Polémica en Estados Unidos tras la elección por parte de la Navy del convertiplano V-22 Osprey como nueva aeronave de transporte para sus portaaviones
La US Navy ha decidido sustituir el veterano avión de transporte C-2A Greyhound, empleado desde los sesenta para el transporte de mercancías y personal entre los portaaviones y la costa, misión denominada Carrier-On-Board Delivery (COD), por una versión del V-22. El Secretario de la Navy, Raymond Mabus, el Jefe de Operaciones Navales, almirante Johanthan Greenert y el general de marines Joseph Dunford han firmado un Memorandum of Understanding (MOU) para la compra de cuatro Ospreys al año a un precio de 68 millones de dólares cada uno durante el ejercicio fiscal comprendido entre 2018 y 2020 para la realización de misiones COD. El acuerdo, que ha sido firmado también por el fabricante del Osprey, Bell-Boeing, está pendiente de aprobación por parte del Congreso en el período fiscal 2016.
Según este MOU, estos doce Ospreys serán retirados de la línea de producción en la que se ensamblan los MV-22 de los marines y modificados por la Navy a la configuración HV-22, aunque el programa contempla la adquisición de una flota de 48 convertiplanos para reemplazar la flota de Greyhounds en su totalidad. Los marines, por su parte, se encargarán de la formación de los pilotos de la Navy dada su experiencia más dilatada con esta aeronave.
Sin embargo la decisión está siendo duramente criticada en los Estados Unidos por las capacidades del Osprey en comparación con la aeronave a la que pretende sustituir. El Greyhound es capaz de volar más rápido, más alto, tiene mayor alcance, su cabina de carga es mayor y además está presurizada. Sin embargo, la Navy considera que la capacidad del HV-22 (la versión del Osprey para la Navy) para aterrizar y despegar verticalmente compensa estas limitaciones, ya que lo empleará de manera diferente a la que se ha venido usando el Greyhound durante los últimos cincuenta años.
Uno de los hándicaps para las misiones COD es la capacidad para transportar los motores de repuesto para los aviones de combate que operan a bordo de los portaaviones. En el caso del HV-22, este deberá ser capaz de poder transportar el motor F-135 del F-35. La elección del Osprey era una de las tres opciones que se barajaban para reemplazar los Greyhound, siendo las otras dos la construcción de nuevos Greyhound, a partir del nuevo avión AEW&C E-2D Hawkeye, ya que ambos aviones comparten el diseño básico, y la propuesta de Lockheed Martin, que sugirió recuperar los aviones C-3 Viking dados de baja para convertirlos en un nuevo avión COD con motores a reacción y capaz de transportar los más modernos motores.
En la actualidad los C-2A realizan vuelos desde la costa hasta los portaaviones donde descargan las mercancías y el personal y donde a su vez se distribuyen mediante helicópteros hasta los buques del grupo de combate. La Navy considera que dada su capacidad de operación vertical, el Osprey podrá realizar los vuelos directamente entre la costa y estos buques, por lo que no será necesario transportar cargas mayores ni mayor número de pasaje.
Sin embargo el alcance y el espacio a bordo de un Greyhound triplican los de un Osprey y aún no se sabe con certeza si este será capaz de transportar en su interior los motores F-135, por lo que de tener que transportarlos a la eslinga, la peor aerodinámica reducirá aún más la velocidad y el alcance. Estas limitaciones son más importantes aún si tenemos en cuenta las grandes distancias a las que se tendrá que enfrentar en el Pacífico, nuevo entorno principal de operaciones para la Navy.
Los más críticos con esta medida afirman que esta decisión se ha tomado exclusivamente para mantener la línea de producción del Osprey abierta mientras se confirmen los contratos de exportación. Los primeros países que se han interesado por él, Japón e Israel, no terminan de confirmar sus peticiones. Además el coste de un Osprey en configuración básica casi triplica el de un helicóptero Sea Hawk en versión MH-60S. (J.N.G
(defensa.com)