Personal Argentino en zona de combate

Nippur
El SC62 Guillermo Ubaldo GARCIA,falleció el 1° de mayo en el ataque del Vulcan a las 04:40 hs.Es uno de los 55 HEROES DE LA FAA.Nunca fué POA.
El Capitan Alfredo Osvaldo RIVAROLA fue reemplazado luego del 1° de mayo,por el Capitan Neldo Pedro MENA,como bien vos acotas.

Comodoro ( R ) Oscar Aranda Durañona
"A cada puesto de observación se destinó, más que nada como apoyo moral, un soldado de seguridad. Con esa finalidad, de la Compañía de Defensa del I Brigada Aérea asignada a la defensa de la BAM Malvinas se desplegaron a los puestos los soldados clase 63 Armando Schiaschiner, Guillermo Scortio, Albino Roque Almeida, Balicio Desousa, Indalecio Rosas, Héctor Chazarreta, José Zirk, José Sosa, Guillermo U. García (falleció en Puerto Argentino) y Francisco Frontini, ayudante operador radar ELTA(de la IX Brigada Aérea). "

http://www.zona-militar.com/foros/t...a-en-la-bam-cóndor.25863/page-63#post-1299739
 
En los post correspondientes fue incorporando las Planas Mayores de las Unidades de la Flota de Mar, releyendo el tema encontré que no figura el Portaaviones, seguramente no lo escribí por fiaca ya que tenía que teclearlo nuevamente dado que lo tengo con formato de Tabla y así sale mal. Pero ahora decidí tomarme el trabajo de volver a escribirlo y al fin lo terminé y ahí va


PORTAAVIONES ARA “25 DE MAYO”



PLANA MAYOR


1. CN SARCONA José Julio Fallecido

2. CF AUMANN Ricardo Horacio

3. CFAV CZAR Jorge María Fallecido

4. CF MORAY Marcos Francisco

5. CFAV VIGLIERCHIO Bernardo Angel

6. CFCO MALAISI Juan Antonio

7. CF RODRIGUEZ Alvar Carlos

8. CC CAGLIOLO Ricardo Luis

9. CC CARDOSO Ricardo Marcelo

10. CC DUHALDE Guillermo Jorge

11. CC IBAÑEZ Juan Aurelio

12. CC FARIAS Ernesto Raúl

13. CC LEFEBRVE Alejandro Luis

14. CCME MARINCIONI Emilio Nazareno

15. CC MORENO Daniel Ernesto

16. CC SUAREZ Carlos Manuel

17. CC TEBALDI Héctor Agustín

18. CC TEJO Alberto Vicente Fallecido

19. TN ARCE Rubén Darío

20. TN BATTAGLINO Humberto Daniel

21. TN CARLOS Jorge Luis

22. TN COLLAVINO Luis Antonio

23. TN CRUZATE Vicente Rodolfo

24. TN FROGONE Guillermo Alfredo

25. TN IRIART Miguel Mariano

26. TN MANINO Luis Oscar

27. TNIN PELLEJERO Román Eduardo

28. TNCO PICCIRILLO Rubén Angel

29. TN POBLET José Eduardo

30. TN POCEIRO Juan Carlos

31. TN PUENTE Víctor Hugo

32. TN ROSSI Juan Esteban

33. TNME SNIDER Alberto Eduardo

34. TN SOUTO Alberto Héctor

35. TNOD TELO Alberto

36. TN TUFIÑO Gustavo Joaquín

37. TN VENTURA Enrique Antonio

38. TNBQ VITALE Néstor Oscar

39. TN YAKAS Carlos Alejandro

40. TF ALVAREZ Eduardo Javier

41. TFME BUSTO Eduardo

42. TFIN DEL RIO Gustavo

43. TFME GENOVART Rubén Aníbal

44. TFCBNA HINDRYCKX Daniel Francisco

45. TF LAPLAZA Pedro

46. TF LINARES Miguel Antonio

47. TFIN MANGANO

48. TFIN MARTINEZ Edgardo Luis

49. TF MUSICO Vicente Emilio

50. TF PATIÑO Fernando Martín

51. TFCT PUCCINELLI Jorge Eduardo

52. TFCT RUIZ Carlos Rodolfo

53. TFME SAGARDIA Jorge Alberto

54. TFIN SIRACUSA Angel Lucio

55. TC DIAZ DURAN Gustavo Eduardo

56. TC FIGUEROA Alvaro Juan Manuel del Corazón

57. TC JUNCOSA Pablo Alberto

58. TC MENDOZA Raúl Santiago

59. TC OYARZABAL Guillermo Andrés

60. TCCO RODRIGUEZ MASDEU Enrique Daniel

61. GU AUGELLI César Eduardo

62. GU BORZONE Santiago Eduardo

63. GU CABRERA José Luis

64. GUCO DAMIANI José Fernando

65. GU GANEAU Eduardo Ligio

66. GU GARTLAND Alvaro Eduardo

67. GU KRAUSE Walter Otto

68. GU LOPEZ Eduardo Víctor

69. GU MARTINEZ Gerardo Walter

70. GU MINUTO ESPIL Juan Carlos María

71. GU NICOLAU Juan Carlos

72. GU ORLIACQ Ernesto Eduardo

73. GU OYARBIDE Ricardo Miguel

74. GU PICCARDO Gustavo Enrique

75. GU ROMAN Alejandro Roque

76. GU SCIURANO Jorge Emilio

77. GU SEMENZA Rubén Tomás

78. GU UBERTI Marcelo Emilio

79. GU UGARTE Alejandro Rubén
 
En el libro de GAZZO se menciona en la pag165 al soldado RUBEN JUNCO, que cubrió el POA con el Alf SASONE.
Me llama mucho la atención porque este soldado no pertenece al escuadrón tropa de la BAM CONDOR.
Pero este soldado está en el listado de VGM.
Si era de otro escuadrón tropa, como llegó a la BAM CONDOR???



En el post 845 listo el escuadron tropa de la BAM CONDOR, donde figura el soldado SOSA JOSE DIONISIO. Que estuvo desde el comienzo en el POA M-7. GAZZO en su libro menciona que este soldado era del escuadrón tropa de la I Br. Ae.
En el post 845, puse el comentario, pero no lo saque, espero confirmación.



estos os solados también formaron parte de la ROA
Sergio Bustos
Julio César Arroyo

ambos e la EAM, probablemente estuvieron en poa HIENA
 
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OCAA

Lo siguiente fue posteado por BIGUA en otro hilo:

Muy buenas tardes Alejandro y Foristas
Te pido disculpas por la tardanza en responder a tu solicitud de informacion,que fue la misma que me formularon hace ya varios años ,en las tres oportunidades que concurrí al Programa de Radio 10 "MALVINAS LA VERDADERA HISTORIA",cuyo conductor habia sido Subteniente del RI 5 y recordaba su presencia como prisionero.
Hace unos dias,comencé a recordar a los OCAA/OEFA (Oficial Control Aereo Avanzado/Oficial de Enlace Fuerza Aerea) que estaban desplegados en distintos lugares y asignados a los Regimientos del EA,segun la doctrina conjunta....y "eureka"....realicé un llamado por telefono y aqui estan los datos:
El Teniente Fernando Daniel "POTRO" SIGNEUR,piloto de Skyhawk A4-C,fue designado OCAA en la Estacion Aeronaval Calderon,en la Isla Borbon.La noche del ataque del SAS,Yo estaba en el Puesto Comando de la BAM CONDOR,(desplegaría al dia siguiente,15 de mayo al POA VASCO-Seno de Choiseul,luego de 48 hs de descanso-higiene) y escuchaba en el HF GRINEL las comunicaciones referidas al ataque y luego la evaluacion de daños.Al dia siguiente un CH-47 partió de la BAM CONDOR para enviar mecanicos para recuperar o canibalizar a los aviones destruidos y reutilizar armamento,instrumental,asientos etc y a recuperar a los pilotos para trasladarlos parte a la BAM MALVINAS y otros a la CONDOR,en ese vuelo regresó a la BAM CONDOR,el Teniente SIGNEUR y los Cabos Julio PETROLI y José AMENDOLARO,ambos Mecanicos Electronicos de equipos de comunicaciones.
Recuerdo que antes de abordar el Bell 212 que me transportaría a mi nuevo POA,pude ver al Teniente SIGNEUR,con una antena de HF táctica fabricada por CITEFA,y sus equipos de comunicaciones para cumplir con su tarea,un HF GRINEL,con CME de salto de frecuencia y una mochila VHF BECKER,mas equipo de campaña (carpa,bolsas de dormir,etc),tambien recuerdo que trajo un LAU 66 empleado por el SAS.Fueron estos recuerdos que me dieron "la llave de la respuesta",pues a punto de subir al Bell 212,escuche que sería reasignado a la Gran Malvina,dentro de los proximos dias....de ahí el llamado telefonico.http://www.zona-militar.com/foros/threads/experiencias-de-la-roa-de-faa-en-la-bam-cóndor.25863/page-2#post-1055521
Desplegó el 19 de mayo a Puerto HOWARD,como OEFA/OCAA y el 22 de mayo le es asignada la tarea de instalar una posicion táctica para desempeñarse como OCAA frente a San Carlos y coordinar mediante el HF GRINEL con el CIC MALVINAS el reconocimiento y señalamiento de los blancos navales y toda otra informacion tactica del que pasaría a llamarse "el callejon de las bombas" y con el VHF comunicarse con las escuadrillas o aviones en problemas,esto muy dificultoso por el nivel tactico (rasante) con que entraban y salian del San Carlos,como así tambien enviar informacion de las eyecciones en su ambiente operacional circundante.
Al Monte Rosalia (no recuerda su nombre) fue transportado en un LR de un kelper.
Fue reemplazado por una patrulla de Comandos del EA,el dia 08 de junio.Esa patrulla fue quien tuvo el enfrentamiento con el Capitan Gavin John HAMILTON,quien fallece y es tomado prisionero el Cabo Primero Roy FONSECA,recordó esto en la charla,ya que estando de regreso en HOWARD,vió llegar en un acoplado de un eje,muy comun en Malvinas y empleado por los peones,arrastrado por un tractor y sobre el acoplado debajo de un poncho de agua el cuerpo del Capitan del SAS y FONSECA tambien sobre el acoplado prisionero.Asistió al sepelio de HAMILTON y rindió honores como representante de la FAA.
Entre las comunicaciones a los cazabombarderos que salian o entraban a San Carlos,recuerda la efectuada al Capitan Mariano VELAZCO el 27 de mayo,para que se eyecte,al observar daños en los planos del A4-B y un espeso spray de JP-1,que no le permitirian el cruce del Mar Argentino.
Aqui te envio una fotografía donde reconozco al Capitan DONADILLE,eyectado el 21 de mayo,con una lesion en su ojo derecho,con la bufanda de los pilotos de DAGGER,el Teniente Fernando SIGNEUR,está en cuclillas por delante de "PONCHO",con el uniforme de combate de invierno de la FAA,en ambos extremos dos Oficiales Comando,el Mayor CASTAGNETO y el Capitan FRECHA,a los demas no los conozco.Foto obtenida en HOWARD antes de su despliegue a las alturas frente a San Carlos.



Aqui te dejo,esta otra fotografía post-conflicto (1988),cuando integraba el Escuadron Dagger en la VI Brigada Aerea-DIL

Y por último,una cuando era Alferez y volaba A4-C del año 1981.
http://www.zona-militar.com/foros/threads/imágenes-del-conflicto-de-malvinas-fotos.258/page-827#post-1335851

Más allá de haber colaborado en tu busqueda Alejandro,siento mucha satisfaccion escribir este post referido al trabajo de los OCAA/OEFA,ya que eramos como "primos" en el cumpliento de nuestras tareas específicas,además el Comodoro Fernando SIGNEUR,siempre ha defendido, y demostrado en sus distintas conferencias y ocasiones propicias,las tareas desarrolladas por la FAA en el terreno,ya verás como un Piloto de Caza,tambien "hacía su guerra en la tierra de nadie".Pertenece a la Promocion 44,la que mayor numero de Heroes dió a la PATRIA y "padre" de Andres GAZZO y mio,cuando eramos Cadetes de Primer Año.Fue tomado prisionero junto a sus Cabos con la Guarnicion Militar Pto HOWARD (Pto Yapeyú).
Espero haberte aclarado tu inquietud.
Saludos
Biguá



OCAA en isla Gran Malvinas
-teniente SEIGNEUR FERNANDO DANIEL estuvo en el Monte Rosalia
-Cabo Principal AMENDOLARO JORGE CARLOS
-cabo PETROLI JULIO CESAR
los suboficiales eran del grupo 1 de comunicacines

OCAA en isla Soledad
-cap BATTIONI OSVALDO RAUL
-ten KLIX BERROTARAN FERNANDO
-ten GONZALEZ EDUARDO "Guya"

estos tres oficiales regresan al continente y son reemplazados por:

-teniente TUÑEZ EDUARDO MARIO - primero en Hariet y despues en Shapper hill
-teniente ALZOGARAY ABELARDO FELIX - primero en Hariet y despues Moody Brook
estos oficiales desplegaron con los pucara, eran pilotos

Los suboficiales que los acompañaron fueron:
--Suboficial Principal KING MARCELO TEODORO
--Cabo principal STRACK Daniel Alfredo
--cabo primero VISDOMINE Marcelo José
Estos suboficiales desplegar con el grupo 1 de comunicaciones de la II brigada aerea

Relato del entonces teniente TUÑES:
Inicialmente los ECAA's en Puerto Argentino eran 3.
A cargo estaban el Cap. Battioni (Dagger), 1° Ten. González (A4-C) y Ten. Klix (A4-C).
Los encargados eran Visdomine, Starck y King. Cada uno con un Cabo como auxiliares (no recuerdo sus nombres).
Cuando los Oficiales en cuestión fueron replegados al continente para ser rehabilitados en sus SA, sólo quedaron 2 ECAA's operativos. Esos 2 quedaron a cargo de Alzogaray y mío. El tercer ECAA oficiaba de alternativa.
Cada uno de nosotros tenía la conducción de ECAA (Equipo de Control Aéreo Adelantado), constituido por un vehículo Unimog dotado con equipos de comunicaciones HF (codificados), VHF y UHF. También con equipos de señalamiento y designados de blancos
O sea, ocupabamos posiciones fijas, asignados a una Unidad de Superficie. Por ejemplo, Abelardo con el RI 7, y yo con el BIM 5). No obstante eramos movilizados a distintos lugares, según los requerimientos del Comando, a efectos, por ejemplo, de efectuar reconocimiento de objetivos enemigos, para determinar si eran factible de ser batidos por fuego aéreo.

 
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Mi experiencia en las Islas Malvinas

Relato del Mayor VGM Antonio Federico González Iturbe

Por

Luis

– 4 agosto, 2016Publicado en: Testimonios / Anécdotas / Relatos

Preparación para el día D

Este trabajo fue escrito habiendo pasado más de 15 años de la gesta, por lo que algunos datos pueden no ser preciso especialmente en cuanto a lo relacionados con el tiempo calendario.

El día viernes 26 de marzo de 1982 recibí telefónicamente del Comodoro Castaña Jefe del Departamento Comunicaciones del Comando de Operaciones Aéreas la orden de estar listo al día siguiente para embarcar en la plataforma militar del Aeroparque Jorge Newbery para participar en un operativo en el Sur del País. La información era muy escueta, pude sacar en limpio que el vuelo sería a Comodoro Rivadavia y que iba como A-5 del Estado Mayor (Jefe de Comunicaciones) que se constituiría. Entre las recomendaciones que recibí fue que no lo comentara con nadie, por que era un operativo Secreto.

Le informé al Comodoro Castaña que no tenía ropa de combate y que en la Región Aérea Centro el personal no tenía ese tipo de ropa provista. Me pidió que con el mayor grado de cautela la obtenga de algún compañero. Como vivía en el Edificio Alas me fue posible conseguir la ropa de combate del Mayor Emilio Calderón, cuyas dimensiones físicas eran similares.

Al día siguiente partimos todo el Estado Mayor en un avión Guaraní con destino a Comodoro Rivadavia, previa escala en Bahía Blanca. Me llamó la atención que los que integrábamos este operativo éramos un grupo de Mayores o Vice comodoros modernos.



Llegamos a Comodoro Rivadavia a la hora de almorzar, nos recibió el Brigadier Castellano que era el Jefe de Brigada, nos asignaron un lugar para trabajar en el nuevo aeropuerto (como se llamaba en aquella época). La información que nos dio el Brigadier a todo el Estado Mayor fue ambigua. Se había creado en el joven Estado Mayor la idea que existía un conflicto político muy importante con Chile y se pensaba realizar un operativo real en la Zona chilena de la Isla de Tierra del Fuego.

Comenzamos a analizar la cartografía y a estudiar como confeccionar un plan con los elementos que se nos habían asignado.

La tarde del sábado 27 de Marzo pasó rápidamente en filosóficas discusiones bélicas y cada uno trató de expresar sus fantasías guerreras en los planes de operaciones, ya que la mayoría de nosotros éramos oficiales Jefes y nos desempeñaríamos como un Estado Mayor, constituido para atacar un enemigo desconocido, algo que no parecía serio. Tenía designada como auxiliar al Mayor Mario Módica, compañero mío que estaba destinado en Comodoro Rivadavia en el Grupo II de Comunicaciones.



Al día siguiente, domingo, en horas de la mañana mientras estaba poniendo en práctica mi imaginación, me ordenan presentarme al despacho del Brigadier Castellano. Nunca había trabajado con el Brigadier, ni creo que él, en ese momento hubiera tenido mayores antecedentes míos.

En la reunión me explicó que solo él y yo a partir de ese momento, íbamos a saber la finalidad de por la cual estábamos en Comodoro Rivadavia. El objetivo era ir a las Islas Malvinas, estar unas 48 horas y volver.

En ese momento quede shoqueado, me costaba concentrarme en lo que el me expresaba. Me informó que había sido seleccionado por mis excelentes antecedentes de la especialidad y por mis desempeños en varios operativos.

Me entregó una hoja que era el anexo de comunicaciones a la orden de operaciones conjunta para la Invasión a las islas Malvinas. Tenía muy poco escrito, me pidió que la leyera y que le hiciera algún comentario, cualquier duda que tuviera debía solo consultarlo a él. Me recalcó que la información era estrictamente confidencial y secreta.

Me ordenó que no hablara con mi familia por teléfono y que actuara en forma normal como que nada sabía y que todo lo que pudiera necesitar estaba a mi disposición. El secreto incluía al Estado Mayor que formaba parte y para trabajar más aislado me asigno un lugar en el Taller Radioeléctrico de la Región Aérea Sur.


Cuando leí el Anexo “Comunicaciones al plan de invasión a las Islas”, el mismo no decía Nada.
Recuerdo que tenia fecha de iniciación el 1 de abril de 1982 y que la duración decía 48 horas, el resto estaba en blanco, le pedí algunas aclaraciones y me informó que el objetivo era Puerto Argentino, que el día lunes iba a ir el Vuelo regular de LADE y podíamos utilizarlo.

Al salir del despacho del Brigadier me fui meditando y muy concentrado, no sabia como reaccionar, a llegar a mi oficina en el Taller Radioeléctrico, sonó el teléfono, era el Comodoro Castaña que me preguntaba si ya había pensado lo que debíamos hacer, le dije que sí, que según mi experiencia debíamos utilizar ideas sencillas y ya probadas, por lo que sugería instalar un equipo de HF en la casa del representante de LADE y que el equipo sea de los Collins que tenia la empresa aérea instalado en sus sucursales.
Conocía muy bien la red de LADE, las frecuencias estaban limpias y permanentemente probadas entre estaciones fijas y aeronaves, los equipos eran muy confiables y de fácil instalación y existía autorización para utilizar esas frecuencias por parte del Gobierno Ingles. También en caso de tener problemas con las autoridades inglesas se podía demostrar que los equipos eran similares a los ya instalados. Me dijo que le gustaba la idea y que me iba a confirmar si existía algún problema. A los pocos minutos me confirmo que al día siguiente en el vuelo de LADE iba a estar los equipos y el personal para instalarlo, además me dijo que iban en vuelo desde Paraná un oficial y doce suboficiales del Grupo 1 de Comunicaciones para trabajar en el plan.

Como debía pensar en todos los elementos que los técnicos de LADE debían llevar para instalar el equipo, para no olvidarme de nada fui a la planta transmisora para analizar la instalación e hice una lista de todos los elementos y herramientas que se necesitaban para instalar un equipo. Para cada paso de instalación pensaba la o las herramientas necesarias y los problemas que podrían surgir.

A partir de ese momento debía cumplir dos papeles; el primero, simular que trabajaba en el plan que elaboraba en ese momento el Estado Mayor y segundo el más importante prever los elementos necesarios para instalar un enlace al día siguiente desde la Isla, que para mí era el real.

Fue para mí muy difícil ver como el resto del grupo trabajaba inútilmente en un plan totalmente simulado y uno solo, tenia a cargo llevar adelante el plan de comunicaciones para invadir las Islas.

A la tarde se me presentaron el personal del Grupo 1 de Comunicaciones, su Jefe era el Primer Teniente Zanardi al que lo acompañaban 12 suboficiales, junto a ellos estaba el Suboficial Mayor Barbe, especialista en comunicaciones, en ese momento Jefe del servicio de Comunicaciones de la Escuela de Aviación pero que había estado destinado en los dos últimos años en Puerto Argentino.

Me daba la sensación que el tiempo corría más rápido de lo habitual.

Hablamos entre todo el equipo de los elementos que son necesarios instalar en un Aeropuerto para brindar seguridad a las operaciones, cuales son los enlaces mínimos y que equipos son los más convenientes llevar para poder brindar un buen servicio operativo.

Los conocimientos del Suboficial Barbe sobre las instalaciones de la Isla eran fundamentales, el había mantenido el VOR de Puerto Argentino y operado las frecuencias de LADE. Aproveché como no lo conocía, a preguntarle en forma indirecta como era la vida en la Isla, el sistema de Comunicaciones, las instalaciones que tenia LADE. Fue para mí un excelente informante, porque poseía datos muy concretos, conocía muy bien la especialidad y me aportaba ideas muy claras como debía ser la primera etapa de nuestro plan de operaciones.
Primera parte del plan

El plan era muy sencillo y muy concreto, contaba con dos etapas, la primera instalar un equipo en Puerto Argentino de la forma más sencilla pero eficaz para pasar información segura entre la Isla y el Continente antes de la Invasión, la segunda, era instalar las comunicaciones necesarias para operar durante 48 horas en el Aeródromo de Puerto Argentino.

La primera etapa, la resolvimos realizar con dos empleados civiles de LADE que iban a ir en el vuelo regular de línea el día lunes 29 y que pernoctaba en Puerto Argentino. Se seleccionaron dos técnicos civiles de LADE, porque ellos tenían la autorización (pasaporte especial) para ingresar a la Isla que se tramitaba en la Cancillería Argentina. Los nuevos equipos y herramientas irían en el vuelo como si fueran para ser instalados en la Agencia de LADE. Los jóvenes técnicos tenían solo esa noche para instalar los equipos y la antena, debido que debían regresar con el vuelo del día siguiente. Por ese circuito de comunicaciones se iban a pasar información meteorológica horaria (QAM) de Puerto Argentino, con un código muy simple, la velocidad del viento en nudos indicaba la cantidad estimada de personal militar en la zona y no recuerdo que otra datos más indicaba la clave que se utilizó.
 
Esa noche me fue difícil dormir, pensaba en todo momento como se debía perfeccionar el plan.

El día 29 de Marzo comencé a ver que había gente del Estado Mayor que muchas cosas no le cerraban y por presión o por preguntas, el Brigadier nos informó a la Plana Mayor cual era verdadero motivo por el cual estábamos allí. Para mí fue un alivio, podía ahora compartir con alguien las alternativas previstas del plan. Este seguía siendo secreto para el resto de los colaboradores del Estado Mayor

Tuvimos una pequeña reunión con el personal del Grupo 1, nadie era un improvisado, todos conocían perfectamente la especialidad y estaban entrenados para el trabajo que se le había asignado de esa reunión surgió del Suboficial Barbe la posibilidad de escuchar radio Malvinas.

La radio en Puerto Argentino era por cable, y en cada casa había un parlante con una perilla que le permitía regular el volumen, pero para los habitantes de las otras islas y de las estancias próximas al pueblo se utilizaban una frecuencia en la banda baja de HF, muy próxima a los dos megaciclos debido a que no podían hacerlo por cable.

Le pedí a Mayor Módica, colaboración para instalar un receptor en el taller. Como necesitábamos un mástil de 6 metros salimos urgente a comprarlo y posteriormente a instalarlo arriba del taller de radio ayudas de la Región Aérea Sur.

En poco tiempo comenzamos a escuchar la broadcasting de Malvinas, a todos se nos llenó de la cara de alegría. Esa alegría era interna por que no todos conocían el plan.

A partir de ese momento nuestro personal escuchaba solamente la frecuencia de la radio de Malvinas tratábamos de aportar datos para Inteligencia. Ya vivíamos la gesta de Malvinas.

Mientras escuchábamos música y noticias de la BBC, el operador de la radio informó que iba a leer un mensaje enviado por la reina de Inglaterra al Gobernador de la Isla. En ese mensaje, para asombro de nosotros la Reina explicaba que existían rumores que la República Argentina estaba preparando una invasión a las Islas, que Gran Bretaña no la podía evitar pero que iba a hacer todo lo que estuviera a su alcance para recuperarla. El mensaje leído finalizaba con la tradicional frase “Dios salve a la reina “. A pedido del Vicecomodoro Mendiberri que se desempeñaba como Jefe de Inteligencia de la Brigada la misma fue grabada y enviada por él a la IX Brigada de Infantería donde ya funcionaba un Estado Mayor.

Fuimos a esperar el avión de LADE en el que venían los técnicos que nos enviaban para instalar los equipos. Tenían poco más de 20 años. Les dimos instrucciones de lo que necesitábamos y la forma de realizar las pruebas. En esa hora fuimos lo más claro y precisos con ellos. Quizás le transmitimos una responsabilidad muy grande, se fueron sin decir palabras. Sabíamos el clima que ya vivían los Isleños debido al mensaje que se emitía por la Radio Malvinas.

La madrugada del día martes 30 de marzo, ya sabíamos que el primer paso había sido dado con éxito, los equipos funcionaban perfectamente bien, el Mayor Gamen y el Vicecomodoro Gilobert ya cumplían la ficticia función de meteorólogos.

Fuimos a recibir el vuelo de regreso donde nuestros técnicos venían de cumplir tan exitosa misión, ambos estaban extenuados, no podían hablar por la afonía que tenían debido al frío que habían tomado en la noche instalando las antenas en el exterior de la casa, trabajando a oscuras y peleando contra el frío viento reinante. Pero se los notaba felices por que habían superado todos los problemas y veían lo agradecidos que estabamos todos nosotros.

Es una lástima no recordar sus nombres, ya que fueron de los primeros que trabajaron para esta gesta.

Nuestra primera etapa del Plan se había cumplido, ya se recibía información meteorológica “adicional” de Puerto Argentino.

La tarde del martes seguimos trabajando con nuestras tareas, analizando el plan de frecuencias, controlando los equipos, y previendo que íbamos a llevar en cada vuelo.

A medida que iba llegando el día 1 de abril, más difícil era dormir pues, ya había mucha gente llegando o trabajando en el operativo. No todos conocían el plan por lo que se dificultaba mucho más las conversaciones diarias.

El día 31 de marzo en las primeras horas del día nuestros especialistas tenían todo listo para actuar a la madrugada del día siguiente. Cada uno sabia lo que tenia que hacer, que debía instalar, y como lo debía hacer.

Ese día a la tarde, hablando informalmente con los médicos de la Brigada nos comentaron que ellos iban a tener preparados para cualquier emergencia varios quirófanos en el Hospital de YPF que quedaba ubicado en un lugar denominado Kilómetro 3, camino a la Ciudad de Comodoro Rivadavia, pensé en la necesidad de poder tener un enlace directo con sanidad por cualquier emergencia que tuviéramos en la Isla.
La idea era que, en caso de evacuaciones sanitarias por medio de aeronaves, los médicos conocieran el diagnostico de antemano para preparar los quirófanos e prever el tipo de ambulancia. Ese trabajo se lo pedí al Mayor Módica, él conocía muy bien al personal de médicos de la Guarnición y también muy bien la forma de implementar un enlace.



Cuando anochecía comenzaron a llegar varios aviones Hércules C-130, no fue el ruido lo que delató la presencia de ellos, sino la conquista de espacios en los casinos, las piezas tenían varias cuchetas y un sinnúmero de bolsos, ya era difícil hasta obtener un lugar para dormir.

Como pasa en estos casos las bromas estaban a la orden del día. Eran muy pocos los que tomaban este momento con miedo, daba sensación que el nerviosismo nos obligaba a actuar de esa manera.

Cerca de medianoche se nos informó que debido al mal tiempo, la Armada pedía demorar 24 horas el desembarco. Fueron 24 horas más de vigilia, de pensar, de recordar, y de analizar lo ya planeado.

El arribo a las Islas Malvinas

El día 2 de abril a la madrugada embarcamos en el primer avión C-130 que despegó con destino a Puerto Argentinos. Además del Estado Mayor, iba el GOE y el Grupo de 1 de Comunicaciones. El vuelo fue en silencio, íbamos ubicados al costado de dos vehículos del Ejército. Fue más largo de lo habitual, ya aterrizados y mientras íbamos carreteando hacia la plataforma el personal del GOE se fue tirando del avión. Cuando se nos dio la orden de descender del avión, mientras íbamos tomando posición hacia la torre de control se sentían disparos aislados y se veían tambores de 200 litros obstruyendo la pista de aterrizaje.



No habían pasado un minuto que ya desde nuestro lugar de operación, debajo de la torre de control, con el equipo portátil de HF estábamos comunicados con el continente. El personal de operaciones ya estaba autorizando aterrizajes y despegues y coordinando los vuelos con helicópteros de la Armada a través de nuestro VHF portátil.

Todo funcionaba tal cual lo habíamos pensados, los operadores enviando y recibiendo mensajes con total naturalidad. Comenzamos a instalar los equipos fijos y también a estudiar donde se debían pasar los cables para habilitar una pequeña central telefónica para el Estado Mayor.

A pesar del movimiento intenso que había en el Aeropuerto, las versiones que circulaban, y que los disparos seguían en un extremo del aeropuerto, el personal de comunicaciones (que ya habían sido bautizados por el Primer teniente Zanardi como los “ganchos salvajes “), estaban calentando el agua para tomar mate. Todos los que fueron estaban muy entrenados, trabajaban rápidamente y en silencio.


El apodo de “ganchos”, se debió a que todos eran suboficiales de comunicaciones y es común en nuestra Fuerza expresarse en forma lunfarda, cuando se esta hablando de Suboficiales, y el de “salvaje” fue por que en aquella época tuvo mucho éxito la película de guerra “Los gansos salvajes” y es similitud al desempeño de un bravo pelotón de soldados norteamericanos los comenzamos a definir como los “Ganchos Salvajes”.

Recuerdo de esos momentos dos anécdotas, la primera era que desde el continente todos los aviones que participaban en esta invasión tenían los indicativos Litro más un número.

De pronto un avión argentino que se identificó con un indicativo diferente a Litro, pedía autorización para aterrizar.

Rompió con la rutina, era algo fuera de la planificación y creó el mismo nerviosismo que si un avión ingles pedía autorización para aterrizar, era un F-28 de la Armada. Por no estar previsto se le negó la autorización y viendo que el comandante de aeronave insistía se le ordeno al GOE colocar tambores de 200 litros como obstáculos en la pista para evitarlo. Fue un momento muy tenso, me impactó la decisión con que actuaba el joven Estado Mayor, en el avión venia el Comandante de Operaciones Navales. El avión tuvo que regresar.



Otra anécdota interesante fue la evacuación de heridos, un grupo de cuatro o cinco hombres de la Armada que habían participado en la Toma de la Casa del Gobernador habían sido heridos por armas largas, los habían llevados en helicópteros para operarlos en uno de los barcos que hacía de hospital, pero dado la gravedad optaron por enviarlos al continente por modo aéreo. A través de nuestro sistema de coordinación médica pudimos comunicarles a los médicos del Hospital de YPF el diagnóstico exacto que tenía cada paciente, que curaciones se le pudieron hacer en el barco y que tipo de cirugía se debía realizar a cada uno de ellos. Los heridos fueron trasladados desde el barco al aeropuerto en helicópteros y desde allí en F-28 al continente. En Comodoro Rivadavia siempre nos agradecieron el poder saber con antelación el tipo de tratamiento que habían recibido cada uno de los heridos para poder prever a los especialistas, y gracias a esa coordinación pudimos salvar más de una vida.

A todo esto, con los “ganchos salvajes” ya estábamos viendo cual era el mejor lugar para “acobacharse”, ya que teníamos un refrigerio para pasar el primer día de combate y lo principal era prever el lugar de descanso.



Primer acto oficial del izamiento de la bandera argentina en Puerto Argentino

Aproximadamente a eso de las 10 de la mañana del 2 de abril, el Brigadier Castellano me ordenó que con un Suboficial de Comunicaciones me dirija a la ciudad para un acto, donde por primera vez se iba a izar la bandera argentina después de la usurpación inglesa. Fácil es decirlo, pero muy difícil de concretarlo, ya que nosotros no teníamos vehículos, nuestra misión era solo estar en la Isla 48 horas y brindar las comunicaciones para un óptimo funcionamiento del aeropuerto, no teníamos previsto ningún vehículo en nuestros planes.



Mientras analizábamos como llegar al centro de la ciudad, que creo que estaba a unos seis o siete kilómetros, se acerca una lancha anfibia de la Armada a conocer la zona del aeropuerto. Tenia unas ruedas muy grandes tipo tractor, con frente (capot) similar a una lancha. Le pedimos si nos podían llevar hasta la casa del Gobernador, aceptaron y nos llevan hasta ese sitio.

Fuimos sentados sobre la carrocería, el camino estaba vacío, se veían banderas argentinas colgadas de algunos alambrados. Fue un viaje incomodo, pero lleno de emoción.

Cuando llegamos a la ciudad me dio la impresión de estar deshabitada, el chofer sufrió el primer impacto al ver que los escasos vehículos circulaban por el lado opuesto a lo que estábamos acostumbrados.

Al llegar a las inmediaciones de la casa del Gobernador, mi primera sorpresa fue encontrarme alrededor del mástil al Vicecomodoro Alegría, estaba vestido de combate con una gorra de servicio, junto a él estaba el Vicecomodoro Gilobert vestido con ropas civiles y en su cabeza una gorra de servicio, también estaba el Mayor Gamen vestido de civil con su familia.



El mástil de la casa del Gobernador, estaba en un pequeño jardín en desnivel en el costado de la residencia y terminaba en la calle principal que bordeaba el mar.

A pocos metros de allí, había muerto el Cap. Giaquino

Se ordenó realizar la formación en frente del mástil. La Armada y el Ejercito tenia una sección con bandera de guerra y escolta, el lugar de ubicación de ellos era de espaldas al mar, o sea mirando a la casa del Gobernador.

A mí criterio la Fuerza Aérea no estaba prevista en esta ceremonia.
Nosotros no teníamos ningún tipo de bandera, ni tampoco tropa para participar en esta formación.
A cargo de la sección del Grupo especial del Ejército estaba el Teniente Coronel Seneldin.
En un costado donde se colocan los invitados, estaba la Fuerza Aérea representada por el Brigadier Castellanos, los Vicecomodoros Alegría y Gilobert, el Mayor Gamen, un suboficial de comunicaciones y yo, también estaba la familia Gamen.



En ese acto había tantos periodistas y camarógrafos como militares.

Se ató en el mástil una bandera argentina muy grande, la persona seleccionada para izarla era el General García.
Para obtener buenas fotografías y facilitarles el trabajo a los camarógrafos, el izamiento era realizado muy lentamente, el viento era fuerte y soplaba a nuestras espaldas, la bandera desde el primer momento flameaba inquieta.
Cuando pasó la mitad del mástil, se desató el extremo inferior, segundos después el superior y la bandera se voló del mástil ante el asombro de los presentes.
 
Todos quedamos inmóviles y sin reaccionar.

Para los que estábamos en la ceremonia fue una premonición de lo que iba a ser la guerra.

Fue tal el nerviosismo de los que izaban la bandera, que el general soltó la cuerda del mástil y por el propio peso y la acción del viento se desenhebró de la roldana.
No solo se había volado la bandera, sino que la cuerda estaba en el suelo.

Tomó la iniciativa el Teniente Coronel Seneldin y le ordenó a uno de sus hombres que se subiera al mástil y que enhebrara la cuerda en la roldana del mástil. Después de varios intentos al estilo marinero lo consiguió y se repitió la ceremonia. Ya no era lo mismo, no tenía la emoción de la primera vez.

Cuando nos desconcentramos y hablábamos de nuestras experiencias vividas, yo pensaba en que podíamos volver al aeropuerto.



La estación de comunicaciones Cables & Wireless

Al costado de la casa del Gobernador estaba la planta de comunicaciones de la Empresa Cables and Wireless. Cuando pasamos caminando vimos que había un soldado del ejército de guardia, quien no nos impidió la entrada al vernos de uniforme. Recorrí la planta, era un edificio sencillo, con grandes ventanales y que en su interior tenía un equipamiento muy similar al que poseía la Fuerza Aérea en las cabeceras de comunicaciones del Tránsito Aéreo.

Mientras íbamos caminando hacia la oficina de LADE, el Vicemodoro Alegría me pregunta si podía hacer funcionar la estación, le respondí que sí. Me volvió a recalcar y le insistí que sí, que me sentía capacitado. Tengo la certeza que el Vicemodoro me creyó, ya que me conocía de haber trabajado juntos en la IV Brigada Aérea.

Le insistí que estaba en condiciones de hacerla funcionar. Me pidió que vaya caminando a la estación y lo esperé en la puerta.

El Brigadier Castellano y el Vicecomodoro Alegría iban a la primera reunión conjunta que se realizaba en la Isla y entre los temas tratados surgió el de la estación de comunicaciones de la Isla.

El Ejército había desembarcado en la Isla con el apoyo de un Regimiento de comunicaciones con asiento en Bahía Blanca y su Jefe consideraba que el sistema instalado era muy moderno y complejo como para poderlo operar; por lo tanto, aconsejaba cerrarla.

Como habíamos conseguido un vehículo que nos iba a llevar de regreso al Aeropuerto junto con el Brigadier Castellano debimos esperar que finalice la reunión.

Finalizada la misma el Brigadier y el Vicecomodoro, con cinco o seis oficiales de las distintas armas fueron caminando hasta la estación de comunicaciones donde yo los estaba esperando con el suboficial que me había acompañado al acto.

El Brigadier me dio a entender con gestos que la estación la iba a operar la Fuerza Aérea, y que yo debía de rendir mi primer examen.

Antes que ellos llegarán, yo había entrado por segunda vez a la planta y la recorrí con mayor detenimiento las instalaciones, cada segundo que pasaba sabia que estaba capacitado para operarla sin ningún problema, conocía la tecnología y la operación de la planta.

Todos ingresamos a la planta, fui caminando con seguridad al puesto de operador principal y seguí la secuencia lógica para prender los equipos de esta potencia, coloqué las frecuencias que me habían dado en ese momento y que habían sido ordenadas desde Buenos Aires, seleccioné las antenas, y esperé que el sistema automático de adaptación de antena estuviera listo.


Mayor Antonio González Iturbe
Foto del libro La Pasión según Malvinas de Nicolás Kasanzew

Enfrente mío, había dos grupos, unos que necesitaban que yo triunfara y otros que apostaban a la derrota.

Los equipos necesitaban unos 3 minutos para estar operables, para muchos fue una eternidad.

Cuando por medio de luces el ciclo de puesta en servicio finalizó, con seguridad me coloque enfrente del micrófono y llame al Centro Internacional Buenos Aires.

Con muchísima alegría y en forma inmediata contestó Buenos Aires, la repuesta salió muy clara y fuerte en los parlantes.

Vi en muchos rostros una cara impresionante de asombro. Habíamos aprobado el examen, las comunicaciones internacionales y nacionales de la Islas nos pertenecían. Todos los que estábamos presentes estábamos emocionados.

Creo que una parte importante de este trabajo lo hicieron el Vicecomodoro Alegría que lo convenció al Brigadier que asumiera la responsabilidad de hacer la prueba y el Brigadier Castellano que jugo una apuesta fuerte en un oficial que no conocía.

Volvimos al Aeropuerto, las comunicaciones operativas funcionaban muy bien, la cantidad de gente que había ya era mucho mayor. Seguimos analizando como operar la estación de comunicaciones de la Isla. Decidimos que unos dos suboficiales me acompañaran y apoyarnos con el personal kelper de la empresa.

A partir de ese momento mi responsabilidad fue la de operar la Estación de comunicaciones, al principio con personal de Fuerza Aérea, luego se sumaron personal de la Empresa inglesa, los cuales solo realizaban trabajos administrativos.

Con el tiempo me di cuenta que las cuarenta y ocho horas que iba a durar la invasión era una utopía, ya comenzaban los rumores de que se enviaba un gobernador.



Nuestro trabajo

Nosotros por medio de esa estación nos podíamos comunicar con todo el mundo. El sistema funcionaba, desde la Isla hasta el continente utilizando frecuencias de HF, duplicadas y diferentes tanto para recibir como para transmitir.

Se recibían en la Estación receptora de ENTEL en Don Bosco y se transmitía por la Planta transmisora de Pacheco. Desde ambas plantas se comunicaban con microondas al Centro internacional Buenos Aires, que por medio de la red nacional o por satélite nos comunicaba con el mundo.



La estación comenzó a funcionar en forma inmediata, se autorizó a hablar por teléfono al personal militar de todas las jerarquías, a medida que pasaba el tiempo era mayor la cantidad de personas que hablaban. Los kelper tuvieron restricciones para hacer uso del sistema.

Para colaborar con nosotros y para cumplir compromisos internacionales de comunicaciones antárticas unos días después se destacaron cuatro especialistas civiles de comunicaciones del correo argentino.

Dos de ellos (Lares y Pietra) habilitaron la estación costera que presta apoyo a los buques de ultramar en el sur y dos (Vitaliano y Pugliese) se encargaron de la planta transmisora y en poner en funcionamiento el TOR ARQ ( sistema que permitía enviar telegramas vía HF) con la República Argentina.

La Fuerza Aérea designo dos empleados civiles de inteligencia (Dodorico y el Pirincho Freyre). También fue muy importante la colaboración de tres soldados del Ejército argentino que tuvimos a nuestro mando.

Cuando se hizo cargo el Gobernador de la Isla, la estación de comunicaciones comenzó a depender del Coronel Machinandiarena quien cumplía la función de Secretario de Comunicaciones del gobierno de las Islas Malvinas.



Durante todos los días hasta la rendición la estación cumplió en forma silenciosa una extraordinaria labor, gracias a todo el personal que trabajo en la isla y a la de las operadoras del centro internacional Buenos Aires, que era de la Empresa Nacional de Telecomunicaciones.

En la mayoría de los libros que se escribieron sobre la batalla de Malvinas, nuestro selecto y reducido grupo siempre tuvo un párrafo donde se resaltó el trabajo realizado.

Uno de los personajes discutidos que usaba nuestra estación para hablar con los medios fue el Padre Fernández, un capellán del Ejército que por medio de las radios de todo el mundo quiso mandar tranquilidad a los parientes de los soldados. En un principio fue visto muy bien, pero luego que se fue complicando la situación bélica su aparición fue más esporádica, debido a que sus informaciones eran aprovechadas por los servicios de Inteligencia Británicos.

Tuvo la oportunidad de hablar por medio de nuestra estación con las radios más lejanas y raras del mundo, inclusive hablo con la BBC de Londres.


Soldados Gustavo Masini, Carlos Maceira y Otulich.


Entre las anécdotas mas interesantes está la de la escucha en forma diaria de las comunicaciones entre los aviones de reconocimiento de la Fuerza Aérea Argentina sobre el Atlántico, próximo a Ascensión y de los comentarios con el personal que venia a hablar por teléfono. Lo que ellos observaban a pocos les interesaba, nadie nos creía cual era la dimensión de la flota.

Mientras tanto seguíamos vendiendo por medio del Correo televisores en cuotas con normas Pal N para poder ver el programa emitido por el primer canal de TV instalado con un equipo donado por un pueblo de Misiones. Unos ingenieros realizaban estudio de cómo ampliar la costanera y otro grupo analizaba donde se iba a instalar el barrio con las 200 casas para funcionarios argentinos que se iban a construir.

Había un sector que vivía un mundo irreal, se demoraban en descargar los barcos por que se los usaba como alojamiento, no existía restricción de combustible, muchos estaban convencidos que la guerra nunca iba a comenzar.

Comienza la Batalla

El bombardeo del 1 de mayo, fue el primer síntoma importante de alerta que cambió radicalmente la manera de pensar. Se habían perdidos varios días viviendo una realidad ficticia.

Teníamos también un fuerte indicio de que la invasión estaba en marcha. Una de nuestras funciones era la de reenviar los air letters al personal de la Antártida de las distintas bases extranjeras. Recibíamos los textos y los retrasmitíamos por nuestro sistema de telex. En los textos de las cartas veíamos que los “primos estaban por visitarnos “, “mi primo ya se embarco”, “ tu primo llega dentro de unos días y me trae regalos”, etc.



Por medio de este circuito conocimos al instante la rendición de Gritvikuen, y cuando fui a dar la novedad al Estado Mayor, el personal de la Armada reaccionó y me amenazó con hacerme un Consejo de Guerra por emitir falsos testimonios. Se me informó oficialmente que los Lagartos eran una tropa de elite y que poseían un arma secreta que era el Mambo, lo que los hacia invencibles. Le ordenaron al Vicecomodoro Miari realizarme un Consejo de Guerra.
 
Me fui desmoralizado a la estación, pero allí pude comprobar que en las Bases Antárticas estaban de fiesta, “los primos habían llegado”. Comprobé que la información que tenían algunas autoridades de la Isla era totalmente falsa. Recuerdo como llorábamos de impotencia junto al receptor cuando escuchábamos que enviaban un C-130 a hacer reconocimiento sobre la Gritviken.

Gracias a Dios no les sucedió nada. Cuarenta y ocho horas desde el momento que había dado la novedad sobre la rendición, las evidencias eran tantas que ya nadie creía en los Lagartos. Nunca nadie me informo que pasó con mi Consejo de Guerra. Esa amargura me duró toda la Guerra.


Nicolás Kasanzew BAM Malvinas

Nuestras tareas continuaron con mayor empeño, cada vez venían más personas a hablar por teléfonos con sus familiares. Muchos de ellos ya estaban viviendo experiencias muy especiales como derribar algún Harrier con su sistema de artillería, haber sido heridos por esquirlas del bombardeo naval enemigo, o haber sufrido algún accidente con armamento.

Estas permanentes visitas nos permitían conocer como evolucionaba el conflicto y cuales eran los principales problemas.

Algo que me asombró durante ese periodo fue la entereza del personal militar de todas las jerarquías cuando hablaba con algún familiar, nosotros escuchábamos las comunicaciones, ya que nuestros auriculares y micrófonos estaban en paralelo.

Escuchamos personas que estaban heridas de gravedad, que habían sufrido mutilaciones de miembros o quemaduras muy importantes que se sentían orgullosos por haber podido combatir. Llamaba poderosamente la atención la tranquilidad de espíritu de todos ellos, sin ninguna duda se sentían como quijotes de tan digna causa.

Otro recuerdo muy interesante fue el día que lo comunique al Oficial de Gendarmería cuyos hombres habían tenido un grave accidente con un helicóptero y le explicaba a su Jefe los actos heroicos que se habían vivido, rescate de personal herido en medio del helicóptero en llama y próximo a explotar. Quienes lo habíamos vivido sabíamos lo que es un acto heroico, hecho que la persona que estaba en otra punta del teléfono no podría nunca entenderlo, esos momentos pueden ser evaluados solo por los participantes.

El bombardeo nos fue generando problemas en el campo de antenas de la planta transmisora, pero nuestra gente en forma diaria y heroica fue solucionando los problemas.

Entrado el mes de junio, la situación se fue complicando, los bombardeos navales eran diarios, el personal que venia a hablar por teléfono eran combatientes que habían tenido contacto con el enemigo en emboscadas, se habían eyectados o sus embarcaciones habían sufridos ataques aéreos. Pero el espíritu era muy alto y en general todos se sentían motivados.



Había un grupo importante de personas que no tenían un rol específico de combate, y que en forma permanente aparecían a hablar por teléfono. Daba la sensación que sobraban, nosotros los habíamos bautizado como “los mutantes”. Como tratábamos de facilitarle las comunicaciones a aquellos que venían de lugares muy distantes, las escasas dos líneas que poseíamos las encontraban ocupadas. Para evitar que eso suceda a los asiduos concurrentes le empezamos a pedir autorización de sus jefes, pero eso no fue obstáculo, se conseguían autorización escrita para hablar por teléfono.

Los últimos días

Uno de las personas que venia a hablar por teléfono era el periodista Kasansew, el vio que el lugar mas importante para saber como estaba realmente la situación era la estación de comunicaciones. Muchas de las anécdotas de su libro fueron sacadas de ese recinto.

Un día nos enteramos que a fines de mayo era el cumpleaños de Kasansew, lo invitamos a nuestra casa a cenar, si mal no recuerdo el cocinero era el Vicemomodoro Mendiberri quien había hecho unas milanesas utilizando como pan rallado las galletitas Criollitas, fue una velada agradable. Recuerdo que en ese momento Mendiberri que es un hombre con mucho conocimiento de inteligencia y un estudioso de la historia, profetizó con lujo de detalles como iba a terminar la guerra y hasta arriesgó un pronóstico de fecha de rendición. Kasansew estaba asombrado de lo que escuchaba. Los hechos le fueron dando la razón con precisión milimétrica.

Unos días antes de rendirnos me llamó por teléfono el Vicecomodoro Mendiberri, me pidió que observe por la ventana de la estación que daba hacia la costanera y le contara lo que veía. Para mi asombro, observé como una procesión de soldados en estado deplorable caminaba por la costanera e iba en dirección al centro de Puerto Argentino. Eran los soldados que huían de la artillería de los cerros Dos hermanas. Muchos de ellos llevaban arrastrando por medio de sogas o cintos a los compañeros heridos. Era un espectáculo muy triste.

La hora final estaba por llegar.
Con algunos soldados que tuve oportunidad de hablar me comentaban que en los puestos de artillería normalmente se cumplían turnos, y mientras sus compañeros estaban combatiendo en las alturas donde generalmente se ponen las piezas de artillería, ellos descansaban en los campamentos en la parte inferior de los cerros, muy cerca del único camino que venia del norte.
Esa noche, mientras estaban descansando, se infiltró una patrulla de Gurcas, muy bien equipados con anteojos de visión nocturnas, y aquellos que estaba durmiendo fueron sorprendidos. Nuestros soldados se despertaron sobresaltados y amenazados. Los dejaron correr por la noche despavoridos, lo que generó pánico al resto y como un efecto cascada los soldados encontraron como alivio el camino a Puerto Argentino, donde trataron de estar a salvo en el menor tiempo posible alertando al resto de sus compañeros. La confusión que se generó hizo que en breve plazo existiera una usina de rumores, desde que mutilaban a los soldados, los decapitaban, etc etc, esta transmisión oral de anécdotas fue muy favorable para los ingleses.

Nuestros soldados solo llevaban el casco, la mayoría del armamento personal lo habían dejado en sus campamentos. Los oficiales y los suboficiales siguieron combatiendo.

Cuando fui designado como Jefe de la Estación de Comunicaciones, pensé en mi fuero interno que iba a estar lejos de donde se iban a realizarían los combates, pero los últimos días fuimos blanco esquirlas de morteros, granadas y disparos de armas largas. Como el edificio era de madera, comenzamos a poner las fuentes de alimentación como barreras contra los proyectiles y las esquirlas. La estación terminó maltrecha, pero operativa hasta el último minuto.

Dos días antes de rendirnos la situación era insostenible, evacuamos en avión al personal civil de ENTEL que había trabajado con nosotros, fue un momento nostálgico, nos habíamos hecho amigos en el peligro.



El fin de la contienda

El día de la rendición estaba operando los equipos cuando apareció amablemente un oficial ingles quien me dijo que yo estaba en territorio ingles, que debería entregar la estación y dirigirme a la zona argentina. Me fui con cierta nostalgia, quise llegar a mi casa a retirar mis objetos personales, no me dejaron. Habían quedado pequeñas cosas, que para uno en ese momento tienen un valor incalculable. Fui obligado a ir caminando hacia el centro de la ciudad. Mis únicas pertenencias era lo que llevaba puesto.

Llegué hasta la oficina comercial de LADE que estaba a pocas cuadras de distancia y comencé a operar con los equipos de la empresa utilizando la red de radioconversación. Sentía que el estar comunicado con alguien me daba tranquilidad.



Esa noche mientras estábamos alojados en la oficina en el segundo piso, vimos como comenzaba a quemarse un aserradero o deposito que estaba en la parte de atrás del edificio. El incendio tomo dimensiones muy grandes, la población civil (hombres y mujeres) dirigidas por personal de seguridad ingleses trabajaron en apagar el fuego, nosotros fuimos solamente espectadores. Siempre pensamos que era un incendio intencional producido por los Mutantes.

Al día siguiente nos llevaron al aeropuerto, que era la zona argentina, mientras íbamos podíamos observar como los soldados entregaban sus armamentos al costado del camino.

Se veían una infinidad increíble de fusiles FAL apilados en la ruta en las afuera de la ciudad.



Los oficiales argentinos mientras estaban los soldados no tuvimos que entregar las armas y en el caso particular mío continué con mi pistola provista.

En la zona del aeropuerto había aproximada unas 1000 personas, estaban prácticamente en los lugares donde habían estado combatiendo. Yo me sentí como un extraño.

El paisaje que se veía eran muy triste, había un número importante de aviones rotos entre los escombros de la zona bombardeada de la pista, una gran cantidad de fogatas dispersas, y personal militar con los uniformes embarrados y barbudos. Muchos caminaban sin rumbo entre el barro y los desperdicios. Algunos vehículos como topadoras a oruga y tractores seguían moviéndose por la zona.



Ese espectáculo desgarrante y desolador se veía también agravado por los días grises y lluviosos de esa época del año. Los mutantes en esta zona y a esta hora eran centenares.

Cada uno de ellos era un peligro en potencia, por lo que robaba, por lo que destruía y por lo que hacia, eran un mal endémico, operaban libremente durante el día y la noche.

Me acuerdo un ejemplo que nos dejó a todos con la boca abierta, uno de ellos se subió a uno de los aviones Pucará que se encontraban fuera de servicio. Se sentó, se ató e hizo funcionar el asiento eyectable, se vio como el asiento volaba por los aires y después el paracaídas se abría, salvando su vida de casualidad.

A pesar del caos imperante pude rápidamente ubicarme con los camaradas en el lugar donde funcionó la jefatura del aeropuerto. Al pasar por un sector del mismo, encontré un equipo de HF portátil, Marca Grinel que era de los que habíamos llevado nosotros a la Isla. Nos conseguimos una batería y nos comunicamos con el continente siempre por medio de la red de LADE, recuerdo que tuve en esa oportunidad de hablar con el Comodoro Crespo que estaba en Comodoro Rivadavia y también con mi familia. Cuando ya nos estábamos por ser trasladados con mucho dolor del alma rompimos nuestros fieles equipos.

Los ingleses fueron poco a poco llevando los prisioneros a los barcos y la zona se fue despoblando.

Mi experiencia como prisionero de guerra

Al día siguiente fuimos separados y en un grupo grande nos llevaron a la zona de administración del puerto. Nos alojamos en una habitación muy reducida donde pasamos la noche. En un momento pudimos por una ventana ingresar al segundo piso, donde estuvimos más cómodos, también encontramos algunos productos en lata y chocolate de origen ingles. Nos vino muy bien, por que ya comenzaba hacer mucho frío y uno tenia que tener sus provisiones, ya que éramos prisioneros autónomos, comíamos lo que podíamos conseguir.

Cerca de medio día nos llevaron hasta cerca del Town Hall donde había un terreno bastante amplio, desde allí fuimos embarcado en un helicóptero Chinook que nos llevo, pese al mal tiempo hasta un frigorífico abandonado en San Carlos que fue, a partir de allí, nuestra prisión.

Como ya tenia experiencia que en combate todo elemento que se ve es útil, antes de entrar al frío y triste local donde iba a ser nuestra celda colectiva, ya me había apropiado de una caja de cartón, que una vez desarmada, iba a ser mi colchón por varias semanas. Fue algo envidiados por varios y prestado en algunas horas a algunos amigos.

Por razones de afinidad y de amistad, nos juntamos en un sector aquellos que sin distinción de armas, ya teníamos unos cuantos días de haber vivido experiencias bélicas.



Mi primera comida caliente fue para mí una experiencia nueva, los ingleses no nos daban cubiertos y platos, y no todos teníamos bolsa de rancho. En la cola para servirse, nos correspondía un cucharón por persona. En el caso particular, utilicé como plato mis manos cubierta por un pequeño trozo de nylon, la comida estaba caliente lo que me quemaba las manos, pero sin perder tiempo me llevé las manos a la boca y me puse a comer como un perro. Para la segunda vez comenzamos a conseguir elementos como latas de conserva y maderas para hacer tenedores y cucharas. Por primera vez supe lo que significa en la vida militar “elemento de circunstancias”. Todo servía.
 
Un pequeño grupo electrógeno nos daba luz, y también nos permitía por medio de dos conductores colocados en una lata sobre un cartón calentar agua.

La jerarquía de “mutante” la teníamos todos, ya sabíamos como hacer corto circuitos en el sistema para poder obtener algo en la oscuridad o simplemente para generarles malestar a los ingleses. Ya nos habíamos ofrecido como cocineros, lo cual nos permitía hacer la comida al gusto argentino y poder obtener algo extra de las despensas.

Nos comenzaron a visitar los observadores de la Cruz Roja, dos hombres y una mujer, todos de origen suizo. Reclamábamos por el estado que estábamos viviendo, la falta de baños, y la imposibilidad de higienizarnos que fue aumentando día a día.



Al principio nos llevaron a caminar en un corral que quedaba al lado del frigorífico y pegado al cementerio argentino, hacia siempre mucho frío y el piso del corral era puro barro. Esta actividad no se suspendió por lluvia, nieve o mal tiempo.

Al cabo de varios días, desde allí pudimos ver que en un descampado algo estaban haciendo a unos 200 metros de nuestra prisión. Eran cuatro pilares de madera, de unos dos metros de altura, donde en parte superior se construía una plataforma y se estaban colocando tambores de 200 litros.

En la parte inferior habían instalado 4 duchas.



Cuando terminaron la instalación nos llevaron en grupos. Nos teníamos que desvestir y durante dos minutos caía agua tibia sobre nuestras cabezas. El agua se calentaba con unos calentadores a gas, era izado hasta la parte superior donde se volcaba sobre uno de los tambores y desde allí se abría el paso del agua durante dos minutos. Tres elementos fundamentales faltaban para hacer placentero el baño, era al aire libre, con temperatura cercana a los ceros grados, no teníamos jabón, ni toallas para secarnos.

Después de esta experiencia, creo que todos íbamos a reflexionar antes de seguir pidiendo que se nos concediera algunos de los derechos que tiene el prisionero de guerra.

A las dos semanas de estar prisionero en San Carlos fuimos embarcados en el Barco Saint Edmount, en cada camarote fuimos instalados tres personas, pero solo había dos camas. Teníamos agua y jabón lo que nos permitió ir higienizándonos de a poco y de vez en cuando bañarnos. Allí tuvimos algunas ventajas, nos daban un desayuno y una cena, bien frugal, También nos daban dos cigarrillos diarios.



En una de las visitas del personal de la Cruz Roja, me dejaron una novela “El pájaro canta hasta morir”, la desarmamos e íbamos prestando hoja por hoja para que muchos la pudieran leer en forma simultánea. Fui bibliotecario de un solo libro, pero con muchos usuarios.

Al principio estuvimos anclados en la Bahía de San Carlos, y a la semana fuimos a fondear a Puerto Argentino, donde permanecimos hasta la partida a Puerto Madryn.



Éramos llevados a cubierta una vez por día durante una media hora. Pudimos ver muchas veces la cubierta del barco cubierta de nieve y observamos como reparaban algunos barcos que estaban anclados a nuestro alrededor.

En la noche del 8 de Julio, sucedió un hecho muy raro, sonó en el barco la alarma de ataque aéreo, nos obligaron a meternos en nuestros camarotes y se apago la luz de los compartimentos. Pude ver por el reflejo de unas lámparas rojas que indicaban las salidas de emergencias que seguían encendidas, uno de nuestros custodios estaba arrodillado rezando.



Al día siguiente, lo encontré cuando fui al baño y le conté que lo había visto arrodillado. Me comentó que era de los marinos que salieron de Liverpool, que su barco sufrió un ataque feroz de la Fuerza Aérea y tuvieron que evacuarlo. Su vida la había salvado por milagros y ahora tenia terror cuando sonaba la alarma de ataque aéreo.

El día 9 de Julio en el sector del buque donde estábamos prisioneros, hicimos una pequeña formación en homenaje a la Patria, la presidía el Teniente Coronel Alperín, quien era el mas antiguo de los oficiales en ese sector.



Antes que el Saint Edmount nos desembarcara en Puerto Madryn, un marino ingles que había estado viviendo en su juventud en Buenos Aires nos dio la despedida en castellano por los altoparlantes simulando el final feliz de un crucero de placer en la Empresa Sea Link que era la propietaria del Barco.

Las palabras dichas fueron aproximadamente las siguientes: “Su atención por favor, la Empresa Sea Link les desea a los señores pasajeros que hallan tenido un crucero muy feliz, les agradece haber seleccionado a nuestra empresa para realizar esta travesía, y los espera muy pronto para realizar un nuevo crucero de placer. Feliz retorno.”



Desde Puerto Madryn fuimos trasladados hasta el Aeropuerto de Trelew, y desde allí solicitamos al Brigadier Castellano que el Boeing 707 que nos esperaba, hiciera escala en Comodoro Rivadavia, ya que la mayoría de nuestras cosas habían quedado allí desde Abril.



Con alegría nos fuimos reencontrando con nuestros camaradas, y en Ezeiza nos esperaban nuestros familiares, fue algo muy emotivo, ver los rostros, hablar, reírse.

Me di cuenta que era una alegría distinta, única, había regresado sano y salvo de una guerra.
 
La ROA de Puerto Argentino, aun con muchas preguntas…



M-1 monte low

Gustavo Lescano y Carlos Re

Cabo Primero Jorge Lanza y Soldado Frontini, Francisco

Cuenta Doria en su libro que el M-9 fue replegado al M-1. Como a Norberto Poletti lo repliegan el 07/05 (de acuerdo a su relato) entonces Lanza y Frontini se cambian al M-1 después del 07/05.

Después del 07 se agrega a este POA Oscar Doria, posteriormente Frontini es replegado a Puerto Argentino. Y el 12 de mayo es replegado Doria, quedando Lanza solo. Este POA es atacado y Lanza se repliega solo caminando (no se qué pasa con el radar ELTA), llegando a Puerto Argentino, donde es enviado al continente en el último C130




M-2 Eagle Hill

Enrique Font, Abel Ramírez y Roberto Parets.

Llama la atención que este POA este ocupado por tres radioaficionados. En el tomo VI de Historia de la FAA se lo menciona a Font en el M-1.

Faltan datos de quien releva al personal civil.


M-3 Monte Brisbane

Sergio Ridelnik y Jorge Nágera soldado Indalecio Rosas (hasta el 01/05)
1er Ten Altamirano Bernahola, 1er Ten Luis Edmundo Paris y Soldado Indalecio Rozas (entre el 01/05 al 16/05)
Suboficial Auxiliar José Coutto, Cabo César Roca y soldado Indalecio Rosas
Cabo Primero Capellino y Cabo Carlos Gómez

Es posible que el soldado se haya quedado con el personal militar.

Del relato de Oscar Aranda Durañona: “El puesto M-3, que había sido desalojado por fuego naval, dada su estratégica posición se lo intentó montar nuevamente en los últimos días de la guerra. Con esa finalidad el CIC envió al Suboficial Auxiliar José Coutto y Cabo César Roca que, lamentablemente, no pudieron poner en marcha los equipos de comunicaciones. Con gran vocación de servicio, el Cabo Roca caminó entre 20/30 kilómetros hasta el poblado de Port Louis y pidió ayuda al encargado de la ROA. En reemplazo, el CIC envió al Cabo Primero Capellino y Cabo Carlos Gómez, quienes fueron tomados prisioneros antes de entrar en contacto con la cabecera.”



M-4 monte Indian

Rafael Escuti, y Luis Alberto Monti

Este POA fue levantado antes del 01/05 por el clima y no se volvió a ocupar.

Falta saber que soldado estuvo aquí

Es posible que el SC GARCIA GUILLERMO UBALDO haya estado en este POA.



M-5 cerro bombilla

Sub mayor Del Pino, Manuel y Guevara, Enrique Antonio

El 12 de mayo llegan Oscar Doria, cabo primero GONZALEZ AVALOS JOSE RICARDO y el soldado Héctor Chazarreta. Este personal (cuenta Doria) releva a dos, supongo que militares.

Falta conocer el nombre del soldado que estuvo con los radioaficionados.

Es posible que haya habido algún personal militar que releva a los civiles y se repliegan el 12 de mayo.


M-6 monte Kent

Raúl Botin y Erio Omar Díaz

Este POA fue levantado antes del 01/05 por el clima y no se volvió a ocupar.

Falta saber que soldado estuvo aquí

Posible que el SC GARCIA GUILLERMO UBALDO haya estado en este POA.


M-7 Uantioja corner

Ramón Enrique Mansilla, Terciano Sampieri y el soldado SOSA JOSE DIONISIO (armado con FAL)

Cuenta MALEH (conversación telefónica) que cuando es replegado el HELO los levanta a Maleh y a Rotea del M-8, van hacia el M-7 ahí se baja Roeta y sube Mansilla, quedando conformado el M-7:

Julio Osvaldo Rotea, Terciano Sampieri y el soldado SOSA JOSE DIONISIO

De acuerdo a Maleh esto sucede a +/- 15 de mayo, pero la orden de replegar a los civiles es del 7 de mayo.

El 26 de mayo Rotea y Sampieri son relevados por personal militar, quedando conformado el M-7:

Alf. EGURZA Mario, Alf. GAZZO ANDRES, SC SOSA JOSE DIONISIO y SC VACA Oscar César




M-8 no se cual es la referencia geográfica

Eduardo Maleh, Julio Osvaldo Rotea y SC ZINK JOSE EDUARDO.

Este soldado era del G1VA.

El Helo que repliega al personal civil a mediados de mayo trae el personal militar de relevo, quedando conformado el M-8:

Suboficial Auxiliar Roberto Alonso, Cabo principal GUERRA RAUL HECTOR y SC ZINK JOSE EDUARDO.

Estos dos suboficiales también eran del G1VA.

Este POA fue atacado y se replegaron a pie hasta Puerto Argentino

Luego de una durísima marcha a lo largo de 46 kilómetros, llegan a Puerto Argentino los integrantes del Puesto de Observación Aérea Nº8 quienes fueron trasladados al hospital para su atención y reposo.
Su puesto había sido sobrepasado por las fuerzas inglesas y el repliegue debió realizarse a través de montañas para evitar ser vistos.
Durante el trayecto acarrearon una batería de camión gracias a lo cual pudieron transmitir datos del despliegue británico sobre el terreno.


M-9 Salvador Hill

Norberto Poletti, Cabo Jorge Lanza y Soldado Frontini, Francisco

Este personal abandona el POA después del 07/05.

Posiblemente este POA no vuelve a ser ocupado



M-10 monte Harriet

José Ricardo Consigli y Juan Luis Olivier

Ten EDUARDO MARIO TUÑEZ y Ten ALZOGARAY ABELARDO FELIX ocupan este POA el 18 de mayo (solo estas dos personas). Y son relevados el 30/05 por un cabo. No había nadie en ese puesto cuando ellos llegan. La función de estos oficiales fue de OCAA.
Estos suboficiales pertenecientes a la central de comunicaciones estuvieron con Tuñez.
STRACK DANIEL ALFREDO Cabo Principal
VISDOMINE MARCELO JOSE cabo primero

Esto es del relato de Tuñez del libro de Jimenez Corbalan. Más entrevista personal con Tuñez.

En el relato no se menciona ningún soldado, por lo que el soldado que acompaño a los civiles se replegó con ellos.

Falta saber:


Que soldado acompañó a los civiles?

Finalmente cuenta Tuñez que: “Después le 30/05 fue con el BIM 5 (shapper heill) y Alzogray al RI7 (wireless ridge) cada uno se desplegó con dos suboficiales.”

Esto quiere decir que se crean dos POA nuevos a principio de junio?

Quienes habrán sido estos dos suboficiales??

Quien era el cabo que releva a Tuñes?






Del libro del Radar de SILVA

Este puede ser el POA 4 o 6

Hubo un POA que fue el primero en apreciar lo que el clima podía hacer; fue clocado en la parte superior de un cerro el 26 de abril y a la noche de ese mismo día se desató una tormenta que en pocos minutos les voló la carpa y los dejó copletamente a la intemperie, sin tener donde refugiarse para evitar el aguacero.

Al amanecer el clima seguía malo, impidiendo que un helicópter fuera a ver que pasaba, ya que el CIC no tenía más noticias de ese puesto, por lo que los del VyCA fueron con el land rovert hasta el lugar. Los tres homres estaban ateridos de frío, mojados hasta los huesos y con el puesto dstruido; asi es que subieron todo al vehículo y se volvieron a Puert Argentino, de donde habían salido hacia solo 24 horas.





Esto pude referirse al POA M-9?

Cuando hablamos del cubrimiento del TPS-43 a baja cota mencionamos que había un quedado sin cubrir un corredor de Oeste a Este por detrás (al norte) del cerro Wireless Ridge. Para cubrirlo el CIC instaló en el lugar uno de los puestos de la ROA, que también contaba con un radar Elta de 8km de alcance. Para la segunda semanade mayo a este puesto fuero asignados los cabos POCHETTI y FUNES, procedentes del G1VA y que originalmente habían ido a Malvinas para desempeñarse como operadores de el CIC.






En que puestos estuvo el siguiente personal?



Soldado ALMEIDA ALBINO ROQUE

Suboficial Auxiliar CAMPOS RAMON

cabo primero CANESINI OSMAR ALFREDO

Soldado Desousa Balicio

cabo FUNES CARLOS ALBERTO

Cabo Principal IRUSTA JORGE RUBEN

cabo POCHETTI ROBERTO ARIEL

Soldado SCHACHTNER ARMANDO ANGEL

Soldado SCORTIO GUILLERMO


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CANESINI OSMAR ALFREDO cabo primero AA - Estuvo en la roa
 
Última edición:
Las mujeres fueron fundamentales durante la guerra de Malvinas. La mayoría fueron enfermeras e instrumentadoras quirúrgicas de las tres fuerzas que estuvieron en buques sobre el Mar Argentino y en hospitales en el continente. Sólo 16 cumplen con los requisitos exigidos por ley para cobrar una pensión del Estado. Y sólo una de ellas, la enfermera Liliana Colino, pisó las Islas mientras duraron las hostilidades. Apenas se conocen algunos párrafos de su historia que alguna vez publicó una revista de interés general. El resto sólo lo saben sus familiares y amigos. Infobae la entrevistó en su casa del barrio porteño de Flores, donde también tiene un consultorio veterinario.

Cuando se escuchó la alarma en el hospital reubicable que la Fuerza Aérea había instalado en Comodoro Rivadavia, ya estaba arriba del Hércules C-130 que la llevaría a Puerto Argentino. A todos los soldados los habían entrenado para eso: apenas sonaba el alerta, había que dejar todo y correr hasta el refugio, que estaba a unos 100 metros de la pista. Liliana se bajó del avión y enfiló hacia allí. "Yo veía que todos pasaban al lado mío, que soy flaquita y tenía borceguíes y cargaba un morral lleno de medicamentos e instrumentos. Pensé que no llegaba, que me moría ahí", recordó. En eso se oyó una orden: "Ayuden a la cabo principal". La emitió la persona que estaba a cargo del refugio. La puerta no se cerró hasta que llegó Liliana. "Eso me dio certeza de que no estaba desamparada. Nunca me sentí sola. Tuve muchas muestras de compañerismo, siempre me sentí contenida", contó.

No sabe si pasaron 30 minutos o 3 horas, porque en esas circunstancias el tiempo se estira. "Perdón que la toqué", le dijo un soldado poco acostumbrado a tratar con mujeres en medio del tumulto del refugio. "Todos rezaban", es lo único que recuerda. En algún momento la puerta se abrió y tuvo que volver a correr hacia el Hércules. Los jefes amagaron con abortar la misión, pero había muchos heridos esperando al avión sanitario en las Islas Malvinas. "Hay que intentarlo", le dijeron.

Esas seis, ocho o diez horas que duró su misión dejaron su huella. A sus 26 años, la guerra ya le había marcado un antes y un después, pero el viaje a las islas la enfrentó con la muerte. Primero, porque le dejó una secuela en su cuerpo, una inmunodeficiencia genética por estrés postraumático. Y segundo, porque le cambió la perspectiva de la vida. "Saber que el avión en el que vas en cualquier momento se cae y todo se acaba me cambió la dimensión de las cosas. Cuando volví, me preguntaba si después de eso, vale la pena complicarse con tal o cual cosa, o hacerme mala sangre con lo otro. Empecé a ver la vida de otra manera", reflexionó.

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Liliana Colino
Adrián Escandar
- ¿Cuál era su misión?

- Los Hércules llevaban material bélico y hacían evacuaciones aeromédicas. Un día se me acercó un capitán y me preguntó: "¿No te animás a venir con nosotros, porque hoy tenemos que traer mucha gente, y vos sabés bien dónde están las cosas?". Obvio que dije que sí. Yo me mando y listo, soy así. Fui yo, pero podría haber sido cualquiera de las enfermeras que estaban ahí.

- ¿Cuánto tiempo tenían que estar en las islas?

- Dependía del piloto, que en algún momento decía "basta, nos tenemos que ir porque vienen los Mirage o los Sea Harrier", levantaba la panza y despegaba. No avisaba.

- ¿Cómo fue el viaje a Puerto Argentino?

- Los viajes se hacían siempre de noche, con silencio de radio y a ras del mar. De repente el capitán (Cristóbal) Villegas nos mostraba la cabina y la parte de adelante del avión era pura ola. Era como ir en bote, parecía que en cualquier momento nos íbamos hacia el fondo. Nosotros fuimos acostados sobre tres container que ocupaban casi todos el Hércules. Para desplazarnos teníamos que arrastrarnos. Me acuerdo que llevamos la Virgen de Luján que había pedido (Mohamed Alí) Seineldín.

- ¿Es cierto que casi la dejan?

- ¡Sí! El Hércules es un avión que necesita mucho tiempo para despegar y si tiene un ataque, tiene que salir disparando, porque es muy grande y no tiene forma de esquivar nada. Entonces, carreteaba todo el tiempo, no paraba en la pista. Cuando llegamos, yo me bajé porque si no, no había forma de que salieran los container. Y ahí me di cuenta que el avión se iba y empecé a correr detrás.

- ¿Cómo subió?

- Gracias a esos dos hombres que están allá [señala una foto], dos suboficiales que se agarraron uno del otro, hicieron una cadena humana, y colgando del Hércules me agarraron del brazo y me revolearon para adentro.

- ¿Cómo subían los heridos a un avión en movimiento?

- Después de descargar los container empecé a ver un camino de luces, como si fueran antorchas. Eran las ambulancias, que nos estaban esperando. Venían de culata con las puertas abiertas, apoyaban la parte de atrás contra la panza del Hércules y nosotros los arrastrábamos para adentro, a donde se acomodaban como podían. Los que estaban mejor nos daban una mano desde adentro. Nos habían enseñado que el C-130 tenía camillas, pero una cosa es lo que habíamos aprendido y otra distinta es lo que tuvimos que hacer. Llegamos a levantar a unos 80 heridos, el resto se quedaron.

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Liliana Colino
Adrián Escandar
- ¿Qué es lo que más le llamó la atención de los heridos?

- Que me confundían con alguien. "Vos no vivís en tal lado o sos la hermana de tal", me decían. Todo el tiempo te confundían. También preguntaban cómo estaba Buenos Aires. No sabían nada.

- Era un poco enfermera, un poco psicóloga.

- Sí. Creo que eso fue algo bueno de las mujeres: que tenemos más paciencia para escuchar. Y ellos tenían muchos deseos de hablar. Nosotros le dábamos analgésicos y todo lo que necesitaban, pero ninguno se quejaba. Hasta uno me ofreció su asiento. Es increíble cómo en momentos críticos el hombre piensa más en otro que en uno mismo.

- ¿Por qué hizo un sólo viaje?

- Al poco tiempo se suspendieron las evacuaciones aeromédicas, porque era imposible. Nosotros a la vuelta tuvimos que desviarnos, porque nos estaban siguiendo unos Sea Harrier, a pesar de que el Hércules tenía la cruz roja. ¿Cómo vas a seguir a un avión sanitario? ¿Qué necesidad, si no teníamos ni un arma?

- Con el antecedente del Crucero General Belgrano a cuestas...

- Justamente por eso el piloto se la jugó y tomó la decisión de desviarse de la ruta. Tuvimos que dar toda la vuelta por Tierra del Fuego y entrar por Chile. El viaje se demoró un montón. Por eso en Comodoro Rivadavia pensaron que ya no existíamos, porque recién pudimos avisarles que estábamos bien cuando entramos en territorio argentino. Llegamos a media mañana.

- ¿Cuándo pudo volver a dormir?

- No sé... apenas llegamos me tuve que poner a trabajar. Nos estaban esperando todos. Pero tenía tanta adrenalina que no pensaba en el cansancio. Es como que todo fluía, no sentía nada.

- ¿Hasta cuándo siguió en Comodoro Rivadavia?

- Hasta fines de mayo, cuando me mandaron de vuelta a Buenos Aires. Fue triste, porque no queríamos volver.

- ¿Olfateaban que se estaba perdiendo la guerra?

- Yo soy medio de vivir en una burbuja, tenía muy poca información. Pero creo que el resto tampoco sabía. Nos enterábamos por los medios, pero apenas. Y a veces prefería no enterarme, porque no llegaban noticias muy reales. Sí nos contaban los soldados que la situación era crítica, pero medio que lo negábamos. Cuando llegamos a Buenos Aires nos enteramos de todo.

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Liliana Colino
Adrián Escandar
- ¿Quién la fue a recibir?

- Mis padres y mis tíos fueron a buscarme a la base de Morón. Nunca les dije que viajé a Malvinas. Ni cuando volví. No quería que se preocupen, que crean que me iba a pasar algo. Se enteraron cuando me dieron las condecoraciones.

- ¿Cómo se enteró de la rendición?

- A los dos días me llevaron a Córdoba a hacer un curso de alférez. Y al poco tiempo el jefe de escuadrón nos contó que se había acabado todo. Nos costó mucho asumirlo, porque no lo esperábamos. Teníamos una inocencia medio ****** de creer que si las islas eran nuestras, tenían que seguir siéndolo, que no podía ser. Esperábamos que al final la justicia triunfe. Fue difícil. Yo decía: "Tanta gente que sufrió, tanta gente que la pasó mal, para nada". Pero en el fondo creía que por lo menos lo habíamos intentado. No nos quedamos con los brazos cruzados.

- ¿Por qué pasó tan poco tiempo hasta que pidió la baja?

- Me fui porque no me ascendían. Ni a mí ni a ninguna de las tres generaciones de alférez que había. Los varones tardaban menos tiempo y encima se suponía que a los que habían ido a Malvinas nos ascendían más rápido. Entonces pensé que como era la más antigua, tenía que lucharla. Y me la jugué. Si salía bien, mejor; y si no, lo siento. Mi vida siempre fue así. En 1985 presenté una nota en la que puse que si no me ascendían, iba a pedir la baja. Me la fueron bicicleteando, hasta que más de un año después me dieron la baja, cuando a todo el mundo se la dan a los dos meses. Al año siguiente empezaron los ascensos.

- ¿Cree que influyó su decisión?

- Seguro. Si me quedaba, no hubiese pasado nada.

- ¿Por qué se tardó tanto tiempo en reconocer el rol de las mujeres durante la guerra?

- Creo que se las reconoció cuando empezaron a luchar. En mi caso luché por el ascenso, pero no por el reconocimiento. En cambio, muchas sí lucharon por esto y no por el ascenso. Igual, yo hago un mea culpa: no hice nada. No pude, no me salió. Para mí era algo íntimo, personal. Es difícil de explicar. Me quedé ahí, como estancada. No me sale ir a un lugar a hablar. Las situaciones críticas cada uno las maneja como puede. Y yo me alejé un poco. Recién 10 años después me enteré que era veterana de guerra. A mí me llamaron un montón de veces canales y diarios para hacer notas, pero sé que me voy a sentir incómoda. También me pusieron una placa en el Hospital Aeronáutico, pero con el nombre equivocado. Dice Iliana, en vez de Liliana.

Liliana Colino partida 1920

Condecoraciones de Liliana Colino
Adrián Escandar
- ¿Por qué aceptó hablar ahora?

- Primero, porque acá me siento cómoda. Y después, porque a veces cuentan cosas que no son la realidad que yo viví. Duele que digan que todo estaba mal, que todos sufrían. Todo el mundo tiene su momento y lugar desde donde lo vivió; no digo que es mentira lo que dicen, porque es lo que vivieron, pero no es lo que viví yo.

- ¿Le quedó alguna secuela?

- Psicológicamente quedé fortalecida, pero lo que no explota por un lado, explota por otro. Y quedé con una inmunodeficiencia genética por estrés postraumático. Pero nunca lo asocié. No siento que estoy enferma por ir a la guerra.

- ¿Está de acuerdo con la decisión de haber ido a la guerra?

- Creo que valió la pena y se equivocaron. Valió la pena porque se demostró el interés de Argentina por las islas. Y se equivocaron en la forma.

- ¿Le molesta que la Dictadura haya usado políticamente la guerra?

- Si lo miro desde ahora, creo que sí. La Dictadura estaba en un momento difícil y tenía que levantar. Ya se la veían venir. Pienso que nos usaron en ese aspecto, pero no tengo seguridad.
 
notar que dice:
" a pesar de que el Hércules tenía la cruz roja"

nunca había escuchado esto, no me suena creíble.
además en un vuelo nocturno que harrier la va a ver....
 
no supe en que hilo poner esto....


En mayo de 1982, cuando la flota británica se hallaba próxima a las Malvinas, un viejo general retirado de 79 años se presentó al comando del ejército con un dramático pedido: se ofrecía como voluntario para estrellar un vetusto avión repleto de explosivos contra algún buque enemigo. Su nombre era Hernán Pujato.
 

BIGUA82

VETERANO DE GUERRA DE MALVINAS
Colaborador
Nippur
El General Hernan PUJATO,es un heroe nacional... es el sinonimo de ANTARTIDA....
Mi homenaje....

Hernán Pujato – El San Martín de la Antártida - (1904 - 2003)


Hacia fines de la década de 1930 distintas potencias iban ocupando posiciones en la Península Antártica. Comenzando por Gran Bretaña, que ya en la Real Carta Patente de 1908 se adjudicaba la totalidad de los territorios al sur de los 50º de latitud Sur, con lo cual quedaba comprendida inclusive parte de la Patagonia argentina y chilena. Una nueva Carta Patente, la de 1917, precisó los límites del reclamo antártico británico, estableciéndolo entre los 20º y 80º de longitud Oeste, al sur del paralelo 58º Sur. Durante el verano de 1938/39 –en medio de una situación internacional tensa- comenzaron a desarrollarse expediciones de gran envergadura en el continente blanco, tales como la norteamericana del almirante Byrd, la británica de Rymill y la alemana del profesor Ritscher. Anticiándose a un posible reclamo por parte del Tercer Reich, el gobierno inglés impulsó a Noruega a proclamar su soberanía sobre el espacio relevado por los alemanes: la Declaración del rey Haakon adjudicaba a los nórdicos el área comprendida entre la proyección antártica de las Malvinas y sus Dependencias y el sector pretendido por Australia. En 1940 Chile realizó su propio reclamo mediante un Decreto de su presidente Aguirre Cerdá que definía como “Antártida Chilena” al espacio comprendido entre los meridianos 53º y 90º de longitud Oeste.

Nuestro país en 1904 se había hecho cargo de unas instalaciones y un observatorio magnético y meteorológico de la expedición escocesa del Dr. Bruce en la isla Laurie del grupo de las Orcadas del sur, denominándola base Orcadas y manteniendo su ocupación de manera permanente desde entonces. Recién en la temporada 1946-47 se creó la segunda base argentina en la Antártida, el Destacamento Naval Melchior, al que se le agregó, al año siguiente, el de la isla Decepción. Pero era preciso asentar la soberanía argentina en la zona de manera más firme, adentrarse en el continente y establecer una presencia permanente que sólo podía ser fruto de una bien meditada estrategia antártica.

Un 5 de junio de 1904 en Diamante, Entre Ríos, nacía Hernán Pujato, hijo de don José Diego Pujato y de doña Martina García, siendo el segundo de diez hermanos. Curioso designio del destino, vino al mundo en el mismo año en que comenzaba la presencia permanente de la Argentina en la Antártida, en la misma provincia que el Alférez Sobral y en Diamante, conocido como “la ciudad blanca”, por la particular tonalidad que le da la composición de su suelo. Todo parecía ligarlo al continente blanco…
Sus padres le enviaron a estudiar a Buenos Aires, en el colegio Lasalle, bajo el tutelaje de un tío suyo que era sacerdote y capellán castrense.

Egresó del Colegio Militar en 1938 y fue destinado al Centro de Instrucción de Montaña, en Mendoza, donde iba a incrementar sus conocimientos sobre la vida en la montaña.
En 1944, fue nombrado jefe de la Agrupación Patagonia y se dedicó casi por tres años a efectuar expediciones en el Sur, en las que más de una vez arriesgó la vida (perdió algunos dedos por congelamiento en la cordillera).
Al finalizar el año 1946 fue designado agregado militar argentino en Bolivia. Una visita oficial realizada por el presidente Perón a dicho país en 1948 fue la excelente ocasión para que Pujato pudiera exponer sus planes antárticos ante el más alto nivel de decisión política nacional. Ante la buena acogida por parte del mandatario, Pujato elevó un proyecto al Ministerio de Guerra consistente en una expedición que incluiría un avión para remolcar un planeador, pero la respuesta al mismo fue que los requerimientos logísticos planteados excedían las posibilidades de la Marina.
Pujato no se desanimó y comenzó a realizar cursos en el extranjero a fin de mejorar su aptitud profesional de cara a la campaña que se hallaba diferida sin fecha. Así desarrolló el “Curso de Supervivencia Polar” en el Artic Indoctrinations School, de Alaska, para el cual recibió una suma de dinero del Estado que no era suficiente para la adquisición de los equipos y perros polares, los cuales fueron pagados de su propio bolsillo. Estos primeros perros dieron origen a las grandes jaurías que habitaron las bases antárticas hasta bien entrados los años noventa.

Al regresar solicitó participar de los ejercicios invernales que realizaría el ejército sueco en 1950 al norte del Círculo Polar Ártico, que le brindaron una excelente oportunidad para reforzar sus conocimientos sobre la vida invernal polar. Paralelamente un grupo de hombres se hallaba recibiendo adiestramiento en Copahue, pero un violento temporal de viento y nieve les había costado la vida a dos oficiales y un soldado. “Su sacrificio no fue en vano”, se juramentó Pujato.

Por fin en septiembre del mismo año fue convocado por el Presidente Perón, quien le manifestó su respaldo para que se realizara la Expedición Científica Polar, debatida y aprobada por el gabinete. Esta no sería sino la primera fase de una estrategia integral que comprendía cinco puntos: presencia efectiva del Ejército en el lugar para promover la conciencia antártica; creación de un organismo científico específico (que luego sería el Instituto Antártico Argentino); fundación de un poblado, con familias y chicos; adquisición de un rompehielos y, por último, alcanzar el Polo Sur.
Ahora quedaba por resolver una serie de complejidades logísticas tales como la construcción de una casa-habitación, depósitos, la instalación de un equipo de radio, grupos electrógenos, la provisión de instrumental científico y meteorológico, insumos varios y, sobre todo, el transporte por barco hasta el lugar de destino. Para ello se solicitó la colaboración de la Marina.

Todo debía estar listo en un plazo perentorio porque la expedición debería hacerse a la mar, a más tardar, para mitad de febrero. Pero como el tiempo transcurría y las soluciones no se producían, Pujato recortó drásticamente sus requerimientos y se limitó a solicitar un buque de la Armada para transportar a todo el personal y los equipos hasta Bahía Margarita.
Los oficiales navales, poco convencidos, propusieron a principios de enero limitar las actividades previstas durante esa temporada a una simple inspección con miras a futuras expediciones. Pujato, exasperado, pensó en otra solución: conseguir un buque por su cuenta, lo cual no sería nada fácil. Su hombre de confianza, el Capitán Jorge Mottet, recorrió a pie la Avenida de Mayo visitando una por una las oficinas de las empresas navieras: “llévennos al sur del Círculo Polar, a los peligrosos y traicioneros mares que han visto fracasar a los más intrépidos expedicionarios del mundo, y no sé cómo se lo vamos a pagar”, evocaría años después. Luego de que todos sus interlocutores lo hubiesen escuchado con incredulidad –cuando no con sorna- , cuando ya parecía todo perdido, los hermanos Pérez Companc pusieron un buque a su disposición negándose a cobrar un centavo.



El 12 de febrero de 1951 zarpaba del puerto de Buenos Aires el Coronel Hernán Pujato con toda su expedición a bordo del buque “Santa Micaela” comandado por el capitán Santiago Farrell. El presidente Perón, su esposa Evita y una ferviente multitud les dieron una majestuosa despedida.


Al cabo de una peligrosa travesía en la que estuvieron a punto de naufragar, arribaron a Bahía Margarita y emplazaron la Base San Martín, primera estación científica continental argentina y por entonces la más austral del mundo. La cabeza de playa para la conquista de la Antártida Argentina quedaba asegurada.


Al año siguiente el Capitán Jorge Leal, siguiendo instrucciones de Pujato, fundó en el norte de la península la Base Esperanza, con vistas a instalar allí un poblado. Así conferenciaba Pujato en el Instituto Antártico: “...contribuirán a sostener y reforzar nuestra soberanía los argentinos que pongan sus pies en esa región de la Patria, y al decir argentinos involucro especialmente a las argentinas, que siempre nos dieron muestras de abnegación patriótica... [es un voto expreso] que en fecha cercana haya argentinos nacidos en esas regiones. Esos niños serán los más grandes títulos de nuestros derechos”. Por esos días se produjo un intercambio de fuego con personal de unidades navales británicas que nos disputaban el área.

Mientras invernaba en la Base San Martín, Hernán Pujato fue ascendido a General de Brigada. Sus insignias le fueron enviadas dentro de un paquete con provisiones que fue arrojado en paracaídas por un vuelo al mando del Vicecomodoro Marambio, dado que la densidad de los hielos marinos había impedido realizar relevos ese año. La necesidad de un rompehielos se volvía acuciante.

En 1952 se experimentó con las comunicaciones aéreas. El 7 de febrero dos hidroaviones partieron de Río Grande, en Tierra del Fuego, y aterrizaron en la Antártida regresando tres días más tarde.
En marzo, el ARA Bahía Aguirre llevó a la base San Martín el primer helicóptero empleado para la fotografía aérea en la Antártida.

En 1954, luego de un informe desfavorable del Consejo de Ministros de PERÓN, desalentando la compra de un rompehielos por su alto costo, PUJATO solicitó al Presidente autorización para buscar con su gente el navío adecuado. En un astillero de Alemania reactivado en la post guerra, obtuvo un buque nuevo a costo muy inferior al analizado por los ministros y disponible en pocos meses (así nació el rompehielos ARA Q-4 General San Martín apodado afectuosamente como "el sapo" por tener su quilla de forma ovoide).
El capitán Jorge Julio Casimiro Mottet -quien secundaba a Pujato en el Instituto Antártico Argentino- supervisó los detalles de la compra y recibió el buque completo y equipado. El comandante en el viaje inaugural fue el capitán Luis Villalobos.
Sus escoradas y cabeceos al navegar el pasaje de Drake lo hicieron célebre entre sus numerosas tripulaciones y dotaciones de las bases; partía los hielos por embestida o por peso, montándose sobre el pack y llenando con agua sus tres compartimentos situados a proa, babor y estribor. A veces era necesario dinamitar el hielo que obstruía su paso. En su popa se hallaba un helicóptero Sikorsky de exploración. Su casco era de acero reforzado con soldadura especial. Una joya de su época.


En el mismo año -su viaje de bautismo- sobre la banquisa del mar de Weddell establece el récord mundial histórico de navegación al sur. La incorporación de este buque facilitó el transporte de materiales (para construcción de bases y refugios), de vehículos, trineos, víveres, elementos indispensables de todo tipo, y el traslado de las dotaciones de relevo. La descarga se efectuaba con lanchones operados por infantes de marina y algunos elementos -como tambores de combustible-, con el helicóptero de observación del buque. Así se asentó el emplazamiento de la Base Belgrano I como escalón avanzado al Polo. La misma se ubicó en la costa Confin, en el extremo sur del mar de Weddell siendo construída en una barrera de hielos, sin suelo firme debajo, sino el mar (previendo que el gigantesco bandejón de hielos se desprendería sobre el mar -tal como sucedió- fue abandonada y reemplazada con la base Belgrano II en 1979).

El ARA Q-4 General San Martín sirvió a las dotaciones antárticas durante un cuarto de siglo, hasta ser reemplazado por el ARA Q-5 “Almirante Irízar”.

Ya en la flamante base, Pujato recibió los despachos de General de División y comenzó a realizar vuelos escalonados en dirección al Polo junto al Sargento Primero Julio Muñoz, en los cuales iban dejando depósitos con combustibles señalizados con banderolas, a fin de poder penetrar cada vez más lejos. En estas misiones relevaron unos 105.000 km. cuadrados, bautizando con nombres argentinos los accidentes geográficos cartografiados: Cordillera Diamante (ciudad natal de Pujato), Montañas Rufino (lugar de nacimiento de Muñoz), Glaciar Sargento Cabral, Planicie San Lorenzo, Pico Santa Fe, Glaciar Falucho, Meseta Ejército Argentino, etc.
A los 83º 10’ de latitud Sur la avioneta Cessna de Pujato, con formación de hielo en el carburador, intentó un anevizaje de emergencia, pero el fenómeno óptico del “blanqueo” le hizo perder la línea del horizonte y se precipitó a tierra. Milagrosamente, él y su mecánico salvaron sus vidas y pudieron ser rescatados por el Beaver de Muñoz y su ayudante. Los cuatro hombres formaron, cantaron el Himno Nacional y emprendieron el regreso, por considerar que no podrían llegar al Polo con un solo avión. Aquel paraje fue bautizado Aeródromo Ceferino Namuncurá, en agradecimiento al beato que había sido nombrado Protector de los Vuelos Antárticos y cuya estampa habían puesto en el panel de comando del Cessna accidentado.


La presencia nacional en el sexto continente iba quedando firmemente establecida, pero en la Argentina americana ya habían comenzado los trágicos desencuentros que condujeron a la caída del gobierno de Perón. Las condecoraciones que éste había otorgado al héroe antártico ahora le iban a jugar en su contra, y Pujato fue llamado a comparecer por las nuevas autoridades, que lo habían sumariado injustamente por un supuesto mal manejo de fondos del Instituto Antártico, del cual era Director. Entregó todas las cartas topográficas con el detalle de sus descubrimientos pero los militares liberales, en vez de denunciarlos ante la Sociedad Geográfica Internacional, los ocultaron comprometiendo el interés nacional. Gracias a esa traición de lesa patria, hoy la toponimia de aquellas regiones figura en los mapas con voces anglosajonas.

El patriota que había consagrado su vida a asegurar los confines australes para el patrimonio de la Argentinidad, el montañista recio que no retrocedía ante el clima más riguroso de la Tierra, había sido vencido no por los hielos eternos, no por las potencias extranjeras, sino por quienes gobernaban ahora su país.
Pidió el pase a retiro y se ausentó por un tiempo. No había podido alcanzar el Polo Sur, pero ya había encontrado quien pudiese terminar lo que él comenzó: el Coronel Jorge Leal.

A fines de 1982, cuando una poderosa Fuerza de Tareas británica se aprestaba a atacar las islas Malvinas, un general retirado de 78 años se presentó al comandante del Ejército ofreciéndose como piloto para estrellarse con un avión cargado de explosivos contra el buque insignia del enemigo. Los militares, abrumados por el gesto, rechazaron cortésmente el pedido.

Hernán Pujato falleció el 7 de septiembre de 2003 en el Hospital Militar de Campo de Mayo, a los 99 años de edad. Sus cenizas fueron llevadas por su expresa voluntad a Base San Martín en el 2004, cuando se cumplían los 100 años de permanencia argentina en la Antártida.
Desde allí imanta el espíritu de todos los antárticos verdaderos. En la base San Martín descansa eternamente el "Gran Explorador Antártico Argentino".


"Otros retomarán la posta que hoy nos vemos obligados a dejar".
Hernán Pujato


General de División Hernán PUJATO
En memoria de quien fuera en vida un místico en acción


Este próximo siete de setiembre se cumplen nueve años de la extinción de una vida que ha honrado a nuestra patria, la del General de División Hernán PUJATO.

No es mi propósito hacer una cronología de una personalidad ejemplar sino recordarla para honrar a su memoria.

Sin hacer comparaciones debo decir con la convicción de quien lo ha conocido estrechamente y convivido con el en los hielos polares que siendo San Martín el padre de nuestra patria es justo que a Pujato se lo considere el padre de nuestra patria antártica, que es una parte de la del Gran San Martín.

Centenares de argentinos han transitado las huellas que su trineo marcara como sendas en los hielos antárticos; centenares de científicos han investigado los misterios que encierra ese continente blanco y lo siguen haciendo; familias argentinas invernan en esas soledades e hijos argentinos han nacido en esos suelos patrios.

Eso y mucho mas que fortalece nuestros sentimientos soberanos sobre un sector de ese continente, fue parte de su sueno visionario.

La partida el 12 de febrero de 1951 del heroico barco Santa Micaela, proporcionado gratuitamente por otros dos patriotas argentinos, los doctores Carlos y Jorge Pérez Companc, marca un hito definitorio en la historia moderna de nuestras actividades polares continentales en la Antártida.

A su bordo iba la "Primera Expedición Científica Argentina a la Antártida Continental" liderada por el entonces Coronel Pujato.

Sus siete compañeros de expedición estaban inspirados en su viril personalidad, su voluntad de acero y su temple inquebrantable.

Con el amparo Divino y en condiciones desventajosas llegaron a latitudes extremas y fundaron la base polar más austral del mundo, por entonces.

Eso fue solo el comienzo de una epopeya que ha seguido con otras heroicas patriadas.

Acto seguido centenares de antárticos argentinos - militares, aeronáuticos, navales y civiles - han continuado y continúan su obra.

También ellos abnegadamente se sacrifican por la patria y luchan con el denuedo de los héroes.

Hoy, a mas de sesenta y un ano de aquellas proezas que ni los avances tecnológicos modernos pueden opacarlas, saludemos la memoria de ese patriota y soldado, fuerte como un creador y clarividente como un profeta, que ha nutrido las páginas de la historia polar argentina.

Mi General, yo fui su camarada en la organización de esa primera empresa y segundo Jefe de la expedición que usted comandara.

También fui su compañero de la primer patrulla polar argentina; juntos hemos sobrellevado exitosamente las inclemencias del tiempo al explorar hielos eternos nunca antes hollados por pie humano.

Nosotros no fuimos los mejores porque en la vida siempre hay alguien que es mejor que uno, pero fuimos los primeros y eso nadie nos lo puede disputar.

Usted ya no está en este mundo pero Dios ha querido que yo sea el único sobreviviente.

Al honrar a su memoria lo hago también honrando a la de González Supery, Riella, Gómez, Abregu Delgado, Moro y Serrano, sus primeros compañeros antárticos.

Usted cosecho laureles pero también ingratitudes y envidias.

Hoy la historia le rinde homenaje, el mármol le da vigor y el bronce le da vida a sus ejemplos.

Querido General, maestro, gaucho por dentro y patriota a carta cabal, su nombre ya es cumbre de gloria y de epopeya.

Como el más viejo de sus soldados me tomo la atribución de representar a todos sus camaradas antárticos para rendirle este homenaje y lo saludo marcialmente.

Mi grito de "viva la patria" que se anuda en mi garganta mientras se nublan mis ojos es también un tributo a usted y a la patria que nos es común, a la que todo le dio y nada ni pidió ni acepto.'

Jorge MOTTET
Teniente Coronel
2do. Jefe, Primera Expedición Científica Argentina a la Antártida Continental.
1951/52
 

Andrés A. Gazzo

Veterano Guerra de Malvinas
Hola amigos:
Alguien podría decirme si encuentran en algún listado al C1IM RIVERO, José Agustín del BIM 5?
Lo he buscado en algunos listados (Fuera del listado del MinDef) y nada, como así tampoco su rol de combate. A los mejor los estudiosos del tema lo encuentran. Muchas gracias.
 
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