SE SUMAN A LA POSTURA DE ESPAÑA
Por las Malvinas, el Gobierno decidió no reconocer a Kosovo
Pretenden no sentar precedentes que puedan ser usados por los kelpers.
Por: Atilio Bleta
La Argentina no va a reconocer la independencia de Kosovo, pendiente como está la cuestión de Malvinas con Gran Bretaña. Hacerlo sería sentar un precedente peligroso en contra de la pretensión nacional de recuperar en la mesa de negociaciones la soberanía sobre las islas, estiman en el Gobierno.
La Casa Rosada, sin embargo, no hará ninguna declaración explícita sobre este espinoso tema. De todos modos, en una charla con Clarín el canciller Jorge Taiana explicó la postura oficial: "La Argentina votó a favor la Resolución 1244 de 1999 de Naciones Unidas", surgida para orientar la negociación tras la caída del premier serbio Slobodam Mirosevic, luego de los ataques aéreos de la OTAN en represalia a la limpie za étnica ensayada contra los albaneses de Kosovo.
El canciller argentino subrayó que el Consejo de Seguridad del que formaba parte entonces la Argentina, "se pronunció a favor del respeto al principio de integridad territorial". Y "además la Resolución 1244 -agregó Taiana- especificó que cualquier salida del diferendo debía pasar por un acuerdo o negociación de las partes".
El respeto al principio de integración territorial y negociación y acuerdo entre los sectores involucrados cuando hay una disputa de soberanía, forma parte de la estrategia argentina en la difícil relación que tiene con Gran Bretaña, luego de la derrota militar de 1982.
Kosovo tiene más del 90% de población albanesa que siempre vivió en ese lugar, varios cientos de años antes que llegaran las migraciones de los eslavos.
Este dato comprobable históricamente forma parte de los elementos que -llegado el momento- ha preparado la Cancillería argentina para argumentar en defensa de la soberanía argentina en Malvinas.
Es que además del principio de integridad territorial y del acuerdo de partes, la Argentina ha sostenido siempre que los kelpers no son los habitantes originarios de Malvinas, sino que se trata de una población trasplantada por una potencia colonial, como es Gran Bretaña. En otras palabras, los técnicos de Relaciones Exteriores entienden que el Reino Unido no podrá utilizar a favor el ejemplo de lo ocurrido en Kosovo, porque no son situaciones comparables, aseguran.
Pero sabiendo que el terreno está resbaladizo, la Argentina adoptará una actitud prudente, dicen, y sin hacer mucho ruido se ubicará entre aquellos países que no reconocerán a Kosovo.
Es también la posición adoptada por el gobierno de España, que tiene una realidad mucho más delicada por el reclamo de independencia del País Vasco y también por la peculiar situación del peñón de Gibraltar que es un dominio inglés desde 1713, arrancado a España tras la derrota en la guerra de sucesión.
La independencia de Kosovo, en esa línea, entienden los analistas oficiales argentinos, es un mal precedente para Malvinas, el País Vasco, Gibraltar, la parte turca de la isla de Chipre, los húngaros parlantes que viven en Rumania y otras minorías europeas.
Otro elemento a favor de la postura del Gobierno es que la independencia de Kosovo se hizo al margen de las Naciones Unidas. Fue una decisión unilateral del gobierno kosovar, alentado por los Estados Unidos y a la que rápidamente se sumaron los países poderosos de Europa: Alemania, Francia, Gran Bretaña e Italia.
El próximo 5 y 6 de abril, la presidenta Cristina Fernández viajará a Londres para participar de un encuentro de "países progresistas" que coordina el primer ministro británico Gordon Brown. En ese cónclave no está previsto que se hable de Malvinas, pero no hay que descartar que la delegación argentina haga una alusión y se insista en la necesidad de sentarse a negociar con Gran Bretaña.