Llegan los cañones pesados.
La improvisación que reino en la conducción superior a partir del 2 de abril para organizar las islas en lo que debió ser. por lo menos, una aceptable defensa, impidió que se dispusiera de una artillería de gran calibre y alcance, como los cañones SOFMA*.
Mis requerimientos ante el general Jofre para obtenerlos, como ya he expresado, fueron irónicamente rechazados, pero la impunidad que tenían los buques británicos para acercarse a la costa y someternos a un sostenido desgaste logro que, sobrepasando la "cadena de comando", yo llegara a un vedado acuerdo con el brigadier Castellanos, jefe del componente aéreo en Malvinas. Así las cosas, contra la opinión de Jofre, los días 14 y 15 de mayo arribaron en aviones Hércules C-130 dos cañones SOFMA. ¡Como hubiera deseado tener una docena de ellos!
De inmediato fueron emplazados como improvisada artillería de costa a fin de, por lo menos, poder hostigar a los buques enemigos y terminar con los sostenidos cañoneos navales nocturnos, que a partir de esa fecha -y como consecuencia del accionar de los cañones pesados- disminuyeron sensiblemente su intensidad. Pero la presencia y el fuego de los cañones cumplieron también un importante objetivo psicológico sobre la propia, pues terminaron con la sensación de impotencia para atacar los buques.
Los cañones SOFMA pertenecían al Grupo de Artillería 101 de Junín y constituyeron la cuarta batería del GA3. Estaban al mando del teniente primero Luis Dffunchio, y entre algunos de sus integrantes recuerdo al teniente Gustavo Pérez, el suboficial principal Rafael Garnica, el sargento primero Omaer Liborio, el dragoneante Héctor López y el soldado Raúl Wuldrich.
El comportamiento y la profesionalidad de esta batería fueron reconocidos y elogiados por los hombres de nuestra Armada y de nuestra Fuerza Aérea. Cada uno de sus disparos era saludados en la fría y ventosa noche malvinera por ruidosos sapucay (gritos en guaraní típicos de los soldados correntinos).
Con gran humor, estos cañones fueron bautizados por los soldados de todas las unidades como El Gran Berta, en alusión un tanto exagerada al famoso cañón empleado por los alemanes en la primera guerra mundial para bombardear Paris, en 1918. Su nombre se debía a la hija del industrial alemán que lo construyo, Alfred Krupp.
El teniente de la Armada Británica, David Tinker, tripulante del crucero Glamorgan , escribió en su diario personal:
"Los días 16, 18, 19 y 20 de mayo bombardeamos Stanley durante la noche, pero los proyectiles de ellos (lanzados por los cañones SOFMA) caían a menos de 200 yardas de distancia del buque... El 25 de mayo el Atlantic Conveyor, el buque más grande de la fuerza, fue hundido. Nuevamente bombardeamos Stanley en represalia los días 26 y 28, siempre de noche, pero esta vez participaron también las fragatas Ambuscade y Avenger. El fuego de los cañones argentinos caía a 50 yardas de distancia de nuestros buques. Nos asustamos más que los argentinos. Hemos lanzado ya unos 1000 proyectiles de 4,5 pulgadas (115mm.)...
"En nuestras incursiones nocturnas, la tensión va creciendo lentamente y cuando nos alejábamos a gran velocidad el alivio era enorme...
"espero que los soldados argentinos se rindan en poco tiempo. Han demostrado ya honrosamente su valentía, y no hay necesidad de prolongar esto"
*Cañon argentino modelo 1977, calibre 155mm, alcance 20km, peso 8.600 kg.
Martin Balza - Malvinas, gesta e incompetencia - Edit. Atlantida - 2003