25 ESTUDIANTES ARGENTINOS Y UN SINGULAR DESEO:
QUEREMOS IR A LAS MALVINAS
Revista Gente y la Actualidad
20.05.1971
LOS ALUMNOS DE QUINTO AÑO DEL INSTITUTO ALMIRANTE GUILLERMO BROWN, DE HAEDO, ELIGIERON —POR UNANIMIDAD— UN LUGAR SORPRENDENTE COMO META DE SU VIAJE DE EGRESADOS:
LAS ISLAS MALVINAS. PESE A LAS DIFICULTADES QUE, ES DE PREVER, ENCONTRARAN, LOS JOVENES SE PREPARAN PARA LA TRAVESIA COMO SI ESTA FUERA UNA CERCANA REALIDAD.
SI EL VIAJE SE CUMPLE SERA UNO DE LOS PASOS MAS IMPORTANTES DADOS PARA EL ACERCAMIENTO DE RELACIONES CON LOS HABITANTES DE LAS ISLAS.
Esta historia comenzó en Mar del plata, un nublado jueves de enero del año que corre. Juan Antonio Costa pasaba allí sus vacaciones, premio al buen término de su cuarto año de bachillerato. Ninguna materia para marzo, drástica tranquilidad.
Ese jueves —como lo hace todas las semanas— Juan Antonio pidió en un quiosco su ejemplar de "Gente". Luego se apoltronó en la silla de un bar para hojear el número, ritual que suele cumplir antes de meterse a fondo en las páginas. Una nota lo atrajo especialmente: "GENTE en las Malvinas". Tras leerla media docena de veces una idea empezó a darle vueltas en la cabeza. La desechó, pero era inevitable, sólo logró terminarse de convencer. "Hay que tomarse algún tiempo", decidió.
Ya en Buenos Aires se reunió con un grupo de condiscípulos. "¿Han leído esto?". Algunos sí. Uno de los muchachos preguntó: "¿A qué viene eso?". Juan Antonio lanzó su idea: "¿Qué les parece si nuestro viaje de egresados lo hacemos a las Islas Malvinas?".
La idea se discutió hasta el agotamiento. Ya comenzadas las clases el tema se extendió a todo el curso. Primero hubo serias oposiciones: un viaje hasta las Malvinas sería por demás engorroso, amén de caro; además, ¿cuáles eran las posibilidades reales de realización?. Algunas muchachas lanzaron femeninas voces de alarma: ¿no era verdad que en los mares del sur los (juques se agitan terriblemente?
Aunque lentamente, el proyecto se abrió paso. Por eso la historia continúa con una inesperada visita a nuestra redacción: Juan Antonio Costa y tres de sus compañeros. Les preguntamos a qué habían venido. Respondieron con sorprendente convicción, como si se tratara de la cosa más natural del mundo: "Queremos ir a las Islas Malvinas. ¿Pueden decirnos dónde se sacan los pasajes y cuánto cuesta cada uno?".
Durante más de una hora se perpetuó esa primera conversación. Explicamos la especialísima situación que impera entre las islas y nuestro país, la singular idiosincrasia de los malvineros, el cúmulo de dificultades que encontrarían para , llevar a cabo su plan. No hubo el menor síntoma de desaliento.
—Ya habíamos pensado en eso, caramba —explicó Juan Antonio-—. Pero queremos ir. Si no hubiera dificultades para viajar a las Malvinas, ¿para qué íbamos a venir aquí?
Era muy lógico. Quedamos en verlos en su colegio.
El curso de quinto año del Instituto Almirante Guillermo Brown, de Haedo, no se diferencia en nada de sus semejantes: son 6 varones y 19 chicas entusiastas, algunos más y otros menos adeptos a inclinar su cabeza sobre los libros de texto. Todos jóvenes, todos alegres.
Pero algo ha cambiado ahora en ellos: desde el día en que se propusieron recalar en Las Malvinas, cuando terminen sus estudios, una simpática terquedad se ha apoderado de todos. Su fe en que la tournée será una realidad no presenta grieta alguna; tan seguros están de ello que el curso entero dedica buena parte de sus horas libres para prepararse: repasan sus estudios de inglés, leen a fondo cuanto "libro o folleto sobre las islas cae en sus manos e incluso profundizan sus conocimientos sobre la Argentina.
"Gente" conversó con todos en una extendida e informadísima charla. He aquí las respuestas principales.
"¿Por qué elegimos las Islas Malvinas? Es difícil definir las razones que nos empujaron a hacerlo. Creo que en parte se debe al influjo que siempre ejercen las cosas desconocidas. Nos preocupa la suerte de aquellas dos mil y pico de personas entre las cuales hay muchachos como nosotros. Queremos conocer esa gente, comunicarnos con ellos, saber cuáles son sus problemas y sus inquietudes, qué cosas los hacen felices y cuáles los entristecen. ¡Están tan cerca y tan lejos de nosotros!" (Alberto Fahey).
"Yo pienso que nuestro viaje, tal vez en pequeña medida, puede ayudar a que el conflicto se supere. Sí nosotros nos hacemos amigos de los muchachos de allá, y viceversa: ¿qué nos impide que los podamos invitar a pasar unos días con nosotros? Me imagino la cantidad interminable de temas que podremos tocar con ellos. ¿Qué autores leen? ¿Qué discos escuchan? ¿Qué opinan de nuestro país?" (Patricia Mabel Bittar).
"En nuestro país hay un gran desconocimiento de cómo son realmente los habitantes de las Malvinas. Para quitarse las dudas nada mejor que ir allá. Supongo que ellos también nos desconocen a nosotros. Pues bien: algo podremos
hacer en ese sentido" (Liliana Lucía Irigoyen).
"Me encantará llevarles cosas de acá, mostrarles cómo es la Argentina, enterarlos de cuánto nos preocupa su situación. Nuestro interés no es, en absoluto, agresivo; todo lo contrarío. Pienso que a ellos les debe interesar la gente de aquí, sus costumbres. Por lo menos a mí me interesan mucho ellos" (Alfonso Bolognini).
Las ideas que han forjado los muchachos son suficientes como para que el viaje que piensan realizar se transforme en el encuentro más importante que se ha realizado entre malvineros y argentinos en toda la larga historia del conflicto: piensan llevar filmes sobre diversos aspectos de la Argentina (festejos tradicionales, vida en el campo, industria, ciudades, etcétera), objetos típicos de todas las provincias, textos y láminas sobre nuestras costumbres y formas de vida, fotografías de diversos sitios.
El director del Instituto, profesor Rodolfo Fuentes, alienta a los muchachos: "La idea de ellos es formidable. Ojalá pueda hacerse. Por lo pronto, el entusiasmo y la seriedad con que la han acometido los hace merecedores de éxito".
Aún no se sabe cómo terminará esta historia, que nació a principios de año en la cabeza de un muchacho estudiante, lector de "Gente".
De todos modos, algo así como un sutil presagio irrumpió el domingo pasado: los diarios daban cuenta de un informe relativo a la cuestión Malvinas dado a conocimiento público en Londres, resumen de las conversaciones tripartitas mantenidas por malvinenses ingleses y argentinos. Las conclusiones eran alentadoras: todas las partes están dispuestas a propiciar un acercamiento, a estrechar los sistemas de comunicaciones, a quebrar trabas.
Quedan en el aire una multitud de respuestas, pues el buen término de esta historia depende de la buena voluntad de mucha gente.
Pero, por cierto, no es imposible que a fines de este año los alumnos de quinto año del Instituto Almirante Guillermo Brown posen sus plantas en las Islas Malvinas.
Ojalá.
ALEJANDRO SAEZ GERMAIN
Fotos: Mario Paganetti
http://www.magicasruinas.com.ar/revistero/locales/egresados.htm