El Principessa Mafalda, de triste memoria, estaba en muy mal estado en sus últimos viajes. Rumbo a Buenos Aires en 1927 en el que sería su final, rompió un eje de la hélice y este causó rumbos en el casco, con el agravante que las puertas estancas no funcionaban. Muchos botes salvavidas no servían, mientras gran parte de la tripulación huía en los estaban en condiciones. A pesar que dos buques estuvieron a su lado casi inmediatamente del SOS, se estima que 314 pasajeros perdieron la vida al hundirse el Princessa cinco horas después de llegado el auxilio. Desorden en la evacuación y tiburones hicieron un desastre.
Curiosamente, el buque gemelo, el Principessa Jolanda, es el famoso buque que se volcó apenas botado, debido al peso de los muebles y accesorios que se instalaron sin ningún lastre o carbón que asegurara un bajo punto del centro de gravedad.
No navegó ni una milla, derecho al desguace.