflictos sufridos por el país en las últimas décadas.
INVAP tiene logros sin precedentes en la región, exportando tecnología y reactores a diversos países del mundo.
El país tiene en términos científicos y tecnológicos la capacidad no solo de tener un submarino nuclear, sino también el arma nuclear, en caso que tomara la decisión de hacerlo.
Es claro que ello sería un grave error. Por el contrario: un activo importante que el país tiene en este campo es la certeza ante el mundo del uso pacifico de esta tecnología.
El submarino nuclear lo es por sus sistema de propulsión y no porque lleve misiles nucleares.
Este es el concepto con el cual desde hace décadas, con una continuidad que va desde el gobierno militar hasta Lula, Brasil viene desarrollando el proyecto del submarino nuclear. Requiere una inversión muy grande y en el caso de Brasil implica un acuerdo tecnológico con Francia.
La política brasileña como actor global contempla una dimensión estratégica como la de China, Rusia e India -los otros tres países del llamado grupo BRIC por las siglas de los países-. Es en este marco que se inscribe su propósito de ser miembro permanente del Consejo de Seguridad por América Latina, y en el que el submarino nuclear tiene un significado importante.
Como lo explicó el ministro de Defensa brasileño Nelson Jobim el año pasado durante su visita a Buenos Aires, el proyecto tiene que ver con el rol del país en el mundo, la necesidad estratégica de dar seguridad al litoral marítimo en función de los recientes hallazgos de petróleo y a la conveniencia de potenciar el desarrollo científico y tecnológico.
Explicó con lógica que el proyecto es contar con tres submarinos, dado que para tener operativo uno en forma permanente, hace falta que otro esté en mantenimiento y otro en apresto.
Pero entre Argentina y Brasil hay diferencias. El SIPRI -un centro de investigaciones sobre el gasto militar con sede en Estocolmo- acaba de presentar esta semana su informe anual, de acuerdo al cual el gasto militar brasileño es diez veces mayor que el de Argentina, aunque el PBI sería solo cinco veces más.
Con un gasto en defensa tan limitado, y que además ha estado disminuyendo en términos reales, no parece claro cómo Argentina va a financiar un proyecto de esta envergadura.
Además, las Fuerzas Armadas muestran limitaciones importantes en materia presupuestaria para el mantenimiento y funcionamiento de sistemas que en muchos casos ya están obsoletos.
Por último, una decisión de tener un submarino nuclear puede ser percibida como destinada a tener una cierta competencia estratégica con Brasil, algo que en mi opinión hoy carece de sentido.
Si es que realmente Argentina ha decidido construir un submarino nuclear, se trata de una decisión que requiere una evolución profunda y meditada y que además debe ser revisada en función de las prioridades y necesidades básicas de la defensa argentina y de los intereses de la política exterior.
Lo peor que podría suceder es que un anuncio de esta envergadura después se diluya, por la simple razón de que el país habría aparecido ante el mundo sin la consistencia necesaria en una materia muy sensible y trascendente.
Además, esta información se hace pública a sólo cuatro días de que se reúna la Asamblea de la OEA, en la cual justamente se tratará el tema de la reducción del gasto militar en la región para evitar el riesgo de una carrera armamentista, con lo cual la información que se ha hecho pública puede generar más de una interpretación controvertida.