Brunner
Forista Sancionado o Expulsado
joseph dijo:Brunner pero eso no explica de donde saca la mania Anti-EEUU.
A Escude hay que leerlo bien Mariano, pues justamente es ete autor (en otros trabajos) quien bien se1ala cual fue el verdadero precio del "Desafio Argenbtino" a la sgrandes potencias-quedamos aislados, bloqueados y cada vez ma spobres..Asi, de sencillo. A Peron no le daban bola los paises vecinps, le palmoteaban las espaldas para conseguir trigo y carne-en privado todos los paises vecinos e quejaban del "IMperialismo argentino!) a los rspectivos embajadores de los EEUU ., y la "Tercera Posiicion" fue aquello de " Mucho Ruido y Pocas Nueces" En 1950, para lograr ayuda economica norteamericana, peron considero seriamente enviar fuerzas argentinas a Corea, pero se topo con la resistencia de los partidos opositores, que le echaban en cara la tan cacareada "Tercera Posicion", y Peron tuvo que poner el violin en bolsa.
Esto lo subio anteriormente Huarpe:
El dia en que Getúlio engaño a Perón (Parte I)
NILSON MARIANO
Repórter Zero Hora
El libro Bajo los ojos de Perón, del periodista gaucho (riograndense) Hamilton Almeida, revela que, entre 1948 y 1950, Argentina intentó firmar alianza con Brasil para componer una potencia mundial latino-americana. Getúlio Vargas, entonces candidato a la reelección, habría concordado con el plan de Juan Domingo Perón, habría recibido ayuda financiera para su campaña, pero, en la última hora, habría preferido uno reculo estratégico. Alegó que tenía que quitar el máximo de provecho de la aproximación con Estados UnidosUn secreto envolviendo dos titãs políticos de América del Sur acaba de ser desvelado. Hay medio siglo, el argentino Juan Domingo Perón financió la campaña de Getúlio Vargas a la Presidencia, en la expectativa de formar un bloque político-económico con Brasil. El caudillo brasileño aceptó el dinero. Después, ni invitó el marido de Evita para la posesión.
Los bastidores de la rastrera política están en el libro Bajo los ojos de Perón - Brasil de Vargas y las relaciones con Argentina (Editora Record, 336 páginas, R$ 39,90), del periodista Hamilton Almeida, ex-reportero de Cero Hora. Entre 1994 y 1995, cuando era correspondiente de ZH en Buenos Aires, Hamilton escuadriñó archivos, busco documentos inéditos, entrevistó protagonistas del fracasado pacto entre los mayores caudillos latino-americanos del siglo 20.El empujón argentino para reconduzir Getúlio al poder tomó impulso en la frontera Paso de los Libres y Uruguaiana, entre 1948 y 1950. Vargas bebia cuyas de chimarrão (yerba mate) allí cerca, en São Borja. El argentino Carlos García Marín (entrevistado por Hamilton) fuera asignado para la misión. Del lado brasileño, respondía el gaucho João Batista Lusardo, veterano de revoluciones a caballo.
Las reuniones secretas transcurrían en el elegante Hotel Glória, en Uruguaiana. En un descubrimiento considerado "sensacional" por el autor del prefacio del libro (el historiador gaucho Décio Freitas, muerto año pasado), Hamilton detalla como Perón accionó su máquina electoral en favor de Getúlio. Una lancha de la Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) - equivalente a la Petrobras - transportaba los panfletos impresos en la gráfica oficial del gobierno argentino hasta Paso de los Libres. Convoys de jeeps redistribuían los fardos de papel para Uruguaiana. También hubo ayuda en dinero, remitido dentro de sobres.Al apoyar Getúlio, Perón soñaba crear la tercera potencia mundial, uniendo Argentina, Brasil y Chile. Imaginaba que el trío ABC podría contraponerse a Estados Unidos y a la Unión Soviética, los gigantes que surgieron de los escombros de la II Gran Guerra.
Pero la Tercera Posición idealizada por Perón no vengó. Las desconfianzas históricas cavaron abismos. Los dos ejércitos, que ya antipatizaban con Perón y Getúlio, se quedarían coléricos si dos "caudillos populistas" se aproximaran. Temían la fundación de una república sindicalista.El hecho es que Getúlio royó la cuerda. En febrero de 1951, recién-apoderado en el Catete, recibió el coronel del ejército argentino Roberto Dalton. La conversación está en el primoroso rescate histórico de Hamilton. Según él, Dalton fue directo al asunto:- Señor presidente, quiero transmitirle un mensaje personal del general Perón. Él mandó decir que cumplió con su parte en el acuerdo acertado meses atrás. Ahora llegó su vez de cumplir la otra parte.
Getúlio hasta que no concordo:- Pues diga a mi gran amigo, el general Perón, que estoy profundamente agradecido por la ayuda que él me prestó para ganar las elecciones. Pero ahora es absolutamente imposible cumplir mi parte...Y por ahí fue argumentando. Getúlio explicó que no tenía mayoría en el Congreso, que pretendía quitar el máximo provecho de las relaciones con Estados Unidos, más adelante analizaría el eje Buenos Aires-Río de Janeiro. En 1954, Getúlio se suicidó, con un tiro que hirió Brasil. Un año después, Perón fue depuesto por generales golpistas.
NILSON MARIANO
Repórter Zero Hora
Periodista desde 1977, Hamilton Almeida actuó en ZH, en el Grupo Visión, en la Gaceta Mercantil, fue colaborador para asuntos de economía de la Radio BBC, de Londres, además de otras actividades. Es autor de libro sobre la saga del padre Landell de Moura, traducido en Alemania. Al lado, confiera la entrevista concedida por e-mail desde São Paulo, donde vive.
Cultura - Al financiar la elección de Getúlio Vargas, el presidente argentino Juan Domingo Perón tendría planes expansionistas sobre Brasil?
Hamilton Almeida - Perón quería formar el ABC (Argentina, Brasil y Chile), idea que, en la verdad, nació con El Barón de Rio Branco. El gran sueño del caudillo argentino era colocar en práctica la Tercera Posición, un bloque suramericano para hacer frente al poderio de Estados Unidos y de la Unión Soviética. Ese sería el camino alternativo para que la región tuviera mayor independencia y presencia en el mundo.
Cultura - Perón era sincero al planear la alianza?
Hamilton - Creo que sí. Él fundamentó sus argumentos en una reunión reservada, en la Escuela Nacional de Guerra. Aquel discurso de 11 de noviembre de 1953 se quedó célebre, hasta porque despertó la ira de sus enemigos y de los enemigos de Vargas.
Cultura - Al no cumplir el acuerdo, Getúlio le hizó una mala jugada a Perón?
Hamilton - Eso fue lo que purifiqué en las investigaciones realizadas. Vargas era simpático a la idea de unión de los países de la región, pero no tuvo base política para sostenerla. Cualquier cosa que se relacionara con Perón era vista por brasileños de influencia como una amenaza. Vargas no suscribió el Pacto ABC porque sabía que eso podría costarle el gobierno.
Cultura - Descontado ese episodio, quien fue más despierto en el viejo estilo de los caudillos: Perón o Getúlio?
Hamilton - Cada uno fue despierto a la su manera. Vargas supo quitar provecho junto a los norteamericanos. Perón supo cautivar las masas. Por otro lado, generó odio entre los militares.
Cultura - Quien es más venerado por el pueblo?
Hamilton - Arriesgo decir que Vargas es siempre venerado en Rio Grande do Sul y y que es recordado en los demas Estados deBrasil. Ya en Argentina acontece otro fenómeno: Perón viro un mito, así como Evita, Carlos Gardel, Fangio y Maradona.
Vocación populista pero no demagógica (Parte III)
CLAUDIA WASSERMAN
Profesora del Programa de Pósgrado en História de la UFRGS,
autora de Palabra de presidente, entre otros libros
Muchos políticos latino-americanos son injustamente llamados populistas. El término, comumente utilizado como sinónimo de demagogia, posee una definición más restrictiva se aplicado a los fenómenos localizados históricamente en la transición de una sociedad exportadora-primaria para una sociedad urbano-industrial en algunos países de América Latina en la primera mitad del siglo 20.
En Brasil y en Argentina, por ejemplo, la industrialización hizo emerger sectores sociales nuevos como clases medias, un proletariado y una incipiente burguesía industrial. Esos nuevos sectores, llenos de expectativas de participación política y de acceso a beneficios económicos y sociales, eran frustrados por la presencia de gobiernos autoritarios y excluyentes, como eran, por ejemplo, el rígido sistema de la Primera República en Brasil (1889-1930) y lo de la llamada década infame en Argentina (1930-1943).
Vargas y Perón, candidatos a la sucesión de esos gobernantes autoritarios, eran oriundos de las élites, pero inconformados con la situación vigente. Pretendían afirmar el poder de los nuevos grupos urbano-industriales, sin destruir los latifundiários, cuyos productos eran motores de la acumulación capitalista. Pretendían revertir expectativas de las llamadas "clases peligrosas" en programas de armonización de las relaciones sociales, a través de la atención de reivindicaciones, desde que los intereses de las élites no fueran afectados.
La aproximación del pueblo fue posible gracias a la atención concreta de demandas como la disminución de la jornada de trabajo, las leyes de protección a los trabajadores, vacaciones remuneradas, la institución de un salario mínimo y otras que compusieron las primeras legislaciones laborales en los dos países.
No se trataba, por lo tanto, de manipulación de las masas o mera demagogia.Esos presidentes, para hacer cumplir la sentencia de 1929 del gobernador de Minas Gerais, Antonio Carlos de Andrade, de "Hagamos la Revolución antes que el Pueblo a haga", tuvieron que controlar las clases populares a partir de la conciliación y también de la creación de canales institucionales de participación política, como sindicatos y partidos populistas. Vargas creó el Partido Laboral Brasileño (PTB), mientras Perón creó el Partido Peronista. Fundaron sindicatos vinculados al Estado y al sistema partidario y formalizaron normas para la participación política de las clases populares.
La política sindical era presentada como garantía de control de las masas trabajadoras, de la orden y de la paz social.
Los gobiernos de Vargas y Perón tuvieron también un componente nacionalista muy acentuado.
Durante la II Guerra Mundial la preocupación de los países céntrales con el conflicto permitió más libertad económica a los gobernantes latinoamericanos. Apoyados en condiciones económicas muy favorables, Vargas y Perón pudieron promover políticas de justicia social y también vislumbraron la posibilidad de un desarrollo capitalista autónomo, lo que redundó en propuestas de nacionalización de puntos estratégicos de la economía en los dos países.
Sin embargo, el fracaso del proyecto populista se debió la dos factores. Primero, las relaciones de dependencia con el mercado internacional volvieron a acentuarse en la posguerra, resultando en mayor flujo de excedentes para el Exterior y provocando la fuga de los capitales necesarios a la continuidad del Estado de Bienestar Social. Segundo, las clases populares no tenían intención de aceptar sólo y tan solamente aquello que las élites resolvían conceder; hubo la continuidad de la lucha de los trabajadores por mejores condiciones que, asociada a la efervescencia popular bajo influencia de la Revolución Cubana, acabaron alejando los gobernantes populistas del pueblo.
En el final, Getúlio Vargas y Juan Perón acabaron perdiendo todos los apoyos; acusados por las élites de que estén demasiado próximos de las clases populares y que provoquen excitación y resentimientos, por el pueblo fueron llamados fascistas por no atender todas las reivindicaciones y por que reculen en temas estratégicos como la Reforma Agraria, por ejemplo.
Si, por un lado, la ruptura de la coalición populista revela las condiciones relativamente precarias en las cuáles se verificaba la alianza, por otra parte, no se puede concluir apresuradamente que esos gobernantes eran demagogos, cuyo objetivo era manipular expectativas populares o "engañar" el pueblo con su retórica. Las consignas de "Padre de los Pobres", "El Primer Trabajador" y "Amigo del Pueblo" tuvieron un sentido histórico para la época y llamar populista a cualquier político de hoy día es una ofensa para quien recibe el calificativo, pues el término se hizo peyorativo. También es ofensivo para Vargas y Perón, que no pueden ser comparados a los actuales demagogos de turno.
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