Reina Mercedes», el buque español que sirvió a la Armada y a la US Navy
Tras su hundimiento en Santiago de Cuba fue reflotado por EE.UU. como «trofeo» llegando a servir en la II Guerra Mundial
Hubo un buque de guerra que una vez sirvió a la Armada y a la US Navy. A España en el Desastre del 98, primero, y tras su hundimiento y reflotación, a los mismos Estados Unidos que comenzaban a vislumbrar en Cuba la hora de su siglo. Fue el crucero Reina Mercedes, nacido para honrar a la Reina esposa de Alfonso XII y que combatió con valor durante la Guerra de Cuba y con un destino por cumplir nada menos que en la
Segunda Guerra Mundial.
«Pocos barcos han podido simbolizar el enfrentamiento de dos naciones y, a la vez, su reencuentro y reconciliación. En la historia de ambas armadas brilla con especial intensidad este crucero, cuyas acciones en la guerra cubana, así como su sombra en la Guerra Fría pudieron haber cambiado el panorama actual para siempre», nos refiere Javier Yuste (Gernika-Lumo, 1980), autor del libro
«Crucero Reina Mercedes, de la Armada española a la US Navy» (Ediciones Nowtilus,
Tombooktu Historia).
Las 3.090 toneladas de esta superficie bélica de 1.725 metros cuadrados inicia su estela un 12 de septiembre de 1887 con su botadura en el Arsenal Naval de Cartagena. Formaba parte así de la nueva flota destinada a potenciar la Armada y el Ejército en las posesiones de ultramar, dentro de la Clase «Reina Cristina». Su primera misión tuvo lugar entre octubre y noviembre de 1893 cuando transportó 10.000 máuseres y cartuchería desde los puertos del norte alemán. El destino era
Melilla.
23 de febrero de 1895, arranca la tensión en Cuba con el famoso «Grito de Baire», en la zona oriental de la isla se levantan 35 aldeas contra España.«El Gobierno ordena que zarpen de inmediato gran catidad de buques hacia las Antillas. Entre ellos está el "Conde de Venadito", al que le debían seguir el "Reina Mercedes" y el "Marqués de Molins". Se ordena que el torpedero "Filipinas" sea armado con distinta artillería», informaba «El Correo Militar», unas de las fuentes a las que ha recurrido el autor del libro para nutrir su documentación.
15 de febrero de 1898, hundimiento del buque estadounidense «Maine» que «vuela por los aires en el puerto de La Habana, como si alguien lo hubiera estado buscando desde hacía largo tiempo». EE.UU. entra en guerra, y decidirá finalmente la balanza hacia la independencia de Cuba, una isla a la que gustaría tener en su órbita.
«Ante el inminente y definitivo choque con los Estados Unidos, el Reino de España acuerda que la escuadra no se encuentre dispersa, sobre todo las unidades de mayor porte y valor militar. Reconsidera una mejor defensa de la compleja costa cubana, pero "libra" de esta concentración al "Reina Mercedes", debido al estado de sus calderas, por lo que su destino inmediato es Santiago de Cuba, donde será más útil. Allí, con su artillería y la columna de desembarco, prestará servicio como auxiliar lo que dotaría de algo más de fuerza a la mermada defensa de la plaza», relata Carlos Yuste en el libro de historia militar que explica con todo detalle posiciones, armamentos y tácticas empleadas en la defensa de la bahía de Santiago de Cuba.
«Querían trofeos», por eso EE.UU. quiso reflotar el «Reina Mercedes»
Pero la US Navy ya tenía al «Reina Mercedes» en el punto de mira. Hundido finalmente por su tripulación el 3 de julio de 1898 con el objetivo de taponar el canal de acceso tras el hundimiento de la escuadra del almirante Cervera. También fue sometido al bombardeo de los buques «Texas» y «Massachusetts». El plan no fraguó y la deriva lo llevó a hundirse a la playa.
«Por aquel entonces, el Imperio del Japón era el único país que contaba con un buque enemigo capturado y sirviendo bajo su pabellón, y EEUU quería no igualarlo, sino tener los suficientes hasta “para regalar”. Querían trofeos. Al final, por la propia desidia burocrática, la estupidez y otros elementos o incógnitas en la ecuación, dejaron en el olvido a los buques de Cervera y tan solo se destinó dinero para recuperar al "Mercedes", cuyo rescate costó más que el valor que se le terminó asignando», explica a ABC Javier Yuste.
«El Mercedes llegó, -sin ser un barco capturado, por lo tanto, imposible de ser considerado un trofeo-, a ser el símbolo de la victoria de los EE.UU. sobre España y que los propios ciudadanos podían ver y admirar, sobre todo después de que el "María Teresa", el insignia, tuviera un final digno de un consejo de guerra». El 1 de enero de 1899 es reflotado, arribando el 25 de agosto de 1900 a Portsmouth Naval Shipyard (Kittery, Maine).
Bajo pabellón estadounidense
¿Y bajo pabellón estadounidense? ¿Cuál fue su destino? «Este buque, con otros tantos, serviría como barracón, aunque también se lo quiso destinar a buque escuela tras desmontarle la máquina. Entonces se dieron cuenta que su diseño lo imposibilitaba para formar a los cadetes en navegación a vela. Siguiendo con su aura de trofeo acabó en Annapolis, donde sirvió más de cuarenta años con funciones que lo hacían muy especial. Además de residencia del comandante del mismo, era un barracón y una prisión de cadetes, también una sala de juicios, por terminar siendo hasta un club y un museo donde se perpetuaban los “descuidos” u “olvidos” sobre la guerra de 1898 que no eran más que mentiras que el embajador de España en los EE.UU., Don José María de Areilza, trató de enmendar, además de negociar el retorno del buque a España».
Eisenhower llegó a temer por los acuerdos por la reclamación española
La devolución del «Reina Mercedes llegó a ser una reclamación del régimen de Franco. Tanto es así que hasta el propio «Dwight “Ike” Eisenhower llegó a temer que la no entrega del crucero Reina Mercedes pudiera llegar a resultar un escollo en las relaciones bilaterales. No hacía nada que la Segunda Guerra Mundial había finalizado y la lucha contra el comunismo galopante era primordial».
¿El
acuerdo bilateral que se firmó en 1953 y por el que hoy Rota y la base de Morón son de uso compartido podría estar en peligro? No fue así. «Al final tan solo volvió la campana de guardias, pero fue un gesto casi desconocido que potenció las relaciones bilaterales EE.UU.-España».
El crucero USS «Reina Mercedes» fue dado de baja definitivamente el 6 de noviembre de 1957 en una ceremonia, tras ser adquirido por la Boston Metals Co. de Baltimore para su desguace». He ahí la historia común de dos armadas que hoy son grandes aliadas.
Javier Yuste, autor del libro: «La lucha diplomática por su recuperación acabóp gestando una estrecha relación»
E. V. madrid
-Hoy la US Navy y la Armada española son grandes aliados. ¿Cree que este buque aúna ese pasado común?
-Podía resultar una auténtica tontería el tema de un buque que era un trofeo, que no hacía más que cultivar percebes bajo el casco. Era un símbolo de la Escuela Naval de Annapolis, pero bien valía su sacrificio por tener un nuevo aliado en el contexto de la Guerra Fría. Este es un pequeño detalle en la lucha diplomática que acabó gestando una estrecha relación con los EE.UU. desde hace ya muchas décadas. Suponía, en parte, el último estrechón de manos, un abrazo, entre dos naciones tras una guerra no tan «del pasado», sobre todo cuando el gigante americano debía mucho de su historia a muchos españoles.
-¿Por qué cree que se desconoce en España avatares de la guerra de Cuba como el «Reina Mercedes» cuando no todo el conflicto en sí?
-Podría resultar que por lo mismo que la gente no se preocupa de saber los avatares de los Tercios de Flandes, la victoria de Blas de Lezo en Cartagena de Indias, o muchas más. Sería algo aburrido hacer la lista y no solo me estoy haciendo eco a hechos relacionados con incidentes bélicos, sino al propio devenir histórico. Vivimos en un país muy olvidadizo y quizá la clase política haya ayudado bastante a que se repudien tales o cuales hechos porque no interesan o no están acordes con ciertos intereses. También el ciudadano medio vive ajeno a toda la historia que le rodea por el simple hecho de que nadie se molesta en quitar las capas de tierra que hay sobre los mismos.
Vivimos en un país desmemoriado y desmemorizante en el que aquellos que nos gusta atesorar estos «objetos» del pasado, recuperarlos y sacarles brillo. Un país en el que, ahora, nos sorprende hasta ver espías españoles en la Segunda Guerra Mundial y todo gracias a una costurera de fama en best-seller y televisión, cuando Madrid, por ejemplo, era el campo de batalla del espionaje durante la contienda o, por ejemplo, Vigo iba a ser invadida por el Reino Unido o que en Donosti estuvo Mata-hari, y un largo etcétera.
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