Dudas y decepción genera
El avión más caro de EE.UU.
El Pentágono debería reducir las órdenes para su última y más ambiciosa nave de combate, y destinar el dinero a sistemas de armas más capaces
Parecía una gran idea en ese momento. Cuando Lockheed Martin obtuvo el contrato en 2001 para desarrollar lo que se conoció como el Joint Strike Fighter F-35, el objetivo era producir un avión táctico relativamente económico con capacidad de ser invisible, imperceptible en el radar, que reemplazara al menos a otros cuatro tipos en servicio.
El programa militar más grande de la historia no sólo proporcionaría la columna vertebral de la flota de aviones caza de Estados Unidos para los próximos 50 años, sino que también produciría ventas entre los aliados más cercanos de Estados Unidos.
Se ordenarían al menos 3 mil F-35 desde un principio (más de 2.400 de Estados Unidos solamente). El resultado sería enormes ahorros de eficiencia, inicialmente de la escala de producción y posteriormente del modelo de Southwest Airlines de manejar sólo un tipo básico de avión para el 90 por ciento de la flota. Las entregas de la nave operacional iban a empezar en 2010.
Las cosas se ven menos optimistas una década después. Ahora es poco probable que el F-35 entre en servicio antes de 2016; los costos del programa han subido a más de US$ 380 mil millones; el precio promedio de cada avión casi se ha duplicado, y el Pentágono ahora cree que el F-35 será un tercio más caro de manejar que el avión "legado", con costos de por vida de US$ 1 billón.
El senador John McCain llama al proyecto "un choque de trenes". Incluso, defensores, como Robert Gates, el ex secretario de Defensa que se vio obligado a reestructurar el programa el año pasado, estiman que tal vez haya que reducir las cantidades.
¿Qué se debería hacer? La respuesta radical sería abandonar todo el programa F-35. Pero es demasiado tarde para eso: significaría que Estados Unidos dependiera de versiones actualizadas del avión basadas en diseños de 40 años. No obstante, el tamaño de la orden que se planeó para lo que seguramente va a ser el último caza tripulado de Estados Unidos no tiene mucho sentido y se debería reducir.
Una prioridad inmediata debería ser cancelar la variante jump-jet (que despega y aterriza verticalmente) del F-35 para la Infantería de Marina. Ha sido la principal causa de los problemas técnicos y de peso que han acosado el programa. Puesto que Gates lo puso "a prueba" por dos años en enero, se debería poner fin a los padecimientos de esta versión.
Con las versiones de la fuerza aérea y de la armada del F-35, el debate es más matizado. Aunque es un avión muchísimo más capaz que los que está reemplazando, tal vez no sea útil por el tiempo suficiente para justificar el tamaño de la orden que se planeó.
Por mar y por aire; pero poca autonomía
Analistas ponen en duda si es tan invisible como se afirma y su habilidad para atravesar los mejores sistemas de defensa aérea futuros. Y para ser tan invisible como es, el F-35 puede portar sólo dos misiles aire-aire. El jefe del departamento de dominio aéreo del Comando de Combate Aéreo dice que él "despierta transpirando helado" al pensar en esto.
La autonomía del F-35, de mil kilómetros aproximadamente, es otro problema. El adversario potencial que dominará la planificación militar estadounidense en las próximas décadas es China. Incluso ahora China está adquiriendo armas, tales como los misiles balísticos precisos antibarcos, que impulsarán a los portaaviones estadounidenses hasta el Pacífico occidental, mucho más allá de la autonomía de los F-35 transportados por mar.
A pesar de toda su sofisticación, contra un antagonista "par cercano" el F-35 tal vez no sea capaz de hacer el trabajo para el cual fue destinado casi tan bien como la próxima generación de aviones no tripulados y misiles crucero hipersónicos. En realidad, podría quedar obsoleto sólo unos pocos años después de que entre en servicio.
En una época de presupuestos de defensa reducidos, no se debería permitir que el enorme costo del F-35 y la afición de los jefes de servicio por los jets veloces pilotados por valientes hombres desplacen el desarrollo de sistemas de armas más capaces. Disminuyan los F-35 y destinen el dinero a eso.
Una prioridad inmediata debería ser cancelar la variante jump-jet (despegue y aterrizaje vertical) del F-35 para la Infantería de Marina.
En una época de presupuestos de defensa reducidos, no se debería permitir el enorme costo del F-35.
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