Son armas formidables -como cualquier sistema de éste tipo, solo que éste es el de mayores prestaciones-. Y no solo como elemento de destrucción directa; cuando el sistea antecesor, el BM-27 se extendió en la URSS, forzó a las fuerzas de la OTAN a hacese rápidamente con vehículos de ingenieros. Una salva de cohetes puede crear en segundos, a decenas de kilómetros de distancia, un campo minado donde antes había terreno seguro, campo minado que, si está en determinadas zonas -de paso restringido por ejemplo-, puede retrasar la maniobra enemiga por horas.