Los 70: la bomba de Montoneros contra un barco de la Armada y un pacto contra los ingleses en Malvinas
Un buzo de la organización terrorista colocó en septiembre de 1975 una carga explosiva en el ARA Santísima Trinidad; durante la guerra de 1982, las autoridades navales le encomendaron al mismo guerrillero una operación similar contra un buque de guerra británico
Exclusivo suscriptores
30 de enero de 2024
Mariano De Vedia
El destructor
ARA Santísima Trinidad, que fue blanco de un
atentado de la organización Montoneros cuando aún no había terminado su construcción en el Astillero de Río Santiago, el 22 de septiembre de 1975, tuvo momentos de gloria y de derrumbe.
Es el buque que el 2 de abril de 1982 transportó tropas de unidades navales en el
desembarco argentino en las islas Malvinas y, luego de quedar inactivo en 2004,
comenzó a hundirse en enero de 2013 en un muelle de la Base Naval de Puerto Belgrano, donde se encontraba arrumbado, por falta de mantenimiento y sucesivas averías. Sus desventuras prosiguieron y ocho años más tarde el entonces presidente
Alberto Fernández ordenó su desguace y venta como chatarra, que fue
frenado por un amparo judicial: la Justicia dispuso la obligación de proteger el buque como patrimonio histórico y cultural argentino.
La historia del ARA Santísima Trinidad va más allá del atentado explosivo de 1975 y se nutre de
intrigas y complicidades entre el autor principal del ataque, el montonero
Máximo Fernando Nicoletti, luego detenido en la ESMA y a quien varias fuentes le atribuyen acuerdos con la
inteligencia naval durante la dictadura militar. Le asignan, incluso, un papel protagónico en la frustrada
Operación Algeciras, que en mayo de 1982, iniciada ya la Guerra de Malvinas, planeó la colocación de un
artefacto explosivo en un buque de guerra británico alistado en la base de Gibraltar. Un ataque similar al que siete años antes había sufrido el ARA Santísima Trinidad.
El golpe de Montoneros
Nicoletti había nacido en Mendoza, pero se crió en Puerto Madryn. En 1974 ya se había integrado a Montoneros y habría participado en el atentado contra el
comisario general Alberto Villar, jefe de la Policía Federal, muerto junto con su esposa al estallar una bomba mientras
paseaban en una lancha en el Delta.
ARA Santísima TrinidadArchivo
La Armada, en tanto, ya tenía avanzada la construcción de la
fragata misilística ARA Santísima Trinidad, adquirida en el Reino Unido en agosto de 1969 y cuyos materiales y equipos iba a ser ensamblados para su terminación definitiva en los talleres del Astillero Río Santiago.
En la primavera de 1975 lo que venía avanzando era la inestabilidad política, económica y social. El 28 de agosto de ese año, Montoneros había hecho estallar, con una bomba en la pista, un
Hércules C-130 de la Fuerza Aérea. Cuatro semanas después, el blanco fue la Armada.
Buzos tácticos del pelotón Arturo Lewinger de Montoneros, encabezados por Nicoletti, colocaron una carga explosiva junto a un pilote del muelle del Astillero Río Santiago, al que estaba amarrada la nave, lo que provocó daños en su estructura y un hundimiento parcial. Los problemas más graves se identificaron en la deformación de ejes y cunas, lo que demoró los plazos para la finalización de las obras.
La construcción terminó, finalmente, en noviembre de 1980 y, al año siguiente, el ARA Santísima Trinidad zarpó al puerto de
Portsmouth,en Gran Bretaña, para la puesta a punto de su capacidad misilística. La embarcación regresó a la
Base Naval de Puerto Belgrano en diciembre de 1981.
Tropas del Ejercito Argentino avanzan por la Avenida Ross , luego del desembarco y ocupacion militar de las Islas Malvinas
Rumbo a Malvinas
El desembarco argentino en las islas Malvinas tuvo al ARA Santísima Trinidad como uno de sus barcos insignias. El jefe de la Armada e ideólogo de la operación militar,
almirante Jorge Isaac Anaya, no solo puso el ojo en la embarcación, sino también en quien
había intentado ser su verdugo: el montonero Nicoletti, quien salió de la ESMA con aceitados vínculos con la inteligencia naval.
Durante su detención en el centro clandestino habría colaborado con las autoridades navales. Incluso, le habrían
encomendado misiones en los momentos de fuertes tensiones con Chile, cuando el conflicto por el Canal de Beagle estuvo a punto de llevar a ambos países hermanos a una guerra.
El 2 de abril de 1982 encontró a Nicoletti en Miami, pero no tardaron en
reactivarse los contactos. El almirante Anaya estaba al tanto de los planes y se le instruyó el objetivo de dañar con una carga explosiva un barco de guerra de la flota británica que se alistaba en Gibraltar para salir runbo a Malvinas. Con las primeras averiguaciones, el objetivo pasó a ser la
fragata HMS Ariadne.
Con el apoyo de dos antiguos compañeros de militancia guerrillera - Antonio Nelson Latorre y “el Pelado Diego”- y la colaboración de un oficial naval en actividad,
la operación montó su base en Algeciras. Incluso, en valija diplomática se enviaron a Madrid minas explosivas italianas, con la consigna de esperar la orden para llevar adelante la operación, para dar tiempo a las negociaciones diplomáticas que se habían abierto. Ese tiempo se prolongó y
la operación no llegó a ejecutarse.
Distintas crónicas periodísticas coinciden en que el plan fracasó porque determinados gastos en efectivo
llamaron la atención de las autoridades españolas, atentos a cualquier movimiento que generara sospechas, ante el temor de un posible atentado terrorista en las semanas previas al Mundial de Fútbol que se iba a disputar en España. El asalto a un banco hizo pensar a la policía local que
los argentinos que habían llegado a Algeciras estaban involucrados en el atraco, lo que frustró el ambicioso plan para concretar el ataque a un buque de guerra británico.
Información confiable en Internet. Noticias de Argentina y del mundo - ¡Informate ya!
www.lanacion.com.ar