Washington explicará espionaje a 2 misiones de Brasil
Lisandra Paraguassu / Brasilia
Lo Brasil va a enviar dos comisiones a Washington para oír del gobierno americano explicaciones sobre el caso de espionaje de ciudadanos e instituciones brasileñas. El primer grupo será técnico y deberá tratar con peritos americanos. El segundo será político – posiblemente en nivel ministerial – y quiere conversar sobre cambios en la relación de los EUA con el espionaje en otros países.
Tras ofrecerse para recibir una comisión, el gobierno americano informó que irá a presentar a los técnicos brasileños el sistema de monitoreo usado por la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, en la sigla en inglés) y en cuál contexto es usado. La idea inicial era de que los peritos americanos vinieran a Brasil, pero a presidente Dilma Rousseff creyó ser más productivo que los brasileños fueran Washington.
Una lista de cuestiones para los americanos está siendo preparada por peritos brasileños que forman parte del grupo técnico, formado por el gobierno hay cerca de dos semanas para confirmar la existencia del espionaje y en que grado ella habría ocurrido. La intención es que ellos vuelvan con informaciones y presenten un informe al gobierno para servir de base para la segunda visita, posiblemente formada por ministros.
En ese segundo encuentro, el gobierno brasileño pretende llevar sugerencias de cambios en la práctica americana de monitoreo para que no haya más lo que fue considerado pela presidente como una quiebra de soberanía. Ninguna de las dos visitas tiene fecha marcada.
La invitación para el viaje a Washington, hecho primero por el embajador americano en Brasil, Thomas Shannon, no fue respondido por el gobierno brasileño. La semana pasada, el vicepresidente Joe Biden conectó para a presidente Dilma Rousseff para tratar del asunto y repitió la invitación, finalmente acepto.
Ayer, el ministro de las Relaciones Exteriores, Antonio Patriota, confirmó que los encuentros están siendo negociados. “Habrá una primera conversación, más técnica, con peritos americanos, y un segundo momento, más abrangente, en nivel político”, afirmó el canciller brasileño.
La intención es que el caso sea tratado paralelamente y no interfiera en la visita de Estado que Dilma hará Washington en 23 de octubre. A pesar de haber quedado irritada con el caso y de exigir respuestas, la propia presidente dijo que no pretendía crear una crisis política entre los dos países.
Además de la pedir cambios en las políticas americanas de monitoreo, el gobierno brasileño comienza a actuar en forums multilaterales. Diplomáticos brasileños sondam, especialmente en las Naciones Unidas, la receptividade de los demás países a un marco legal internacional sobre el asunto.
Hay resistencia al tema, especialmente por miedo de restricciones al trabajo de inteligencia. La intención del Itamaraty y centrar las discusiones en seguridad cibernética, lo que ha ayudado a ganar adhesiones incipientes. A Alemania dio muestras de simpatía por el tema, así como otros países que descubrieron ser monitoreados por los EUA.
FUENTE: El Estado de S. Paulo
Lisandra Paraguassu / Brasilia
Lo Brasil va a enviar dos comisiones a Washington para oír del gobierno americano explicaciones sobre el caso de espionaje de ciudadanos e instituciones brasileñas. El primer grupo será técnico y deberá tratar con peritos americanos. El segundo será político – posiblemente en nivel ministerial – y quiere conversar sobre cambios en la relación de los EUA con el espionaje en otros países.
Tras ofrecerse para recibir una comisión, el gobierno americano informó que irá a presentar a los técnicos brasileños el sistema de monitoreo usado por la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, en la sigla en inglés) y en cuál contexto es usado. La idea inicial era de que los peritos americanos vinieran a Brasil, pero a presidente Dilma Rousseff creyó ser más productivo que los brasileños fueran Washington.
Una lista de cuestiones para los americanos está siendo preparada por peritos brasileños que forman parte del grupo técnico, formado por el gobierno hay cerca de dos semanas para confirmar la existencia del espionaje y en que grado ella habría ocurrido. La intención es que ellos vuelvan con informaciones y presenten un informe al gobierno para servir de base para la segunda visita, posiblemente formada por ministros.
En ese segundo encuentro, el gobierno brasileño pretende llevar sugerencias de cambios en la práctica americana de monitoreo para que no haya más lo que fue considerado pela presidente como una quiebra de soberanía. Ninguna de las dos visitas tiene fecha marcada.
La invitación para el viaje a Washington, hecho primero por el embajador americano en Brasil, Thomas Shannon, no fue respondido por el gobierno brasileño. La semana pasada, el vicepresidente Joe Biden conectó para a presidente Dilma Rousseff para tratar del asunto y repitió la invitación, finalmente acepto.
Ayer, el ministro de las Relaciones Exteriores, Antonio Patriota, confirmó que los encuentros están siendo negociados. “Habrá una primera conversación, más técnica, con peritos americanos, y un segundo momento, más abrangente, en nivel político”, afirmó el canciller brasileño.
La intención es que el caso sea tratado paralelamente y no interfiera en la visita de Estado que Dilma hará Washington en 23 de octubre. A pesar de haber quedado irritada con el caso y de exigir respuestas, la propia presidente dijo que no pretendía crear una crisis política entre los dos países.
Además de la pedir cambios en las políticas americanas de monitoreo, el gobierno brasileño comienza a actuar en forums multilaterales. Diplomáticos brasileños sondam, especialmente en las Naciones Unidas, la receptividade de los demás países a un marco legal internacional sobre el asunto.
Hay resistencia al tema, especialmente por miedo de restricciones al trabajo de inteligencia. La intención del Itamaraty y centrar las discusiones en seguridad cibernética, lo que ha ayudado a ganar adhesiones incipientes. A Alemania dio muestras de simpatía por el tema, así como otros países que descubrieron ser monitoreados por los EUA.
FUENTE: El Estado de S. Paulo