La cumbre de Bagdad propicia una fórmula de compromiso sobre Irán
Recientemente, Bagdad fue escenario de las negociaciones entre los representantes de Irán y de los seis países mediadores, Reino Unido, Alemania, China, Rusia, Estados Unidos y Francia.
El tema fue el programa nuclear iraní. Se han ofrecido evaluaciones muy dispares de este acontecimiento. Sin embargo, antes de emitir un juicio, merecería la pena recordar las aspiraciones de los participantes en vísperas de la reunión. Todo parece indicar que se estaba esperando el inicio de un proceso que solo dará resultados en el plazo de un año. ¿Habrá creado Irán en este tiempo la bomba atómica? Eso casi a nadie le importa en estos momentos, dado que se está discutiendo desde hace mucho un problema de mayor envergadura, el de la seguridad en la región.
Los planteamientos de las partes
¿Cuáles eran los planteamientos de los participantes en las negociaciones en Bagdad? El evento estaba presidido en nombre de los seis mediadores por Catherine Ashton, alta comisionada de la UE para Asuntos Exteriores y Seguridad. La víspera de su viaje a Irak, señaló que contaba con “vislumbrar el inicio del final del problema”, después de varios años de negociaciones sobre el asunto. Los diplomáticos estadounidenses anunciaron a los medios de comunicación haber recibido señales positivas por parte de Irán. Rusia y China precisaron por su parte que había grandes posibilidades de solucionar la crisis nuclear iraní.
Hay algunos datos que permitan esperar que se haya llegado al “principio del final del problema”. Poco antes del inicio de las negociaciones la parte iraní llegó a una especie de fórmula de compromiso con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). Siendo los iraníes a lo largo de los últimos milenios unas personas muy entendidas en el arte de la diplomacia, dejaron la toma de la decisión final hasta después de conocerse los resultados de las negociaciones con los seis mediadores. Sin embargo, todo parece estar resuelto. El director General del OIEA, Yukia Amano, incluso ha viajado ya a Teherán y ha anunciado que, a pesar de algunos detalles insignificantes, las partes habían acordado la lista de instalaciones nucleares que habrán de someterse a revisiones de los inspectores del Organismo.
En teoría, el diálogo que Irán mantuvo con el OIEA es un asunto aparte de las negociaciones con los seis mediadores. Mientras tanto, en realidad, únicamente el Organismo Internacional de la Energía Atómica tiene potencial profesional para afirmar que un país esté realizando o no programas nucleares con fines militares.
Durante el Gobierno de George Bush hijo Estados Unidos intentó evitar la opinión de los expertos del OIEA, que no confirmaban que Irán estuviera desarrollando un programa de creación de armas nucleares. Al recobrar EEUU una actitud un poco más sensata, todo volvió a la normalidad: no se puede obviar el criterio del OIEA, y el hecho de que el director general del Organismo se mostrase satisfecho significa que todo transcurrirá sin contratiempos.
Los resultados de las negociaciones
Un rasgo característico de unas conversaciones con Irán de años de duración es su carácter delicado y cerrado al mismo tiempo. Sin embargo, se podría hacer una reconstrucción aproximada de lo que ha ocurrido recientemente en Bagdad.
En un principio estaba planeado que los representantes de los seis mediadores trajeran a la capital iraquí un plan de una salida paulatina de la crisis actual acordado durante la reciente reunión de los G8 en Camp David. El esquema era simple: se levantaría una sanción introducida contra Irán por la ONU a cambio del permiso de Teherán para que los inspectores del OIEA accedieran a una concreta instalación nuclear.
El plan les fue formulado a los iraníes y en la ronda de negociaciones celebrada también recientemente en Estambul a los representantes de Teherán supuestamente se les dieron a conocer sus postulados, tras lo cual ellos demostraron estar dispuestos a seguir con las negociaciones sobre el asunto.
Sin embargo, en Bagdad la delegación iraní presidida por Saed Jalili presentó su propio plan del arreglo paulatino de la crisis. Este detalle podría considerarse como una buena maniobra encaminada a torpedear las negociaciones o, todo lo contrario, como una actitud seria y pormenorizada. La conclusión era que de Teherán se exigía mucho y a cambio se ofrecía poco, y eso que Moscú avisó a los demás mediadores de que no adoptaran una postura demasiado severa. Por otra parte, las negociaciones son una buena ocasión para aclarar todos los matices.
El resultado de las negociaciones era el siguiente: después de tres sesiones de intensos debates las partes se separaron sin pretensiones aparentes. Lady Catherine Ashton anunció que entre las partes “había bases para una postura común”, pero que también había discrepancias. Hubo además un indicador inequívoco de unas exitosas negociaciones, se fijó la fecha y el lugar de la siguiente reunión, del 17 al 19 de junio en Moscú. A la delegación iraní se le propuso Ginebra, pero sus representantes prefirieron un sitio más cómodo, que es para ellos la capital rusa.
¿Se habrá quedado alguien en una situación vulnerable?
Las negociaciones con Irán empezaron en unas condiciones geopolíticas determinadas, siguieron en otras y en la actualidad están entrando en una nueva fase. Por lo tanto, tampoco era de esperar que el proceso fuera breve y fácil.
Por otra parte, no hay ninguna prisa: el principal antagonista de Irán es Estados Unidos, donde todos están preocupados por las próximas elecciones presidenciales. El presidente estadounidense, Barack Obama, no puede tomar decisión alguna sobre el tema, por ser uno de los problemas internacionales que más les importan a los electores.
De modo que, sea cual sea la solución del “problema nuclear de Irán”, seguramente habrá en EEUU a quien no le agrade y enseguida empezará alguna rencilla preelectoral. En los próximos seis meses, como mínimo, no habrá avances significativos, la diplomacia rusa está hablando incluso del plazo de un año. Parece poco probable que Irán consiga crear en este lapso de tiempo una bomba atómica.
Tampoco procederá a actuar Israel que, desconfiando en sumo grado de Irán, se dedica a lanzar una campaña informativa global sobre el inminente bombardeo del territorio iraní por su aviación que acabe con todas las instalaciones nucleares de Irán.
¿Jugará el tiempo a favor de alguien? Por una parte, Irán teóricamente debería tener miedo a las sanciones, pero no de la ONU, sino de la Unión Europea y, en concreto, de Estados Unidos. A partir del próximo 1 de julio, los países comunitarios podrían suspender las compras del petróleo iraní y Estados Unidos, sancionar a todos los representantes de los círculos financieros que mantengan relaciones de trabajo con Irán. Una situación nada prometedora. Pero recordemos si hubo algún país que haya sucumbido ante las sanciones de la comunidad internacional. ¿La India, o Pakistán, que incluso han realizado ya las pruebas nucleares? ¿Acaso Corea del Norte lo ha hecho?
Moscú y Pekín llevan ya varios años insistiendo en que por la vía de las sanciones no se va a ninguna parte y se limitan a apoyar las medidas de la ONU.
Irán, por su parte, no parece ser un Estado aislado y llevado al límite. Su agenda diplomática incluye la reunión en Teherán sobre el corredor de transporte Norte-Sur que conecte la India con Europa a través del puerto iraní de Bandar-Abbas situado en el mar Caspio. La Cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghai que se celebrará en Pekín. La situación en la frontera oriental de Irán también está mejorando, las tropas estadounidenses abandonarán Afganistán en 2014 y casi se ha retirado ya de Irak, en la frontera occidental.
Y, por último, habría que recordar que estas negociaciones en Bagdad se han empezado a llamar “una manera de evitar una gran guerra en Oriente Próximo” y no solo una posibilidad de solucionar el problema del programa nuclear iraní.
La región está sumergida en una oleada de cambios espontáneos. Sin embargo, el intento de los países del Golfo Pérsico de intimidar a Irán fomentando los disturbios en Siria, se ha topado con ciertas dificultades. Y en un momento dado podría resultar que Irán representa un foco de estabilidad en una zona azotada por revoluciones. Este factor lo han tenido presente todos los participantes, sin excepción alguna, de las negociaciones en Bagdad.
http://www.sp.rian.ru/opinion_analysis/20120528/153876043.html