La caída de un "drone" norteamericano en una zona tribal paquistaní volvió a poner las relaciones con EE.UU. en tensión. El Ejército de Pakistán admitió que las tribus encontraron los restos de un avión espía estadounidense sin piloto en las cercanías de Jalel Kiel, un pueblo al sur de Waziristan. Pero insisten en que sus tropas no lo bajaron, después de que los militares paquistaníes dispararan anteayer en el área contra dos helicópteros norteamericanos, que pretendían volver a violar el espacio soberano durante una operación militar sin autorización.
El incidente se produjo luego de que George W. Bush autorizara acciones de sus fuerzas especiales en Pakistán, sin tener permiso. En seis incursiones helitransportadas "no autorizadas" murieron civiles y niños.
La respuesta del nuevo presidente paquistaní Asiz Zardari no tardó en llegar. El mandatario advirtió a Estados Unidos que no tolerará "violaciones a la soberanía", mientras el jefe del Ejército ordenó a sus fuerzas disparar en caso de una incursión extranjera.
En un comunicado, el Ejercito paquistaní dijo que "aparentemente un desperfecto técnico habría hecho caer el aparato", después de que tres oficiales de Inteligencia admitieran que tropas y hombres de la tribu armados bajaron el avión el martes pasado. Los agentes aseguraron que la aeronave sobrevoló varias horas la zona de Angor Ada, en el sur de Waziristan, antes de ser derribada. Una confirmación de que efectivamente al 'drone" lo "bajaron" los militares paquistaníes pondría las relaciones con Washington en emergencia.
"No lo sabremos exactamente hasta dentro de los próximos 15 años. Todavía están investigando en Pakistán qué pasó en el avión que explotó con el presidente Zia adentro" dijo, con sarcasmo, un líder tribal a Clarín telefónicamente.
El presidente Zardari está tratando de resolver las contradicciones internas que le genera su alianza con Estados Unidos en la "guerra contra el terror", en medio de un antiamericanismo creciente en la sociedad paquistaní y al mismo tiempo, la decisión tribal de combatir a los talibanes con sus ejércitos privados tras una jirga (asamblea), después del brutal atentado en el hotel Marriot de Islamabad el sábado pasado. Otro brutal atentado suicida se produjo en Quetta, en la frontera con Afganistán, cuando un kamizake se arrojó contra un convoy militar. Murió una chica de once años y hubo ayer 35 heridos.
El incidente se produjo luego de que George W. Bush autorizara acciones de sus fuerzas especiales en Pakistán, sin tener permiso. En seis incursiones helitransportadas "no autorizadas" murieron civiles y niños.
La respuesta del nuevo presidente paquistaní Asiz Zardari no tardó en llegar. El mandatario advirtió a Estados Unidos que no tolerará "violaciones a la soberanía", mientras el jefe del Ejército ordenó a sus fuerzas disparar en caso de una incursión extranjera.
En un comunicado, el Ejercito paquistaní dijo que "aparentemente un desperfecto técnico habría hecho caer el aparato", después de que tres oficiales de Inteligencia admitieran que tropas y hombres de la tribu armados bajaron el avión el martes pasado. Los agentes aseguraron que la aeronave sobrevoló varias horas la zona de Angor Ada, en el sur de Waziristan, antes de ser derribada. Una confirmación de que efectivamente al 'drone" lo "bajaron" los militares paquistaníes pondría las relaciones con Washington en emergencia.
"No lo sabremos exactamente hasta dentro de los próximos 15 años. Todavía están investigando en Pakistán qué pasó en el avión que explotó con el presidente Zia adentro" dijo, con sarcasmo, un líder tribal a Clarín telefónicamente.
El presidente Zardari está tratando de resolver las contradicciones internas que le genera su alianza con Estados Unidos en la "guerra contra el terror", en medio de un antiamericanismo creciente en la sociedad paquistaní y al mismo tiempo, la decisión tribal de combatir a los talibanes con sus ejércitos privados tras una jirga (asamblea), después del brutal atentado en el hotel Marriot de Islamabad el sábado pasado. Otro brutal atentado suicida se produjo en Quetta, en la frontera con Afganistán, cuando un kamizake se arrojó contra un convoy militar. Murió una chica de once años y hubo ayer 35 heridos.