Hola a todos, la verdad me han dado una mejor bienvenida en este foro que toda la sociedad en 1982, poro como dice el Sr. G glok, no debió haber sido por maldad, yo entiendo el porqué estaban tan enojados con nosotros en aquella época, lo importante es que aunque haya pasado tanto tiempo los ex combatientes podemos por fin hablar con más confianza y seguridad, sin sentirnos que estamos siendo motivo de lastima o discriminación por haber estado en la guerra.
Me emociona mucho leer los comentarios de los foristas, les estoy muy agradecido, les comento que yo como muchos ex combatientes no nos consideramos héroes porque estamos vivos y porque sabemos que podríamos haber hecho mucho más, pero bueno eso ya es cosa del pasado, para mí los verdaderos héroes son 649 soldados que murieron para que yo viva. Pero igualmente sus conceptos para con los ex combatientes me llenan de más orgullo aún, aunque creo que no lo merezco.
Me acaban de dar una gran sorpresa en este foro por la forma en que tratan todos los temas y mejor aún a los ex combatientes, yo sé que no hice mucho en Malvinas porque quedé fuera de combate antes de que el Escuadrón entrara en combate, pero mis compañeros no se merecen caer en el olvido y ahora sé que gracias a personas como todos los integrantes de este foro no va a ser así.
G glok, te comento que si conocí al Sub Oficial Principal Rufino, él fue el conductor de un Panhard que estaba integrado por los ex soldados Suarez Jorge clase 62 y el apuntador Matamala Raúl clase 63. Matamala vive muy cerca de mi domicilio y hace muy poco tiempo que empezamos a visitarnos y charlar sobre estos temas. Te dejo un par de fotos de la tripulación de Rufino, no son muy claras paro vos lo vas a ubicar enseguida.
En cuanto al link que me dejaste para que cuente alguna anécdota, no pude entrar porque me dice que no hay ningún comentario. Pero igual te dejo algo acá para que luego lo transcribas a donde vos quieras.
Les cuento esto como para mostrarles que no todo fue tan malo en Malvinas.
En los últimos días de abril o quizás los primero días de mayo nos encontrábamos en la escuelita que era nuestro primer punto de reunión, el sub Teniente Tamaño reparte algunas cartas de familiares y de personas que escribían al soldado desconocido, a mí nunca me llegaron las cartas de mi familia entonces el Sub Teniente me entregó una carta que estaba dirigida a los soldados de la sección Panhard cosa que me llamó la atención porque no era de ningún familiar de mis compañeros y porque en la isla habíamos 11.000 soldados en unidades más conocidas que los Panhard y nosotros éramos tan solo 27 soldados, así que la abrí y la leí más por curiosidad que por otra cosa.
Resulto que era de una niña de nueve años que tenía muchas ganas de contarnos como estaba viviendo ella esos momentos y con pocas palabras y un gran deseo de que todos estemos bien, nos contaba que rezaba todas las noches por nosotros.
A partir de ese día y cada vez que podía la volvía a leer hasta que quedo bastante sucia por la turba y hasta le dibuje la escala de tiro del visor del Panhard porque no tenía en donde escribir, pero tampoco quería que se me destruyera así que la puse en una bolsita de nailon y la guardé en un bolsillo interior de la campera.
Cuando regresé a mi casa traía con migo muy pocas cosas, entre ellas algunas de las fotos que expuse más arriba y la carta de esta niña. No sé en qué momento mi madre agarró las cosas que yo traía y las guardó, yo empecé como todos los que volvimos la ya famosa lucha para integrarme a la sociedad y no quería saber nada sobre la guerra así que a mi madre se le ocurrió que sería mejor guardar esos recuerdo, yo siempre creí que los había perdido.
En el año 1996 mi madre fallese y mi padre me entrega todas las cosa que mi mama fue recolectando tanto de mi infancia como de mi adolescencia y las fotos y carta de la guerra. Lo mismo hacia con mis hermanos. A estas cosas las volví a guardar sin revisar nada porque ahora ya no eran mis recuerdos sino más bien de mi madre y en ese momento no tenia ánimos de ver las cosas que me recordaban que mi madre nos había dejado.
Siguieron pasando los años y un día mis hijos me preguntan sobre la guerra porque necesitaban hacer un trabajo para la escuela, esto fue hace como tres años, caí en la cuenta de que no tenía nada para darles, solo lo que yo les podía contar, pero como contarles a mis hijos si ni siquiera yo quería hablar conmigo mismo del tema Malvinas! Me acordé de las cosas que me quedaron de mi madre porque yo había visto que tenía la boina de los tanquistas y aunque sea les daría eso y algunos detalles para que puedan presentar.
Cuando abrí la caja que guardaba los recuerdos me encuentro con la boina y adentro, las fotos y la carta que me acompaño durante la guerra y que en las últimas líneas me pedía que cuando pueda me comunique con ella, la verdad que no supe que hacer en ese momento, primeramente sentí un gran retroceso en el tiempo y un montón de sentimientos encontrado que no me permitían decidir si comunicarme de una vez o dejar las cosas como estaban, lógicamente deje pasar un tiempito más para ver si correspondía o no llamar a esta niña que ya no era una niña porque habían pasado muchos años, nunca le comente de esto a nadie, pero un buen día en septiembre de 2007 viaje a Buenos Aires y lleve conmigo la vieja carta y una pequeña esperanza de que tomaría coraje para llamarla por telefono para decirle que su carta había llegado a destino y pedirle disculpas por la demora porque para mi parecía que no había pasado el tiempo.
La verdad debo decir que tuve muchísima suerte porque al no poder comunicarme con el Papá de la niña, se me ocurrió buscarla en la guía y resultó que tenía el teléfono a su nombre y estaba en ese momento en su casa. Se imaginan cuando trate de explicarle quien era y porque la conocía a ella y a su papá, solo recibía preguntas de desconfianza porque naturalmente en esta época de inseguridad era obvio que me podría haber colgado el teléfono y no creeme nada de lo que le decía, pero creo que se percato de que mi vos había cambiado en la segunda respuesta, la verdad ya estaba por causar un corto circuito con el teléfono porque lo estaba mojando con mis lagrimas.
Bueno, en ese momento y después de tener una breve conversación, la cual no podía mantener porque mi emoción no me dejaba articular palabra alguna, me dejo su dirección de correo electrónico y cuando volví a Bahía le mande una mail contándole quien era, todas las disculpas posible por no haberme comunicado cuando era una niña de nueve años y las fotos de su carta las cuales se las dejo a Ustedes aquí abajo para que vean que en Malvinas, no todo fue tan malo.
Hasta el día de hoy nos mantenemos en contacto por correo electrónico, Vanina tiene una gran familia dos hermosos hijos y es verdaderamente una gran amiga.
Saludos a todos y gracias