Hombre, jamas me hizo falta semejante recurso- no dejo que me lo hagan los organos del Soviet de BAIREs..
La mejor nota en seguridad
Este embrollado asunto de los radares ha vuelto a poner sobre el tapete un tema que al Gobierno le molesta, especialmente en un año de elecciones. Ya que se trata de esta creciente sensación de inseguridad, que tiene que ver lo mismo con la ola de accidentes como con la de asaltos y asesinatos, como si los hampones no hubieran entendido que el país ha cambiado y que hasta en su rubro les ofrece oportunidades menos riesgosas. Pero en realidad lo único que demuestra este enfado es que se está frente a una muestra del mal uso que se hace de la información. Porque puede demostrarse que este es un país donde, relativamente, hay menos accidentes y más seguridad que en muchos otros.
Porque con radares de última generación, calles señaladas hasta el detalle, sin baches y con semáforos que funcionan, buses a cargo de personal competente y descansado, peatones que aguardan la luz verde para pasar y policía más pendiente de pungas y asesinos que de cortejar a la señorita que manguerea la vereda o de calcular cuánto le puede dejar ese señor que acaba de cruzar la calle con la señal en rojo tripulando su flamante BMW, cualquiera puede ufanarse de tener pocos accidentes o ínfima cantidad de asesinatos.
Pero estos tipos tendrían que estar acá, a ver cómo les va cuando viajan en un avión cuyo piloto va a ciegas o por rutas que son una calamidad, por las que circulan, junto a autos de F1 conducidos por émulos de Raikkonen, chatarras que van asperjando gasoil mal quemado, conducidos por tipos muertos de sueño o digiriendo una parrillada que acompañaron con un litro de vino patero. O por calles llenas de baches y lomos de burro, carentes de indicios que ayuden a saber dónde demonios nos encontramos y compartiéndolas con colectiveros que juegan a sorprender al semáforo antes de que dé la luz verde o se extinga la amarilla, así como por cartoneros que circulan de contramano con sus esqueléticos caballitos, ciclistas que lo hacen de noche sin llevar ni el más insignificante ojo de gato, motoqueros que se juegan la vida por llevar a destino la pizza caliente y tipos que pasean sus perros, de noche, por el medio de la calle. Y sin policías ni guardias urbanos que controlen nada, ni infractores ni asesinos seriales. En lo que tienen su cuota de razón, ya que con lo poco que ganan, ¿a quién se le puede ocurrir que van a arriesgar su vida o su tranquilidad para enderezar lo que está y estará siempre felizmente torcido? Es decir que, tomando en cuenta todas estas circunstancias, los innúmeros accidentes de que dan cuenta las crónicas diarias indican, al contrario de lo que se supone, que el Señor está de nuestro lado y que todos, pilotos, peatones, choferes, chorros y vigilantes, exhiben una alta competencia y singular habilidad para que esto no concluya en una hecatombe. "¿Vieron -dijo un tipo en el Margot- que al principito Harry lo están entrenando para llevarlo a Irak?" "Y el curso -aseguró el reo de la cortada de San Ignacio- lo pasó como tiro. Claro -agregó a modo de explicación-: no nos olvidemos de que hace unos años anduvo por acá. Ahora le dieron para optar entre ir a Medio Oriente y volver a Buenos Aires. Y ahí el pibe la pensó bien y dijo: no, prefiero Bagdad".
Por Daniel Della Costa
Para LA NACION