22/03/2011
Las contradicciones de la coalición occidental y su doble moral hacia los procesos políticos del mundo árabe
por: Maximiliano Borches (Desde Buenos Aires)
En lo que se presenta como la operación internacional peor organizada hasta la fecha, las fuerzas armadas de Estados Unidos, Francia e Inglaterra, comenzaron atacar a Libia, tras la aprobación por parte del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, por diez votos contra cinco abstenciones (Rusia, China, Brasil, India y Alemania), que permitió la creación de una "Zona de exclusión aérea". Por otra parte, esta misma coalición, continúa sin denunciar la masacre que por estos días se vive en Yémen o la "invasión" de fuerzas saudíes y kuwaitíes al reino de Bahrein, para acallar protestas políticas en ese pequeño país del Golfo Pérsico.
En lo que se presenta como la operación internacional peor organizada hasta la fecha, las fuerzas armadas de Estados Unidos, Francia, Inglaterra, comenzaron atacar a Libia, tras la aprobación por parte del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, por diez votos contra cinco abstenciones (Rusia, China, Brasil, India y Alemania), que permitió la creación de una "Zona de exclusión aérea", lo que en términos concretos, representa una luz verde para operar militarmente contra un país.
De esta manera, el Premio Nóbel de la Paz 2009, el presidente estadounidense Barak Obama, se sumó a la larga lista de sus predecesores en la Casa Blanca, al pronunciar -con voz clara y potente- la palabra "Procedan", para dar curso a una nueva acción militar. Pero lo anecdótico del caso, no es el dictado de la orden en sí, sino donde y en que contexto lo dijo; fue en momentos en que se encontraba reunido con la presidenta del Brasil, Dilma Rousseff, durante su visita de dos días por el gigante sudamericano. Anécdota, que sin lugar a dudas, pasará a integrar la lista negra de aquellas que le tocó vivir, hasta el presente, a la sucesora de "Lula" Da Silva.
Lo más claro son las discrepancias
Uno de los puntos de mayor desencuentro entre las potencias occidentales presentes en el teatro de operaciones libio, tiene que ver con las enormes discrepancias que se desarrollan por la transferencia del mandato militar de las acciones bélicas, que por el momento lo ostenta -a regañadientes- Estados Unidos, que desde hace ocho años viene manteniendo dos frentes de combate abiertos, sin resultados que puedan definirse como "positivos" para sus intereses: Irak y Afganistán. Estados Unidos pretende ceder su mandato en esta operación (auque sí mantener un cierto control desde "las sombras") para evitar pagar nuevos costos políticos ante inevitables "daños colaterales", o mejor dicho: matanzas de civiles indefensos durante las operaciones.
Por otro lado, Francia, cuyos aviones de combate fueron la punta de lanza del operativo militar denominado "Odisea al amanecer", si bien pretende asumir la dirección militar de la operación, teme -en alguna medida- cual podría ser la respuesta de la inmensa comunidad de origen árabe presente en su país (se estima que está integrada por más de un millón de personas) y mantiene algunas diferencias "programáticas" con sus aliados en particular con Inglaterra, por la aprobación o no, de la presencia de la OTAN.
Noruega, Italia y España, que ya enviaron cazabombarderos al teatro de operaciones, hasta el momento se negaron a participar activamente hasta que se resuelva quien encabezará la operación y cuáles serán los reales objetivos a seguir.
Estados Unidos e Inglaterra, también mantienen diferencias por los objetivos a seguir, ya que la Resolución 1973, votada en el Consejo de Seguridad, sólo habilita a crear una "Zona de exclusión aérea", que tenga como finalidad la imposibilidad de que puedan actuar los aviones de guerra libios, leales al gobierno, y la neutralización de sus tanques de guerra, artillería pesada y líneas de suministros, para dar un respiro a los rebeldes sublevados contra el gobierno del Coronel Kaddafi. El gobierno inglés, por su parte, ya empezó a decir que el propio Kaddafi y su gobierno podrían ser "un blanco real y legítimo a destruir" (según palabras de su Ministro de Defensa, Liam Fox, dichas a la cadena británica BBC)
Ante estas declaraciones, la representante de la política exterior estadounidense, Hillary Clinton, puso el grito en el cielo, ya que entiende que no es momento de referirse públicamente a dichos objetivos, ya que los países árabes que -en principio- iban a integrar y "liderar" (digamos) esta Alianza, en la actualidad no la conforman, salvo el caso de Qatar, que prometió enviar aviones de combate, pero a última hora los cambió por un ofrecimiento de "Ayuda Humanitaria" para los refugiados libios que se encuentran en la frontera con Túnez.
En definitiva, ninguna potencia occidental esta dispuesta a pagar el costo político de este tipo de campañas bélicas, que se presentan como muy sofisticadas por el empleo de tecnología militar de última generación, pero que las termina pagando la población civil, primera receptora -siempre- de cuanta bomba o misil estalle. Son demasiados los muertes árabes (se calcula que más de un millón de iraquíes, desde que George W. Bush, invadiera aquel país en 2003) para seguir sumando a la cuenta del "Debe" occidental, ante el mundo árabe.
La "doble moral" estadounidense
Por lo imprevisible de su conducta política, y por oponerse desde un principio a los intereses occidentales en su país, Muammar Kaddafi, siempre se presentó como un "problema a resolver" para Estados Unidos, en la costa norte del continente africano, y esta situación de permanente revolución que se viene desarrollando en gran parte del mundo árabe, le vino como anillo al dedo (a partir de denuncias internacionales ante el método que utilizó Kaddafi para reprimir a su propio pueblo), para poder involucrarse e intentar poner fin a la presencia del líder beduino en aquel país y poder acceder, más fácilmente, a sus riquezas petroleras. Pero, paralelamente, otros hechos aberrantes se fueron sucediendo en otros países árabes, sin que Estados Unidos y sus aliados europeos y de la Liga Árabe, se atrevieran a denunciar. Uno, tiene que ver con la "invasión"de tropas saudíes y kuwaitíes al reino de Bahrein -sede principal de la Quinta Flota de EEUU, con asiento en el Golfo Pérsico- para acallar lo más rápido posible el estallido social que se viene desarrollando en aquel minúsculo país. ¿Cómo hubiera actuado EEUU, Inglaterra, Francia y las Naciones Unidas, entre otros, si Libia o Irán -por ejemplo- hubieran enviado tropas a interferir en asuntos internos de otro país musulmán, y más aún, si ese país fuera de enorme importancia estratégica para sus intereses militares y económicos, como es el caso de Bahrein?.
Por otro lado, el gobierno del presidente yemení Alí Abdalá Saleh, transita sus últimas horas en el poder, ante el desmembramiento de sus apoyos políticos (importantes sectores del Ejército, como así también destacados líderes tribales se pasaron al bando de los "revolucionarios") debido a su brutal política represiva, que en pocos días, asesinó a mas de 60 activistas. ¿Dónde está la condena mundial ante este hecho?, nuevamente, ¿por qué, Estados Unidos, sus aliados, y las Naciones Unidas, no denuncian estas matanzas y, en cambio, convalidan otras?
Lejos de una conclusión
La desorientación que por estos días muestran algunas de las
principales potencias del planeta, ante la nueva guerra desatada, en este caso, contra Libia y ante los masivos pedidos de cambios políticos, sociales y económicos, que tienen en vilo a las distintas naciones que integran el mundo árabe (en los últimos días, se sumaron importantísimas marchas y su correlato de represión y muerte, en Siria, donde el régimen de Bashar Al Assad, comienza a asustarse) plantean un escenario abierto, a todo nivel.
En el caso libio -por ejemplo- se sabe que la presencia de la OTAN, reclamada por Inglaterra, traería enormes discrepancias con sus aliados de la Liga Árabe, ya que difícilmente puedan contener las masivas manifestaciones de rechazo que se desatarían en su sociedades- además de las que se suceden- Por otro lado, y como tema -quizás- central en el camino a definir estratégicamente la operación militar desatada en Libia, las fuerzas de la coalición internacional deberán definir cuál será el segundo paso a seguir (el primero fueron los bombardeos "quirúrgicos" sobre objetivos militares, aunque ya se habla de muertes civiles en Trípoli y otras ciudades y garantizar el espacio aéreo) ya que con una "Zona de exclusión aérea" no alcanza para frenar una guerra civil.
¿Se decidirán, en algún momento, a desembarcar en Libia?, si bien, este es el escenario menos buscado por las potencias occidentales -ya que acarrearía un casi inmediato quite de apoyo de la Liga Árabe y la prolongación de un conflicto que, a las claras, podría transformarse en un nuevo "Irak"- si no logran resolver sus contradicciones internas y asestarle un duro golpe a Kaddafi en estas próximas semanas, comenzará a ser, muy probablemente una decisión, aunque lejana en el deseo, a tomar.
Estados Unidos y sus aliados abrieron otro frente de combate, ¿cómo lo cerrarán?
Fuente: Revista Horizonte