Operación Colibrí
La llamada Noche de Los Cuchillos Largos tuvo lugar entre la noche del 30 de junio y la madrugada del 1 de julio de 1934, y fue una purga política dentro del Partido Nazi que consistió en una serie de asesinatos cuyo blanco principal fue la cúpula del grupo militarizado SA y su líder, Ernst Röhm.
Se trata de uno de los episodios más siniestros de la primera etapa de Hitler en el poder y de uno de los raros ajustes de cuentas en que la violencia nazi afectó a sus propios correligionarios. Aquella noche tanto Röhm, como el ex dirigente nazi Gregor Strasser y el ex canciller el general Von Schleicher, fueron arrestados, junto con todos los demás dirigentes.
Ellos tres fueron ejecutados por la Gestapo, acusados por Hitler de conspiración para realizar un golpe de estado, el llamado Röhm Putsch.
La realidad, fue que se trató de una maniobra del líder nazi para centrar en sí mismo el poder. La causa de esta noche fatídica la encontramos en la presión que ejercía Röhm para integrar al ejército alemán bajo su mando en las SA y así unificarlos, como también en su insistencia en que Hitler lo nombrase Ministro de Defensa.
Pese a todo Röhm se aferró a su visión de un nuevo ejército alemán nucleado en las SA, la cual chocaba, a comienzos de 1934, con la visión de Hitler de consolidar y expandir el poder de la Reichswehr.
Eso llevó a que el ejército viera a las SA como una amenaza, algo que comenzaron a visualizar varios de los lugartenientes de Hitler. Tras una serie de acontecimientos dados en junio, cuando Hitler se reunió con Mussolini, comenzó a desatar lo que ocurriría la noche del 30 de ese mes.
Por un lado, las presiones internas sobre Hitler para controlar y dominar a las SA, llegó incluso al propio Mussolini, quien le comunicó al líder nazi que las SA “estaban ennegreciendo el buen nombre de Alemania”.
Tras este aviso, Hitler actuó, ordenando a Himmler y a Heydrich, jefe del Servicio de Seguridad (las SS), se preparan para la purga, algo aceptado unánimemente por todo su gabinete. Falsificaron un expediente en donde se sugería que Röhm había recibido 12 millones de reichsmark (casi 25 millones de euros actuales) para derrocar a Hitler.
La matanza de líderes de las SA se planeó con muy poco tiempo, en días, y sin embargo, pese a las prisas, se ejecutó con mucha eficacia. Por toda Alemania, líderes destacados de las SA (y de paso otros enemigos internos de Hitler en el partido) fueron detenidos y ejecutados.
El propio Hitler, pistola en mano, encabezó el comando de SS y Gestapo que se presentó en plena noche, por sorpresa, en casa de Ernst Röhm. Hitler y sus secuaces encontraron a Röhm y varios lugartenientes de las SA durmiendo la mona tras una noche de borrachera.
Sacado de la cama a punta de pistola, sin saber muy bien qué estaba sucediendo, Röhm escuchó las acusaciones de Hitler. Negó a gritos que estuviese planeando una traición, pero sin efecto. Fue llevado a una celda donde se le ejecutaría con un tiro de pistola dos días después. También En casa de Röhm se encontró a uno de los principales mandos de las SA metido en la cama con un chico; esta vez Hitler sí dio el visto bueno para que la propaganda de Goebbels utilizara la homosexualidad como prueba de la “corrupción moral” a la que habían llegado los Camisas Pardas.
Escenas similares se repitieron aquella noche por todo el país. La improvisación en la matanza, sin embargo, produjo algunos asesinatos por error. Hitler aprovechó que Hindenburg estaba muy enfermo para enviarle un cariñoso saludo a Franz von Papen. El hasta entonces socio conservador del gobierno de Hitler también fue detenido durante aquella noche. Llevado a una celda, se lo liberó unos días después sin que hubiese recibido daño alguno. Los nazis se disculparon alegando un error, pero Papen había captado el mensaje.
La ola de asesinatos tuvo efecto inmediato sobre los Camisas Pardas. Confusos y aturdidos, privados de todos sus líderes y sintiéndose el blanco de las iras del partido, los matones de las SA dejaron de causar problemas.
Alrededor de 200 personas fueron asesinadas en el curso del llamado "Röhm Putsch": además de 50 líderes superiores de las SA, opositores al régimen de la política y la iglesia, como el ex canciller Kurt von Schleicher y su esposa y el católico Erich Klausener. Del mismo modo, antiguos seguidores de Hitler como Gregor Strasser estaban entre las víctimas.Cuando el propio Hitler se dio cuenta de que era el único que abogaba por la suerte de Ernst Röhm, accedió a abandonar a su amigo. Este sería asesinado en su celda al día siguiente por dos hombres de las SS, tras rehusar darse muerte con la pistola que le habían dejado. Fue la señal para detener las ejecuciones.
La Noche de los cuchillos largos representó un triunfo para Hitler, y un punto de inflexión para el gobierno alemán, estableciendo al Hitler como el líder supremo del pueblo alemán.
Debido a las maniobras realizadas por los principales jerarcas nazis a nivel legal, ningún fiscal pudo avanzar en su intento de emprender acciones legales contra quienes realizaron los asesinatos, dejando de manifiesto de este modo que ninguna ley restringiría a Hitler en su abuso de poder.