Notas en los medios sobre Nazismo

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Alemania sigue la pista a los antiguos vigilantes nazis de Auschwitz

El centro que persigue los crímenes nazis lanza una investigación para castigar a 50 nonagenarios, guardas del campo de exterminio, como cómplices del Holocausto.

Kurt Schrimm, responsable de la Oficina de Investigación de los Crímenes nazis, en el archivo de la institución. / THOMAS KIENZLE (AFP)

Comienza una de las últimas ofensivas legales para castigar a los cómplices impunes del Holocausto. Casi setenta años después de la capitulación incondicional de la Alemania nazi, la Central para el Esclarecimiento de los Crímenes Nacionalsocialistas, con sede en Ludwigsburg, ha anunciado esta semana que investiga a 50 antiguos guardias del campo de concentración y exterminio de Auschwitz para llevarlos ante la justicia. Se trata de nonagenarios, en buena parte antiguos miembros de alguna unidad de la organización paramilitar nazi SS, que vigilaron a los presos en Auschwitz. Allí murieron asesinadas alrededor de 1,3 millones de personas, la mayoría judías, durante la II Guerra Mundial. Además de estas cincuenta acusaciones relacionadas con Auschwitz, los investigadores de Ludwigsburg rastrean criminales de los campos de la muerte de Sobibor y Belzec. También tienen pistas de miembros de los llamados einsatzgrupen, los escuadrones paramilitares encargados de asesinar judíos, gitanos, partisanos, enfermos mentales y demás “indeseables” o “asociales” en la retaguardia de los vastos territorios ocupados por Alemania.
La persecución anunciada esta semana será posible gracias a la jurisprudencia del juicio al guardia de Sobibor John Demjanjuk, en 2011. Un tribunal de Múnich lo consideró culpable de complicidad en casi 30.000 asesinatos y lo sentenció a cinco años de cárcel. El juez consideró probado que Demjanjuk fue trawniki entre marzo y septiembre de 1943: uno de los prisioneros de guerra soviéticos que colaboraron con la SS como guardias voluntarios en sus campos de exterminio. Su trabajo se limitaba a sacar a los judíos recién llegados de los vagones de ganado o conducirlos poco después a las cámaras de gas. Sobibor, como Belzec y Treblinka, era poco más que un matadero donde los nazis asesinaron a entre 150.000 y 250.000 personas. El juez de Múnich vinculó el trabajo voluntario del ucraniano de nacimiento y antiguo ciudadano estadounidense Demjanjuk con todos los asesinatos perpetrados durante los meses que pasó en Sobibor.
Una reciente sentencia abre la vía para enjuiciar a los guardias
Según el fiscal Kurt Schrimm, la central de Ludwigsburg ha ampliado por eso su radio de acción contra los veteranos de la maquinaria nazi. “Hasta ahora”, reconoce, “los vigilantes del campo no habían interesado demasiado” a los fiscales. Pero la sentencia contra Demjanjuk pone una nueva herramienta legal en manos del ministerio público, puesto que ya no es necesario probar la implicación en delitos concretos.
Las pruebas de que los sospechosos fueron vigilantes en el campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau, la gran fábrica del exterminio industrial construida por los alemanes en la Polonia ocupada, bastarían para presentar cargos por complicidad en aquellos asesinatos.
En la central de Ludwigsburg esperan enviar la documentación de estos cincuenta nuevos sospechosos a las Fiscalías competentes en cada caso. Éstas estudiarán de nuevo los informes y decidirán si presentan cargos concretos. El director del Centro Simon Wiesenthal en Israel, Efraim Zuroff, celebró el nuevo paso “aunque no salgan adelante todas las acusaciones”. Zuroff se dice “realista” y asegura que “bastaría con que se presenten cargos formales contra cinco o diez de ellos para que yo me pusiera a gritar aleluyas por el centro de Berlín”.
El fiscal: “No se trata de encarclear a nonagenarios, sino de ofrecer justicia”
El Código Penal alemán contemplaba hasta finales de los 60 un plazo de 20 años para la prescripción de los delitos de asesinato. Para evitar que los crímenes nazis quedaran definitivamente impunes con el vigésimo aniversario de la fundación de la República Federal en 1949, los legisladores anularon la prescripción de los delitos de genocidio tras una serie de señalados debates en el Parlamento (Bundestag) de Bonn. Diez años más tarde eliminaron la prescripción de cualquier delito de asesinato.
Schrimm ha explicado que “no se trata de poner ancianos nonagenarios entre rejas”, sino de “ofrecer justicia a las víctimas”. 50 años después del primero de los llamados Procesos de Auschwitz en Fráncfort, los fiscales impulsan esta nueva serie de pesquisas mientras buscan la colaboración con las autoridades de otros países, en particular los suramericanos. Muchos nazis huyeron a América para eludir a la Justicia tras la derrota de Alemania en la II Guerra Mundial. Según contó esta semana el fiscal al diario Süddeutsche Zeitung, “la colaboración con Brasil es prometedora”.
el pais.es
 

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CERTIFICAR QUE LA TIERRA ERA HUECA Y OTROS OBJETIVOS DE LA MISTERIOSA EXPEDICIÓN NAZI AL TIBET

Con todo tipo de finalidades ocultistas, varios alemanes viajaron hace 75 años a esta tierra donde recibieron una carta de hermanamiento del Dalai Lama

WIKIMEDIA
Schaeffer, jefe de la expedición nazi


Hace 75 años los aventureros y cazatesoros eran bien distintos de los que, hoy por hoy, nos vende la factoría Hollywood. De hecho, más que ir vestidos con un reconocible sombrero de vaquero y armados con un látigo, preferían equiparse con brazaletes con esvásticas y vestirse con el traje negro de las SS. Al menos, esto es lo que dejó claro el extraño viaje al Tibet que varios soldados y estudiosos nazis realizaron para, entre otras cosas, estudiar el origen de la raza aria y la composición de la Tierra
Dirigida por Ernst Schaeffer, esta expedición tenía el sello de identidad de la Ahnenerbe nazi, una organización que, aunque en principio nació para dar validez a las más antiguas tradiciones arias, pronto se destacó como una sociedad cuyos miembros realizaron todo tipo de extraños viajes. Concretamente, se destacaron en el campo de la arqueología al buscar artefactos como la lanza de Longinos o el Santo Grial.
La expedición tenía el sello de identidad de la Ahnenerbe nazi
En 1938, la Ahnenerbe se propuso dar un paso de gigante y organizar un viaje a la región del Tibet. «Encabezada por (…) Schaeffer, y compuesta por un grupo de cinco investigadores alemanes acompañados por 20 voluntarios de las SS, en la expedición al Tibet existía un interés arqueológico y antropológico, pero no olvidemos que parte de las actividades de la Ahnenerbe se centraban en el estudio de las leyendas y las tradiciones, y (…) sin duda estaban interesados en los mitos y leyendas tibetanas», determina el investigador José Lesta en su libro «El enigma nazi. El secreto esotérico del III Reich», editado por Edaf.

Primeros objetivos demenciales

No obstante, el artífice real de la expedición no fue otro que el archiconocido líder de las SS Heinrich Himmler, quien, ya en 1936, tenía todo tipo de planes para el grupo de alemanes que viajarían hasta lo que en ese momento era el fin del mundo. Entre sus primeros objetivos, se encontraba el de certificar que el origen de la raza aria se encontraba en el Tibet.
Como misión final, Schaeffer debía viajar en busca de la ciudad perdida de Zabala
«Existe un documento secreto en el que (…) Schaeffer (…) recuerda su primer encuentro con el jefe de las SS: “Himmler me habló de su creencia de que la raza nórdica no había evolucionado, sino que había descendido directamente del cielo para asentarse en el continente desaparecido (Atlántida), y que antiguos emigrantes de ese continente habían fundado una gran civilización en Asia Central. Creía que algunos tibetanos eran descendientes directos de esta civilización y que los arios provenían de esta etnia», determina el autor.

Sin embargo, este no era ni mucho menos su objetivo más rocambolesco, ya que el grupo de viajeros nazis también recibió órdenes de hallar todas las pruebas posibles para demostrar la teoría de que la Tierra estaba hueca. Concretamente, la cúpula nazi se había hecho eco de la leyenda que afirmaba que, dentro de la corteza terrestre, existían un gran número de galerías que conectaban los diferentes países entre sí y que el centro de dichos corredores se encontraba en el Tibet.
En busca del reino de Shambhala

A su vez, y como misión final, Schaeffer debía viajar en busca de la ciudad perdida de Shambhala, un misterioso lugar cuya ubicación era desconocida pero del que se hablaba en la tradición tibetana. No obstante, el interés en este territorio no era arqueológico, sino militar, pues los nazis pensaban que, si hallaban el emplazamiento, podrían invocar a un misterioso héroe tribal, Gesar de Ling, quien les ayudaría a dominar el mundo.
«Gesar de Ling vivió aproximadamente en el siglo XI y fue el rey de la provincia de Ling, al oeste del Tibet. Al término de su reinado, los relatos y leyendas sobre sus logros en cuanto guerrero y gobernante se difundieron por todo el Tibet (…). Algunas leyendas afirman que Gesar de Ling retornará viniendo de Shambhala para someter a las fuerzas de la oscuridad en el mundo», determina el lama tibetano Trungpa en declaraciones recogidas en el libro de Lesta.
El mejor jefe de operaciones

Bajo todas estas pretensiones se preparó la expedición, la cual estuvo comandada por uno de los grandes aventureros alemanes de la época: Ernst Schaeffer. «Schaeffer había estudiado zoología y biología en la Universidad de Botinga y allí empezó a abrazar la causa nazi. Su vida daría un giro de ciento ochenta grados cuando conoció a un joven estadounidense en Hannover (…) al que acompañaría a una expedición con tan sólo 21 años», explica por su parte Oscar Herradón en su libro «La Orden Negra, el ejército pagano del III Reich».
Tras dos meses de investigación, el grupo volvió a casa por orden de la cúpula nazi
Este alemán tenía entre sus logros el haber sido el primer occidental en matar a un oso panda y el haber llevado a cabo un viaje hasta el Himalaya. Para acabar de completar su currículum, a una corta edad se afilió a las SS, cuerpo del que ya era oficial cuando se le encargó dirigir el viaje hasta el Tibet. Sin duda, era el mejor hombre para Himmler, que, casi sin dudas, recurrió a su ayuda.

«La expedición contaba también entre sus filas con Bruno Beger, un joven y aplaudido antropólogo que también buscaba los orígenes de la “raza superior”. (…) Junto a estos partirían también hacia el Tibet el geofísico Kart Wienert, y Ernest Krause, entomólogo y fotógrafo. El experto en técnica y organización era Edmund Geer», completa Herradón.
Comienza la aventura

Tras llevar a cabo todos los preparativos, en abril de 1938 comenzó la esperada expedición. Una de sus primeras paradas, ya en Asia, fue el territorio de Sikkim, una puerta natural para entrar en el Tibet. Este lugar fue de gran utilidad para uno de los miembros de la expedición, Beger, quien llevó a cabo todo tipo de mediciones y experimentos con la población local.
«Beger haría minuciosos análisis de los rasgos físicos de los lugareños (…) y realizaría siniestras “mediciones craneales”: medía la longitud, anchura, y circunferencia de sus cabezas (…) de su boca, nariz… Según la ciencia racial imperante en el Reich, los nórdicos, la raza superior, se distinguían (…) por una frente ancha y un rostro alargado», explica Herradón en el texto.
No obstante, estas no fueron las únicas pruebas que haría este doctor. «Utilizaba también máscaras faciales de yeso, material (…) que les provocaba ahogamientos, escozor, e incluso quemaba su piel», determina el español. De hecho, tal era su falta de escrúpulos que en una ocasión casi acabó con la vida de un joven lugareño cuando la pasta penetró por su nariz y boca.
La ciudad sagrada

Después de esta parada, atravesaron el último tramo del trayecto, el que les llevaría hasta la ciudad sagrada de Lhasa. «Durante el viaje, Schaeffer se entregaba de forma enfermiza a la caza para conseguir exóticos especímenes para los museos del Reich. Bruno Beger confirmaría más tarde que Schaeffer, realmente fuera de sí, en ocasiones llegaba a beber sangre de algunas de sus presas tras haberlas degollado. Según este, les conferían fuerza y potencia», añade Herradón.
Los nazis trajeron consigo una carta del Dalai Lama para Hitler
En 1939, pocos meses antes del inicio de la II Guerra Mundial, la expedición llegó a las puertas de la ciudad, hogar del Dalai Lama, por aquel entonces nada más que un niño. Antes incluso de comenzar las investigaciones de campo, ya habían logrado una gran proeza para Alemania: hacer que los pendones con la esvástica se alzaran en lo alto del Tibet. Una vez alcanzada la aldea iniciaron sus pesquisas recogiendo raros especímenes de todo tipo de especies poco conocidas y llevando a cabo miles de fotografías y filmaciones.

Tras dos meses de investigación, el grupo volvió a casa por orden de la cúpula nazi, temerosa ante el inicio de la contienda contra Polonia. Sin embargo, y aunque no lograron verificar las descabelladas teorías que pretendían, no regresaron con las manos vacías.
Los curiosos regalos del Tibet

Una vez en el corazón del Reich, Schaeffer y sus compañeros fueron tratados como héroes e, incluso, rodaron un documental con todas las imágenes captadas en su viaje. A pesar de todo, todavía tendría que pasar mucho tiempo hasta que finalizara la investigación y el análisis de todos los especímenes que había traído del Tibet.
A su vez, los alemanes trajeron consigo un curioso regalo. «Tras la llegada corrieron rumores sobre la existencia de un documento de singular valor y que Hitler habría colocado en una habitación cerrada y sin ventanas (…) en la sala donde supuestamente meditaba. Pues bien, dicho documento existió. No era otra cosa que un pergamino en el que el Dalai Lama habría firmado un tratado de amistad con la Alemania nazi y reconocía a Hitler como jefe de los arios», explica por su parte Lesta.
Un misterioso final

No obstante, nunca se llegó a saber a ciencia cierta si la relación entre el Tibet y la Alemania nazi era tan estrecha como demostraba aquella carta. «Todas las pruebas sobre la conexión (…) se irían diluyendo con el transcurso de la guerra y los bombardeos», explica el autor de «El enigma nazi».
Lo que si es cierto, según Lesta, es que «cuando al final los rusos entraron en una de las sedes de la Ahnenerbe en Berlín, yacían muertos varios soldados de raza mongola sin distintivos de ningún tipo. Todos portaban unas extrañas dagas ceremoniales y estaban tendidos en el suelo formando un círculo».
Cuatro preguntas a José Lesta

M. P. V.MADRID
1- ¿Qué es lo más curioso que trajeron los nazis del Tibet?
Durante el interrogatorio al que fue sometido el jefe de la expedición, Ernst Schaeffer, tras la guerra, se desprende que sus jefes creían que los arios no habían evolucionado sino que provenían de Asia central, y que eran los descendientes de una antigua civilización que descendió del cielo. Así pues, los nazis buscaban los supuestos orígenes de la raza nórdica en los Himalayas. Sin embargo, y paradójicamente, lo más interesante que trajeron -que sepamos- fue el ritual del Tantra de Kalachakra, la iniciación más alta del budismo tibetano que curiosamente puede administrarse a un profano. Además es una iniciación guerrera, algo que interesaba mucho a los oficiales de las SS.
2- ¿Es cierto que encontraron una estatuilla que, según se cree, puede ser de origen extraterrestre?
Encontraron muchas piezas arqueológicas de gran valor. Algunas seguramente aún desconocidas para todos nosotros, pero hace unos meses apareció una supuestamente encontrada en 1938 por ellos en el Tibet, y que estaría custodiada por un personaje privado. Aunque se considera un fraude moderno realizado en el siglo XX para coleccionistas incautos, ni siquiera -en caso de ser auténtica- sería tan antigua como los nazis pretendían, pues fue tallada al menos en el siglo X. El interés de la pieza es que, según los análisis químicos, parece haber sido esculpida en un meteorito caído en Mongolia hace 15.000 años.
3- ¿Qué dificultades atravesó la expedición?
Cuando el aventurero Schaeffer partió de Génova rumbo al techo del mundo, los industriales alemanes habían invertido casi un millón y medio de libras -cambio actual- en su expedición, esto significa que llevaban los mejores recursos técnicos del momento. A pesar de ello hay que pensar que el Everest aún no había sido coronado, y que tuvieron que subir hasta allí superando aludes y torrentes caudalosos, algo que quedó reflejado en las sesenta mil fotografías y más de cincuenta horas de película. El viaje no sólo fue accidentado sino sumamente peligroso.
4- ¿Cómo es posible que los exploradores de la Ahnenerbe hayan pasado tan desapercibidos por la historia?
Incluso un par de años después de su creación, la Ahnenerbe era desconocida dentro del stablishment político nazi. Sólo la cúpula sabía de la intrincada red de departamentos, especialistas y edificios que la formaban. Algo parecido ha pasado en las últimas siete décadas con los historiadores del Tercer Reich, a lo que hay que añadir la destrucción sistemática de casi todos sus archivos y edificios centrales, a excepción de la zona de Hamburgo. Si a eso se suma el hecho de que la mayor parte de lo que quedó, no está en manos alemanas ni americanas sino del antiguo archivo soviético de Moscú, el resultado es un oscurantismo casi total.
 
La captura de Eichmann en Argentina

Lothar Hermann, el héroe no reconocido.




Son bien conocidos los sucesos que prosiguieron a la captura del nazi Adolf Eichmann en Argentina, con el traslado secreto a Tel Aviv y el posterior proceso judicial que lo sentenció a muerte por su rol en la Shoá. Los entretelones previos a su secuestro, no obstante, permanecieron durante mucho tiempo en la neblina de las sagas de espionaje. La versión de Lothar Hermann, el sobreviviente de Dachau que lo descubrió en Olivos, contrasta con el relato inicial de la historia oficial. Pero pese a que el Estado de Israel ya reconoció a quien arriesgó su vida para hacer justicia, inexplicablemente en el ámbito comunitario su figura aún no es honrada.
Por Gaby Weber *, especial para Nueva Sión

El 13 Agosto de 2012, finalmente, la DAIA quería honrar a Lothar Hermann, quien encontró al criminal Adolf Eichmann en Argentina. Pero, una semana antes, el presidente de la entidad, Aldo Donzis, canceló todo. Los invitados recibieron un correo electrónico en el que se les comunicaba que el evento había sido suspendido. El embajador alemán también fue desinvitado. Liliana Hermann, la nieta sobrina de Lothar, se indignó y llamó a la DAIA, y esta dio marcha atrás. No obstante, la ceremonia realizada fue, en palabras de Liliana, “un encuentro vergonzoso en un cuarto trasero con algunas sillas de plástico”. Mientras el vicepresidente de la DAIA Alberto Hammerschlag leía algunas palabras, llegó de improvisto el embajador israelí, Daniel Gazit, quien abrazó a Liliana y se sentó a su lado. "Saludamos a Liliana en el nombre del Estado de Israel. En aprecio a todo lo que hizo Lothar Hermann. Por el coraje que tenía. Fue perseguido antes y después y ha tenido el coraje de continuar”, afirmó Gazit.
Para Israel Lothar Hermann es un héroe, para la DAIA un tabú. Liliana Hermann hasta hoy no se puede explicar el porqué. La DAIA se resiste a abrir sus archivos y ni siquiera le da una explicación.

A mediados de los años ’50, Lothar vivía en Olivos. “Él informa a la DAIA sobre el paradero de su vecino Eichmann. Pero lejos de ser reconocido, lo amenazaron. Hasta la fecha, la DAIA no ha explicado lo que había sucedido en ese entonces y por qué no ha hecho nada en contra Eichmann”.
Liliana Hermann ha sido durante mucho tiempo una simple ama de casa en un suburbio de Buenos Aires. Ella tiene dos hijos adultos con su esposo Ariel. A la pequeña Sophie le dio el nombre de Sophie Hermann, su bisabuela, que fue asesinada en Buchenwald.
Su abuelo Hugo Hermann había abandonado a su familia poco después del nacimiento del padre de Liliana. Por lo tanto, ellos no sabían nada acerca de la historia judía de su familia, nada del hermano de Hugo, su tío abuelo Lothar, y un criminal de guerra llamado Eichmann. Sólo se enteró hace 10 años porque su hermano fue a solicitar a la embajada alemana un pasaporte y se presentó como el nieto de un ciudadano alemán. Le dieron un expediente enorme. Su hermano lo abrió y vio que se trataba de Lothar. Pero antes de poder leer algo, vino un funcionario y se lo arrancó de las manos. Dijo que el caso era secreto.

Lothar nació en Quirnbach, en 1901. En 1935 fue arrestado por la Gestapo por contrabando de devisas. Pasó seis meses en el campo de Dachau y luego huyó a Holanda, y desde ahí, con su esposa Marta Waldmann, a Argentina, donde ya vivía su hermano Hugo. Otros dos de sus hermanos se refugiaron a EE.UU., pero el resto de la familia murió en los campos nazis.

Liliana viajó a Coronel Suárez, adonde Lothar se había mudado, y encuentra a su última mujer. Ella le dio cartas de Silvia, la única hija de Lothar, quien emigró a EE.UU. un año antes de la detención de Eichmann, y sobre los acontecimientos de los años ‘50 nunca se había expresado. Fue difamada como amante del hijo mayor de Eichmann, Klaus. Se trata de un rumor que inventó Isser Harel, ex jefe del Mossad, y fue repetido incluso en un documental sensacionalista de NDR, la televisión pública alemana. Inicialmente, Silvia desconfió de que después de tantos años apareciera alguien de la familia. Pero le contó a Liliana cómo había conocido a Klaus en el cine York de Olivos, cuando ella tenía 12 años.
En aquella época, no se hablaba de "crímenes de lesa humanidad". Los delitos cometidos durante la guerra, como la asistencia al asesinato, iban a prescribir a los 15 años, es decir, en mayo de 1960. Y en el caso del delito de homicidio en 1965, a más tardar. Los SS vivían en los mismos barrios que los refugiados, los nazis no se escondieron. Del mismo modo que hiciera el hijo de Mengele, los hijos de Eichmann concurrieron a la escuela con sus nombres reales.
Eran tiempos de la Guerra Fría, muchos criminales de guerra estaban trabajando para la CIA y el BND, el Servicio de Inteligencia Federal alemán. Willem Sassen, un holandés oficial de las SS que había entrevistado durante meses a Eichmann, informó a la Embajada de EE.UU. en Buenos Aires sobre las actividades del exilio nazi.
En esos años, David Ben-Gurión quería mantener buenas relaciones con Alemania, y no le mencionó al canciller Konrad Adenauer el tema del nazismo en el escenario mundial. En los documentos del BND, a los cuales que pude tener acceso a través de un juicio en su contra en la Corte Federal Administrativa de Leipzig, encontré pistas interesantes acerca de los contactos de Eichmann. "Una fuente informa que militares importantes, entre ellos el comandante en jefe, expresó la opinión de que Eichmann estaba trabajando como agente doble para Alemania e Israel. Eso explica sus excelentes relaciones con judíos de renombre en la Argentina”, explica un informe del servicio de inteligencia.

En 1956, el fiscal alemán Fritz Bauer, emitió una orden de detención contra Eichmann, pero no pasó nada. El que finalmente se movió fue Tuviah Friedman, el director del Centro de Documentación de los Crímenes Nazis de Haifa. Friedman nació en Polonia y había perdido a casi toda su familia en Treblinka; él había sobrevivido como trabajador forzado, y en la posguerra trabajó junto con las autoridades polacas para entregar a criminales de guerra a los soviéticos. Friedman ofreció públicamente una recompensa de 10.000 dólares para obtener información sobre el paradero de Eichmann. Hermann le escribió inmediatamente. Esta correspondencia la recibió Liliana de Haifa. El 25 de octubre de 1959 le respondió Friedman: "¿Es usted investigador privado? ¿Está interesado en una recompensa para la captura de Eichmann?". Ante la consulta del investigador, Hermann respondió: "No se trata sólo de la recompensa, también quiero colaborar, sin nombre y sin ganar fama, en la detención y extradición de este criminal”.
Friedman entregó la carta de Hermann al representante del Congreso Judío Mundial en Jerusalén y dijo que iba a preparar todo para la captura. Pero eso era un error. "En ese momento, fui echado de la operación, porque se metieron agentes de la seguridad israelí”, aseguró Friedman.

El 26 de diciembre de 1959, Gregorio Schurmann, hijo de inmigrantes rusos y cofundador de la DAIA, visitó a Lothar en nombre de Friedman. Pero Tuviah Friedman no lo conocía, y no sabía nada acerca de su visita a Coronel Suárez. Es por eso que en una carta posterior a Schurmann lo define como un "agente israelí". Liliana cree que Schurman había presionado a Lothar para que se calle.
Pero Hermann no se calló. En marzo de 1960 escribió a Friedman: "Después de haber recibido al Sr. Schurman, ninguna medida adicional fue tomada en esta materia. Dado que el fugitivo es una plaga y un criminal común, es aconsejable no esperar mucho tiempo para la detención y extradición“.
¿"El arresto y la extradición"? Un arresto puede hacerse sólo sobre la base de la orden de detención del fiscal Fritz Bauer y una extradición sólo hacia la República Federal Alemana. Con Israel, la Argentina no tenía ningún tratado de extradición vigente. Entonces, la acción contra Eichmann no fue planeada originalmente como un secuestro, como dice la leyenda oficial, sino como una detención para forzar a las autoridades argentinas con un hecho consumado a la extradición a las autoridades judiciales alemanas.

De “captura y extradición” habló años más tarde también Schurman en una carta de lector al diario argentino Mundo Israelita. "Estoy muy cerca de los 90 años, y es mi último contacto con la Comunidad Judía Argentina, a la que serví, bien o mal, medio siglo de mi vida útil. Fui el único argentino que participó en localizar el paradero del sangriento criminal. La captura y la extradición estuvo a cargo del Mossad", afirmó en la misiva.

El 23 de Mayo 1960, el primer ministro Ben Gurión anunció sorpresivamente en el Parlamento de Israel que habían secuestrado a Adolf Eichmann y que iban a llevarlo a la Justicia. En Israel y en la Diáspora el júbilo estalló, pero tan grande como la alegría era la confusión. Mundo Israelita no escribió después del arresto de Eichmann ni una palabra sobre Argentina, pero sí un artículo en el que se sostenía la teoría de que el criminal nazi había nacido en Palestina. "Nació ese sujeto, para desgracia del pueblo judío y de la humanidad, en una colonia alemana en Palestina. Su contacto con nuestro pueblo y el conocimiento de su desamparo, le hicieron concebir un plan diabólico: el exterminio total de los judíos. Lo puso en conocimiento de la pandilla del paranoico Führer, quien lo aceptó complacido, encargando a Eichmann su ejecución. El dominio del idish y hebreo iban a servirle de gran ayuda".
Eichmann nació en Solingen, Alemania, y creció en Linz, Austria. Pero circulaba el rumor de que había nacido en Oriente Medio, y no sólo dentro de la comunidad judía en Buenos Aires. Un documento de la CIA de 1958 menciona esto también, y añade que había vivido en la Argentina bajo el alias "Clemens" y “actualmente residente en Jerusalén”. Y en la ficha personal de la Agencia Judía para Palestina, del 6 de mayo 1945, se puede leer: "Obersturmbannführer SS, probablemente nacido en Sarona, la colonia alemana de los Templer en Palestina".
El criminal nazi hablaba hebreo e yiddish, que había aprendido como empleado de la Vacuum Oil Company, que formaba parte del imperio de Rockefeller, entre 1927 y 1933; y en esta función había visitado en varias oportunidades Palestina.

Liliana recibió de los Archivos Nacionales de Israel las cartas que Lothar envió al Ministro de Justicia, Pinchas Rosen, amenazando que si Israel no reconocía su trabajo y pagaba la recompensa prometida, él iba a relatar en todo el mundo cómo fue realizada verdaderamente la Operación Eichmann. "No voy a hesitar en revelar toda la operación con todos sus detalles públicamente y en la Justicia, y a todos los que participaron en la detención ilegal y violenta, el secuestro, el soborno y el fraude contra las autoridades. No tengo ningún remordimiento si el proceso en Israel va a tomar un giro no favorable para los judíos. El gobierno de Israel será el principal responsable para eso por haber falsamente dado una versión de los hechos muy diferente".
Unas semanas después, Lothar Hermann fue detenido y maltratado en prisión. Liliana consiguió el expediente de la Policía Bonarense del "Archivo de la Memoria" en La Plata. Ahí se lee que Schurman, el 21 de marzo de 1961, lo busca con cinco agentes israelíes y dos de Alemania Occidental en su casa en Coronel Suárez. Schurman ya había distribuido un rumor hacia la prensa de que Lothar era el doctor Mengele. La policía detuvo a Lothar y lo maltrató. Luego, se compararon sus huellas dactilares con las de Mengele y lo liberan a las dos semanas.

Friedman se enteró de la detención de Hermann por la prensa israelí, que presentó una versión diferente: "Con pesar, había leído que los nazis habían presentado una acusación en la policía argentina contra Usted, Sr. Hermann, que Usted era el buscado médico de las SS Dr. Mengele y que por eso Usted pasó un tiempo en la cárcel".

Pero los expedientes de la policía argentina no mencionan ningún nazi en el episodio. Adolfo Kleiner, el representante de la comunidad judía de Coronel Suárez, recuerda haber visto al grupo de agentes en aquel entonces. "Nosotros los vimos bajar del tren, salieron de la puerta trasera de la estación. Los periodistas y la gente del Mossad. Se dirigieron directamente a la casa de Hermann. Mi esposa reconoció a Schurman. Estuvieron una hora con Hermann y le dijeron que iba a ser arrestado”.
En 1972, el Gobierno de Golda Meir le pagó la recompensa de US$ 10.000. Sin comentarios.

 

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El secreto de Hitler era el odio

Laurence Rees analiza en su nuevo libro el “oscuro carisma” del líder nazi.

Creemos saberlo prácticamente todo de Adolf Hitler, pero quedan secretos irreductibles de su personalidad y su liderazgo. Para el célebre historiador y documentalista británico Laurence Rees (Ayr, Escocia, 1957), ninguno como de qué manera consiguió arrastrar tras de sí, en la terrible espiral de la guerra y el genocidio, a millones de alemanes. A tratar de dilucidar eso y a explicar las claves de la fatal atracción del líder nazi, el autor de Auschwitz, El holocausto asiático, Una guerra de exterminio y A puerta cerrada, ha dedicado su nuevo libro, El oscuro carisma de Hitler(en Crítica, como todos los anteriores). Rees destaca en los rasgos de Hitler "su ilimitada capacidad de odio". Y advierte: "El poder del odio está infravalorado. Es más fácil unir a la gente alrededor del odio que en torno a cualquier creencia positiva".
Como persona, señala Rees, Hitler era bastante lamentable. Un tipo psíquicamente “muy dañado”, incapaz de amistades y afectos verdaderos, bañado en odio y prejuicios. “Solitario y con una visión de la vida como lucha y de los seres humanos como animales". Pero tenía carisma. "Solemos creer que el carisma es un valor positivo, pero lo pueden poseer personas despreciables", reflexiona. Rees "Lo más importante que hay que entender del carisma de Hitler es que dependía de la gente. El carisma no existe sin conexión. No se puede ser carismático en una isla desierta. Buena parte lo pone el otro". Vaya, como el amor. "Sí, la idea es que cuando sentimos una conexión especial con alguien creemos que depende de ese alguien pero en realidad depende en parte de nosotros. El carisma de Hitler procedía tanto de la gente que lo seguía como de él. Por eso ahora no lo percibimos en fotografías o películas. No nos habla a nosotros. No somos de su tiempo. Lo que ha cambiado no es él, sino la percepción que tenemos de él".

El historiador y documentalista Laurence Rees.
Rees explica cómo entre los propios alemanes fue cambiando la influencia del carisma de Hitler. "Personas que lo veían como un personaje ridículo o perturbado en 1928 pasaron a considerarlo un salvador en 1933". Siempre hubo, sin embargo, gente inmune a su carisma. Philipp Von Boeselager, que se conjuró para matarlo, lo encontraba indigno y decía que era repugnante verlo comer: un patán. "Bueno, pero hay que recordar que para muchos alemanes los políticos educados eran los que les habían llevado al Tratado de Versalles y al desastre: tiempos no convencionales requerían líderes no convencionales".
Había que estar predispuesto para seguir a Hitler, dice Rees, aunque él, el líder, aportaba su intransigencia, su absoluta seguridad de su papel como figura providencial, su habilidad para conectar con las esperanzas y los deseos de millones de alemanes, su descontrolada emotividad y, sobre todo, su contagioso odio. “Una de las cosas más difíciles del mundo es asumir las culpas y responsabilidades propias, todos estamos predispuestos a proyectar nuestras frustraciones sobre el otro, en forma de odio”.
¿Dependía el carisma de Hitler del éxito? "Sí, ese aspecto fue vital. Si alguien dice que va a hacer algo extraordinario y lo hace, la siguiente vez es más fácil tenerle fe. Hitler jugaba fuerte, al todo o nada, y cada triunfo fortalecía su carisma. Muchos militares, por ejemplo, que lo miraban con suspicacia, se rindieron a su genio, a su intuición, el famoso Fingerspitzengefühl, tras la larga serie de victorias que parecían inexplicables. Aunque hoy retrospectivamente no lo veamos así y Montgomery dijera que la regla número uno de la guerra era no invadir Rusia, para la mayoría parecía mucho más increíble vencer a Francia que a la URSS".
Entonces, ¿cómo sobrevivió su carisma a las derrotas a partir de Stalingrado? "Al revés que Mussolini, Hitler desmanteló las estructuras del estado, así que era más difícil apearlo del poder, además, a los alemanes se les había inculcado el miedo al Ejército Rojo y su venganza, que se iba a producir con la derrota aunque se deshicieran de Hitler, y por supuesto, Hitler incrementó el terror de su aparato represivo en proporción directa a la pérdida de su liderazgo carismático".
Hitler cultivaba su carisma. "Absolutamente, de muchas maneras pequeñas incluso. Usaba gafas pero nunca se dejaba ver y retratar con ellas. Cargaba una lupa. Hasta fabricaron una máquina de escribir especial con caracteres muy grandes para escribirle los textos que tenía que leer, la Führeschreibmaschine. También estudiaba mucho su imagen en el espejo y practicaba su famosa mirada penetrante”.
Rees señala las diferencias entre Hitler y Stalin en términos de carisma. "Stalin practicaba el carisma negativo, toda la imagen de Hitler le parecía una sandez. Con Stalin no había reglas para evitar ser asesinado. Nadie estaba seguro. En la Alemania nazi estaba claro quienes iban a ser perseguidos por el régimen, en la URSS estalinista no. Stalin unía con el miedo como Hitler con el odio".
Rees es un hombre afable, acostumbrado a tratar con la gente. Ríe y bromea a menudo pero debajo de esa capa alegre y aparentemente desenfadada se percibe la profundidad de un hombre que lleva años, toda su carrera, enfrentándose a lo peor del ser humano. Para sus libros y famosos documentales de la BBC ha entrevistado a innumerables personas que vivieron la II Guerra Mundial, soldados y civiles, víctimas y verdugos. Cuando le pregunto cuál de todos esos testigos de la barbarie le ha impresionado más, pensando que me dirá que algún miembro de Einsatzgruppen o Kenichiro Oonuki, el piloto kamikaze fracasado, se ensimisma un buen rato antes de contestar: "Toivi Blatt, un judío polaco deportado en 1940 al campo de exterminio de Sobibor, donde toda su familia fue asesinada. Blatt participó en la revuelta de prisioneros de 1943 y logró escapar con un balazo en la mandíbula. Hablábamos sobre lo que son capaces de hacer los seres humanos, y le pregunté qué había aprendido de su experiencia. Me contestó: ‘Solo una cosa, nadie se conoce de verdad a sí mismo'
el pais.es
 

Sebastian

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La fiscalía alemana investiga a uno de los últimos guardianes de Auschwitz

El nonagenario exsuboficial de las SS Hans Lipschis fue expulsado de EE UU en 1983
Hans Lipschis dice que fue “cocinero, todo el tiempo” que pasó en Auschwitz, primero como soldado y después como suboficial de las SS, la organización paramilitar nazi. En el campo de concentración y exterminio murieron asesinadas 1,3 millones de personas mientras Lipschis, que hoy tiene 93 años, atendía según dice los pucheros en la cantina de los guardias entre 1941 y 1944.

Militó en la Tercera División Blindada de las SS, célebre por la calavera que lucía en su insignia y por su implicación en numerosos crímenes de guerra. Al principio, la división se formó con guardias de campos de concentración y exterminio. Sus efectivos eran alemanes por nacionalidad o, de acuerdo con el catálogo racista nazi, por “etnia”. Este sería el caso de Lipschis.

Nació en 1919 en Kretinga, Lituania. Su carnet de las SS lo acredita como volksdeutscher, extranjero de ascendencia alemana. También como “panadero” de profesión. Pero, aunque registra sus dos promociones a cabo y a cabo primero, no dice qué hacía en el campo. Fue deportado a Alemania desde Estados Unidos en 1983 por haber pertenecido a las SS. Desde entonces vive tranquilamente en Aalen, una localidad de 65.000 habitantes al sur del país.

Los fiscales de Stuttgart abrieron ayer una investigación contra el nonagenario por sus actividades durante sus años en Auschwitz. Hace unas semanas que el Centro Simon Wiesenthal de Los Ángeles introdujo su nombre en la lista de criminales de guerra nazis más buscados. Ocupa el cuarto puesto.

Un grupo de reporteros del diario Die Welt rastrearon la pista y se presentaron en su casa, que describen como un edificio de dos pisos típico de las colonias residenciales de los años cincuenta: recoleto, limpio, austero y sin apenas más adornos que la vegetación o, ya dentro, un cuadro con una oración evangélica. Contó a Die Welt que en Auschwitz solo fue cocinero y que no presenció “nada” en el epicentro del Holocausto. ¿No vio nada de todo aquello? “Ver no, pero oír sí”. No permaneció en Auschwitz hasta el final, pero tampoco recuerda cuándo lo enviaron al frente de la II Guerra Mundial. Ni en qué división luchó. “Se me ha olvidado”, alega.

Los alemanes entraron en Kretinga en el verano 1941. Lipschis se llamaba entonces Antanas Lipsys. En el mismo mes, los soldados detuvieron a los judíos de la región, unos 250, y asesinaron a 214 de ellos.

Según atestigua su hoja de servicios, Lipschis estaba en Auschwitz como soldado de las SS ya en octubre. Es una ficha verde impresa, cumplimentada con una máquina de escribir que tiene entre sus tipos la runa doble de las SS.

Dos años más tarde, Lipschis obtuvo el pasaporte del Reich alemán. Cuenta que le obligaron a inscribirse, que no tuvo opción, que era joven y que le decían: “Haz esto, haz lo otro”. Después de cocinar en Auschwitz, le tocó pelear el frente ruso.
Cuenta. Pero a menudo, el cometido de las divisiones más sanguinarias de las SS no era tanto la lucha como la aniquilación ejemplarizante de desertores y sediciosos hasta el último día de la guerra. Después se instaló en la República Federal de Alemania.

Viajó a Estados Unidos en 1956 y vivió 26 años allí sin que nadie lo importunara. Tiene una hija en Chicago. Trabajó en la fábrica de guitarras Harmony, una marca legendaria usada por estrellas como Elvis. Die Welt se pregunta si Bob Dylan habrá tocado una Harmony hecha por el suboficial de las SS Lipschis.

La investigación contra el cabo primero ha sido posible gracias a la condena a John Demjanjuk en 2011. Aunque no había pruebas de crímenes concretos, los jueces consideraron que su documentado servicio como guarda en el campo de exterminio de Sobibor basta para condenarlo por complicidad con decenas de miles de asesinatos.
http://internacional.elpais.com/internacional/2013/04/23/actualidad/1366745488_055362.html
 

Sebastian

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El espectro del nazismo sigue amenazando Europa

26 de abril de 2013 Fiódor Lukiánov, Ogoniok
El enero se cumplieron 80 años de un grave suceso de la historia mundial: Adolf Hitler se convirtió en el canciller de Alemania. A pesar de los grandes cambios ocurridos, la vacuna contra el nazismo no es permanente.

La cuestión sobre cómo una de las naciones más avanzadas y educadas de Europa picó el cebo del populismo misántropo y sucumbió a la ilusión de las soluciones fáciles sigue persiguiendo a los investigadores. Y aunque Europa ha aprendido la lección de lo ocurrido en los años 30 del siglo pasado, es probable que esta vacuna no tenga un efecto permanente.

En la base de la ideología nazi se encontraba la absolutización del nacionalismo racial en su forma más primitiva. A pesar de todos los cambios experimentados, el nacionalismo como medio de autoidentificación y estructuración del espacio político no ha desaparecido.

Por el contrario, a medida que se han borrado todas y cada una de las fronteras como efecto de la globalización, también se ha reforzado el deseo de la gente de aferrarse a algún hábito, a alguna tradición. Y la identidad nacional, que implica cierta comprensión de la historia, la cultura y la religión, se convierte en el apoyo más natural.

La situación se agrava a causa de la estratificación social. El problema de las sociedades occidentales modernas es la erosión que están sufriendo, la debilitación de la clase media, esa misma clase media que siempre se ha considerado garantía de una estructura democrática. Una parte de ella ha pasado a constituir una capa intermedia de carácter cosmopolita, capaz de obtener beneficios de las oportunidades que ofrece la economía global abierta.

Pero hay otra parte importante en número, aquellos cuyas oportunidades se reducen debido a que tienen que competir prácticamente con el mundo entero, con la fuerza de trabajo barata de Asia suroriental o con los programadores de la India y Bielorrusia, quienes ocupan sus antiguos puestos de trabajo gracias a la externalización. Ante la pérdida de su punto de apoyo y bajo el temor por su estatus actual y el futuro de su comunidad, esta parte se ha convertido en un núcleo de descontento social.

Se convierten en defensores del proteccionismo en su sentido más amplio, como defensa de las condiciones de vida a las que están acostumbrados y que radican en el terreno nacional. Y su ira puede dirigirse a diferentes objetivos: la burocracia de Bruselas, las corporaciones transnacionales, los ricos extranjeros, que compran casas en la costa, o los inmigrantes musulmanes, cuyo número va en aumento.

Por supuesto, el triunfo del nazismo estuvo relacionado con la gran depresión que azotó al mundo a finales de la década de los 20, pero entonces la economía sirvió más bien de catalizador. Hitler supo aprovechar el sentimiento de humillación nacional que dominaba a la sociedad alemana tras la Primera Guerra Mundial.

Ahora no existe tal sentimiento, y una gran guerra en la parte desarrollada del planeta es prácticamente imposible. Sin embargo, la conciencia mortificada por el resentimiento que provocan las injusticias del mundo que nos rodea es también un factor muy poderoso.

La generación actual de europeos es consciente de que vivirá peor que sus padres, y de que sus hijos, con toda probabilidad, lo harán peor que ellos. El agotamiento del modelo de Estado del bienestar, que ha garantizado la paz y el desarrollo de Europa desde los años 50, es peligroso precisamente a causa de ese sentido de regresión, por la desagradable comparación de lo que fue, lo que es y lo que será.

De aquí el fenómeno de una rebelión de la juventud de inspiración conservadora que pide no cambiar nada, dejarlo todo tal como estaba. Esto contrasta fuertemente con los sucesos de 1968, cuando los manifestantes exigían apasionadamente un cambio.

Estos sentimientos, y no existen razones para creer que desaparecerán en un futuro próximo, favorecen dos tipos de fuerza política: la de extrema izquierda y la de extrema derecha. Las primeras estigmatizan a los ‘peces gordos’, las segundas, a los ‘aprovechados’.

Como modelo del avance más abrumador tenemos a Grecia, el país de la bancarrota que se mantiene a flote de manera artificial. En las últimas elecciones de 2012, el mayor aumento de votos lo registraron, precisamente, la izquierda radical y los xenófobos nacionalistas.

La polarización de los extremos en ausencia de una alternativa real a la política existente se asemeja a la situación que se vivía en la República de Weimar durante los últimos años de su existencia. Grecia es un ejemplo extremo; otros países del sur de Europa aún no han llegado a ese nivel de desesperación, pero los parámetros son los mismos.

Los gobiernos tecnócratas aplican medidas draconianas con los dientes apretados, mirando con temor hacia las próximas elecciones, cuando los votantes podrían cobrarse su venganza. La cuestión es si llegará el momento en que los partidos principales decidan entrar en alianza con las fuerzas extremas a fin de poder utilizarlas en su propio beneficio.

A qué llevo esta práctica en Alemania de todos es sabido.
Hitler llegó al poder por la vía democrática. Un ejemplo clásico de que la democracia es un instrumento, un procedimiento, y no un medio para la solución de problemas ni la panacea de los males sociales. Una sociedad sin tradiciones, o doblegada por fuertes sentimientos o emociones, como norma general, no está capacitada para llenar la envoltura democrática con el contenido que le corresponde.

Esta lección que parece tan obvia se olvidó a finales del siglo XX, cuando, de la mano de los vencedores de la Guerra fría, la democratización se convirtió en un simulacro de religión laica con sus propios dogmas inmutables. Oriente Medio es ahora el escenario para la representación de una obra histórica que amenaza, una vez más, con desacreditar la noción de democracia.
Fiódor Lukiánov es presidente del Consejo de política exterior y de defensa.

Texto abreviado. Artículo publicado originalmente en Ogoniok.
http://rusiahoy.com/opinion/2013/04/26/el_espectro_del_nazismo_sigue_amenazando_a_europa_27311.html
 

Sebastian

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Organizan una marcha en memoria de las SS por primera vez en el este de Ucrania

La marcha de “La Gloria Caballeresca”, con motivo del 70 aniversario de la formación de la división SS “Gatchina”, tuvo lugar este domingo en Krivoy Rog, en el este de Ucrania, comunicaron medios internacionales.
Unos 100 vecinos, en su mayoría miembros del Congreso de Nacionalistas Ucraniano, el Partido Popular Ucraniano y el Movimiento Popular de Ucrania, recorrieron unos cinco kilómetros por las arterias centrales de la ciudad.

Según uno de los organizadores y líder de la célula local del Partido Popular Ucraniano, Rinat Kovbasiuk, fue el primer desfile en memoria de las SS organizado en el este del país. Añadió que pese a “pequeñas provocaciones” por parte de los transeúntes la marcha transcurrió “de manera pacífica y tranquila”.

La División SS “Galichina”, formada por ucranianos del oeste, participó en el sofocamiento los levantamientos y la guerrilla en varios países europeos. En 1944 por primera vez combatió contra las tropas de la Unión Soviética cerca del pueblo ucraniano de Brody y fue aniquilada casi completamente.
Los aniversarios de la creación de la División se celebran ampliamente en el oeste de Ucrania. Este año en Lvov en la marcha conmemorativa participaron unas 2.000 personas.
http://sp.rian.ru/international/20130429/156974536.html
 

Shandor

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HITLER Y EVA UN AMOR SELLADO CON CIANURO 30/04/45

Un 30 de abril hace 68 años, la pareja más famosa de la II Guerra Mundial se suicidó en el último reducto nazi, el «Führerbunker»

Siempre se ha dicho que el amor es ciego e impredecible, y sin duda estas afirmaciones se comprueban al analizar uno de los romances más controvertidos de la historia: el de Adolf Hitler y Eva Braun. Y es que, los que fueron los amantes más famosos del nazismo, acabaron quitándose la vida un 30 de abril de 1945 en el último reducto nacionalsocialista de Berlín, el búnker del Führer, tras morder una cápsula con cianuro y dispararse en la cabeza.
Hoy, sin embargo, al caminar por Berlín no queda ni rastro de este emplazamiento fortificado que hizo las veces de iglesia, salón de banquetes y hotel para la pareja. Tan sólo una placa, puesta hace escasos años, recuerda donde se hallaba el lugar en el que Adolf Hitler y Eva Braun vivieron sus últimas semanas con vida ante el acoso del ejército soviético. El búnker, hoy derribado, se ha convertido de esta forma en un ataúd de cemento que guarda el amor del líder nazi y su esposa, unidos para siempre en la vida y en la muerte.
La pequeña Eva

Eva, la única mujer a la que amó Hitler, nació un 6 de febrero de 1912 en Múnich. «La pequeña creció en un ambiente de novela rosa. Los esposos Braun estaban muy cerca de ser un matrimonio perfecto. (…) La familia no carecía de nada», determina el escritor e investigador Nerin E. Gun en su libro «Hitler y Eva Braun, un amor maldito».
Obstinada y tozuda desde pequeña, la futura amante del hombre que asesinó a millones de judíos se caracterizó por su amor por los deportes. De hecho, de joven era una reconocida nadadora y esquiadora, aunque sobre todo amaba el patinaje. Entre sus pasatiempos más curiosos se encontraba además la lectura de novelas del lejano Oeste.
Criada en el seno de una familia seguidora del catolicismo, Eva pronto fue enviada a un colegio de monjas. «Los Braun habían tomado por costumbre enviar a sus hijas al convento para completar allí su educación. En Baviera, ninguna chica se convierte verdaderamente en una dama si antes no pasa por una de esas instituciones especializadas donde las jóvenes aprenden una profesión, además de ciertos convencionalismos sociales», determina el escritor.
El capricho de Hitler

Recién salida del convento, con apenas 17 años, Eva probó suerte como mecanógrafa, no obstante, pronto abandonó este primer impulso y trató de buscar desesperadamente una nueva ocupación. Esta la hallaría en el taller fotográfico de Heinrich Hoffmann, lugar en el que fue contratada por un precario sueldo pero donde, a pesar de todo, se comenzó a interesar por la fotografía.
Braun conoció a Hitler una tarde de 1929 mientras trabajaba. Concretamente, todo se sucedió cuando la joven estaba archivando unos papeles subida en una escalera. En ese momento hizo su aparición el cuarentón Adolf, un «señor de cierta edad con un gracioso bigotillo», según cuenta la propia Eva en una carta enviada a un familiar. Curiosamente, su amigo le presentaría ante la joven como «el señor Wolf».
Al parecer, el ya por entonces líder del partido nazi –un grupo extremista que, tras varios años, comenzaba a salir de la decadencia-, se encaprichó de ella, lo que provocó que organizara todo tipo de encuentros furtivos. Finalmente, pocos años antes de convertirse en el líder de Alemania, Hitler formalizó su relación con Braun.
A la sombra del dictador

No obstante, por aquel entonces Hitler no era más que un líder político como otro cualquiera para la joven Eva. «Era demasiado inexperta en materia de política para darse cuenta de que estaba rodeada de fanáticos, y hasta el fin de sus días se mantendrá al margen de dogmas y doctrinas, y no tolerará polémicas de naturaleza política en su presencia», añade el escritor.
Hitler prefería que no le vieran con Eva
Según pasaron los años se demostró, sin embargo, que a pesar del amor que le profesaba su querido Adolf, este ponía la política por delante de Eva. De hecho, no era raro que Braun pasara largas temporadas sin verle. A su vez, el líder nazi tampoco se mostraba muy partidario de mostrarse en público con ella, pues prefería dar una imagen de compromiso único con la causa alemana.
Tampoco ayudaba demasiado la relación que mantenía la joven con el resto de miembros del partido nazi, quienes nunca la vieron con buenos ojos. Pero, a pesar de todas estas dificultades, el carácter de Eva provocó que, salvo en alguna rara ocasión, la llama de su amor por Hitler nunca se debilitara.
El búnker del amor

Sin embargo, el momento en el que realmente quedó demostrado el amor que se profesaban Hitler y Braun sería en las dos semanas antes del 30 de abril. Fue en esos 14 días cuando, con el ejército soviético a punto de tomar Berlín y poner fin a uno de los períodos más sangrientos de la historia, la pareja decidió formalizar su amor de forma definitiva.
Y es que, en aquellos fatídicos días para el nazismo, mientras los generales y líderes alemanes más respetables corrían para salvar su vida y abandonaban el búnker en el que se refugiaba lo poco que quedaba del gobierno dictatorial, Eva decidió seguir al lado de su amante hasta el final. No valió que Hitler la instara a refugiarse en el sur o en la embajada italiana, Braun tenía claros sus sentimientos y no pensaba huir dejando a su suerte a su ya casi sexagenario novio.
«En varias cartas, Eva describió la situación en pocas palabras y con toda claridad: se oye el tronar de los cañones, no hay teléfono, no pueden huir en coche y sufren bombardeos continuos. Pero se siente feliz por estar junto a él (Hitler) y cada día pasado constituye para ella una victoria. Habla de su Hitler como un Dios», completa Gun en el texto.
Tras casi 20 años como amantes, se casaron bajo los obuses
No obstante, ninguno de los habitantes del búnker era ajeno a lo que sucedía fuera: cada obús soviético caía más cerca del búnker, y, según las estimaciones, lo único que separaba al ejército rojo de la fortificación eran dos escasas paradas de metro. Por ello, entre el 27 y el 28 de abril, Hitler decidió dar el gran paso que había eludido durante más de 16 años: casarse con Eva antes de morir.
De esta forma lo dictó en su testamento: «Puesto que creí durante los años de la lucha que no podía asumir la responsabilidad de formar un matrimonio, he decidido ahora, al fin de mi tránsito por el mundo terrestre, convertir en mi esposa a la mujer que, después de años de fiel amistad, llegó por su propia voluntad a la casi cercada ciudad para compartir su destino con el mío. Por deseo mío, se dirige a la muerte siendo mi esposa».
Matrimonio entre bombas

Así, a finales del día 28, comenzó la que sería una de las últimas bodas del nazismo. «Se había previsto empezar mucho antes –ya era casi medianoche-, pero resultó difícil hallar a un funcionario del Registro Civil y, (…) cuando descubrieron a uno, (…) se encontraron con que no tenía formularios», añade el experto.
A pesar de todo, un Hitler de uniforme y una Eva que portaba sus mejores galas contrajeron matrimonio aquel día. Tal fue la velocidad de preparación que, según narra Gun, las alianzas les quedaban grandes a ambos. Sin embargo no había otro remedio, pues los obuses enemigos seguían tronando cada vez más cerca.
Juntos hasta el final

Por el contrario, dos días después todo cambiaría radicalmente. Ya sabedor de que los refuerzos que esperaba no llegarían jamás, Hitler decidió poner punto y final a su agonía. «Mi esposa y yo, a fin de escapar de la vergüenza de la retirada y la capitulación, hemos elegido la muerte», escribía en su testamento el líder nazi.
Aquel día, tras algunas horas y muchos sollozos por parte de varias mujeres del búnker –quiénes no querían enfrentarse al enemigo sin Hitler-, la pareja entró en una habitación privada del emplazamiento. El objetivo: tomar una ampolla de cianuro para después dispararse en la cabeza con una pistola y, de esta forma, asegurar su muerte.
Aproximadamente a las tres y media de la tarde se escuchó un disparo sordo: el suicidio había tenido lugar. Casi con miedo, aunque conociendo perfectamente lo que acababa de suceder, los oficiales nazis abrieron la puerta, y la imagen que pudieron ver les llegó al corazón.
Los cuerpos se incineraron por orden del líder nazi
En palabras del autor, Braun se encontraba con la cabeza apoyada en la esquina de un mueble y, según parecía, su brazo se encontraba estirado de tal forma que parecía querer agarrar por última vez al que había sido su único amor durante casi dos décadas. «El rostro no tiene expresión alguna, pero sigue muy bello. Su pequeño revólver se halla sobre el velador, junto a un chal de color rosado», añade el experto. El cuerpo de Hitler, por su parte, permanecía inerte con un disparo en la cabeza.
De inmediato los soldados alemanes cumplieron la última voluntad de su líder y, con más de cien litros de gasolina, prendieron fuego a los dos cuerpos, ubicados uno al lado del otro. Así, entre las llamas, todo acabó para uno de los asesinos más grandes de la historia y su esposa quien, hasta el final, lo amó.
 
¿Quiénes son los nuevos nazis alemanes?

Componen una amplia red que se mueve entre actos políticos, el fútbol y conciertos de rock, que busca reclutar jóvenes y niños de infancia sufrida y familias desarmadas.

Las víctimas. Este lunes comienza el juicio por la serie de asesinatos neonazis que sacudió Alemania. (AP)
03/05/13 - 10:37
El histórico juicio que comienza el lunes en Alemania contra una célula neonazi acusada deasesinatos racistas, robos y atentados volvió la atención sobre la escena de la ultraderecha en el país. Y obliga a preguntar ¿quiénes son los nuevos nazis alemanes?
Desde actos políticos hasta los estadios de fútbol y los conciertos de rock, la escena de la extrema derecha cuenta con un amplio entramado bien organizado y distribuido por todo el país, como quedó demostrado el mes pasado cuando se destapó toda una red de contactos neonazis en las prisiones alemanas.
Los servicios secretos alemanes cifran en 22.400 las personas de extrema derecha en el país, de las cuales 9.800 serían neonazis. El número de actos violentos a manos de estos grupos en 2011 trepó a 775.
Desde la Reunificación alemana en 1990, la violencia de ultraderecha se ha cobrado la vida de 182 personas, según la Fundación Amadeu Antonio. La cifra casi triplica el recuento oficial de la policía, que sólo reconoce 63.
La extrema derecha ha ido ganando adeptos entre los jóvenes alemanes a través de la música racista y de marcas de ropa afines con su ideología o conciertos nazis. "A través de esta red y de sus actividades han conseguido fortalecer su presencia en el día a día y se han centrado, sobre todo, en reclutar a niños y jóvenes", alertan desde el grupo de trabajo "Estrategias contra el extremismo de derecha" de los socialdemócratas.
Estos jóvenes suelen compartir los elementos característicos de los nuevos nazis alemanes: infancia sufrida, familia desestructurada, juventud sin perspectivas en la extinta Alemania comunista y entorno radical y xenófobo.
Su marca de ropa favorita, Thor Steinar, junto con códigos como el número 18 u 88 –que significan "Adolf Hitler" y "Heil Hitler" por el lugar que ocupan sus iniciales en el abecedario– son habituales entre sus simpatizantes y se pueden ver en los conciertos de música racista.
Asimismmo, los conocidos como "CD de patio de colegio" son repartidos por el Partido Nacional Democrático (NPD) y por asociaciones afines de forma gratuita entre los jóvenes.
En estos CD se pueden encontrar todas las canciones relevantes en la escena musical de la extrema derecha. Grupos como "Sturmwehr", Faustrecht", "Schlachthaus", "Faktor Widerstand" o "Jungvolk" son sólo algunos de los 180 registrados que incitan al odio a través de letras como: "Formas parte de la sublevación. Acabemos con la tiranía de los judíos", o "Ellos acaban con nuestra raza".
La escena musical neonazi es además un negocio millonario. El Centro de Educación Política en Sajonia cifró en 3,5 millones de euros los beneficios de los neonazis procedentes de la venta de artículos de promoción y de música, con conciertos multitudinarios como el último celebrado en julio de 2011 en Sajonia que congregó a 1.500 personas.
La escena neonazi también está muy presente en los estadios de fútbol alemanes. En los últimos años se ha convertido en un auténtico problema en algunos estadios del este de Alemania, donde llaman judíos al club rival o emiten sonidos de mono contra los jugadores negros, mientras que en las proximidades del estadio reparten CD y folletos propagandísticos.
"El fútbol no puede ser un lugar para el racismo o la homofobia o cualquier otro tipo de discriminación", declaró el presidente de la Federación Alemana de Fútbol (DFB), Wolfgang Niersbach.
Sin embargo, los grupos neonazis no son algo nuevo en la historia reciente del país. La derrota en las urnas del partido NPD en 1969 propició que surgiera la primera tendencia hacia un terrorismo de derecha en el país después de la Segunda Guerra.
El grupo "Frente Europeo de Liberación" (EBF) fue fundado en ese mismo año por miembros del NPD para luchar en un primer momento contra el comunismo.
En los años sucesivos, el número de grupos de extrema derecha creció y a finales de 2011 los servicios secretos registraron un total de 225 organizaciones con 22.400 miembros, a pesar de las numerosas prohibiciones de asociaciones, la última en 2011 cuando se ilegalizó la "Organización para Presos Políticos Nacionales y sus Allegados".
Desde 1990 hasta 2011 se han declarado ilegales diez organizaciones acusadas de promover el odio e instar a llevar a cabo actos violentos e ir contra la Constitución alemana.
No obstante, aún está pendiente la ilegalización de su brazo político: el NPD. El partido cuenta con 6.000 miembros, una entrada de dinero de cerca de tres millones de euros anuales y representación parlamentaria en los estados federados de Mecklemburgo-Antepomerania y Sajonia.
El Bundesrat (cámara Alta) aprobó recientemente volver a relanzar el intento de ilegalizar el NPD que fracasó en 2003, después de que fuera rechazada por el Tribunal Constitucional al constatar el alto número de infiltrados en el partido.
(Agencias)
 
Juzgan a la "neonazi" más peligrosa de Alemania
Stephen Evans
BBC
Lunes, 6 de mayo de 2013

Zschaepe se entregó poco después de la muerte de Uwe Boehnhardt.

Uno de los mayores juicios que se celebra en Alemania desde la Segunda Guerra Mundial se centra en un grupo calificado de neonazi.
Tiene una cara muy dulce. Beate Zschaepe sonríe amablemente a la cámara conforme gira para el video que la policía graba para sus archivos. Viste una camiseta rosa mientras hace la coreografía necesaria poco después de entregarse. Es la cara de la inocencia infantil, una mujer joven que no le haría daño a una mosca.
Pero, ¿es la imagen de una inocencia genuina o una cara engañosa que oculta su participación en la muerte de diez personas inocentes?
Los fiscales han calificado a Beate Zschaepe como la neonazi más peligrosa del país.
Está acusada de ayudar a matar a nueve hombres, todos -excepto uno- de origen turco, y una mujer policía.

Los activistas consideran que se deben investigar los crímenes con mayor profundidad.
También está acusada de colaborar en 28 intentos de homicidio así como de pertenecer a una organización terrorista. Y enfrenta cargos de robo y provocar explosiones y un incendio.
Este último cargo está relacionado con el incendio que -se cree- causó antes de entregarse el 8 de noviembre de 2011 y decirle a la policía que ella era a quien estaban buscando.
Compartía un piso en Jena, en la vieja Alemania del Este, con dos hombres (Uwe Boehnhardt y Uwe Mundlos). Los dos aparecieron muertos cuatro días antes de la entrega de Zscheaepe, en un aparente suicidio doble después de un fallido robo de banco.
Tras las muertes de los hombres apareció el arma que se utilizó para los crímenes de diez personas, con lo que se aclaraba un misterio, pero se abría otro: ¿cómo pudieron salirse con la suya durante tanto tiempo?
Esto abrió un debate sobre si la policía y servicios de inteligencia eran "ciegos en el ojo derecho" porque habían fracasado a la hora de identificar el terrorismo de derecha.
Y se especuló que incluso quizá lo habían detectado a través de informantes pero que no habían actuado por simpatizar con la ideología de los autores de los crímenes.
Tragedia familiar

La primera muerte ocurrió en un puesto callejero a las afueras de Nuremberg en la tarde del sábado 9 de septiembre de 2000.
Dos pistoleros acribillaron a un vendedor de flores en la cara. Dispararon ocho tiros contra Enver Simsek y seis de ellos lo alcanzaron. Dos días después, murió en un hospital.
Las víctimas

  • 2000: Simsek Enver, muerto a tiros en Nuremberg
  • 2001: Abdurrahim Ozudogru, muerto a tiros en Nuremberg; Suleyman Taskopru, muerto a tiros en Hamburgo; Habil Kılıc, en Múnich
  • 2004: Mehmet Turgut, muerto a tiros en Rostock
  • 2005: Ismail Yasar, muerto a tiros en Nuremberg; Theodoros Boulgarides, en Múnich
  • 2006: Mehmet Kubasık, muerto a tiros en Dortmund; Halit Yozgat, en Kassel
  • 2007: Michele Kiesewetter, muerta a tiros en Heilbronn
Una de las armas empleadas era una pistola fabricada en la República Checa, una CZ 83, precisamente la encontrada después de que Beate Zschaepe se entregara once años después.
El patrón de ese primer crimen se repitió durante los seis años siguientes. Las víctimas eran de origen turco, salvo Theodoros Boulgarides, un cerrajero que pudo haber sido confundido con un turco.
La última muerte fue la de una agente de policía el 25 de abril de 2007. Nadie, excepto quizá Beate Zschaepe, conoce el móvil de esta muerte, aunque pudo haber sido un ajuste de cuentas o un intento de obtener armas.
De cualquier modo, después del doble suicidio y la rendición de Zschaepe, apareció un macabro video (algunos dicen que enviado por la mujer ahora enjuiciada) en el que se hacía alarde de los crímenes. Con la melodía de la Pantera Rosa, se mostraban los cadáveres de las víctimas y se identificaba a la "organización" tras los crímenes como la National Socialist Underground (movimiento clandestino nacional socialista).
Fue una revelación para la policía. Habían asumido inicialmente que los crímenes eran obra de la mafia turca. Esto se tradujo en que las familias de las víctimas fueron interrogadas, en pleno proceso de duelo, como potenciales perpetradores más que como víctimas. En uno de los casos, una madre que había frotado y limpiado el escenario de la muerte de su propio hijo se vio a sí misma como objeto de sospecha.
Mehmet Daimagueller, que representa a una de las familias, todavía hierve de la ira. Le dijo a la BBC: "Es obvio que no puedes sobrevivir clandestinamente en Alemania , tienes que tener gente que te apoye, y me gustaría saber quién dio apoyo a este grupo".
Él da voz a un descontento extendido sobre el juicio en Múnich. Dicen que está en juego mucho más que los cargos específicos contra una mujer.
Agencias múltiples


Una de las armas empleadas en las muertes fue recuperada tras el suicidio de los dos hombres.
Se abren grandes interrogantes por el fracaso de las fuerzas de seguridad. El trío neonazi había participado en manifestaciones de la extrema derecha 20 años antes en Jena, la decadente ciudad donde se conocieron como adolescentes rebeldes.
Uno de los casos que se cita es en el que aparece una muñeca con el cartel "Judía" colgada del puente sobre una autopista. Los tres se dieron cuenta de que eran conocidos por las autoridades por lo que, según se dice, desaparecieron en 1998 para fundar su célula criminal.
Uno de los problemas para las autoridades es que han reconocido que documentos relacionados con la investigación fueron destruidos. Las preguntas que hacen los escépticos son: ¿le hablaron los informantes a las autoridades sobre las actividades de este grupo? Y, si así fue, ¿por qué no se puso fin a los crímenes?
El argumento que utilizan las autoridades en su defensa es que la aplicación de la ley en Alemania está en manos de múltiples agencias: policía, servicio secreto, oficinas nacionales y locales.
"Estamos ante unos servicios de seguridad que fracasaron de forma dramática, pero por incompetencia o estrechez de miras, no por simpatizar con ideas nazis" John Goetz, periodista de investigación​

Además, los crímenes se expandieron en el tiempo y el espacio. A veces, los homicidas volvían a cometer un crimen en un período de semanas y otras veces dejaban pasar muchos meses.
Incluso hoy, es difícil saber por qué se escogió a estas víctimas en concreto.
Eran invariablemente dueños de pequeños negocios -sastrerías, cafés de internet, un puesto de flores, puestos de kebab-, sin un perfil público. Eran pequeños negocios, a menudo ubicados en zonas deterioradas de la ciudad. Los crímenes se extendieron por toda Alemania sin seguir un patrón específico.
'Nunca más'

Uno de los autores destacados en temas de investigación en Alemania, John Goetz, escribió un libro sobre el caso. Llegó a la conclusión de que fue más un desastre que una conspiración.
"Estamos ante unos servicios de seguridad que fracasaron de forma dramática, pero por incompetencia o estrechez de miras, no por simpatizar con ideas nazis", le dijo a la BBC.
Según esta opinión, la destrucción de documentos se hizo más para proteger a los servicios de seguridad de la vergüenza por su incompetencia que para esconder su complicidad.
Sebastian Edathy, que lidera una investigación parlamentaria en Alemania, tiene un punto de vista similar pero además cree que hubo ceguera ante los crímenes de la derecha –la policía simplemente asumió que, al tratarse de víctimas turcas, estaba ante criminales turcos.
El Bundestag, dijo Edathy, debate una nueva legislación que obligará a la policía a investigar posibles antecedentes políticos ante cualquier crimen severo en el que la víctima sea miembro de una minoría religiosa o étnica.
"El extremismo de derecha no debe ser subestimado nunca más en Alemania", agregó.
 

Sebastian

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Los terroristas escaparon durante más de una década al espionaje

Los servicios secretos no detectaron la presencia de la banda en Alemania
Diversas bandas terroristas se ocultaron en el pasado en santuarios extranjeros o en selvas tropicales y en cuevas remotas. Pero el trío nazi conformado por Beate Zschäpe, Uwe Mundlos y Uwe Böhnhardt vivió y mató en pleno corazón urbano, regulado y limpio de Europa.

En Alemania, la policía toma los datos de los ciclistas que no usan luces nocturnas. Pero los terroristas tenían tal sensación de impunidad que Zschäpe, hoy la única superviviente del grupo, se dejó grabar por una cámara de la televisión pública cuando hacía gimnasia junto a un cámping donde en 2011 disfrutaba de unas vacaciones con sus cómplices tras más de una década asesinando a gente a lo largo y ancho del país.

Nadie se percató de la existencia de una banda terrorista en acción. Lo ignoraron los servicios secretos internos, que cuentan con una oficina por cada Estado federado. También la policía. El jefe de la Comisión de Investigación que lleva el caso en la Cámara baja del Parlamento (Bundestag), el socialdemócrata Sebastian Edathy (SPD), habla de “escándalo” y reconoce que, más que ayudar, los espías alemanes han entorpecido el esclarecimiento de los hechos.

Uno de los episodios más oscuros de aquellos años de plomo nazi fue la detención de Andreas Temme, un agente de los servicios de información de Hesse. Estaba en el cibercafé que regentaba Halit Yozgat, de 20 años, cuando éste fue tiroteado por los neonazis. La policía de Kassel lo identificó y lo detuvo pocos días más tarde, porque era el único de los clientes que no se presentó como testigo de forma voluntaria.

Temme fue liberado sin cargos porque no se demostró su relación con el asesinato. Edathy explica que la policía carece de “indicios sólidos” sobre su implicación: “es posible que estuviera en la escena del crimen por casualidad”.

Los diputados de la Comisión admiten que están “ante un fracaso masivo, inaudito, sin duda el peor fracaso desde la fundación de la República Federal de Alemania”. Hay que sumarle el escándalo de la destrucción de expedientes relacionados con los neonazis del Este por parte de algunas oficinas regionales de los servicios secretos.

Edathy reconocía hace unas semanas que “se sabe cuánto se destruyó, pero obviamente no se sabe qué decían esos documentos”. ¿Se destruyeron muchos expedientes? “Bastantes, sí”. Será imposible saber si esta operación de encubrimiento trataba de ocultar errores en las investigaciones o, en el peor de los casos, la connivencia o hasta la complicidad de algunas autoridades.

Otro enigma es por qué los investigadores no dieron con la pista nazi mucho antes. Algunos argumentan que se debe a que los terroristas nunca reivindicaron sus actos. Pero Edathy recordaba en abril que no es, ni mucho menos, la primera vez que el terrorismo ultraderechista actúa de forma anónima y sin reivindicar sus ataques. Estas bandas aspiran a sembrar la inseguridad y, a grandes rasgos, a provocar alarma y miedo en la sociedad. Pero como recuerda Edathy, durante años “la consigna política en Alemania era minimizar la amenaza neonazi”.

El escándalo ya ha provocado la dimisión del anterior jefe de la oficina federal de los servicios de información internos, Heinz Fromm. Reconoció que se habían hecho muchas cosas mal. También ha dimitido el jefe de los servicios secretos regionales de Turingia, que es el land oriental del que procede el trío asesino, así como sus colegas de Berlín y Sajonia.
http://internacional.elpais.com/internacional/2013/05/06/actualidad/1367867327_702090.html
 

Sebastian

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Detenido un exguardia de Auschwitz

El exmiembro de las SS de 93 años está acusado de crímenes de guerra

El veterano de la organización paramilitar nazi SS Hans Lipschis ha sido detenido este lunes por complicidad en crímenes de guerra cuando era guardia en el campo de concentración y exterminio de Auschwitz. Lipschis, de 93 años, estuvo entre otoño de 1941 y enero de 1945 en el infame complejo levantado por los nazis en Oswiecim (Polonia).

Los fiscales de Stuttgart lo acusan de haber colaborado en numerosos asesinatos de internos en el campo. Los nazis mataron en Auschwitz a 1,3 millones de personas. La enorme mayoría de ellos eran judíos deportados desde toda la Europa ocupada por Alemania.

Las autoridades ordenaron la detención por el riesgo de fuga de Lipschis. Según ha aclarado hoy la portavoz de la fiscalía, Claudia Krauth, “tiene contactos en el extranjero”. Su hija vive en Chicago. A finales de abril, el nonagenario admitió ante unos reporteros del diario Die Welt que había estado en el campo nazi, pero aseguró que solo trabajó “como cocinero, todo el tiempo”.

Las siglas SS son las iniciales de Schutz-Staffel o Escuadrón de Protección, una organización nazi que comenzó en los años veinte como grupo de matones encargados de la seguridad en algunos actos públicos del partido de Adolf Hitler (NSDAP). Bajo la dirección de Heinrich Himmler se convirtió, a partir de 1929, en una poderosa estructura paramilitar con su propio armamento blindado y gran potencia de combate. Himmler también fue el arquitecto del Holocausto, perpetrado en buena medida por miembros de la Schutz-Staffel. Como soldado y suboficial de la organización criminal más sanguinaria de la historia reciente, Lipschis militó en la Tercera División Blindada de la SS, célebre por su insignia de la calavera y también por su brutalidad. Al principio estuvo formada por veteranos de los campos de concentración y de exterminio.

Lipschis nació en 1919 en Lituania. Cuando los nazis entraron en su ciudad natal, Kretinga, en 1941, el antes llamado Antanas Lipsys se alistó a la SS como extranjero de ascendencia alemana. Pronto estaría en Auschwitz. Obtuvo la ciudadanía alemana dos años más tarde. A principios de 1945, unos meses antes de la capitulación alemana, fue enviado al frente oriental. Dice que no recuerda en qué división luchó contra el Ejército Rojo. Después se instaló en la República Federal de Alemania.

En 1956 emigró a Estados Unidos, donde trabajó en una fábrica de guitarras hasta que lo expulsaron en 1983. Allí tuvo una hija, que se quedó en Chicago. Él mismo cuenta que lo deportaron “por lo de Auschwitz”. Entonces se instaló en Aalen, una localidad de 65.000 habitantes al suroeste del país. Allí residió tranquilamente en una casita unifamiliar hasta que ayer llegó la policía a detenerlo.
http://internacional.elpais.com/internacional/2013/05/06/actualidad/1367869380_691970.html
 

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El 07/05/1945 - las tropas del Eje capitulan incondicionalmente en Reims.
- la 2ª División Panzer se rinde ante tropas del Ejército de los Estados Unidos en Fulda.
- en Alemania, el general estadounidense Dwight D. Eisenhower ordena disolver la Gestapo.
 

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En las tripas del bicho nazi

Los neonazis que asesinaron a 10 personas en Alemania pertenecieron a una organización llamada Blood and Honour

Los terroristas neonazis que entre 2000 y 2007 asesinaron a 10 personas por toda Alemania pertenecieron a una organización llamada Blood and Honour (en inglés: Sangre y honor, el lema de las Juventudes de Hitler).

La u intercalada delata su origen británico, pero desde su fundación hace 26 años se ha extendido por el mundo con su ideología racista, antisemita y violenta. En el ambiente ultra los tienen por una suerte de élite, porque se cuidan un poco más que el neonazi tabernero medio y dicen contar con un brazo paramilitar llamado Combat 18. El 18 representa las iniciales de Adolf Hitler por su lugar en el alfabeto. Propugnan la “resistencia autónoma” de pequeños grupos violentos.

Alemania ilegalizó Blood and Honour hace 13 años, pero las autoridades saben que aún cuenta con más de 200 afiliados. 30 de ellos en Turingia, el land oriental de donde procedían Uwe Böhnhardt, Uwe Mundlos y Beate Zschäpe.

Ella es la única superviviente de la banda nazi que, impune durante más de una década, colocó dos bombas, atracó 14 bancos y asesinó a 8 personas de ascendencia turca, a un griego y a una agente policial. Zschäpe está siendo procesada en Múnich, pero no ha abierto la boca desde que se entregó a la policía tras la muerte de sus compinches en 2011. Su silencio es típico de organizaciones como Blood and Honour, de las que se sabe poco.

Más famoso es el Ku-Klux-Klan, una sociedad secreta estadounidense retratada en libros y películas como Django Unchained, la última de Quentin Tarantino. Un alemán llamado Carsten Szczepanski se decía “líder” de esta organización en su país, con el abstruso título de “Gran Dragón”. También participó en la organización de Blood and Honour en el land de Brandeburgo.

Viejo conocido de la policía, expresó su vocación intentando asesinar a un joven nigeriano, que estuvo a punto de morir en 1995 porque es negro. Szczepanski fue condenado a ocho años de cárcel por su ataque. Aún no había dejado la prisión cuando los servicios secretos de Brandeburgo lo reclutaron como informante en 1997. Cobraba más de 500 euros mensuales por suministrar datos a los espías.

Un sueldo que, pese a la truculencia de tener en nómina a un nazi homicida, habría estado bien invertido si los servicios secretos hubieran valorado su aviso de que los neonazis Mundlos, Böhnhardt y Zschäpe estaban comprando armas. Pero los espías de Brandeburgo no movieron un dedo ni pasaron esta información a la policía, de modo que el trío se puso tranquilamente a asesinar turcos a lo largo y ancho de la pujante Alemania reunificada.

El presidente de la Comisión parlamentaria que investiga estos crímenes neonazis en el Bundestag, el socialdemócrata Sebastian Edathy (SPD), ponía en abril esta negligencia clamorosa como ejemplo de lo que debe cambiar en las agencias de seguridad alemanas.

Los servicios de información son muy discretos. El de Baviera, por ejemplo, lamentaba el martes ante este periódico la publicación de un informe confidencial obtenido por el semanario Der Spiegel, que recoge las actividades hasta 2003 de uno de los líderes de Blood and Honour en el norte de Baviera. Al parecer arrepentido de haber sido nazi, acudió a las autoridades para que lo ayudaran a dejar la escena. A cambio les contó su vida.

Dice que pagaban treinta marcos (unos 15 euros) mensuales al grupo. Se iban de excursión al monte y vivaqueaban por ahí, a veces disfrazados con capirotes del Ku-Klux-Klan. Escuchaban música skin. Difundieron en Alemania ideas de “resistencia armada” como la que puso en práctica el trío de Zschäpe. El exneonazi explicó a los agentes que él nunca quiso “una vida asentada”. También asegura que no era nazi por ideología sino por afán de destacar.

Añade que, pese a sus lemas de “honor y lealtad”, los nazis de Blood and Honour consumían drogas, cultivaban las infidelidades sexuales con parejas de sus camaradas y, a menudo, vivían de los subsidios públicos para parados crónicos.

De cerca, estos nazis asesinos parecen banales. Los familiares de sus víctimas saben demasiado bien que las consecuencias de sus actos no lo son.
http://internacional.elpais.com/internacional/2013/05/07/actualidad/1367952327_262243.html
 

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09/05/1945 - Segunda Guerra Mundial: las fuerzas armadas estadounidenses capturan a Hermann Göring.
- en Noruega ―en el marco de la Segunda Guerra Mundial― es arrestado Vidkun Quisling.
- en el marco de la Segunda Guerra Mundial, la Unión Soviética junto a los aliados celebran el Día de la Victoria.
 

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‘Tannhäuser’ cancelada en Alemania por sus crudas escenas del holocausto

La función se mantendrá desde hoy exclusivamente como concierto y eliminará la representación
  • Wagner eterno: Especial 200 años
  • Richard Wagner Tannhäuer und der Sängerkrieg auf Wartburg en la Deutsche Oper am Rhein ha llevado a la dirección del centro a reconvertir el espectáculo en un mero concierto. Tras el revuelo creado entre el público en su estreno el pasado sábado, la ópera ha decidido eliminar la representación de la obra, suprimiendo así tanto el atrezzocomo la actuación por parte de los actores.
    Pasados los primeros 30 minutos de la première, los actores ejecutaron de forma "muy realista" una escena del fusilamiento de una familia judía. Esto encendió los ánimos y terminó incluso con la salida de algunos espectadores de la sala. "La gente comenzó a hablar, hacían mucho ruido. Durante la pausa del primer acto las discusiones entre el público fueron agresivas, aunque se fueron calmando", recuerda al teléfono Monika Doll, directora de prensa de la Rheinoper. La sensibilidad de los ciudadanos alemanes hacia esta época de su historia llevó incluso a que dos personas necesitasen ser atendidos por los servicios médicos, según Doll. "Es un tema delicado porque aún existen personas que vivieron ese periodo o que conocen gente relacionada con esa época. Algunos también han conocido otros regímenes dictatoriales", explica Doll en alemán, sorprendida todavía por el alboroto.
    En un comunicado publicado ayer, la Deutsche Oper am Rhein reconoce que algunas de las escenas -entre las que se encuentra el fusilamiento- suponen "un fuerte impacto tanto físico como emocional para numerosos espectadores". Por ello la dirección ha determinado tras valorar distintos argumentos no continuar con la función, ya que no se pueden "responsabilizar de unos efectos tan extremos".
    Tannhäuser narra el complicado lío amoroso formado entre Wolfram, la joven Elisabeth y el propio Tannhäuser dentro del concurso de canto en Wartburg. Como en otras obras del compositor alemán, el amor ocupa un lugar privilegiado que, en la interpretación de Burkhard C. Kosminski, su director, ha resultado ser polémica. En su versión, apunta la agencia Efe, la función cuenta con amplias escenas cargadas de simbología nacionalsocialista, se cuentan sangrientas ejecuciones y se representa la muerte de prisioneros en cámaras de gas.
    La comunidad judía de la capital de Reinania del norte-Westfalia ha calificado la obra de "falta de buen gusto", según el diario alemán Die Zeit. Esta crítica se produce en un país que no olvida uno de los episodios más oscuros de la historia de la humanidad que comenzó con la llegada al poder de Adolf Hitler en 1933. Así, la polémica vuelve a estar servida en Alemania, donde la memoria histórica está enormemente presente a través tanto de monumentos, como de obras culturales, entre las que figuran la oscarizada La vida de los otros, el libro Los días en L. o la obra teatral Mi acta y yo.
    EL PAIS.ES
 
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